Real Madrid 65 Barça 64
Los blancos, que fallaron 20 triples de 22 intentos y llegaron a perder de 14 en el segundo cuarto, se complican el final de partido ante un Barça sin Laprovittola.
Hay ratitos que lo cambian todo, que detienen un tren en marcha, que espabilan al que parecía enredado en un laberinto. No fue la tercera la vencida para el Barça, de nuevo desplumado por el Real Madrid, tres veces en mes y medio. Y no lo fue porque, cuando parecía dominante y seguro de sí mismo tras un sólido arranque, cayó a la lona por una de esas combinaciones salvajes de los de Chus Mateo, las canastas de Deck como ganchos al mentón. Fue justo antes del descanso y ya nada se pareció a lo anterior. Aún así, fue sufridísimo el triunfo blanco, imposible no serlo con dos triples de 22 intentos. [65-64: Narración y estadísticas]
Fue quizá el peor Madrid de la temporada, pero sigue imparable, 13 victorias sin derrota, inmaculado en casa y en Europa. Volvió a triunfar pese a que pareció otro Barça, pese a que su acierto desde el perímetro fue nefasto, pese a que no contó con Yabusele y Tavares se le apagó prontísimo. Esquiva inconvenientes, 15 primeros minutos para olvidar y un desenlace horrible en el que los tiros libres para bien y para mal, decidieron. Satoransky gozó de tres para incluso llevar el partido a la prórroga, pero erró el primero.
Había acudido a la batalla el Barça sin su timón Laprovittola y eso quizá hizo que exprimiera su excelencia defensiva, un cuarto de hora de perfección de salida, desconcertando a un Madrid con los primeros síntomas de su atasco y desacierto. Ni el recurso de la vieja guardia le valió esta vez a Chus Mateo: Chacho, Rudy y Llull de golpe a la cancha, pero ni los triples llegaban ni los blancos fluían.
Hernangómez
Cuando Willy salió a la cancha, Edy Tavares ya no estaba en ella. Y esa liberación le sirvió al madrileño, de nuevo abucheado en su vuelta al Palacio, para llenarse de confianza, para encadenar 11 puntos que dispararon a los azulgrana, una máxima asombrosa ante el run run de las tribunas (16-30).
De nuevo en la encrucijada, con Tavares de vuelta al banquillo por la tercera, al Madrid no le quedó otra que la de tocar a rebato. Ese recurso al fondo de la chistera que de tantos apuros le ha sacado en su historia reciente. Con el agua al cuello, Campazzo y Deck conectaron para remediar la tragedia antes del descanso. Y el Barça, como tantos otros, sucumbió ante semejante velocidad.
Fue un 12-0 hasta el bocinazo del final del segundo cuarto, coronado con un triple in extremis de Deck: era su noveno punto de carrerilla y también el primer acierto desde el perímetro de 15 intentos. Un F5 justo en el momento clave, un golpe psicológico para encarar como si nada hubiera pasada la segunda parte.
Ese frenesí tumba a cualquiera, como si una conexión de golpes de un púgil enfurecido. A la vuelta, el Barça era otro. Y el Madrid también. Ahora ya no echaba de menos a Yabusele. Ahora esquivaba con más facilidad las trampas defensivas rivales, y Campazzo, enorme, seguía conectando con casi todos, especialmente con Deck.
Ahora corría. Porque el duelo se había despojado de sus corsés y en un correcalles hay pocos que puedan sostener la mirada del Madrid. Y al Barça se le acumulaban las malas noticias, como la cuarta de Satoransky. Era ya como un alpinista ante una avalancha, parecía que sólo podía observar como el ciclón blanco le engullía, como regresaban los fantasmas de últimamente.
Deck y Poirier
Ni el regreso de Willy sirvió a los visitantes para espabilar. Mientras un cada vez más desesperado Grimau buscaba recursos contra Deck y Poirier, y los suyos hacían la guerra por su cuenta, la ventaja blanca crecía y crecía: pasó del más 14 al menos 12 (53-41) en apenas unos minutos.
Y ahí, con todo aparentemente resuelto, el Madrid se fue del WiZink antes de tiempo. En el intento de remedir lo inevitable, el Barça se acercó con sigilo y, casi sin darse cuenta, se vio con opciones de una remontada un tanto increíble. Satoransky anotó un par de canastas en transición y Campazzo no lograba cerrar la noche. Incluso un dudosa falta en acción de tiro le dio al base checo opciones de haber llevado el partido a la prórroga. Pero falló el primero y se acabó lo que se daba. El Madrid sigue intacto y el Barça, mucho más competidor que en las dos anteriores ocasiones, puede seguir presumiendo que sólo ha perdido contra un rival en lo que va de temporada.