El diccionario de la RAE define con meridiana claridad que la presión es una fuerza moral o influencia ejercida sobre una persona para condicionar su comportamiento. O dicho en términos más deportivos, presión es el acoso continuado que se ejerce sobre un adversario para impedir su reacción y lograr así su derrota.
Por muy duro que resulte admitirlo, tal presión recurrente es esencial e inherente a todas las competiciones de alto nivel que, en el
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Portimao volvió a ser talismán para Pedro Acosta. El murciano, todo un debutante en MotoGP, se convirtió en el tercer piloto más joven de la historia que logra subirse a un podio en la categoría reina del mundial de motociclismo. Su equipo, cómo no, celebró tal hito por todo lo alto en un Gran Premio en el que el gran triunfo y el liderato, por primera vez con todo el fin de semana disputado, fue a parar a manos de un Jorge Martín que firmó una carrera sencillamente perfecta de principio a fin y que celebró su triunfo a lo Cristiano Ronaldo. Durante tres semanas, estará en cabeza de un campeonato en el que, ahora mismo, le saca 23 puntos de ventaja al bicampeón Pecco Bagnaia.
Nadie fue capaz de hacerle sombra y el de San Sebastián de los Reyes logró un triunfo absolutamente incontestable, reforzado además por la caída de un Bagnaia que se fue al suelo junto con Marc Márquez por un choque entre ambos y que tomó finalmente el camino de los boxes mientra el de Cervera, en cambio, decidió acabar la carrera. Maverick Viñales, por su parte, a pesar de que logró seguirle el ritmo durante muchos minutos al nuevo líder del campeonato, acabó por irse también al suelo. En este caso, en el inicio de la última vuelta y, aparentemente, por un fallo mecánico de su montura.
"No tuve ningún problema con la moto, me sentía bien desde el viernes y sabía que era lo que tenía que hacer. Tras la salida, fui paso a paso y vi que podía mejorar los tiempos, lo di todo para crear una distancia que, al final, bastó para asegurarme la victoria y demostré vuelta a vuelta que podía mantener el ritmo. Me siento muy competitivo y he dejado claro que puedo volver a ganar", aseveró Martín al término de la carrera. "Tras aquella caída del año pasado, para mí era importante regresar al podio. En la salida cometí algunos errores, pero, después, la carrera en general ha sido muy chula. Al final, no sé qué le pasó a Maverick, pero me siento muy contento por este podio" terció por su parte un Enea Bastianini que salía desde la pole y que acabó en el segundo puesto a raíz de la postrera caída del piloto de Aprilia.
No obstante, quien estaba más contento de los tres era sin duda un Pedro Acosta que, de nuevo, se convirtió en uno de los grandes protagonistas del Gran Premio. No sólo por su capacidad de adelantar a los dos pilotos en principio oficiales de KTM, Brad Binder y Jack Miller, sino también por su arrojo a la hora de hacer también lo propio con dos figuras de la talla de Marc Márquez y Pecco Bagnaia.
"El equipo ha hecho un trabajo increíble, la moto estuvo perfecta toda la carrera. Esta vez no hubo tema de neumáticos, de brazo, ni de nada, me he centrado en pilotar. Esta vez, el rojo que está en el podio es el de Gas Gas, no el de Ducati", sentenció, eufórico, el piloto murciano. Un tercer puesto que, sin duda, le sabe absolutamente a gloria. Sobre todo, por el gran esfuerzo que le supuso mantener el ritmo de los pilotos que iban en cabeza hasta que, por fin, el destino le sonrió a él y, a la vez, fue cruel con Maverick Viñales.
