El gigante Demiral provoca el delirio otomano en Alemania: Turquía gana a Austria y está en cuartos

El gigante Demiral provoca el delirio otomano en Alemania: Turquía gana a Austria y está en cuartos

Los claxon de miles de coches sonaron en la noche del martes en toda Alemania. Es la población turca emigrada al país, el delirio otomano provocado por el gigante Demiral, autor de dos goles para llevar a su país a los cuartos de final. Claudicó Austria, teóricamente superior pero incapaz de superar al portero Günok, vital con un vuelo imperial en el último suspiro.

La ausencia de Calhanoglu por sanción le otorgó la mediapunta a Arda Güler, convertido, a sus 19 años, en el buque insignia de esta valiente Turquía. La buena fase de grupos de Austria le daba el papel de favorito, pero el conjunto otomano mordió primero en un tramo inicial loco.

Después de vivir el lunes dos partidos en los que reinó la táctica, el respeto y el juego ordenado, especialmente en ese frío Francia - Bélgica, Austria y Turquía saltaron al Leipzig Stadion como si el minuto uno fuera el tiempo extra. Como si todo se acabara.

A los 57 segundos, cuando los dos equipos todavía no habían soltado su primer aliento, un error de la defensa austríaca provocó el tanto de Turquía. Córner sacado por Güler, Baumgartner se equivoca al despejar y toca el balón hacia su portería, el portero Pentz evita que entre y Demiral, en el rechace, la empuja al fondo de la red. Locura turca en Leipzig, donde se contaban por miles, y locura en el césped, con un partido absolutamente delirante.

En el 4 y el 7, Baumgartner estuvo a punto de reparar su error, pero no tuvo éxito en ninguna de sus dos acciones, primero con un disparo raso y cruzando que rozó el poste y luego al no rematar un córner que se paseó por la línea de gol.

Austria, acostumbrada a mandar en sus partidos de la primera fase, incluso contra Francia, se encontró con un equipo turco molesto en las transiciones. Sabitzer y Seiwald no pudieron dominar el juego con la pausa que les caracteriza y los de Rangnick se contagiaron de la electricidad otomana. Fue un ida y vuelta constante a un ritmo altísimo con más errores que aciertos. Muy divertido para el espectador.

El paso del tiempo asentó la posesión de Austria y encerró a Turquía en su campo, siendo capaz de respirar sólo cuando Güler o Yildiz tenían el balón. Los jóvenes batieron un récord, porque es la primera vez que una selección sale con dos titulares menores de 20 años en una eliminatoria de Mundial o Eurocopa desde Hungría en la Euro de 1964.

El madridista probó suerte desde el centro del campo y casi sorprende al portero. No se corta y las ocasiones turcas salieron todas de sus botas. En el 25, Demiral remató alto un centro del zurdo.

El tramo final de la primera parte sirvió para que Rangnick anotara ideas. Necesitaba más referentes arriba y más juego por banda para intimidar a los turcos. Y así fue. En el descanso, al que se llegó sin más ocasiones claras y con Austria chocándose contra el muro turco, el técnico metió a Gregoritsch, su delantero centro más puro, para acompañar a Arnautovic.

En los cinco primeros minutos de la segunda parte, Gregoritsch tuvo dos cabezazos para empatar el partido, y en el 50 un genial pase de Posch dejó sólo a Arnautovic ante Günok, pero el delantero falló en su definición e hizo brillar al portero.

Los cambios espabilaron a Austria, que comenzó a asediar el área de Turquía. Laimer y Posch tuvieron varias oportunidades, pero sus remates no fueron buenos. El empate parecía evidente, pero el fútbol no entiende de lógicas.

Turquía encontró unos segundos para calmar el duelo cuando apareció Güler, de cuyo pie izquierdo, otra vez, nació la alegría de su país. En el 59, el centrocampista del Madrid puso un córner perfecto al primer palo que Demiral, otra vez Demiral, cabeceó a gol. 0-2 y delirio de toda la comunidad otomana en el país.

Austria se mantuvo fiel a sus ideas y Gregoritsch, tras una peinada de Posch en un córner, recortó distancias en el 65 para dejar un final de encuentro de máxima tensión. Los de Rangnick encontraron mucho espacio en tres cuartos, justo delante de los centrales turcos, pero les falló el último pase y la definición. Mucha posesión, mucho pase, pero nada de claridad. No les quedó más remedio que empezar a colgar balones sobre el área de Günok.

