Una Copa Davis para volver a ser niños

Una Copa Davis para volver a ser niños

Diría que la culpa fue de Indurain, que nos sacó del apasionante culebrón que era Perico para meternos en un reiterativo documental de leones comiendo gacelas a base de una consistencia desconocida para nosotros, hijos de los 70 y los 80. Piñón fijo, rivales cayendo a su alrededor, un, dos, tres, cuatro, cinco. Como si ganar el Tour, tanto tiempo El Dorado que te birlaba un Roche al borde de la muerte o un despiste en Luxemburgo, fuera una ruta cicloturista.

Pero llegó Miguel y nos mostró algo desconocido para los aficionados españoles al deporte: la certeza. A partir de ahí empezamos a ganar como si fuera fácil, baloncesto y fútbol, Rafa Nadal y Fernando Alonso, Marc Márquez y Carolina Marín, durante años París parecía Cuenca, daba igual Carlos Sastre que Albert Costa. No quedó espacio por conquistar y para quienes crecimos contando las medallas olímpicas con, literalmente, los dedos de una mano, que ganar 17 pudiera ser decepcionante fue una inesperada y un tanto hortera transformación en nuevos ricos.

Lo extraordinario se convirtió en rutina y por el camino perdimos algo fundamental para disfrutar del deporte: el asombro, esa impagable sensación de "¿qué diablos acaba de suceder?". También olvidamos la felicidad de alegrarnos con poco. Hitos de entonces hoy serían efímeras sonrisas aplastadas por el empacho de éxitos: la plata de José Luis González, los mundiales de Aspar y Tarrés, los títulos europeos del Bidasoa y Granollers, los cuartos de final de Emilio Sánchez Vicario, incluso el gol de Nayim. Sin embargo, aún nos acordamos.

Ahora que el Madrid gana Champions como rosquillas y el Barça ya no cree en maldiciones, que Santi Aldama mete 29 puntos en la NBA, un sevillano gana el mundial de Moto3 (Antonio Rueda) y nadie se inmuta, que hemos pasado de Nadal a Alcaraz y de Iniesta a Lamine como si fuera normal, cuatro tenistas que el 99% de la población no reconocería de coincidir en el ascensor han rozado una gesta antigua. Inesperada y memorable. De las que perduran aun muriendo en la orilla.

El deporte se ha profesionalizado tanto que ya no hay sorpresas. El mejor gana siempre. Por eso, que Munar, Carreño, Martínez y Granollers hayan ido derribando molinos hasta engancharnos a un torneo que empezó clandestino es una hazaña especial y la derrota final no la oscurece. No ha sido la Davis del pueblo sino la Davis del recuerdo. De lo que fuimos y de lo que siempre seremos mirando a una pelota: niños. Niños felices que aún creen que todo es posible. Aunque no lo sea.

España, después de la derrota en la Davis: la medalla de Munar, el esquí de Ferrer y la felicitación al público italiano

Actualizado Domingo, 23 noviembre 2025 - 23:12

"Ahora siento más dolor que otra cosa", proclamaba Jaume Munar después de la derrota de España en la final de la Copa Davis, todavía con la medalla de subcampeón al cuello. En la ceremonia de entrega de la Ensaladera a Matteo Berrettini, Flavio Cobolli y compañía, los cuatro miembros del equipo español recibieron su metal y ninguno sintió el impulso de quitárselo rápido de encima. De eso nada. Eso no se hace.

Todos miraron, tocaron, cuidaron su medalla hasta el punto de que Munar salió del Bologna Fiere con ella puesta, después incluso de pasar por las duchas. "Está claro que hemos perdido una final, pero no lo veo como un drama. El equipo ha sido competitivo durante la semana, estoy muy orgulloso de todos ellos", comentó David Ferrer. Ese orgullo era compartido.

La derrota fue una lástima, el más apenado era Munar, que creyó cerca su victoria ante Cobolli, pero todos se conjuraron para valorar su logro. En 113 ediciones del torneo, España solo ha llegado 11 veces a la final y la ha ganado en seis ocasiones. No siempre puede ser.

Un abrazo colectivo

Pero el grupo confirmó una sensación: sí se puede. Después de la final, en rueda de prensa, no hubo ningún lamento por la ausencia de Carlos Alcaraz, pero hubo muchas promesas de futuro. Si a este grupo se le une el número uno del mundo no hay rival invencible, ni la Italia dominadora.

TIZIANA FABIAFP

"Necesito analizar con calma lo que ha ocurrido en este partido, pero me llevo un carro de ilusión para la Davis del año que viene", admitía Munar. "Este torneo me sirve para ver que si las lesiones me respetan todavía tengo el nivel para estar en el circuito", confesaba Pablo Carreño. "Ha sido una gran experiencia para el año que viene. Todos estarán listos", prometía Ferrer, que volvía a subrayar la unidad de grupo como arma para lo que vendrá.

