La selección española de fútbol sala tendrá que esperar el menos cuatro años más para conseguir su tercera estrella de campeona del mundo, después de quedar eliminada este miércoles en los octavos de final del Mundial de Uzbekistán al perder, de forma sorprendente, ante Venezuela (1-2).
España nunca estuvo cómoda en la pista y ofreció su peor imagen del Mundial con desajustes defensivos que le costaron encajar un gol y tener que intentar remontar por tercera vez en cuatro partidos en Andiján.
El equipo entrenado por Fede Vidal fue un manojo de nervios y sus imprecisiones en defensa fueron clave para que Venezuela ganara en confianza con el paso de los minutos, aunque la intensidad con la que defendió le costó cometer cuatro faltas en ocho minutos.
España mantuvo la posesión en los primeros instantes y puso en apuros a Villalobos con disparos de Catela, Mellado y Adolfo, pero el meta ‘vinotinto’ estuvo muy seguro y salvó las ocasiones.
El partido ya se le torció a la Roja en el minuto 13 con un gol marcado por Villalobos, que batió desde su área a Jesus Herrero, que no supo medir bien la salida.
España pidió la revisión de la acción por entender falta al portero del Movistar Inter, pero los colegiados, el chino An Ran y el japonés Hiroyuki Kobayashi, validaron el gol.
Fue un duro golpe para los españoles y a punto estuvo Venezuela de lograr el 0-2 en una acción de su goleador Kevin Briceño, que ha anotado cinco tantos en el torneo, pero su disparo salió fuera.
Víctor Carreño también pudo aumentar la diferencia en un mano a mano con Dídac Plana en el último minuto de la primera parte, mientras que España lo intentó con disparos de Cortés y Mellado.
La bicampeona del mundo salió con otra disposición en el segundo periodo, fue más agresiva y buscó el empate desde el comienzo.
Una conexión entre Cortés y Raúl Gómez terminó con el empate a uno anotado por éste después de rechazar el balón Villalobos.
España se animó y gozó de claras ocasiones de gol bajo la dirección de Catela y con Adolfo y Antonio Pérez de protagonistas en acciones de peligro.
La más clara, sin embargo, fue para Raúl Gómez, que solo a meta vacía mandó el balón alto.
Venezuela, liderada por Carlos Sanz, nuevo fichaje del Jaén Paraíso Interior, no se rindió y a pesar del esfuerzo generó peligró en rápidas transiciones de Viamonte y Víctor Carreño.
A falta de 1.22 segundos para el final, Sanz enganchó una volea y el balón, tras tocar ligeramente en Carreño, entró en la meta de Dídac Plana.
España pidió revisión electrónica del VAR, pero en la imagen se vio como el esférico traspasó la raya y el 1-2 subió al marcador.
Fede Vidal colocó a Catela como portero-jugador y la selección española buscó forzar la prórroga, pero sin claridad en los pases y sin generar claras ocasiones de gol.
Venezuela celebró su histórico pase a cuartos de final, en los que la espera Ucrania el domingo 29 de septiembre, mientras que España consumó un fracaso inesperado.
La violencia en los aledaños del fútbol celebra un triste aniversario. Han transcurrido ya 100 años desde que un hincha uruguayo murió en Argentina cuando celebraba el oro de la Celeste en los Juegos de 1924. No hay evidencia documental precisa, pero la mayoría de investigadores considera aquella muerte como la primera. El kilómetro cero de la cultura ultra. Un fenómeno tan vivo, tan despiadado, que se actualiza día a día. Ayer mismo, la policía italiana arrestó a 19 radicales, acusados de «delitos de conspiración criminal, con el agravante del método mafioso, además de extorsión y lesiones». Entre los detenidos figuraban Luca Lucci y Renato Bosetti, jefes de la Curva Sud del Milan y la Curva Norte del Inter. Al capo nerazzurro se le vincula con la N'Drangheta, la organización mafiosa más poderosa del mundo. A Lucci, ya condenado por tráfico de drogas, se le relaciona con Matteo Salvini, vicepresidente del Gobierno de Giorgia Meloni. En mayo de 2023, los lugartenientes de Lucci acudieron a las instalaciones de Milanello en protesta por las derrotas del equipo. «Nos animaron a darlo todo», dijo entonces Stefano Pioli, técnico rossonero.
