El Real Madrid de Scariolo despega con un recital defensivo ante el Olympiacos

El Real Madrid de Scariolo despega con un recital defensivo ante el Olympiacos

Lo que empezó como drama acabó como fiesta total. El debut de Sergio Scariolo en el Palacio, en su segunda etapa como entrenador del Real Madrid, dejó una noche de las que ilusionan, una remontada de coraje ante nada menos que al Olympiacos. El recital defensivo del último cuarto fue de los de guardar en vídeo. [89-77: Narración y estadísticas]

Hacía mucho que no se veía semejante nivel de intensidad, de huecos cerrados, de rivales maniatados. Como un mecanismo sin resquicios, en lo colectivo y en los duelos individuales, emergió en la hora de la verdad de una noche que tenía mala pinta un Madrid poderoso. Contagió al Palacio no desde el ataque (ahí fue una labor coral, con todos anotando y sólo Hezonja y Deck por encima de la decena), sino desde una defensa casi perfecta. El mate de Hezonja y el triple de Deck con los que el equipo de Scariolo abrochó la faena puso en pie a una grada con ganas de volver a sentirse grande en Europa.

Nada peor que para un equipo que está tratando de arrancar, un proyecto diseñado para el largo plazo que comienza con dos derrotas en tres partidos, que encontrarse en su debut en casa con una máquina tan engrasada, que lleva años jugando tan de memoria, como el Olympiacos de Bartzokas (y, sobre todo, de Vezenkov). Pero mucho peor es que ese rival, el mismo que desplazó al Real Madrid en los cuartos de final de la última Euroliga, amanezca en el Palacio con siete triples sin fallo. A Scariolo nadie le dijo que fuera a resultar sencillo.

Mientras trata de ajustar y que sus jugadores los entiendan, se ve 12 abajo en el primer cuarto, con Tyler Dorsey despertándole fantasmas del Eurobasket, desesperado por los tiros que no entran. No hay urgencias, pero perder siempre enrarece todo. Menos mal que Llull sabe de qué va esto.

Walkup, defendido por Tavares.SERGIO PÉREZEFE

Fue la entrada del capitán, en su 19ª temporada en Euroliga, la que sentó el cuerpo en la noche al Real Madrid. También coincidió con el descanso de la primera unidad griega. Aunque a remolque y todavía distanciado en el marcador, los blancos al menos batallaban, miraban de tú a tú a un rival con ganas de hacer sangre. Sin presumir del acierto de los de enfrente, el perímetro no era el drama del martes en Bolonia. Al descanso, con los puntos de Hezonja, el ímpetu de un Chuma Okeke que apunta alto y el empuje de la pareja Campazzo-Deck (Scariolo pronto se ha rendido a la pujanza de sus argentinos, cómo no), el Madrid se arrimó todo lo que Vezenkov (y algunas decisiones arbitrales) le dejó.

Con el mismo quinteto que naufragó al inicio del partido, el Madrid regresó de vestuarios decidido. Y eso que pronto se encontró con dos de sus puntales defensivos, Abalde y Tavares, cargados con la tercera falta. Pero la remontada ya se palpaba. Primero igualó Hezonja y luego el propio Abalde -sendos triples-, puso a los blancos por primera vez por delante (62-61).

Parte del trabajo estaba hecho, pero seguía habiendo mucho toro delante. Y esos pequeños fallos de concentración tras buenas y trabajadas defensas, hacían daño en lo anímico. Porque el Olympiacos no perdonaba una. Del enésimo tirón de los atenienses emergió un Madrid electrizante, enérgico, bordando la defensa. Con Luis Guil cual maestro de orquesta desde la banda, iniciaron el cuarto definitivo dejando seco al Olympiacos, casi seis minutos sin anotar. Un recital de esfuerzo colectivo (24 puntos encajados en toda la segunda mitad) que le llevó a la recta de meta con un buen pellizco y, después, con Kramer secando a Fournier y Hezonja y Campazzo rematando, el Real Madrid coronó con un triunfo de mérito total.

kpd