Incluso en la derrota, cuando cada uno podía pasar la pena a solas, cuando podían culparse los unos a los otros, lo primero que hicieron fue fundirse en un abrazo colectivo.

La afición italiana

Y se despidieron de la pista italiana con una ovación. El público fue crucial en el partido ante Munar y Cobolli tanto que Carreño llegó a considerar que "si se hubiera jugado en España habría ganado Jaume", pero no existió ni una sola queja. Más bien todo lo contrario.

Los ánimos a los jugadores italianos que hacían que las gradas del recinto ferial se movieran eran lo que todos esperaban. La Copa Davis es esto. Tantas anécdotas habían escuchado de lo que ocurrió en Mar del Plata, aquello de tener a aficionados gritando en contra, que sólo pudieron disfrutarlo. "El público ha sido perfecto. Ha sido la atmósfera que esperaba. Les quiero felicitar", asumió Munar sin una pizca de ironía.

Luego todos compartieron sus planes de vacaciones en el mes sin tenis que ahora sí, por fin, se viene. "Yo ahora sólo quiero hacer bici e ir a esquiar", admitía Ferrer mientras otros hablaban de playas lejanas y de planes familiares. Pedro Martínez, por ejemplo, espera a su segundo hijo y tiene pendiente celebrar el segundo aniversario del primero, que fue precisamente este domingo.

El cántico de Mar del Plata, las vacaciones de Carreño y la orden de Ferrer: las claves de la gesta de la "España del pueblo" en la Davis

El cántico de Mar del Plata, las vacaciones de Carreño y la orden de Ferrer: las claves de la gesta de la “España del pueblo” en la Davis

«Pasan los años, pasan los jugadores, es por un sueño que vamos a luchar, vale la pena, la Roja es lo más grande, el público que cante, gritando sin parar». El cántico empezó a sonar en los vestuarios de Mar del Plata hace 17 años, una eternidad. Ante aquella hinchada argentina enfervorizada -valga la redundancia- España necesitaba su propia música, su «lo, lo, lo», su emoción a gritos, y funcionó: aquella fue la tercera Copa Davis para el país. En las ediciones posteriores también se cantaba, pero fue perdiendo fuerza porque, con un tenista como Rafa Nadal en la pista, ¿quién necesita tantos ánimos? Por eso esta semana el capitán David Ferrer decidió recuperarla.

No estaba Carlos Alcaraz, no estaba Alejandro Davidovich, pero había un grupo que se sentía un grupo, compañeros ayudándose los unos a los otros, sentimiento de pertenencia. Este sábado, antes de derrotar a Alemania en las semifinales de la Final a Ocho, sus voces retumbaban en todo el recinto ferial Bologna Fiere.

Después, Pablo Carreño, Jaume Munar, Pedro Martínez y Marcel Granollers saltaron a la pista conscientes de que lo podían hacer: clasificarse para la final de este domingo ante Italia (a partir de las 15.00 horas, en Movistar), la undécima final de la historia de España. Alemania presentaba un muro casi imposible de saltar: Alexander Zverev, el líder, el número tres del mundo, pero el resto... «Este grupo ha creído que podía, esa ha sido la clave. Desde que supieron que Carlos [Alcaraz] no podría jugar, estos jugadores se unieron para ganar», analizaba David Ferrer, que añadía: «Este equipo se merece esta oportunidad y este desafío. Jugar contra Italia en su casa es un reto bonito y seguimos creyendo».

TIZIANA FABIAFP

«El equipo», «el grupo», «el equipo», «el grupo». Ambos sintagmas se alternaban en todas sus declaraciones y, con ellos, dando tanta importancia al colectivo, se entendían mejor las victorias de sus jugadores. Exceptuando a Granollers, campeón de dos Grand Slam esta temporada en dobles, Carreño y Martínez venían de épocas complicadas, de torneos Challenger, de rachas de derrotas que ahora ya se han olvidado. «¡Viva la España del pueblo!», gritaban todos al acabar. Son los héroes de la España currante en esta Copa Davis y, pase lo que pase en la final, lo serán.

Las vacaciones de Carreño

«Mi objetivo esta temporada era entrar entre los 100 mejores del mundo y ya estaba de vacaciones con mi familia cuando me llamó el capitán», confesaba Carreño. «Sé que no soy de los mejores del país, pero cuando me llaman, cumplo», proclamaba. Y cumple: vaya si cumple. Ayer fue el primero en saltar a la pista y marcó el camino al resto. El secreto era hacer lo que sabían, nada más, pero nada menos, y eso hicieron todos, empezando por él.