«Hoy se habla de lo sucedido en el Metropolitano entre Diego Simeone y el Frente Atlético, pero no es raro encontrar a entrenadores y jugadores disculpando algunos comportamientos de los ultras», explica a EL MUNDO James Montague, autor de 1312: Among the Ultras, A Journey With the World's Most Extreme Fans (Ebury Press, 2020), uno de los más celebrados textos sobre la materia. «Cuando estos grupos son poderosos y encuentran un espacio dentro del fútbol, ya sea en Italia, Alemania o Serbia, son un colectivo al que conviene escuchar, te guste o no», añade el británico.
A esta estrategia, precisamente, se viene sumando el fútbol francés gracias a la Instance Nationale du Supportérisme, un grupo de trabajo que incluye, desde 2017, a los Ministerios de Interior y Deportes, la Federación, la Ligue 1, un panel de sociólogos y los representantes de los ultras. «En mi país estos grupos están más estructurados que en España, donde todo parece mucho más espontáneo. Por supuesto, en el Frente Atlético también habrá un núcleo duro, pero no tan organizado como aquí», detalla a este periódico Adrien Verrecchia, uno de los autores de Ultra, mode de vie (La Grinta, 2017), un volumen de 530 páginas que aborda, entre otros episodios, la decisión del PSG de expulsar a Kop de Boulogne y Virage Auteuil, sus dos históricas facciones.
Tendencia «muy difícil de frenar»
La mayoría de estadios de la Ligue 1, creados o actualizados para la Eurocopa 2016, cuentan con las más modernas medidas de seguridad, incluidas cámaras dotadas de un zoom capaz de identificar a quien lanza cualquier objeto. «En España, desgraciadamente, todo se centra en la represión. Y considero que no tiene sentido sancionar a toda una afición por lo que hayan hecho determinadas personas. En el caso del lanzamiento de objetos nunca debemos considerarnos a salvo de una iniciativa individual. Así que, bajo mi punto de vista, no hay ninguna receta milagrosa, ninguna pócima mágica», ratifica Verrecchia.
Según los datos de la Policía Nacional, 305 ultras fueron arrestados durante las dos últimas temporadas en el fútbol español, vinculadas a delitos relacionados con la violencia. Unas cifras preocupantes, aunque por debajo de las de países como Italia. «Desde aquí, lo que sucede en España se ve como algo natural. No bueno, pero normal al fin y al cabo. En mi país sucede con toda normalidad, a pesar de las muchas leyes aprobadas para frenar lo peor del hooliganismo. Pero este fenómeno está ligado a la política y a los clubes, por lo que ahora es muy difícil frenar la tendencia», relata Diego Mariottini, otro experto en las conexiones entre fútbol y sociedad. Desde Ultraviolenza! Storie di sangue del tifo italiano (Bradipolibri, 2004) a su más reciente Dios, patria y muerte. El fútbol en la guerra de los Balcanes (Altamarea, 2021), este escritor ha estudiado las implicaciones de la ultraderecha en los estadios.
«El Frente es conocido por sus vínculos con grupos fascistas de toda Europa. Desde comienzos de los 90, cuando el presidente Jesús Gil se hizo célebre por simpatizar con ellos. En cualquier caso, se trata de un problema general, no español o del Atlético. La fascistización de las gradas se ha subestimado a lo largo de los años y ahora es un gran problema a resolver», completa el autor transalpino.
Ultras del Milan, durante el derbi del domingo en San Siro.AFP
En Argentina, en cambio, el fenómeno de las barras bravas ocupa diferentes coordenadas. Se trata también de grupos organizados mediante una estructura vertical y muy ligados a los clubes, que extendieron sus dominios a otros ámbitos como los sindicatos o los partidos políticos, aumentando su cuota de poder y alcanzando ingresos millonarios. Sin embargo, el perfil ideológico queda más difuso. «En los 80 y 90, los episodios de violencia tenían que ver con enfrentamientos entre barras de clubes rivales, pero a comienzos de siglo, con la prohibición del público visitante, evolucionó hacia peleas entre facciones de la barra del mismo equipo. A diferencia de Europa, en estos choques asoman muchas armas de fuego, lo que aumenta la cifra de muertos», apunta a este diario el sociólogo Nicolás Cabrera.