El fallo de la moto del vencedor de la sprint race del sábado fue evidente cuando Acosta logró pasarle en la recta de meta justo en el momento de iniciar la última vuelta. Luego, prácticamente acto seguido, acabó finalmente en el suelo. No fue el único. Además de él, Bagnaia y Marc Márquez, también dieron con sus huesos en el asfalto Álex Márquez, Raúl Fernández y un Fabio Morbidelli que, pese a todo, se las arregló para acabar finalmente la carrera. En cuanto al resto de los pilotos españoles, Aleix Espargaró fue octavo, Augusto Fernández, undécimo, Joan Mir, duodécimo, Álex Rins, decimotercero y Marc Márquez, finalmente decimosexto.
La dupla Jaylen Brown y Jayson Tatum llevó de la mano este lunes a los Boston Celtics en el triunfo por 102-105 en el campo de los Indiana Pacers que cerró con un contundente 4-0 las finales de la Conferencia Este y envió al equipo de Joe Mazzulla a las Finales de la NBA.
Los Celtics irán a por el decimoctavo título de su gloriosa historia en las Finales NBA que comenzarán el próximo 6 de junio en Boston contra el mejor del pulso entre los Dallas Mavericks del esloveno Luka Doncic y los Minnesota Timberwolves, serie que ve a los texanos por delante 3-0.
El TD Garden de Boston volverá a acoger unas Finales NBA por segunda vez en tres años, después de que en 2022 los Golden State Warriors negaran la gloria a los Celtics.
Jaylen Brown, elegido MVP de las finales de la conferencia Este, brilló con 29 puntos y seis rebotes y Jayson Tatum selló 26 puntos, trece rebotes y ocho asistencias en una nueva noche en la que el equipo de Joe Mazzulla logró el triunfo en un final apretado.
Los Celtics, que estuvieron a un paso de la derrota en el primer partido de la serie y que remontaron 18 puntos en el tercero, cerraron el duelo de este lunes con un parcial de 15-4 que tumbó a unos Pacers por segunda vez consecutiva huérfanos de su estrella, Tyrese Haliburton.
Los de Boston sellaron la victoria en un día de conmoción por el fallecimiento del legendario Bill Walton, campeón de la NBA con los Celtics en 1986. El ex de UCLA murió a los 71 años tras una larga lucha contra el cáncer y fue honrado en los prolegómenos del partido con un minuto de silencio.
Volvieron a lucir una defensa feroz en los momentos de máxima necesidad los Celtics, liderados por un impresionante Derrick White, que selló cinco robos y tres tapones, además de 16 puntos, cuatro rebotes y cuatro asistencias. Jrue Holiday acabó con 17 puntos, nueve rebotes y dos asistencias.
El dominicano Al Horford, de nuevo titular en el quinteto de Joe Mazzulla, aportó siete puntos, ocho rebotes y cinco asistencias. Suma 181 partidos de 'playoffs' en su carrera e irá a por el título, tras quedarse a las puertas de la gloria en 2022.
Triunfaron los Celtics tras un duelo muy apretado, en el que los Pacers tomaron la máxima ventaja de la noche en nueve puntos en el cuarto período, sin poder defenderla.
Andrew Nembhard volvió a brillar con un doble doble de 24 puntos y diez asistencias tras los 32 puntos sellados en el tercer partido. Pascal Siakam aportó 19 puntos y diez rebotes y TJ McConnell metió 15 puntos saliendo del banquillo.
McConnell disparó las alarmas en el cuarto período cuando acabó tendido al suelo tras recibir un fuerte golpe en la cara por parte de Brown, de forma involuntaria. Los árbitros revisaron la jugada, pero decidieron no pitar una falta flagrante.
Y el parcial de 15-4 con el que los Celtics cerraron el partido acabó con las opciones de los Pacers, que pagaron su falta de experiencia en estos escenarios.
El equipo de Rick Carlisle volvía a las finales del Este por primera vez en diez años y no pudo frente a unos Celtics que llegan a las Finales tras ganar todos los partidos disputados fuera de casa en esta postemporada.
Tendrán ahora varios días de descanso los Celtics antes de comenzar las Finales, con toda probabilidad contra los Mavericks de Doncic.