SERENA CAMPANINIEFE

Jan-Lennard Struff, el rival al que derrotó por 6-4 y 7-6(6), es un jugador con un saque y una derecha peligrosos, pero carece de paciencia y había que aprovecharlo. El patrón del español pasaba por mantener su saque, aguantar sus embestidas y esperar su oportunidad. Hasta la última coma lo cumplió. «Ha sido casi milagroso», valoró después sobre el tie-break final, cuando llegó a verse con un 6-1 en contra y, aun así, fue capaz de rehacerse, salvar esas cinco bolas de set e imponerse. «Me voy corriendo a ver a Jaume», reclamaba Carreño al final de su rueda de prensa.

La orden de Ferrer

Pero esta vez no pudo ser. A Munar, líder en los cuartos de final ante República Checa, le tocaba medirse a Zverev y, aunque lo intentó, acabó perdiendo por 7-6(2) y 7-6(5). Todo dependía del dobles. Tim Puetz y Kevin Krawietz, pareja unida desde hace años, clasificados para la última ATP Finals, se anunciaban complicados de superar, pero Granollers y Martínez presentaron mejores argumentos: concentración al principio, tranquilidad ante la remontada rival y decisión en el desenlace. En el tercer set explotaron sus golpes desde el fondo, especialmente en resto, para desactivar la agresividad de los alemanes y derrotarles por 6-2, 3-6 y 6-3.

«Al empezar el tercer set, el capi [Ferrer] me ha dicho que me centrara en mejorar en el resto y eso ha sido clave. Como metían todos los primeros, ya me había relajado y a partir de entonces he estado más agresivo», aceptaba Martínez, autor del golpe clave para el break del tercer set. «Somos humildes, humildad ante todo, pero creemos en esto», finalizaba.

La España currante sigue con su gesta: elimina a Alemania y jugará la final de la Copa Davis ante Italia

La España currante sigue con su gesta: elimina a Alemania y jugará la final de la Copa Davis ante Italia

Quedará en el recuerdo esta España única, esta España de los olvidados, esta España currante, pase lo que pase. En su historia en la Copa Davis el equipo siempre había dependido de sus estrellas, de Santana a Nadal pasando por Ferrero y Moyà, y esta vez es muy diferente. Quizá haya un paralelismo en aquel título de Mar de Plata en 2008, pero Feliciano y Verdasco rondaban los 10 mejores puestos del ranking ATP. Ahora no es así. Pablo Carreño, en el número 89 de la lista, y un dobles formado por Marcel Granollers a sus 39 años y un Pedro Martínez en crisis derrotaron este sábado a Alemania en las semifinales para llevar a España a su undécima final de la Copa Davis.

Este domingo (a partir de las 15.00 horas, Movistar) se medirá a Italia en su casa en busca de una Ensaladera que sería el no va a más. Pero ya en este punto el equipo merece un hueco en la historia del tenis propio: ha habido, hay y siempre habrá jugadores más allá de las figuras.

España tiene menos representantes entre los 100 mejores del mundo que nunca en este siglo y este martes se quedó sin su número uno, Carlos Alcaraz, pero sigue siendo el país con mejor cantera del mundo. Y nunca le faltarán raquetas. En el partido decisivo, sin ir más lejos, Granollers y Martínez demostraron que en ningún otro lugar se aprende así el oficio para vencer por 6-2, 3-6 y 6-3. Sus rivales, los alemanes Tim Puetz y Kevin Krawietz, llevan años jugando juntos y disputaron las últimas ATP Finals como pareja, pero temblaron cuando no debían. La dupla española presentó mejores argumentos: concentración al principio, tranquilidad ante la remontada rival y decisión en el desenlace. En el tercer set, explotaron sus golpes desde el fondo para desactivar la agresividad de Puetz y Krawietz. Con 5-3 a favor, incluso salvaron un punto de break que les hubiera complicado el éxito. Su celebración, pese al alcance de la gesta, fue más templada de lo que se podía esperar.

La victoria de Carreño

Queda trabajo por hacer en esta Copa Davis y creen firmemente en sus posibilidades. Esa es la virtud de este grupo de jugadores: la conciencia de sí mismos. Saben perfectamente lo que son, cuál es su juego y cómo explotar sus virtudes. Gracias a ello, por ejemplo, en el primer partido de la semifinal, Carreño venció a Jan-Lennard Struff por 6-4 y 7-6(6). "No tenemos el mejor equipo, con Carlos [Alcaraz] el nivel sería mucho más alto, pero sabemos lo que somos. Todos tenemos ya una carrera detrás, hemos hecho grandes cosas, no acabamos de empezar", analizaba Carreño después de su triunfo salvador. Tras su derrota ante Jakob Mensik el jueves en cuartos de final, el número dos del equipo español sabía que esta vez su punto era decisivo y aprendió de sus errores.

Dos días atrás, se marchó del Bologna Fiere con el gesto torcido: se sintió un novato. Por supuesto, podía perder contra un portento de 20 añitos como Mensik, pero no tenía que hacerlo como lo hizo. Con todo de cara, incluso un break a favor, se entregó a los nervios y cayó en fallos tontos. Este sábado, en cambio, se quitó la espina. Ante Struff, Carreño hizo lo suyo, lo que lleva haciendo toda la vida, y afinó en los momentos decisivos. El alemán es un tenista con un saque y una derecha peligrosa, pero carece de paciencia, ya no hablar de sentido táctico. El patrón del español pasaba por mantener su saque, aguantar sus embestidas y esperar su oportunidad. Y cumplió.