Demiral y Bardakci estuvieron imperiales por alto y evitaron casi todos los remates, y los que no pudieron los desvió Günok, vital con un vuelo extraordinario en un cabezazo de Baumgartner cuando el partido ya acariciaba el final.

Turquía y su pasión son de cuartos de final, donde espera Países Bajos. Da igual el rival, el delirio es el mismo y es real.

La pasión turca del niño Güler, de recogepelotas a icono: "No ha habido nadie como él en nuestro país"

La pasión turca del niño Güler, de recogepelotas a icono: “No ha habido nadie como él en nuestro país”

La noche del 6 de enero de este año, día de Reyes en España, Umit y Serap Güler se sentaron en una humilde grada de Aranda de Duero para ver el debut de su hijo Arda con el Real Madrid. Lejos, en Turquía, la retransmisión del partido se convertía en uno de los programas más vistos del día en el canal Tivibu Spor 1. Así era la pasión turca por el niño de moda en el país, elevado ahora en la Eurocopa a héroe nacional. «No ha habido ni hay en el país ningún jugador como él que haya conseguido tantas cosas tan pronto y juegue en un club tan grande», explica a EL MUNDO el periodista turco Halil Sarkaya, que conoce a Güler desde los 13 años.

Hoy, ante Austria, Turquía busca igualar el mejor resultado de su historia en una Eurocopa, los cuartos de final de la edición de 2000. Y lo hará a hombros de su nueva estrella, su Messi, autor de un golazo en la primera jornada y clave en el triunfo ante República Checa en el último encuentro de la fase de grupos. Ya es el jugador más joven en marcar en su debut en el torneo continental, superando a Cristiano Ronaldo (2004).

Arda, un niño por su edad pero también por su apariencia tímida, vive en el foco mediático del fútbol turco desde hace varios años, antes incluso de fichar por el Fenerbahce. Y la culpa la tiene el fotoperiodista Halil Sagirkaya, que hace seis años quería hacer un reportaje con algún recogepelotas del Genclerbirligi que quisiera ser futbolista profesional y preguntó al club quién podría valer. La respuesta: Arda. «Me avisaron sobre Arda. Le observé entrenar durante un rato y me pareció muy talentoso. Y además era fotogénico, tenía algo», explica a este periódico. «Le seguí durante algunos días, tanto a los partidos del club como a encuentros de la selección en los que también ejercía como recogepelotas», añade.

«Sabía lo que hacía»

En seis años, de recogepelotas a icono nacional, pero siempre manteniendo un perfil discreto. «Era muy tranquilo, muy trabajador y muy respetuoso. Sabía lo que hacía. Su mayor sueño era ser un gran futbolista», recuerda Sagirkaya.

Su fichaje por el Fenerbahce cumplió sus objetivos, porque ahí jugaba uno de sus ídolos, Álex de Souza, centrocampista brasileño que después de cruzar el charco para jugar en el Parma terminó vistiendo la camiseta del Fenerbahce durante ocho temporadas, desde 2004 a 2012. Arda, nacido en 2005 y cuyos partidos son los primeros que recuerda, dormía con la biografía del futbolista al lado. La leía casi todas las noches.

Su explosión en la Eurocopa llega después de un año complicado en el Madrid, con varias lesiones y una puesta a punto con algunas prisas que alargó su debut hasta enero. En Valdebebas lo llaman «un golpe de realidad». Pasar de Turquía al club con más presión del mundo, a una nueva ciudad y a un idioma nuevo no es fácil. «Le costó un poco», admiten en la ciudad deportiva. A partir de ahí, mucha mano izquierda de Ancelotti y de la directiva del conjunto blanco, con Juni Calafat, el jefe de ojeadores, pendiente de él para que no se impacientara por la falta de minutos y con el cuerpo técnico enfocado en su preparación física. Necesitaba tiempo para ganar musculatura, la calidad la tenía. «No se rindió y luchó», reflexionan en Valdebebas, donde no olvidan a James Rodríguez, que se dejó llevar cuando la situación se puso más complicada.

No saldrá cedido

Güler terminó jugando mucho en el tramo final del curso y acabó con seis goles en 379 minutos, ganándose el cariño del vestuario, donde es «el hermano pequeño», dicen, y del cuerpo técnico, que le quiere de nuevo en la plantilla la próxima temporada. Según ha podido saber este periódico, la idea del club es que no salga cedido y siga evolucionando al lado de sus compañeros. Ni la dirección quiere que se vaya ni él quiere salir.

