Rubén Rivera esgrime en su defensa que en ningún momento presionó ni adoptó una actitud agresiva con Jenni Hermoso para que defendiera a Luis Rubiales
El responsable de Marketing de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) pide a la Audiencia Nacional que archive la causa contra él por coacciones y aporta nuevos mensajes con las jugadoras. Rubén Rivera esgrime en su defensa que en ningún momento presionó ni adoptó una actitud agresiva con Jenni Hermoso para que defendiera a Luis Rubiales sino que se limitó a prestar apoyo logístico a las futbolistas durante la celebración del Campeonato del Mundo en Ibiza.
En este sentido, el directivo federativo ha puesto a disposición del juez una batería de comunicaciones que mantuvo con jugadoras como Alexia Putellas, en las que, lejos de recriminarle su actuación, le felicitan por la organización de la celebración del título mundial. “Rubén, gracias por todo, de verdad”, le escribió por Whatsapp la jugadora el pasado 24 de agosto. “Ha sido increíble. La celebración, a la altura de ser campeonas del mundo”, le añadió. “Gracias por gestionarlo todo”.
Rivera explica que su única intervención en relación con el episodio de Jenni Hermoso, a la que Rubiales besó sin su consentimiento al finalizar la final del Mundial, se limitó, en primer lugar, a pasarle su teléfono porque el ya ex jefe de Integridad, Miguel García Caba, quería hablar con ella. Este último se encargó de elaborar informes internos sobre lo sucedido y acabó exculpando a Rubiales, que se encuentra investigado por la Audiencia Nacional por agresión sexual y coacciones. Esta conducta, destaca su defensa, encabezada por las letradas Mercedes Ruiz-Rico e Irene Sorribas, no tiene encaje alguno en el Código Penal.
También añade Rivera que en un momento dado le ofreció a Hermoso cargarle su teléfono móvil, porque se había quedado sin batería, sin que mediara presión alguna. Y, por último, apunta que se limitó a trasladar a Hermoso que el director de la Selección española masculina, Albert Luque, quería hablar con ella. Luque intentaba entonces por todos los medios que la jugadora realizara una declaración exculpatoria a favor de Rubiales y, tal y como reveló EL MUNDO, envió mensajes a la íntima amiga de Hermoso recriminando su “bajeza humana” por negarse a hacerlo.
Este directivo detalla que se limitó a trasladar a la futbolista que Luque “estaba tratando de hablar con ella” y que ésta le contestó que ya lo sabía porque había recibido un mensaje suyo. El mero hecho de advertirle de que otro directivo quería contactar con ella, insiste la defensa del jefe de Marketing de la RFEF, tampoco es delictivo.
“Huelga decir que una persona que se ha sentido o se siente coaccionada por otra por haber ejercido violencia o intimidación no tiene intención de escribirla y menos encargarle recados entre risas”, señala el escrito de Rivera en referencia a algunas peticiones logísticas que le hizo la propia Hermoso. Según sus abogadas, Rivera se limitó a “organizar el itinerario y las actividades de los tres días que las jugadoras iban a pasar en Ibiza”, por lo que piden que sea apartado de la causa, donde se encuentra investigado.
Para acreditar que las jugadoras no le reprobaron en ningún momento su actitud, Rivera ha entregado nuevos mensajes con Putellas, que le felicitó efusivamente por su trabajo, o con la portera del combinado nacional, que le consultó varias cuestiones en relación con la logística de los compromisos y fiestas que tenían previstos en Ibiza.
Mientras resuelve esta petición de archivo, el juez ha acordado un careo entre Rivera y la íntima amiga de Hermoso el próximo 30 de noviembre para esclarecer si hubo o no presiones por su parte al entorno de la futbolista.