SERENA CAMPANINIEFE

En el primer set fue capaz de remontar un break en contra para imponerse, y en el segundo no se desesperó pese a todo, pese a mucho. Hubo dos situaciones peliagudas. La primera, en contra: con 5-4 en el marcador, Carreño tuvo tres bolas de partido y Struff las salvó por centímetros. Y la segunda, a favor: en el tie-break el español llegó a verse con un 6-1 en contra y, aun así, fue capaz de rehacerse, salvar esas cinco bolas de set e imponerse. "Ha sido casi milagroso", valoró Carreño cuyo conocimiento llevó al éxito.

La derrota de Munar

De hecho, con el mismo punto fuerte, en el partido siguiente, Munar se quedó a un paso de derrotar a todo un Alexander Zverev, aunque al final cayó por 7-6(2) y 7-6(5). Como su compatriota, el líder de España exprimió al máximo todas sus habilidades para acorralar al número tres del mundo, pero no pudo superar su calidad. En los dos sets Munar consiguió una ruptura y alcanzó el tie-break, pero en esas instancias no tuvo tanto acierto. En ambos, Zverev le cedió la iniciativa y a Munar se le desviaron los golpes ganadores. Al acabar, el alemán confesó que lleva días acatarrado, aunque no restó mérito a su adversario.

TIZIANA FABIAFP

"No he jugado mi mejor tenis, no he aprovechado mis opciones, especialmente en los tie-breaks. Ha quedado demostrado por qué no soy mejor que Zverev. El partido ha sido igualado porque excepto Carlos y Jannik [Sinner] todos estamos muy igualados", comentó Munar muy crítico con su propia actuación. Este domingo, ante Italia, podrá resarcirse y celebrar una Copa Davis con esta España única, esta España de los olvidados, esta España currante.

Carreño disfruta de la responsabilidad, vence a Struff y deja a España a un paso de la final de la Copa Davis

Actualizado Sábado, 22 noviembre 2025 - 14:07

Dos días atrás, Pablo Carreño se marchó del Bologna Fiere con el gesto torcido. España venció a República Checa y se clasificó para las semifinales de la Copa Davis, pero él se culpaba por su derrota, que obligó a la remontada. Por supuesto, podía perder contra un portento de 20 añitos como Jakub Mensik, pero no tenía que hacerlo como lo hizo. Con todo de cara, incluso un break a favor, se entregó a los nervios y cayó en demasiados errores. Este sábado se quitó la espina.

En el primer partido contra Alemania, Carreño venció a Jan-Lennard Struff por 6-4 y 7-6(6), y dejó al equipo a un paso de la undécima final de su historia. En los partidos que se disputan a continuación -el encuentro entre Jaume Munar y Alexander Zverev y el enfrentamiento de dobles-, España tiene ahora dos oportunidades para seguir soñando con una Ensaladera que, a principios de semana, con la lesión de Carlos Alcaraz, parecía imposible.

Ante Struff, Carreño hizo todo lo que había hecho ante Mensik, todo lo que lleva haciendo toda la vida, pero además afinó en los momentos decisivos. Frente a un rival de su generación -Struff tiene 35 años y Carreño, 34-, un rival al que conocía a la perfección, sabía que debía mantener la tranquilidad, Y eso hizo. El alemán es un tenista con un saque potente y una derecha peligrosa, pero carece de sentido táctico y de la paciencia necesaria.

Carreño debía mantener su saque, aguantar sus embestidas y esperar su momento. Y cumplió. En el primer set fue capaz de remontar un break en contra para imponerse, y en el segundo no se desesperó. Con 5-4 en el marcador, tuvo tres bolas de partido; Struff las salvó por centímetros -dos bolas a la línea- y el parcial llegó al tie-break. Ahí el español estuvo perdido. Llegó a verse con un 6-1 en contra y, aun así, fue capaz de rehacerse, salvar esas cinco bolas de set e imponerse ante un Struff que se marchó tembloroso de la pista.

Marcel Granollers, el líder de la España de los olvidados: “No necesitamos más atención, sabemos qué supone Alcaraz”

Actualizado Viernes, 21 noviembre 2025 - 19:07

Esto Marcel Granollers ya lo ha vivido. Hasta tres veces lo ha vivido. En 2008, 2011 y 2019 formó parte de la España campeona de la Copa Davis, a veces como reserva y a veces como especialista en dobles. Por eso ahora todos los compañeros le buscan para escuchar sus consejos o, mejor aún, sus anécdotas: las de Feliciano López y Fernando Verdasco celebrando en Mar del Plata o las de aquella tarde mágica en La Cartuja.

