Djokovic vence a Cobolli por la gorra y se volverá a medir a Sinner en las semifinales de Wimbledon

Actualizado Miércoles, 9 julio 2025 - 20:56

Las victorias se deciden por detalles, repiten los aburridos, pero esta vez fue verdad: Novak Djokovic ganó este miércoles gracias a una gorra. En su partido de cuartos de final de Wimbledon ante Flavio Cobolli hubo un instante crítico, el final del tercer set, y el sol decidió el vencedor. El verano relumbra estos días en Londres, dulce rareza, y sólo uno de los dos supo gestionarlo. Con 5-5 en el marcador, Cobolli sacaba en la parte de la pista donde brillaba el sol y se desesperó: no veía, no veía, no veía. Se quejaba al cielo -que no le hacía mucho caso-, se quejaba al juez de silla -que tampoco le atendía-, en definitiva, se quejaba. Imaginen el resultado: ‘break’ de Djokovic.

Pero en ese momento tocaba cambio de lado y el resplandor amenazaba al serbio. Podía perder su servicio y ya había caído en el tie-break del primer set; su éxito no estaba asegurado. ¿Qué hizo? Se puso una gorra. Con sus ojos protegidos resolvió el set y se abalanzó sobre la victoria. Al final Djokovic ganó por 6-7(6), 6-2, 7-5 y 6-4 en tres horas y 11 minutos y disputará las semifinales contra Jannik Sinner. Uno no celebra 24 Grand Slam si no sabe cuándo ponerse la gorra.

La resistencia de Djokovic es difícil de igualar, inquebrantable, literalmente inquebrantable. En el último juego del partido, de hecho, el serbio tuvo un resbalón rarísimo, se torció las dos piernas hasta forzar al máximo su cadera y pese a ello continuó. Hubo unos segundos en los que parecía que se había roto, el público de la pista central se puso las manos en la cabeza, Cobolli saltó a su lado de la pista, pero se levantó. Quizá en el próximo encuentro arrastrará el dolor; seguro que peleará de la misma forma. A sus 38 años sabe que si tiene otra oportunidad de ganar un título grande es esta.

KIRILL KUDRYAVTSEVAFP

Una hipotética final ante Carlos Alcaraz queda todavía lejos y en la memoria está el recuerdo de los Juegos Olímpicos de París, pero ante Sinner arde la cercana posibilidad de una revancha. En Roland Garros, también en semifinales, el italiano le derrotó en sólo tres sets en un instante crepuscular. Entonces se acercó la retirada con una pregunta abierta: ¿Realmente puede Djokovic ser campeón otra vez? El viernes se despejará la duda. Si supera al número uno, pase lo que pase después, el serbio podría aguantar sobre las pistas hasta cumplir los 40 años y más allá.

Aunque lo tendrá complicado. Después de 24 horas de rumores y corredizas, después de presentarse en su duelo ante Ben Shelton con un vendaje en su codo derecho, Sinner fue Sinner al completo. Sin dolores -al menos en apariencia- arrasó con el estadounidense, todavía verde. Como le ocurrió a Cobolli, Shelton jugó su mejor tenis, volvió a exhibir su potencia, pero tembló cuando no tenía que hacerlo. En el tie-break del primer set encadenó errores y nunca se creyó preparado para una remontada. Al final cayó por 7-6(2), 6-4 y 6-4 y tendrá que esperar aún más hasta que llegue su momento.

La “confianza alta” de Alcaraz, la duda sobre Sinner y un partido de golf con Spider-Man: “Espero que tenga la agenda libre”

Actualizado Martes, 8 julio 2025 - 23:02

"Me siento con mucha confianza", "tengo la confianza muy alta", "lo importante es mantener la confianza". Confianza, confianza, confianza. Después de su rápida victoria ante Cameron Norrie (6-2, 6-3, 6-3) en cuartos de Wimbledon, Carlos Alcaraz repetía la misma clave: confianza. Su evolución en el torneo, que apunta al título de manera irremediable, sólo se explica con una confianza por las nubes. Después de ser campeón los dos últimos años y, sobre todo, de su remontada en la final del último Roland Garros, el español ya llegaba al All England Club con el pecho inflado, pero en los dos últimos encuentros la fe en sí mismo ha alcanzado su máximo.

"En octavos, ante Rublev, empecé a sentir más la bola y a mejorar con mi servicio. A partir de ahí todo ha sido fácil. Desde el fondo de la pista me siento más tranquilo, puedo pensar con más claridad", analizó Alcaraz, que en semifinales el viernes se medirá a Taylor Fritz, que también este martes derrotó a Karen Khachanov (6-3, 6-4, 1-6, 7-6 [4]). En las horas posteriores a su encuentro ante Norrie, a Alcaraz se le veía feliz, satisfecho, en un verdadero estado de gracia: "La clave ahora es no pensar en nada más, sólo disfrutar del tenis. Jugar en Wimbledon es un regalo y quiero sentirlo así".

