Desde hace algo más de una década, el Real Madrid de baloncesto tiene un plan marcado a fuego en la libreta de la sección. Formar jugadores en su cantera, fichar bien en Europa, triunfar en las competiciones continentales y permitir la salida de sus piezas hacia una NBA que no tiene problemas en pagar las cláusulas que sean. A la vez, el conjunto blanco responde a la tiranía de la mejor liga del mundo aprovechándose de aquellos que vuelven de Estados Unidos con ganas de reivindicarse. Es un ida y vuelta que beneficia al Madrid, que le ha dejado más de 20 millones en sus arcas y que, a la vez, le ha servido para reforzarse y seguir acumulando títulos. Parece fácil, pero no lo es.
El caso de Guerson Yabusele es el último ejemplo. Al francés le quedaba un año de contrato con el Madrid, despuntó en los Juegos Olímpicos con su selección y le surgió la oportunidad de volver a la NBA. No lo ha dudado. A sus 28 años, quiere intentarlo de nuevo. Fue elegido por los Boston Celtics en el número 16 del draft de 2016, estuvo allí dos temporadas, se fue a China, regresó a la liga francesa y en 2021 fichó por el Madrid. Tres años después y cuando parecía que el conjunto blanco no tenía tanto interés en renovarle, ha decidido pagar su cláusula de salida a la NBA para firmar con los Philadelphia 76ers, uno de los mejores equipos de la Conferencia Este.
La situación es idónea para el Madrid, que recibe una cuantiosa cifra (2,5 millones) por un jugador cerca de terminar contrato en el momento perfecto para recuperar a Usman Garuba, que a sus 22 años regresa de la NBA tras su periplo de dos temporadas. No descarten que Garuba siga el camino de Yabusele en un futuro: Europa-NBA-Europa-NBA. Es un ‘tira y afloja’ constante y como en la NBA no hay problema de dinero, el beneficio es máximo para el club europeo, el Madrid en este caso.
Con su regreso a la NBA, Yabusele conseguirá aspirar a la pensión de por vida de la liga, que se le da a aquellos jugadores que disputan tres o más temporadas allí y que asciende a 36.000 dólares anuales.
El francés es el séptimo jugador en los últimos diez años en pagar su cláusula de salida al Madrid para irse a la NBA. La lista la completan Nikola Mirotic (2,5 millones en 2014), Sergio Rodríguez (tres en 2016), Luka Doncic (dos en 2018), Facundo Campazzo (seis en 2020), GabyDeck (1,3 en 2021) y Usman Garuba (tres en 2021). En total, 20,3 millones en diez años.
Todos los jugadores, salvo Doncic, han vuelto a Europa. Y todos, salvo Mirotic, regresaron al Madrid, que se suele quedar con un derecho preferencial en caso de que decidan volver. Siempre, además, cobrando menos que en Estados Unidos. La cláusula sirve de colchón para rearmar una plantilla que cada temporada es competitiva gracias a los ‘arrepentidos’ de la NBA. Miren la rotación que manejará Chus Mateo.
Campazzo, Hezonja, Musa, Deck, Garuba, Ibaka y Tavares pasaron por Estados Unidos, Andrés Feliz y Rathan-Mayes son los fichajes ‘continentales’ de este verano, Llull y Abalde el núcleo nacional y falta el fichaje de otro interior, la guinda al proyecto de esta temporada, que saldrá, no lo duden, de una lista de exNBA con ganas de redimirse en Europa.
Todo esto ha aliviado la caja fuerte de una sección que históricamente ha dado problemas (y pérdidas) a la entidad madridista pero que en los últimos años ha sabido hacerse fuerte deportiva y económicamente, siempre evitando endeudarse con salarios por encima de mercado. Así se explica cómo el Madrid se terminó retirando de la pelea por firmar a los Hernangómez, por ejemplo.
En el fondo del armario, la cantera, con Hugo González como siguiente perla por explotar. El alero de 18 años formará parte del primer equipo esta temporada y aspira a entrar en el draft de la NBA de 2025, aunque en principio no daría el salto en ese mismo momento. El plan con él es el de siempre: minutos, éxitos, NBA y derecho preferencial para su vuelta, si sucediera. Y siempre levantando trofeos en el WiZink.