En la fiesta de Cibeles, hubo un detalle que resumió la temporada de la nueva joya turca. «Hoy os quiero presentar a un chico muy interesante...», anunció Ancelotti al público. «¡Arda!», le llamó, mientras los compañeros aplaudían y se partían de risa. «¡Es muy tímido!», siguió el italiano. «¡Hola madridistas!», saludó Güler, mientras Ancelotti celebraba sus palabras. «Somos una familia, gracias por todo», terminó el joven. «¡Olé!», finalizó el técnico, que repite a su círculo cercano la misma frase desde hace meses: «Arda tiene un don».

Esta tarde, a sus 19 años, juega por la historia de su país.

Turquía vence al poderío checo y se medirá en octavos a la Austria de Rangnick

Turquía vence al poderío checo y se medirá en octavos a la Austria de Rangnick

Actualizado Miércoles, 26 junio 2024 - 23:19

La derrota de los turcos ante la Portugal de Cristiano y Bernardo Silva en el último partido fue muy dura. Contundente. Quizá no esperada por la gran diferencia que se vio entre ambas selecciones y por los tres puntos logrados en el primer partido ante Georgia. Ayer a Turquía le valía con un empate para clasificarse, pero su técnico Montella no quiso especular y apostó por dar la titularidad a Arda Güler para intentar vencer a una República Checa que, con un único punto, necesitaba la victoria para pasar de ronda. [Narración y estadísticas (1-2)]

El poderío físico de los checos fue evidente desde el primer minuto de partido. Solo fue necesario un saque de banda de Coufal para hacerse una idea de que no iba a ser un partido plácido. Más bien todo lo contrario. Provod fue el primero en probar a Günok con un disparo desde media distancia, pero una imprudencia de Barak dejó a la República Checa con uno menos en el minuto 20. Y Turquía, que vivía cada balón parado con un nudo insoportable en la garganta, pudo tomar algo de aire y soltarse un poco más. Sobre todo en ataque, donde Yildiz y el extremo del Real Madrid atraían todas las miradas.

Todo pudo cambiar

Justo antes del descanso el arquero turco tuvo que esmerarse para tapar un veloz contragolpe que quiso finalizar Jurasek. Una ocasión que con el resultado de Georgia, pudo cambiarlo todo.

En la segunda parte, Turquía salió decidido y un centro de Yilmaz por la izquierda, lo finalizó Calhanoglu con un disparo cruzado. Todo parecía sentenciado, pero un balón aéreo mal blocado por Günok, lo envió Soucek a la red para empatar el partido en el 66 y poner todo el grupo pendiente de un gol. Con el partido roto, los turcos resistieron y en el 94, Tosun lo sentenciaba con un contragolpe letal.

Portugal se da un festín ante una frágil Turquía que renunció a Arda Güler

Actualizado Sábado, 22 junio 2024 - 20:24

Portugal acelera. Es el plan que está en la cabeza de Roberto Martínez desde el mismo momento en que logró la clasificación: crecer en la propia competición, cuando los caminos se empinan y «el fútbol tiene que dar soluciones». No aparecía en la lista de grandes favoritas, no se le daba a Cristiano Ronaldo un papel de estrella principal. Pero no importó. A pesar de que sufrió en el estreno, el guión está marcado y lo siguió al pie de la letra sin ni siquiera tener que pisar el acelerador.

El infierno turco en Dortmund lo apagaron los navegantes portugueses en un abrir y cerrar de ojos. Dispuestos a jugar casi de tú a tú empujados por una grada entregada, fueron cometiendo errores que les costaron muy caros. Si bien es cierto que sujetar el fútbol de Portugal es una tarea titánica, ir a buscarlos al centro del campo y dejar kilómetros a la espalda de una defensa cómica puede ser suicida.

Un minuto le costó a Rafael Leao cogerle la espalda a Çelik, asociarse con Bernardo Silva y ver cómo aparecía para rematar al segundo palo Cristiano Ronaldo. El capitán está ávido de gol para coronar su sexta Eurocopa y el partido se fue dibujando para que pudiera conseguirlo. No fue ese, pero sí otro hito.