Horas antes, de hecho, su jornada ya empezó con alegría. En el calentamiento previo le tocó la pista 14, al lado de la pista central, con acceso del público y aquello se empezó a llenar de gente. Los aficionados ingleses no paraban de animarle y él respondía sonriente con saludos hasta que unos agentes de seguridad abrieron paso y apareció el actor Tom Holland, Spider-Man.

"He oído que le das bien"

Con ese carisma tan suyo, Alcaraz no sólo le saludó, también se atrevió a bromear con su nivel de golf -"He oído que te gusta, que le das bien", le soltó- y a invitarle a jugar juntos 18 hoyos. De hecho la charla acabó con el número de Holland en las manos de Albert Molina, el representante del tenista, así que es posible que el duelo tenga lugar pronto. "He visto vídeos suyos y creo que tiene mucho nivel, me puede ganar. Me encantaría jugar con él antes de que acabe Wimbledon, espero que tenga la agenda libre", comentó Alcaraz.

WIMBLEDON

Con Holland o sin Holland, lo que está claro es que Alcaraz volverá a jugar al golf sí o sí en el campo de Wimbledon en los dos días de descanso que tiene antes de las semifinales. "¿Qué harás con tanto tiempo libre?", le preguntaron a pie de pista al acabar el partido su partido ante Norrie y a un espectador se le ocurrió contestar por él: "¡Ibiza!". "¿He oído Ibiza? No, esta vez no", rectificó Alcaraz que admitió que practicaría golf con su entrenador, Juan Carlos Ferrero. También planea hacer una visita el jueves al centro de Londres, aunque la logística será más complicada por su creciente popularidad en Reino Unido.

Los problemas de Sinner

Como ya le pasó en Roland Garros, Alcaraz nuevamente cuenta con un preciadísimo día extra de descanso cerca de la final mientras sus máximos rivales, Jannik Sinner y NovakDjokovic, deberán batallar este miércoles ante Ben Shelton y Flavio Cobolli. De hecho, sobre Sinner pende ahora una duda que sólo se resolverá cuando salte a la pista. Mientras los partidos se sucedían en las pistas, la prensa italiana corría de un lado a otro para saber qué estaba pasando con el número uno.

Kin CheungAP

En su partido ante Grigor Dimitrov sufrió un golpe en el codo por culpa de una caída y este martes su retirada era una opción. Por la mañana se hizo una resonancia, por la tarde canceló su entrenamiento y, al final, según declaró su entrenador Darren Cahill, se probó en las pistas indoor, lejos de las miradas de aficionados y periodistas. Al parecer pudo golpear con su derecha, aunque más lento de lo habitual. La preocupación se cierne sobre Sinner mientras para Alcaraz todo es confianza.

Alcaraz desempolva su golpe más demoledor ante Norrie para llegar a las semifinales de Wimbledon

Actualizado Martes, 8 julio 2025 - 19:52

Carlos Alcaraz ha alcanzado el nirvana. Está en su ‘prime’, que dirían los chavales, pero hay algo más. Desde la final de Roland Garros siente la confianza absoluta que anhelan todos los deportistas. Ganará si lo hace bien, se ponga quien se ponga delante. Hace un par de años que es así, al menos en hierba o en tierra batida, pero ahora lo tiene interiorizado. En sus partidos anteriores en Wimbledon, no se le movía ni una ceja pese a ciertos errores y este miércoles en cuartos de final ante Cameron Norrie, con la inspiración de su lado, se confirmó el tenista seguro en sí mismo que merece ser. Fue una victoria rápida en una hora y 40 minutos, pero sobre todo fue una victoria inmaculada. [Narración y estadísticas (6-2, 6-3, 6-3)]

Cada vez que tenía una bola de break en contra, como las cuatro que defendió en su primer juego al saque, Alcaraz se vestía de Alcaraz y resolvía con el golpe preciso y los movimientos idóneos. En semifinales, el viernes, se medirá a Taylor Fritz, que derrotó a Karen Khachanov (6-3, 6-4, 1-6, 7-6 [4]), pero a este nivel... ¿Quién lo puede parar?

Desde el día anterior, de hecho, quedó claro que Alcaraz ya no se preocupa tanto de los rivales, sólo de sí mismo. En Wimbledon los tenistas tienen la intimidad que les falta en otros Grand Slam porque las pistas de entrenamiento están en una zona anexa, el Aorangi Park, y allí no puede acceder el público. Si acaso pueden intentar ver algo desde lejos. Por eso en sus sesiones Alcaraz siempre juguetea, se inventa retos para sus equipos -una variación de la petanca, un golf usando las raquetas...- y por eso puede estar más a su aire.

Detonaciones con la derecha

En años anteriores, incluso en el último Roland Garros, por sus entrenamientos pasaban sparrings para simular las condiciones de su siguiente rival y ensayar una respuesta. Pero antes de medirse a Norrie no apareció nadie. El lunes, Alcaraz se centró durante una hora en trabajar su derecha, desafinada hasta el momento, y olvidó al británico, pese a que es zurdo, normalmente un incordio.