"En el vestuario hablamos de todo, hay muy buen ambiente y, a veces, me salen las batallitas; comentamos experiencias que hemos vivido. Con David [Ferrer, el capitán] es inevitable. Ya tenemos una edad", bromea Granollers en conversación con EL MUNDO en los pasillos del Bologna Fiere después del entrenamiento previo a las semifinales de este sábado ante Alemania (desde las 12.00 horas, Movistar). A sus 39 años, ganador esta temporada de dos Grand Slam en dobles, un éxito aquí sería muy importante, aunque retirarse... ja, ni pensar en retirarse.

¿Le recuerda este grupo a aquellos con los que salió campeón?
Hay un sentimiento que se mantiene. La primera vez que me convocaron para la Davis todavía estaba Juan Carlos [Ferrero] y ya estaban Rafa [Nadal], David [Ferrer], Feliciano [López]... Todos ellos me inculcaron el espíritu de la Davis: aquí lo importante es ayudar al compañero. Si juegan los mejores jugadores del equipo, perfecto, pero lo más importante es el equipo. Aquella generación marcó muchísimo a los que estamos ahora.
¿Qué recuerdos tiene de sus tres Copas Davis?
En las dos primeras [2008 y 2011] era muy joven y disfruté de la experiencia aunque no tenía sitio porque mis compañeros eran mejores. Igualmente intenté ayudar, cumplir con mi papel. En la tercera, en Madrid [2019], ya fue distinto. Jugué en la fase de grupos, jugué el dobles en la Final a Ocho. Guardo un gran recuerdo. Aunque siempre me he sentido igual de valorado y querido.
La España de los olvidados, se les llama. ¿Hay una reivindicación latente de más atención por parte de los medios o de los aficionados?
No lo necesitamos. Todos entendemos lo que supone una figura como Carlos [Alcaraz], como antes pasaba con Rafa. Tenemos ganas de hacer algo importante, pero no de reivindicarnos. Aunque, sin duda, hay que poner en valor la carrera de tenistas como Jaume [Munar] o Pedro [Martínez], que están o han estado entre los 50 mejores del mundo, que han cumplido el sueño de vivir del tenis.
No habla de su propia carrera. Esta temporada ha ganado dos Grand Slam como doblista.
La repercusión de los éxitos individuales y del dobles no se puede comparar. Es normal que se hable mucho más de Carlos; lo suyo es estratosférico. Lo mío es distinto. Yo soy un currante, he tenido épocas mejores y peores y ahora estoy disfrutando de buenos resultados en el dobles. Pero sé que el tenis es un deporte individual y el resto es un extra. Incluso cuesta ver nuestros partidos en televisión, aunque a mí me parecen entretenidos.
Si las semifinales ante Alemania llegan al dobles, jugarán contra una de las mejores parejas del circuito.
Será duro, eh. [Tim] Pütz y [Kevin] Krawietz están muy compenetrados porque hace años que juegan juntos. En esta superficie son muy buenos porque son muy agresivos y, además, vienen de eliminar a Argentina, que eso siempre da un plus. Si llegamos al dobles, tendremos que explotar nuestras armas.

ELISABETTA BARACCHIEFE

El líder de Alemania, Alexander Zverev, ha hablado de sus problemas de salud mental. ¿Por qué el tenis machaca tanto a sus jugadores?
Es un deporte muy complicado a nivel emocional. Te exige mucho desde que eres un niño y te va cargando la mochila. A veces te sientes superado, te sientes muy solo. Y además el circuito es una rueda que no para. Para mí la clave es encontrar el equilibrio: ser personas, no sólo tenistas. En algunos momentos, especialmente cuando era joven, yo también me obsesioné; no supe ver más allá del tenis y pasé mis crisis. Nada grave, pero... ¿ganas de lanzar la raqueta? Muchas, muchas.
Ahora, en el dobles, vive sin presión.
No creas, al final es a lo que me dedico. Cuando compaginaba individuales y dobles estaba más liberado porque el dobles era sólo un entretenimiento. Ahora es distinto. Pero noto la edad. Con Horacio [Zeballos, argentino, su pareja habitual] nos costó ganar nuestro primer Grand Slam y estoy orgulloso de cómo lo gestioné. Con tranquilidad, sin volverme loco.
Ya ha ganado más dinero como doblista -nueve millones- que como tenista individual -casi siete millones-. ¿El dobles le ha resuelto la vida?
El dobles me ha permitido alargar mi carrera, que no es fácil. Hubo un momento en el que ya me costaba ganar en individuales y tenía que decidir hacia dónde ir. Pensé que trabajando específicamente el dobles me podía ir bien y así ha sido. A nivel económico, en los últimos años he disfrutado de buenos premios, no hay duda.
¿Tiene pensado qué hacer después del tenis?
La verdad es que no. Me gustaría estar involucrado en el tenis, compartir mi experiencia, ayudar a la gente, aunque no sé exactamente cómo lo haré.

