El Barça sobrevive a Llull y acaricia la liga

El Barça sobrevive a Llull y acaricia la liga

Barça 86 Real Madrid 85

Actualizado

Liderado por un estupendo Mirotic (25 puntos), los azulgrana se imponen en un polémico y agónico desenlace en el que el balear, que había rescatado al Madrid, falló el último tiro

Llull y Satoransky pugnan por el balón, en el Palau.Quique GarcíaEFE

El último tiro de Llull suele ser un negocio redondo, pero los milagros son milagros porque casi nunca ocurren. Esta vez erró el balear, forzadísimo, y no pudo culminar la que hubiera sido su enésima obra maestra. El Barça acaricia el título de liga que le rescate de tantos sinsabores recientes, de tanta frustración acumulada en un periodo pensado para mucho más. Venció en un duelo de altos vuelos, de tensión, héroes, polémica y vaivenes en el marcador, con Mirotic como tortura blanca. [86-85: Narración y estadísticas]

Nadie remontó jamás un 2-0 en una final ACB. Pero tampoco nadie nunca lo levantó en unos playoffs de la Euroliga. A eso se agarra un Madrid que en los dos duelos del Palau se ha afanado sin lograrlo por igualar en agresividad a su rival. Ese precedente ante el Partizan teme el Barça, al que pese a su nivel de seriedad y concentración no consigue nunca aniquilar por completo a los blancos. Tuvo que recurrir a la agonía para volver a triunfar.

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Porque Llull se empeñó en volver a coquetear con la gloria, con un último cuarto a la altura de su leyenda. Cuando más le necesitaba Chus Mateo, cuanto más fracasaba Dzanan Musa, el balear toco a rebato con siete puntos consecutivos que bloquearon al Barça. Pero como esto va de tipos con tanto talento que no tiemblan ni pisando el abismo, fue un triple de Mirotic el que contestó todo eso, el que llevó al duelo a un desenlace de infarto. Seguramente ninguna de las tres últimas faltas que señalaron los árbitros fue y en la última posesión, seis segundos, Llull no pudo emular su canasta de Kaunas.

Hezonja y Vesely

Había resultado un encuentro de pura pasión. Hezonja y Poirier fueron los dos resortes que espabilaron antes al Real Madrid, perezoso en el arranque, a remolque casi siempre de un Barça sin resquicios, 11 gladiadores sin ego a las órdenes de Saras. Ese amanecer apuntaba muchas cosas buenas para los locales, con Tavares y Yabusele con dos faltas desde bien pronto y Mirotic y Vesely haciéndose dueños de la pintura.

Que no del rebote. Ni del marcador. Porque este Madrid de las cien vidas siempre encuentra argumentos para agarrarse a cada batalla. El genio de Hezonja y la fiabilidad de un Poirier que lucha por recuperar su versión de antes de la lesión pusieron a los blancos por delante, especialmente dañinos tras una racha devastadora del croata, rematada por un triple desde ocho metros. Sin embargo, sin Tavares, Vesely campó a sus anchas y remató su completísima primera mitad con un triple sobre la bocina para que el Barça mandara al descanso (45-41).

Las pérdidas, varias por faltas de ataque que sacaron de quicio a Chus Mateo, eran el lastre de un Madrid y la defensa su punto débil: el Barça encuentra con una facilidad sorprendente su aro. Así fue en el choque inicial (97 puntos) y así iba camino en el segundo. Sobre todo porque Vesely y Mirotic seguían imparables a la vuelta de vestuarios y un nefasto Musa, otra vez, enredaba a su equipo con ataques sin sentido. Un triple de Jokubaitis puso la máxima (57-48, min. 25) y apareció Sergio Rodríguez al rescate.

Acostumbrados al momento celestial del Chacho desde hace semanas, se le empieza a restar valor a su influencia, con 37 ya cumplidos, en este Real Madrid campeón de Europa. Con la confianza en los cielos, con la personalidad del que ya conoce cualquier camino, el canario no se arredró en el Palau. ‘Toreó’ y encontró a Tavares y su equipo volvió a la pelea.

Pero apenas eran destellos individuales los que sostenían al visitante. El Barça asfixiaba al Madrid y también le hacía perder la calma, manos rápidas y duras, contactos sin miedo, la agresividad del que intuye un título tan cerca. Pareció adueñarse de la situación, pero nada mejor que saberse herido para que el Madrid se vuelva más peligroso. Si parecía que se tambaleaba, nada más lejos de la realidad. Siete puntos consecutivos de Llull completaron un parcial de 1-13. Y ese renacimiento provoca el pavor en el de enfrente: al Barça se le encogió la muñeca en el momento más inoportuno, con fallos impropios en tiros liberados.

Apenas una canasta en juego -un triple de Kalinic nada más comenzar- en siete minutos. Por eso ese triple de Mirotic fue un rescate total. Y el de Sanli que después contestó al del Llull (12 puntos en el último cuarto). Después, la polémica, una falta de ataque en un forcejeo mutuo entre Hezonja y Mirotic, una de Tavares sobre una penetración con aspavientos de Laprovittola. Y el Barça, a un paso de reconquistar la Liga.

kpd