GLYN KIRKAFP

El efecto se lee en las estadísticas: 37 winners, la mayoría con sus drive. El efecto se escuchaba en la pista central. Más allá de su excelencia en el saque -esta vez 13 aces-, con la llegada de los partidos decisivos apareció el golpe más demoledor de Alcaraz. ¡Boom! De la nada su raqueta explotaba contra la bola y la enviaba al otro lado a una velocidad incontestable. El sonido de esa derecha era distinto a los demás, sonaba a detonación, realmente algo violento. Ante Fabio Fognini, Oliver Tarvet, Jan-Lennard Struff y Andrey Rublev, el español apenas utilizó esa arma secreta, pero ante Norrie la desempolvó. Vendrán días de uso intensivo.

El británico tampoco tenía manera de contestar. Más inseguro en el servicio que otros días, fue espectador de un espectáculo que le era ajeno. En el tercer set, con el apoyo del público, de su público, lo intentó todo, pero sus recursos eran los que eran. Apenas consiguió salvar una bola de partido y alargar el encuentro unos minutos. Alcaraz ha alcanzado el nirvana y eso es mucho.

Sinner, al borde de la derrota en octavos, se salva por la desgracia de Dimitrov

Actualizado Lunes, 7 julio 2025 - 22:39

Y, de repente, un silencio. La pista central de Wimbledon, totalmente vacía. El público seguía de pie frente a sus asientos, pero sobre la hierba ya no quedaba nadie, ni un tenista. Minutos antes se estaba viendo un partido extraordinario, quizá el mejor en lo que va de Grand Slam, y se acabó sin más, con el vacío como desenlace. Grigor Dimitrov pasó de dominar al número uno del mundo, Jannik Sinner, de ganarle los dos primeros sets, de desplegar un tenis vintage precioso, a romperse nuevamente y verse obligado a abandonar. A mediados del tercer set, con 6-3, 7-5 y 2-2 a su favor, sintió un pinchazo en el pectoral derecho después de un saque y ya no hubo manera de que pudiera volver a mover el brazo.

El médico y el fisioterapeuta del torneo le atendieron durante unos segundos, pero viendo la gravedad de la lesión no quedó más remedio que invitarle a abandonar. Después de tener que retirarse de las últimas ediciones del US Open, el Open de Australia y Roland Garros, Dimitrov completó de forma consecutiva el Grand Slam más triste de la historia.

«No sé qué decir. Grigor es un tenista increíble, todos lo hemos visto hoy, y es un buen amigo. La verdad es que merecía ganar y estar en la siguiente ronda. No considero esto una victoria, ha tenido muy mala suerte. En los últimos Grand Slam ha sufrido mucho por las lesiones. Lo que ha pasado es muy triste, demos un aplauso a él y a su equipo», comentó el italiano que primero acompañó a Dimitrov a los vestuarios -le tuvo que llevar el raquetero- y después reapareció con el papelón de tener que hablar ante los espectadores. Su cara era un poema: transitaba entre la pena por la desgracia de su adversario y la confusión por todo lo que había pasado en las dos horas previas.

continuas variaciones

Porque hacía mucho tiempo que no se veía a Sinner tan superado, ni tan siquiera experimentó esa sensación en la final del último Roland Garros. Antes de romperse, el búlgaro de 34 años le había sometido con su saque liftado, con su resto de revés a una mano y con su variedad de golpes. En vez del pum, pum, pum al que Sinner está habituado, Dimitrov le propuso un intercambio con continuas variaciones, de alturas, de lados, de efectos, que acabó confundiéndole.

Punto a punto, la derrota del actual número uno parecía irremediable, más con lo ocurrido en el segundo set. Después de una caída y un consecuente golpe en el codo por el que también tuvieron que atenderle, Sinner fue capaz de de conseguir su primer break, de celebrar por primera vez -con más vehemencia de la normal-, de venirse arriba, pero acto seguido Dimitrov volvió a romperle el servicio. Todo parecía a favor del bulgaro, inspirado, tranquilo, imparable. Todo menos su propio físico.

Sinner acompaña a Dimitrov tras la retirada del búlgaro.

Sinner acompaña a Dimitrov tras la retirada del búlgaro.AP

Su lesión fue más cruel que las anteriores por el lugar, por el rival que tenía sometido y por la sonrisa que lucía. En la previa de su encuentro ante Sinner, Dimitrov explicó que llevaba unas semanas sin dolores y que estaba volviendo a disfrutar del tenis. Como tantos otros tenistas había alquilado una casa en los alrededores de Wimbledon y se había instalado allí con su familia, haciendo barbacoas con sus hijos, dando paseos por el parque. «Ni tan siquiera almuerzo en el club, simplemente bajo un rato a jugar a tenis y vuelvo con los míos. Estoy disfrutando mucho de este torneo», comentaba en la previa quien destacaba la «ausencia de miedo» en los ojos de Sinner o Alcaraz.