«Lo sucedido con Simeone y Koke representa otro ejemplo de que los actores del fútbol nunca se hacen cargo de la violencia que ejercen. Hay cero autocrítica. La violencia siempre está en el otro. Los veo más preocupados de llevar el agua a su molino que de construir un fútbol cada vez más tolerante, inclusivo y pacífico», sostiene Cabrera, argentino radicado en Brasil, cuya labor docente se circunscribe al Observatório Social do Futebol, en la Universidade do Estado do Rio de Janeiro.
«el enemigo de mi enemigo...»
Al igual que Verrecchia, Cabrera aboga por un «sistema individual de punición», como el ofrecido por el Programa Tribuna Segura. Toda persona que accede a un estadio argentino debe identificarse con su número de documento, por lo que si cuenta con antecendentes penales o asuntos pendientes con la Justicia, su entrada queda automáticamente invalidada. Y si alguien participa en una pelea, las cámaras recogen su imagen y se le prohíbe asistir a más partidos.
De regreso a nuestro continente, una de las lecciones que nos dejó la pasada Eurocopa de Alemania, fue ese fluido intercambio de la cultura ultra. La violencia entretejida por sus correligionarios. «Se trata de una red internacional basada en valores culturales o políticos compartidos. Pero el factor más importante es saber quién ejerce como antagonista, dado que aquí rige una ley: el enemigo de mi enemigo es mi amigo», ilustra Montague, antes de regalar otro ejemplo. Si el Frente Atlético se relaciona con radicales de la Roma se debe, en gran parte, a que Ultra Sur mantiene cierta amistad con los del Lazio. «A menudo es más importante contra quién estás que a quién apoyas», zanja.
«La cultura ultra no es conocida en España por sus grandes tifos o espectáculos pirotécnicos, aunque sí refleja las ideas de una parte de la comunidad. En el caso del Frente Atlético, la extrema derecha. Los ultras españoles son, en gran medida, una mezcla de la estética italiana y la política de su país», concluye Montague. Según su citado libro, el fenómeno ultra se afianzó por primera vez en Italia a finales de la década de 1960 y desde allí se fue extendiendo por Europa. Esa cultura llegó a España tras la muerte del dictador, con una influencia muy marcada por los aficionados ingleses e italianos presentes en el Mundial de 1982. Aquel mal sueño de hace cuatro décadas vuelve hoy a aterrorizarnos.
El Real Oviedo destituyó el jueves a Veljko Paunovic, entrenador que consiguió el curso pasado el ascenso a Primera División 24 años después, pero que en las primeras ocho jornadas de Liga ha sumado dos triunfos y seis derrotas. El serbio se convierte en el primer técnico despedido esta temporada en Primera. El Oviedo negocia con Luis Carrión para sustituirlo.
Paunovic, que tenía contrato hasta el 30 de junio 2026, deja de ser entrenador del conjunto de la capital del Principado y de igual manera el cuerpo técnico que lo acompaña también finaliza su vinculación con la entidad carbayona, informó el club controlado por el Grupo Pachuca mexicano.
El Real Oviedo expresó su agradecimiento a Paunovic y a su cuerpo técnico «por su profesionalidad, compromiso y dedicación durante su etapa al frente del equipo», informa Efe. «Bajo su dirección, el Real Oviedo logró el tan ansiado ascenso a Primera División, un éxito histórico que quedará para siempre en la memoria del oviedismo», resaltó la entidad.
Fuera del descenso
En este inicio de curso en Primera División, el Real Oviedo ganó a la Real Sociedad, en casa, y al Valencia, a domicilio, y perdió frente al Villarreal, Real Madrid, Getafe, Elche, Barcelona y Levante. Con estos resultados, el equipo azul ocupa la decimoséptima plaza la tabla, fuera de los puestos de descenso.
Paunovic y su cuerpo técnico (Claudio Arzeno, Quinton Fortune y Nuno Miguel Gomes) aterrizaron en la capital del Principado a finales de marzo de 2025 y se marchan del club tras 11 victorias, cuatro empates y siete derrotas. Consiguieron el ascenso en un final de temporada brillante, sin perder un partido en las últimas 10 jornadas y eliminando en el playoff al Almería y al Mirandés.