El desierto de Arabia que vio explotar a Fede Valverde: “Me mentalicé”

El desierto de Arabia que vio explotar a Fede Valverde: "Me mentalicé"

Actualizado

El uruguayo sólo metió un gol el curso pasado: en el clásico de la Supercopa contra el Barcelona. Desde ahí, voló. Ahora intenta, como todos, recuperarse mentalmente tras el Mundial.

Valverde, durante un entrenamiento.Sergio PérezEFE

Para Fede Valverde todo empezó a cambiar en el desierto de Arabia Saudí. El uruguayo repite sin parar que «algo me hizo clic» a finales de 2021, cuando sufrió una lesión muscular que le apartó de la alineación inicial del Madrid. Ahí entendió que debía cambiar sus rutinas. «En un viaje a Uruguay, me mentalicé», cuenta. Mejoró su dieta, empezó a trabajar con un coach y el primer premio llegó en la prórroga de las semifinales de la última Supercopa. Enfrente, el Barça. Salió desde el banquillo y anotó el gol que metió al conjunto blanco en la final. Fue el despegue del pajarito. Hoy ya es halcón.

Ese tanto en el Clásico de Riad fue el único del ex de Peñarol en toda la temporada pasada. Una cifra muy pobre para los 2.860 minutos disputados, pero lo compensó convirtiéndose en parte imprescindible de la columna vertebral del campeón de Liga y de Europa. Después de la Supercopa se ganó la confianza de Ancelotti, asumió su rol de suplente de Casemiro, Kroos y Modric y comenzó a situarse como comodín para el extremo derecho ante la falta de regularidad de Asensio. En febrero comenzó a jugarlo todo en Liga y la vuelta de Champions contra el PSG le coronó como pulmón de las remontadas.

Jugó casi todos los minutos continentales hasta la final de París (sólo descanso en ocho) y puso la guinda a su final de temporada dando a Vinicius la asistencia de la Decimocuarta. Su segundo pase de gol en todo el curso. Un tanto y dos asistencias suenan a muy poco para un futbolista que pretende ser leyenda del Madrid, y el uruguayo lo sabía. También Ancelotti, ideólogo de la famosa apuesta con el joven centrocampista: «Tienes que llegar a diez goles». Antes del parón por el Mundial ya había llegado a ocho.

Su complicidad con Carletto es evidente. Forma parte del grupo de jóvenes para los que el técnico es más que un entrenador. Es consejero. Tanto él como Rodrygo, más allá de la explosión de Vinicius, son motivo de orgullo para el italiano, que asume con los dos, incluso más que con Vini, la culpa de su éxito. De Valverde elogia que es «un futbolista moderno», siendo Ancelotti un obseso de ese cambio de ciclo que ha sufrido el fútbol en los últimos años. «Físico, técnica, es vertical, defiende… Federico (nada de Fede) lo tiene todo», asegura.

El “palo” de Qatar

La mala actuación de Uruguay en el Mundial, siendo eliminada en fase de grupos, ha sido «un palo», dicen, para el centrocampista, que confiaba en situar a su país entre los ocho mejores del mundo. Una oportunidad perdida que, como a la gran mayoría de jugadores que estuvieron en Qatar, todavía le cuesta olvidar. «A muchos futbolistas les está costando mucho cambiar el chip de la Copa del Mundo y concentrarse en la competición de clubes», cuentan fuentes cercanas a varios de los vestuarios importantes de LaLiga.

«Puede pasar que algunos jugadores estén afectados por el Mundial, pero para analizar todo eso creo que hay que esperar un poco más», admitió ayer Ancelotti, que considera la Supercopa «un examen muy importante» para ver la situación actual de su equipo. El italiano, además, tiró de los recuerdos de su juventud para explicar, o no, quién sabe, la solución a los pequeños problemas del conjunto blanco después de Qatar. «Cuando iba a la escuela mi abuela me decía que pusiera el libro debajo de la almohada, y siempre me salía el examen bien», bromeó.

Fede Valverde se encuentra ahora en una minipretemporada, siguiendo al pie de la letra la planificación que ha diseñado para la plantilla Antonio Pintus después de limitarse a las órdenes del Profe Ortega en la concentración charrúa. El centrocampista no está al 100%, y así lo ha demostrado con actuaciones discretas ante Valladolid y Villarreal, pero sigue siendo indiscutible para Ancelotti. El técnico italiano, que sufre ahora la baja de Tchouaméni para las próximas tres semanas, encuentra en Valverde una solución notable para la ausencia del francés. Y además, todavía le debe dos goles para alcanzar los diez de la famosa apuesta. Situar al uruguayo en el centro del campo junto a Modric y Kroos permitirá a Carletto dar varias titularidades a Rodrygo, que cuajó una gran actuación en Copa y no termina de encontrar su sitio de forma permanente en el once. Camavinga, segunda opción.

kpd