Tercero del ranking mundial en 2017, semifinalista aquí en 2014, el anteriormente llamado Baby Federer reflexionaba sobre la final de Roland Garros entre ambos y sobre cómo enfocaban su juego. «Estuve viendo el partido y, desde mi perspectiva, era interesante notar que ninguno de los dos había perdido nunca. Se podía ver, se podía palpar. Carlos y Jannik todavía no conocen la parte mala del tenis y por eso jugaron así la final, sin miedo. No lo digo como algo negativo. Sólo digo que con la edad se descubren otras cosas y hay que aprender a manejarlas», aseguraba Dimitrov horas antes de volver a brillar como antaño, de dominar a Sinner y de estrellarse de nuevo contra «la parte mala del tenis».

Cuando Wimbledon te sale a pagar o por qué Reino Unido tiene la fiscalidad más agresiva: “Pierdo dinero si juego”

Actualizado Lunes, 7 julio 2025 - 21:18

Los vecinos de Wimbledon llevan años empapelando sus casas con pancartas: "Save the park. Elitist exploitation", se puede leer en los alrededores. El Grand Slam ha comprado unos terrenos para construir un nuevo estadio, un nuevo parking y decenas de pistas y el cemento espanta. Ha habido protestas, pero Gobierno y Ayuntamiento ya han concedido los permisos y sólo queda que la Justicia dé el visto bueno. Nada puede detener la expansión de Wimbledon por repercusión, por tradición y, sobre todo, por dinero.

Ningún otro evento deportivo aporta anualmente tanto a las arcas públicas británicas. Lo notan los turistas, que pagan un mínimo de 200 euros por las entradas, y lo notan los tenistas. En Reino Unido pagan más impuestos que en cualquier otro lugar; a veces la cuenta incluso les sale a deber. "Pierdo dinero si juego allí", proclamó Rafa Nadal en 2011 cuando se reformularon las leyes fiscales y él renunció a jugar en Queen’s como paso previo de Wimbledon. Antes era un fijo en el torneo preparatorio, a partir de entonces sólo disputó una edición más. "No es el dinero de los premios, ese no es el problema. Es vuestro régimen impositivo", denunciaba Nadal.

"No hay otro país con un régimen fiscal más agresivo que Reino Unido", certifica Marta Peiró, economista especializada en fiscalidad internacional y fundadora de Talent Consulting, en conversación con EL MUNDO. Todos los países gravan los premios de sus torneos: si el ganador se lleva cierta cantidad, la Hacienda del lugar se queda con una cifra que suele acercarse al 50%. En Reino Unido es un 45% en el caso de los premios más altos, como los 3,5 millones de euros para el campeón y la campeona, y un 40% en el caso de los más bajos, como los 77.500 euros de quienes caen en primera ronda. De los 53,5 millones que reparte Wimbledon este año, al HM Revenue & Customs (HMRC) le pertenecen 17 millones. Pero como decía Nadal "ese no es el problema".

Los números no cuadran

"En Reino Unido los deportistas no residentes están sujetos a un régimen peculiar. Tributan por todo lo que su Hacienda entiende que se ha generado en el país. Se cuentan todos los ingresos anuales por patrocinios, derechos de imagen o publicidad (con Nike, Lacoste, Rolex...) y se reclama la parte proporcional al número de días que el deportista está en el país entrenando, compitiendo o participando en eventos", apunta Peiró y, para lo que explica, sirve un ejemplo.

Si un tenista participa en Queen’s y en Wimbledon estará entre tres semanas y un mes en Reino Unido. Si vence o llega a los partidos importantes jugar le saldrá a cuenta porque los premios son altos, pero si pierde pronto en ambos torneos es posible que le cueste dinero. Cojamos a Francis Tiafoe como muestra. Por una parte, este año el estadounidense ha caído pronto en ambos torneos y apenas ingresará unos 50.000 euros netos de premios. Por la otra, por sus patrocinios con Lululemon, Yonex y otras marcas gana unos cinco millones anuales según Sportico. Después de una veintena de días en el país y expuesto a un 45% de gravamen, la factura de la Hacienda británica superará los 100.000 euros, así que podría pagar cerca del doble de lo ganado.

Gracias a un buen asesor se deducirá los gastos por avión, hotel e incluso el sueldo de su equipo, pero igualmente jugar no habrá sido un buen negocio. "Esta norma fue diseñada para evitar la elusión fiscal de estrellas del deporte que reciben grandes ingresos por publicidad y que antes podían decir que todo se generaba fuera de Reino Unido", recuerda Peiró, que apunta que Wimbledon y la Champions han reclamado exenciones sin éxito. Sólo los Juegos Olímpicos de Londres consiguieron que la HMRC cambiara sus normas.