Alemania se clasifica en la madrugada helada en Bolonia y se enfrentará a España en semifinales

Actualizado Viernes, 21 noviembre 2025 - 01:06

El actual formato de la Copa Davis admite opiniones de todo tipo, pero costará encontrar defensores del desenlace del duelo entre Argentina y Alemania de este jueves. En un recinto ferial a las afueras de Bolonia, dos parejas de dobles se jugaron el pase a semifinales de la Final a Ocho ante unos 200 aficionados —un centenar para cada bando— cuando ya pasaba la medianoche, mientras en el exterior caía una mezcla de lluvia y aguanieve que acentuaba la frialdad del entorno. A las 01.03 horas, en el ambiente más desangelado que pueda recordar el tenis de élite, Alemania se llevó el pase y se enfrentará a España este sábado en semifinales (a partir de las 12.00 horas, Movistar), poniendo fin a una jornada tan larga como surrealista.

La pareja formada por Kevin Krawietz y Tim Puetz, dos habituales del circuito de dobles, presentes en las últimas ATP Finals, derrotó al dúo argentino con Horacio Zeballos y Andrés Molteni por un extenso 6-4, 4-6 y 7-6 (10). Después de muchas alternancias, con aciertos y errores por ambas partes, todo se decidió en un tie-break final, donde los germanos tuvieron más oportunidades. Desaprovecharon hasta cuatro bolas de partido -y eliminatoria-, pero a la quinta fue la definitiva.

Antes de eso, muchas horas antes, Tomás Etcheverry y Alexander Zverev fueron los héroes para Argentina y Alemania. En el primer partido de la eliminatoria, Etcheverry venció a Jan-Lennard Struff por un 7-6(3), 7-6(7) de tensión y sufrimiento. El argentino, número 60 del mundo y especialista sobre superficie dura, acabó celebrando después de mucho padecer: además de verse 2-4 abajo en el primer set, salvó un set point en el 6-7 del segundo 'tie-break'.

Después, en el segundo encuentro, Zverev simplemente impuso su jerarquía para establecer el empate. Ante Francisco Cerundolo, un rival que le había hecho la vida imposible en sus enfrentamientos previos, no dudó demasiado, especialmente en la muerte súbita definitiva que cerró el marcador con 6-4 y 7-6(3), enviando la serie al definitivo dobles. El alemán es ahora mismo el único jugador entre los 20 mejores del ranking ATP que sigo vivo en la lucha por la Ensaladera y sabe que está ante una oportunidad única.

La gesta de España en la Copa Davis, del recuerdo de Marbella al Whatsapp de madrugada de Alcaraz: “Creer es decisivo”

Actualizado Jueves, 20 noviembre 2025 - 23:36

La madrugada del martes, la mayoría de los jugadores de España ya dormían en sus habitaciones del Royal Hotel Carlton de Bolonia cuando Carlos Alcaraz confirmó que no podía jugar la Copa Davis por lesión, y algunos ni siquiera pudieron despedirse de él en persona. El número uno dejó un mensaje en el grupo de WhatsApp del equipo antes de marcharse a Murcia y, horas después, en el entrenamiento, los cuatro tenistas restantes -Pedro Martínez, Marcel Granollers, Jaume Munar y Pablo Carreño- se repetían una palabra de ánimo: «Marbella». Si alguien mencionaba la lesión de Alcaraz, «Marbella». Si alguien hablaba del primer rival, República Checa, «Marbella». Si alguien les daba por eliminados, «Marbella».

Hace dos meses, en Marbella, España -esta España, una España sin Alcaraz ni Alejandro Davidovich- eliminó a Dinamarca para clasificarse para esta Final a Ocho contra todos los pronósticos. Por eso los miembros del conjunto sienten que ahora, aquí, ya cualquier cosa es posible. «Creer ayuda mucho. En el tenis hay situaciones complicadas, momentos muy complejos de resolver, y creer es decisivo. La experiencia de Marbella ayudó a este grupo a creer. Seguiremos luchando y seguiremos soñando», proclamó el capitán, David Ferrer, después de completar este jueves la primera de las tres gestas necesarias para levantar la séptima Ensaladera.

Pese a la derrota de Pablo Carreño, Jaume Munar salvó la eliminatoria y el dobles formado por Marcel Granollers y Pedro Martínez completó la remontada ante República Checa en cuartos. El sábado, en semifinales, tocará la Alemania de Alexander Zverev, y nuevamente España parte como inferior, pero ya no hay que hacer suposiciones. ¿Por qué no soñar con la final del domingo? ¿Por qué no más?

