El técnico asume la «culpa» de no haber sacado antes a Fati, autor del 2-1 y de uno de los penaltis. Segunda tanda consecutiva en Riad, con 12.000 espectadores menos que en el Madrid-Valencia.
«¡Visca Catalunya!». La globalización del fútbol y el acuerdo entre la Federación y Arabia Saudí para disputar la Supercopa de España en Riad permiten, a veces, situaciones un tanto surrealistas. Ayer, a las puertas del Estadio Rey Fahd, ocho aficionados saudíes entraron saltando a la grada mientras coreaban la coletilla política que acompaña siempre al famoso «¡Visca el Barça!». El cántico se ha gritado tantas y tantas veces que quizás ha perdido su sentido, pero escuchado a 4.400 kilómetros de la Ciudad Condal suena extraño.
Los aficionados árabes culés, como los madridistas ante el Valencia, fueron mayoría frente a los del Betis, aunque en general se pasó de los 50.492 de la primera semifinal a los 38.624 de ayer. Un pequeño pinchazo con sufrimiento local. Los andaluces, siempre pasionales, hubieran llenado cualquier grada de un estadio español, «no lo dudéis»,insistían en la previa, «y aquí estamos». Pero sus colores no son tan conocidos más allá de nuestras fronteras como para competir en ánimos con los dos grandes del fútbol. Esa es la triste realidad de esta Supercopa en la que el público canta, grita, se desvive y abuchea al rival por el deseo de un clásico en la final del domingo. «¡Por favor, que gane el Barça para ver el clásico!», repetían antes del inicio de la semifinal.
Y así fue. «¡Lewa! ¡Lewa!», coreaban tras el 1-0 del delantero polaco. Fue el ‘segundo’ 1-0 del partido, porque unos minutos antes Pedri había adelantado al Barça, aunque el gol fue anulado por fuera de juego previo de Raphina, asistente en el tanto. La herramienta del fuera de juego automático (SAO), usada durante el Mundial y estrenada en España para esta Supercopa, detectó que el pie derecho del brasileño estaba ligeramente adelantado al cuerpo de Juan Miranda. Unos milímetros que con las clásicas líneas que se usan en Liga y Champions serían casi indetectables, pero que sí lo fueron para el nuevo sistema. Esta aplicación utiliza cámaras por todo el campo que monitorizan a todos los futbolistas y detectan cuándo están en posición conflictiva.
En la grada, una veintena de aficionados del Betis, algunos llegados desde Andalucía y otros pertenecientes a una peña bética de Arabia Saudí, animaban sin cesar a los suyos buscando el doblete tras la Copa. Muchos llevaban la camiseta conmemorativa del equipo por el título del curso pasado, que ha eliminado las rayas verticales y simplemente ha dejado una franja verde sobre la camiseta blanca.
La elección de Sergio Alegre
La prórroga en Riad dejó dos protagonistas a los que los últimos meses el destino no ha tratado demasiado bien: Ansu Fati y Loren Morón. El primero marcó el 2-1 con una sensacional volea, su segundo gol en este 2023 tras el anotado en Copa ante el Intercity. Antes, llevaba sin marcar desde el 20 de octubre. «Tendría que haber sacado a Ansu Fatis antes. Es culpa mía. Está mucho mejor desde que volvió del Mundial. Ha sufrido y ha trabajado para estar a este nivel», le elogió Xavi, que aseguró que el Betis «nos ha dominado en algunas fases del segundo tiempo, ha sido una decepción ese tramo», y terminó criticando lo «duro» que estaba el césped «para los dos equipos».
Loren, por su parte, empató el duelo en sus primeros minutos desde el mes de agosto. No anotaba desde diciembre de 2021. Ambos provocaron la segunda tanda de penaltis consecutiva en la Supercopa. Ahí apareció Ter Stegen, héroe culé como lo fue Courtois para el madridismo. La lástima, pensará el público español, es que se ha vivido a 4.000 kilómetros de la Península Ibérica. El protagonista de la tanda fue Sergio Alegre, asistente de Xavi que fue el encargado de elegir a los tiradores azulgrana: «Nos lo dijo él», admitió Pedri, que no lanzó con España ante Marruecos y sí tiró ayer, al contrario que Busquets. «Ter Stegen ha marcado la diferencia. Puede ser suerte, pero los penaltis hay que meterlos y hay que pararlos para ganar», finalizó Xavi.