El perjuicio, para los países de residencia

La mayoría de tenistas residen en Mónaco por su laxa fiscalidad, pero los que no lo hacen dejarán sin parte de los ingresos a sus países. Porque el dinero por patrocinios y publicidad que se queda Reino Unido hay que restarlo de los tributos que se van a casa. "Reino Unido cuenta con tratados con más de 130 países, incluyendo España. Esto implica que Reino Unido tiene potestad tributaria primaria y que el país de residencia, sea cual sea, puede permitir deducción por doble imposición", comenta Peiró, que subraya que Estados Unidos o Francia también tienen fiscalidades específicas para deportistas no residentes, pero que son más permisivas que las de Reino Unido.

DANIEL HAMBURYEFE

Los jugadores, que quieren disputar Wimbledon y que se suelen preparar en el cercano Queen’s, no tienen más remedio que participar porque además, en caso de impago, el país puede imponer una multa e incluso negar la entrada futura para competir. Y el Grand Slam sigue siendo año tras año la gallina de los huevos para las arcas públicas británicas.

Bouzas paga la inexperiencia y cae en octavos de Wimbledon

Actualizado Lunes, 7 julio 2025 - 18:26

Será en otro momento cuando Jessica Bouzas alcance los cuartos de final de un Grand Slam, las semifinales o incluso la final. Lo hará, seguro. A sus 22 años tiene la fuerza, tiene las ganas, tiene el empuje, sólo le falta la experiencia. Este lunes en Wimbledon, en su debut en los octavos de final de un grande, perdió ante la rusa Liudmila Samsonova por 7-5 y 7-5 en una hora y 43 minutos de juego, pero no lo hizo por razones tenísticas. Por su velocidad y su derecha merecía otro resultado. Si cayó fue porque le pudieron los nervios.

Durante la mayor parte del encuentro, Bouzas llevó la iniciativa, marcó el ritmo de los intercambios, jugó a lo que quiso, pero en los momentos decisivos falló. Hubo errores de esos que aparecen en los desvelos de madrugada, de los que nunca se olvidan, errores que en el futuro le harán mejor tenista.

En el primer set, con 5-4 y 40-15 a favor, disfrutó de dos oportunidades para llevarse el periodo y las desaprovechó por culpa de la precipitación. En la primera lanzó una derecha con todas sus fuerzas que se fue larga y en la segunda intentó una dejada que se quedó en la red. Esas dos equivocaciones le atormentaron en los minutos siguientes y ahí el partido se le fue de las manos. A partir de ese momento, cedió dos breaks consecutivos, se enredó en dobles faltas... el cielo se oscureció.

Dentro del top-50

Pero fue capaz de levantarse, mérito suyo. En el segundo set, volvió a dominar a su adversaria y tuvo hasta seis opciones de rotura, pero nuevamente le tembló el pulso en esos instantes. Finalmente, Samsonova, la número 19 del mundo, con más experiencia que ella, se hizo con la victoria y el pase a cuartos.

Como consuelo le queda a Bouzas su salto en el ranking WTA, donde aparecerá entre las 50 mejores el próximo lunes, y el aprendizaje al que invita su tropiezo. En los próximos meses debe encontrar la regularidad en torneos menores y al siguiente grande, su terreno, podrá brillar. Será en otro momento cuando alcance los cuartos de final de un Grand Slam, las semifinales o incluso una final. Lo hará, seguro.

Alcaraz desvela una nueva virtud para derrotar a Rublev de camino a los cuartos de Wimbledon

Actualizado Domingo, 6 julio 2025 - 22:11

Carlos Alcaraz ha adquirido una virtud que hasta ahora no tenía. Serán los cinco Grand Slam. Será la remontada de todas las remontadas ante Jannik Sinner. Serán las 22 victorias consecutivas. Hasta el momento, frente al abismo de la derrota, le quemaban los nervios, la prisa, la rabia o el desconcierto; es todavía joven, es muy transparente. A veces incluso se enfadaba consigo mismo o con su equipo. Pero ya no. En este Wimbledon asombra con su tranquilidad cuando las cosas no van bien, que son más veces de las esperadas.

Este domingo, en octavos de final, ante Andrey Rublev, perdió el primer set ¿y qué hizo? Su rival se marchó al vestuario para atemperarse y él se quedó en el fondo de la pista dando toquecitos con el pie a una pelota. Pim, pim, pim... La bola se le escapaba y volvía buscarla para seguir con el malabarismo. Con esa calma sólo quedaba que remontara. Al final, venció por 6-7(5), 6-3, 6-4 y 6-4 en dos horas y 43 minutos de juego y se clasificó para cuartos de final, donde se medirá al inglés Cameron Norrie, adversario más complicado de lo que parece.