El líder del equipo

«En la Davis un líder puede resolver eliminatorias. Es normal: un gran tenista es capaz de ganar dos puntos. Pero, normalmente, lo más importante es el grupo. Eso lo tenemos claro. Esto es un equipo y todos tenemos nuestro papel», asumió Granollers, que rechazó ser el líder del conjunto pese a ser el jugador más laureado. Esta temporada ha levantado dos Grand Slam en dobles, ahí es nada. «No me siento así. Yo no estuve en Suiza [la primera ronda clasificatoria, en febrero], yo no estuve en Marbella, y Jaume y Pedro sí estuvieron allí. Eso tiene que pesar», comentó.

TIZIANA FABIAFP

Con la ausencia de Alcaraz, dos tenistas han asumido el peso del equipo por encima del resto. Munar, el jugador con mejor ranking individual -es el 36 del mundo-, y Martínez, el héroe de Marbella, tiran del carro y el resto les sigue. En el Bologna Fiere, un recinto ferial gigantesco lleno de jóvenes invitados para ocupar las gradas, la pista de calentamiento de los jugadores está justo debajo de la sala de prensa y, afinando el oído, se pueden escuchar los diálogos previos a cada partido.

Las "ganas" de Munar

«Sé jugar al tenis para jugar aquí, en la Davis», pregonaba Martínez en una línea épica, emotiva, heroica, que más tarde compartía su colíder. «Somos un equipo juegue quien juegue. A eso nos aferramos, esa es nuestra fortaleza. Ya era así cuando jugaban Nadal y Ferrer y los dos estaban entre los cinco mejores del mundo. Y ahora es así con más motivo. Tenemos pasión, tenemos ganas, nos tenemos unos a otros», comentaba Munar, quien marcó la línea a seguir.

Porque si España ganó porque creyó, nadie cree más que Munar. Quien fuera un especialista en tierra batida que luchaba y luchaba es hoy un tenista capaz de vencer a cualquiera en cualquier situación. A los 28 años, en la mejor temporada de su vida, venció a Jiri Lehecka por 6-3 y 6-4 en el segundo partido y salvó al grupo del abismo después de la derrota de Carreño ante Jakob Mensik por 7-5 y 6-4 en el primer encuentro.

Su determinación fue clave para derrotar al número 17 del mundo, igual que lo fue para la pareja de dobles. Después de vencer a Carreño, Mensik se presumía como el hombre fuerte de la dupla checa, pero pronto afloraron sus nervios y la pareja española fue a por él con toda la fe.

La España de los olvidados se abona a la épica y se clasifica para las semifinales de la Copa Davis

Actualizado Jueves, 20 noviembre 2025 - 16:45

"Somos un equipo juegue quien juegue. A eso nos aferramos, esa es nuestra fortaleza. Ya era así cuando jugaban Nadal y Ferrer y los dos estaban entre los cinco mejores del mundo. Y ahora es así con más motivo. Tenemos pasión, tenemos ganas, nos tenemos unos a otros", proclamaba Jaume Munar en una oda al grupo: todos a una, cuatro hombres orgullosos contra el mundo. España se clasificó este jueves para semifinales de la Copa Davis con todos los pronósticos en su contra y la unidad como argumento.

La República Checa era un rival que lo tenía todo para levantar la Ensaladera -tres jugadores entre los 30 mejores del mundo y un especialista en dobles- y pese a ello sucumbió ante el pundonor del conjunto que capitanea David Ferrer. Después de la derrota de Pablo Carreño,Munar evitó la eliminación y Marcel Granollers y Pedro Martínez completaron la remontada con una victoria por 7-6(8) y 7-6(8) sobre la pareja formada por Tomas Machac y Jakub Mensik. La baja de última hora de Carlos Alcaraz fue una decepción, pero puertas adentro, en la intimidad de la concentración, el equipo español se conjuró para intentarlo todo. A aquellos que no son el número uno les llaman "los olvidados" en redes sociales y ya quieren dejar de selo. El sábado se enfrentarán al vencedor de la eliminatoria entre Alemania y Argentina y ahora a ver quién les niega opciones de éxito.

"Sé jugar a tenis para jugar aquí en la Davis", se gritó Martínez antes de saltar a la pista del Bologna Fiere junto a Granollers en el duelo decisivo y con ese espíritu era imposible que bajaran los brazos. Mensik, que ya había vencido a Carreño gracias a su saque, se suponía el checo más letal, pero pronto destapó sus nervios y la dupla española fue a por él. Sus errores permitieron que Martínez y a Granollers salvaran tres bolas de set en el tie-break del primero y un fallo suyo fue decisivo para cerrar el triunfo. En la muerte súbita del segundo set hubo igualdad -los checos tuvieron dos bolas de set más- hasta que Mensik se entregó con una doble falta.

La confianza de Munar

Unas horas antes, Munar había dado una clave de lo que pasaría más tarde: la confianza lo es todo en el tenis. Quien fuera un especialista en tierra batida que luchaba y luchaba hoy es un tenista capaz de vencer a cualquiera en cualquier situación. A los 28 años, en la mejor temporada de su vida, venció a Jiri Lehecka por 6-3 y 6-4 en el segundo partido de los cuartos de final y demostró que es el líder. El tenista a quien agarrarse, un guía para creer en la séptima Ensaladera.