Las virtudes de Rublev

Dirá el cuadro lo que diga, pero no está siendo un torneo fácil para Alcaraz. Un semiretirado como Fabio Fognini, un amateur como Oliver Tarvet, un cañonero como Jan-Lennard Struffy este domingo, Rublev. Todos con sus peligros, muchas trampas. El ruso ofreció la mejor versión de lo que es: no inventa, pero no falla. Desde el fondo de la pista, con su fuerza en el saque y la derecha, ejecuta y aguanta. No hace nada distinto y la mayoría de veces no le hace falta. De hecho su punto débil no suele ser su tenis, es su cabeza: todavía no ha ganado ni un partido a rivales del Top 5 del ranking ATP y eso que ya van 12 intentos. Si el marcador se le complica, normalmente se desespera. Este domingo eso sólo ocurrió cuando ya se habían superado las dos horas de juego, a mitad del cuarto set.

Alastair GrantAP

Antes, Rublev obligó a Alcaraz a esperar, a esperar y a esperar. Ya vendrían momentos brillantes como los dos preciosos golpes pasantes que le valieron el break definitivo en el tercer set. Después de una semana delicada con el saque, el número dos del mundo recuperó la confianza y a partir de ahí fue creciendo. Más allá de los 22 ‘aces’, que ya son, su porcentaje de puntos ganados con el primer servicio (82%) fue un resorte.

Las molestias en el hombro

También es que Alcaraz carga ya con cierto cansancio. En los tres encuentros anteriores, se intuía; este domingo fue evidente. En su sesión de calentamiento de la mañana, en las bonitas pistas del Aorangi Park, se quejó a los suyos del hombro y durante su partido ante Rublev tuvo que estirar la articulación tras algún golpeo potente. En su entorno aseguran que no hay problema, pero el cuerpo ya protesta, claro que protesta. Desde su renuncia al Masters 1000 de Madrid ha encadenado sin descanso Roma, Roland Garros, Queen’s y Wimbledon en un mes y medio. Que haya molestias es lógico, también que escaseen las ideas.

La hierba impide la fluidez de la tierra batida, el juego es más monótono, no hay espacio para el espectáculo, pero en Londres se le ve menos fresco que en París. En la Philippe Chatrier, entrada la última semana, Alcaraz volaba, con aquella exhibición ante Tommy Paul. Aquí sigue siendo favorito al título, muy favorito, pero en el camino hay menos brillantez. Puede observarse ante la red, donde usualmente el español no falla.

La tensión del público

"Siempre digo que lo más importante es creer en mí mismo. He estado un set abajo, pero sabía que podía jugar mejor, que tenía que seguir, que debía ser fuerte mentalmente. El tenis es así, un punto lo cambia todo. Andrey es uno de los tenistas más potentes del circuito y me ha llevado al límite, pero estoy muy orgulloso de cómo me he movido en la pista. Creo que he jugado de una manera muy inteligente", comentó Alcaraz al acabar el partido, cuando agradeció al público de la pista central del All England Club su ayuda: "Cada partido en este sitio es un regalo".

KIRILL KUDRYAVTSEVAFP

Hubo más de una ovación para él, aunque también hubo mucha tensión a su alrededor. En el primer set sufrió un resbalón y centenares de aficionados se pusieron las manos en la cabeza. Ante la posibilidad de la derrota, otros tantos contuvieron la respiración. Pese al avance de Norrie, que ofrece esperanza a los locales, la mayoría de los presentes esperan que una nueva final entre Sinner y Alcaraz dé lustre a un torneo que hasta el momento no está siendo brillante, lleno de sorpresas y angustias.

Dustin Brown, el tenista rastafari que sorprendió a Nadal en Wimbledon: "Viví cinco años en una caravana, era perfecta"

Dustin Brown, el tenista rastafari que sorprendió a Nadal en Wimbledon: “Viví cinco años en una caravana, era perfecta”

Hace exactamente 10 años Rafa Nadal vivió uno de los partidos más raros de su carrera. Después de una de sus escasísimas derrotas en Roland Garros, apareció en Wimbledon con la confianza torcida y se encontró en la pista central a un rival heterodoxo, un alemán con rastas larguísimas y un piercing en la lengua, un tenista que vivía una caravana: Dustin Brown. Aún en segunda ronda, Nadal soñaba con jugar otra final en Londres, con levantar otro título, pero perdió. Para sorpresa de todos perdió. Como ya había ocurrido el año anterior en Halle, la anarquía tenística de Brown le desesperó y en la rueda de prensa insinuó por primera vez la posibilidad de una retirada.

"Es uno de los mejores recuerdos de mi carrera, tiene mucho significado para mí. Era mi primera vez en la pista central de Wimbledon, debuté con victoria ante una leyenda... Imagínate", recuerda el germano en conversación con EL MUNDO desde el All England Club, donde ejerce de comentarista para Amazon Prime Alemania, aunque todavía no se ha retirado. A sus 40 años, aún con sus rastas, ya sin caravana, ahora juega torneos menores.

¿Aquella victoria cambió su carrera?
No sé qué decirte. Los medios de comunicación me hicieron caso durante unos días y muchos aficionados me conocieron aquel día. Pero sólo fue un pequeño aumento de popularidad. No tuve una buena racha a continuación, de hecho en la ronda siguiente me eliminó Viktor Troicki. Tampoco conseguí nuevos patrocinadores. El tenis es un deporte duro en ese sentido. Aunque consigas una gran victoria apenas puedes celebrarlo. Después de ganar a Rafa en la central de Wimbledon me fui a jugar el Challenger de Segovia.
¿Cómo le ganó?
El año anterior, en 2014, ya le había derrotado en Halle y eso me ayudó muchísimo. La verdad es que jugué de una manera sensacional, me entraron todas. En aquella época la hierba era más rápida y no le di ritmo. Fui muy agresivo, subí siempre a la red, no jugué intercambios. Si hubiera peloteado con Rafa no hubiera tenido ninguna opción.
¿Han charlado alguna vez en los años posteriores?
La verdad es que no. Le he visto en algunos Grand Slam, pero nunca hemos hablado.
¿Fue el mejor partido de su vida?
Es difícil decirlo, es posible. En 2015 y 2016 jugué mi mejor tenis, eso seguro. Llegué al número 64 del mundo y podía seguir subiendo, pero me lesioné de la espalda y ahí empezaron mis problemas. Estoy muy agradecido al tenis, pero a partir de entonces sufrí muchos dolores, muchos parones, muchas horas de rehabilitación.
Nació en Alemania, pero competía por Jamaica.
Nací en Alemania y empecé a jugar al tenis en Alemania. También practicaba fútbol, natación y judo, pero cuando me mudé a Jamaica con 12 años junto a mi padre, que era jamaicano, ya había elegido el tenis. Me encantaba, soñaba con el tenis. En Jamaica me costó encontrar pistas para entrenar, la mayoría estaban en hoteles, y la federación tenía problemas, todo era muy diferente a un país del primer mundo. Pero pude seguir formándome y a los 20 años regresé a Europa para competir como profesional.
Con su caravana.
Eso es. Mis padres no tenían muchos recursos y pensé en alternativas para jugar los máximos partidos posibles en varios países. Necesitaba foguearme. Como había muchos torneos en España, Francia o Italia, conseguimos una caravana Volkswagen y viví en ella unos cinco años. Era perfecta, una gran solución. Tenía libertad de movimientos, no pagaba hotel e incluso podía cocinar. Ahora no sé, pero en aquella época había más tenistas que lo hacían.
¿En España le reconocían más por haber ganado a Nadal?
Totalmente. Mucha gente se me acercaba en los torneos Challenger para felicitarme por la victoria, aunque hubieran pasado meses o hasta años. Antes, de joven, había estado en muchos Futures en España: en Murcia, en Mallorca, en Menorca. Después recuerdo jugar en Segovia o en Tarragona.
¿Le decían algo sobre su pelo?
Sí, claro. En todos los sitios me preguntaban si era verdad que no me lo cortaba desde 1996. Y lo era, lo era. De hecho, todavía lo es. Sigo sin cortármelo, sólo las puntas. Cuando jugaba en el circuito ATP alguna vez me corté un poco más para que no me viniese a la cara al sacar, pero llevo las rastas desde hace casi 30 años.
Oficialmente no está retirado.
El año pasado jugué mi último torneo ATP en Metz, pero sigo jugando la Bundesliga con mi equipo, el Rot-Weiss de Colonia. Tenemos un español con nosotros, Alejandro Moro. Aún disfruto muchísimo del tenis, entreno dos horas al día si puedo. Hace tres meses fui padre y ya no quiero viajar más, pero no quiero vivir sin la raqueta.
¿Y ve muchos partidos?
No tantos, pero hay partidos que no puedes dejar de ver, como la pasada final de Roland Garros. Me encanta el tenis de Carlos [Alcaraz], la variedad en su juego, cómo sube a la red. Para mí es una mezcla entre Rafa y Roger [Federer]. Es agresivo desde el fondo, sabe subir, tiene muy buena mano... No sé si ganará 20 Grand Slam, pero lo que ha hecho con 22 años ya es increíble.
¿El Dustin Brown de 2015 vencería a Alcaraz?
No lo sé, estas suposiciones son imposibles. Hubiera sido agresivo igual, hubiera subido mucho a la red, pero Carlos es un jugador distinto a Rafa. Es muy difícil imaginarlo.
Alcaraz, cada vez más serio: supera a Struff y alcanza los octavos de Wimbledon

Alcaraz, cada vez más serio: supera a Struff y alcanza los octavos de Wimbledon

Flota sobre Wimbledon la espera que ya marcó Roland Garros: la final del domingo 13 aguarda a Carlos Alcaraz y Jannik Sinner y cualquier otro visitante será una sorpresa. La hierba concede menos errores que la tierra y sería irrespetuoso negar opciones a Novak Djokovic, pero los dos primeros del mundo vuelven a estar por encima del resto. Este viernes, Alcaraz ascendió otro escalón con su victoria en tercera ronda ante el alemán Jan-Lennard Struff por 6-1, 3-6, 6-3 y 6-4 en dos horas y 25 minutos.