Luca BrunoAP

En este deporte, y más a final de temporada, entre lesiones y crisis, que haya un jugador con tanta determinación es extraño. Lehecka, número 17 del mundo y el segundo mejor tenista en esta Final a Ocho, tenía más recursos que el español: más potencia, mejor físico. Pero en ningún momento se creyó capaz de vencerle. Solo en el segundo set, cuando ya estaba todo perdido, sacó el orgullo y logró inquietar a Munar. En el resto del encuentro se impuso la fe del español, especialmente sólido con su servicio.

La derrota de Carreño

Antes de su éxito, en el primer partido de los cuartos, el triunfo de Mensik ante Pablo Carreño obligaba a España a la gesta. Pese al marcador, 7-5 y 6-4 en una hora y 39 minutos de juego, Carreño tuvo sus opciones, pero el éxito no dependía ya de él. Después de años de dolores en el codo derecho, quien fuera uno de los diez mejores del mundo ha perdido las armas con las que tumbaba a un adversario así y solo le quedaba la resistencia. Mensik venía en mala racha, con ciertos problemas físicos, y podía enredarse en errores propios. Lo haría después. Pero en ese primer partido no lo hizo.

El checo, campeón esta temporada del Masters 1000 de Miami, ya mostraba la falta de confianza que le condenó en el dobles, pero el saque (sumó 20 aces) y la derecha le bastaron para llevarse el primer punto. En el set inicial Carreño llegó a adelantarse con un break (4-3) que apenas le duró unos minutos y luego aguantó hasta dos bolas de rotura antes de entregarse en la tercera. En el segundo set, con Mensik más afinado, peleó sus servicios, pero la empresa ya era demasiado complicada.

Munar saca el orgullo ante Lehecka y salva a España de la eliminación en la Copa Davis

Actualizado Jueves, 20 noviembre 2025 - 13:59

Que el tenis depende de la confianza es una certeza. En cualquier pista, desde la central de un Grand Slam hasta la última esquina de un club, el jugador más seguro de sí mismo es quien tiene más probabilidades de ganar. Siempre. Por eso Jaume Munar ahora es otro. Fue un especialista en tierra batida que luchaba, pero acababa perdiendo ante rivales con más argumentos; hoy es un tenista capaz de vencer a cualquiera, en toda situación. A los 28 años, en la mejor temporada de su vida, este jueves venció a Jiri Lehecka por 6-3 y 6-4 en el segundo partido de los cuartos de final de la Copa Davis y salvó a España de la eliminación a manos de la República Checa.

Sin Carlos Alcaraz ni Alejandro Davidovich, Munar es el líder. Y, en estos momentos, la razón más importante para creer en la séptima Ensaladera. Si el dobles formado por Marcel Granollers y Pedro Martínez consigue derrotar a la pareja checa —en principio, Tomas Machac y Adam Pavlasek—, el próximo rival, sea Alemania o Argentina, deberá temer a Munar.

Porque en este deporte, y más concretamente a final de temporada, entre lesiones y crisis, que haya un jugador con tanta determinación es especialmente extraño. Lehecka, número 17 del mundo y el segundo mejor tenista en esta Final a Ocho, tiene más recursos que el español: más potencia, mejor físico. Pero en ningún momento se creyó capaz de vencer. Solo en el segundo set, cuando ya estaba todo perdido, sacó el orgullo y logró inquietar a Munar. En el resto del encuentro se impuso la fe del español, especialmente sólido con su servicio.

La derrota de Carreño

Antes de su éxito, el triunfo de Jakub Mensik, un tenista en plena progresión, ante Pablo Carreño, que admite que encarrila la retirada, obligaba a España a imponerse en los dos duelos que se disputaban a continuación.

Pese al marcador, 7-5 y 6-4 en una hora y 39 minutos de juego, Carreño tuvo sus opciones, pero el éxito no dependía ya de él. Después de años de dolores en el codo derecho, quien fuera uno de los diez mejores del mundo ha perdido las armas con las que tumbaba a un adversario así y solo le quedaba la resistencia. Mensik venía en mala racha, con ciertos problemas físicos, y podía enredarse en errores propios. No lo hizo.

El checo, de solo 20 años y campeón esta temporada del Masters 1000 de Miami, no mostró la brillantez de entonces —se notaba la falta de confianza—, pero el saque (sumó 20 aces) y la derecha le bastaron para llevarse el punto. En el primer set, Carreño llegó a adelantarse con un break (4-3) que apenas le duró unos minutos y luego aguantó hasta dos bolas de rotura antes de entregarse en la tercera. En el segundo set, con Mensik más afinado, peleó sus servicios, pero la empresa ya era demasiado complicada.