Como ocurrió en París o en años anteriores, la magia de momento aparece a ratos, muchos trucos siguen guardados, pero su tenis sigue siendo prominente. El español se ha acostumbrado a transitar por estas rondas iniciales a un ritmo constante, a vencer con el mínimo desgaste. Por el camino de la madurez ha adoptado una versión más seria de sí mismo, con menos celebraciones, incluso menos sonrisas, pero al mismo tiempo una versión más fiable. Para que pierda así, concentrado, firme, debe ocurrir algo extraño.

Ante Struff, un rival que ya le había incordiado en los cuatro encuentros anteriores, sufrió ciertos problemas y los resolvió sin mover ni una ceja. El alemán, el número 125 del mundo, irregular como pocos, supone el paradigma del tenista que más inquieta a Alcaraz. Un saque vertiginoso, un juego plano y movimientos indescifrables. En ocasiones Struff se invertía para pegar con su revés, una decisión táctica curiosa. Para resumir el partido sirve un dato: se disputaron más de 200 puntos y únicamente cinco -¡cinco!- se resolvieron en un intercambio de más de nueve golpes.

HENRY NICHOLLSAFP

Ante un adversario así, para Alcaraz necesitaba mucha confianza en su saque y ésa sigue siendo su asignatura pendiente en este Grand Slam. Nuevamente hubo instantes en los que jugó con demasiados segundos servicios y en consecuencia Struff disfrutó de sus opciones de break. Pero frente a ese abismo el número dos del mundo siempre encontraba el recurso necesario, el toque perfecto.

El extraño inicio

Los dos primeros sets no tuvieron relato. En el primero, Struff apareció nervioso sobre la pista y falló casi todo lo que intentó. Parecía entregado a una derrota irremediable, fallón, hasta tristón. Pero en el segundo set se reconcilió con su saque, empezó a conectar su derecha y Alcaraz le sorprendió el cambio. Con la igualdad en el marcador, los dos últimos sets fueron más interesantes.

Cada vez que el español conseguía poner la bola en juego ofrecía un recurso distinto para enredar a su rival, para moverlo y finalmente confundirlo. Tan explosivo como siempre, tan inspirado cerca de la red, también jugó siempre que pudo con las alturas y los ángulos; en definitiva, jugó al tenis, a su tenis, que es el mejor tenis. Un ejemplo claro fue el último break que consiguió, en el cuarto set, en el que llegó a conectar un tiro pasante por encima de un jugador de 1,93 metros. En octavos de final, el domingo, le espera Andrei Rublev, el 14 del mundo, pero para que Alcaraz pierda así, concentrado, firme, debe ocurrir algo realmente extraño.

Djokovic, a una victoria de las 100 en Wimbledon: "Mis estadísticas tienen más números que años Alcaraz y Sinner"

Djokovic, a una victoria de las 100 en Wimbledon: “Mis estadísticas tienen más números que años Alcaraz y Sinner”

Actualizado Jueves, 3 julio 2025 - 20:12

Novak Djokovic se desquitó de los nervios del primer día con una implacable victoria ante el británico Dan Evans, por 6-3, 6-2 y 6-1. El de Belgrado, que empezó el día con el calentamiento al lado de Carlos Alcaraz, logró 46 golpes ganadores. Dedicó la victoria a su familia en el palco con un pequeño baile y lució una sonrisa muy diferente a la del primer día, cuando sufrió para eliminar al francés Alexandre Muller.

Enfrente tuvo a uno de los favoritos del público. Dan Evans se ganó el derecho a medirse a Djokovic tras cuatro años sin conseguir un triunfo en Wimbledon y después de ser invitado por la organización.

El inglés dio la talla durante el primer parcial, salvando nueve de los diez puntos de 'break' de los que dispuso Djokovic, pero fue devorado por el serbio a partir de ahí. Djokovic parece ir engrasando la máquina y, pese a todas las sorpresas que asolan el cuadro, continúa adelante en busca de su séptima final consecutiva en el All England Club.

«Me preparé muy bien para el partido y lo ejecuté a la perfección. A veces tienes días de estos en los que todo fluye y todo sale bien», añadió Djokovic, que suma 99 victorias en este torneo. En tercera ronda, donde ha estado en 19 ocasiones, se enfrentará a su compatriota Miomir Kecmanovic, que eliminó al holandés Jesper de Jong. Kecmanovic y Djokovic se han medido en tres ocasiones, siempre con victoria para el siete veces campeón, que ya le venció aquí en 2022. Si gana, sumará 100 victorias. «Estos números quieren decir que llevo muchos años jugando. Son grandes estadísticas, más números que años tienen en su vida Alcaraz y Sinner».