Deshizo Roberto Martínez el experimento de colocar a Joao Cancelo en la medular. Le dejó corretear con cierta libertad, pero en la banda derecha. En Palinha como escudero de Vitinha encontró el equilibrio y Portugal fue muy sólida ante las carreras de los turcos buscando contras. El peligro, a falta de Arda Güler que no fue titular, lo generó Aktürkoglu, el extremo del Galatasaray buscando el carril que, de vez en cuando, dejaba libre Cancelo. Su primer remate fue forzado, al segundo, a centro de Kökçu no llegó por un suspiro. Quería Turquía crecer y sumar para verse en octavos, pero Portugal no estaba incómoda.

Las contras las frenaban Ruben Dias y un esplendoroso Pepe, el abuelo de la competición con las piernas rápidas para barrer rivales cuando era necesario. Los turcos corrían cuando lograban tener la pelota, que no fue mucho; Portugal la hacía correr. Especialmente por la banda izquierda, con Leao y Nuno Mendes como una sociedad letal. Por ahí llegó el gol. Lo lanzó el atacante del Milan, lo buscó hasta la línea de fondo el lateral del PSG y se lo sirvió a Bernardo Silva para que lanzara un zurdazo imparable. Sin excesivo esfuerzo, Portugal tenía el encuentro en sus manos y no tardó en agarrarlo con fuerza en la jugada más tonta de esta Eurocopa.

Error grosero

Dos jugadores de Turquía, su central Akaydin y el meta Bayindik quedarán marcados para siempre. Un robo de Cancelo, un error al buscar a Cristiano, que la quería a pie y el lateral se la puso al espacio, y la fácil recuperación de Akaydin acabó en desgracia: cesión atrás al portero sin ver que había salido y balón avanzó llorando a puerta vacía. Vibró el reloj del alemán Felix Zwayer y no hubo dudas. Discutían Ronaldo y Cancelo, se recriminaban el error los turcos. Pero el partido ya estaba inclinado sin remedio y el Muro del Westfalia, vestido de rojo, helado.

Miró Roberto Martínez al banquillo y echó mano de Neves y de la electricidad de Pedro Neto mientras la solución se la gritaban a Montella desde la grada: Arda Güler. Ya que el duelo parecía imposible, nadie en Dortmund quería quedarse sin ver al nuevo ídolo turco que, pese a la fatiga muscular, saltó al césped en el minuto 69.

Para entonces, Turquía ya había encajado un gol más. Un balón al espacio que dejaba a Cristiano mano a mano en el corazón del área contra Bayindik. Entonces apareció el otro yo del Balón de Oro, el que creado el técnico español y el que justifica que sea un futbolista omnipresente en el once de Portugal. Podía haberla empujado y haber logrado el reto de marcar en cada una de las seis Eurocopas que ha disputado. Pero no, eligió regalarle el gol a Bruno Fernandes, que asomaba solo en el punto de penalti. Un gesto, un abrazo, que cierra heridas y acalla debates. Además, tiene premio, porque convierte al astro portugués en el jugador con más asistencias, ocho, de la historia de la competición igualando al checo Poborsky.

No en vano es la estrella y así lo viven en cada campo, donde burlan la seguridad una decena de aficionados y saltan al césped para hacerse fotos con él en cada partido.Turquía, tan alucinada como noqueada aun con Güler en el campo, sólo podía mirar.

La maestría de Güler le da la victoria a Turquía ante una rocosa Georgia

La maestría de Güler le da la victoria a Turquía ante una rocosa Georgia

Actualizado Martes, 18 junio 2024 - 20:02

Hay jugadores que, en torneos tan importantes como las Eurocopas, tienen estrella. No son muchos, sólo unos pocos son los elegidos, pero aquellos que la poseen son capaces de decidir, con su magia, ese tipo partidos que tanto hacen sufrir a sus aficionados. Arda Güler es de esos jugadores y quizás por eso, Ancelotti le ha elogiado tanto y ha podido hoy ser decisivo para que su selección se hiciera con la victoria. [Narración y estadísticas (3-1)]

El partido comenzó con el equipo de Montella, conocido por su paso por Sevilla y ahora entrenador de los otomanos, dominando claramente la posesión ante una Georgia que esperaba paciente atrás para ser contundente y directo en ataque.

Tras un primer aviso de Ayhtan al palo, un centro desde la derecha, que había quedado suelto en la frontal, lo voleó Muldur a la escuadra de Mamardashvili. Perder la dama no significaba la derrota, aunque Turquía estuvo muy cerca del jaque mate a la jugada siguiente cuando el VAR anuló, por fuera de juego, un remate de Yildiz tras un pase del jugador del Real Madrid al primer palo.

Salvado el susto, los georgianos abandonaron el enroque y una brillantísima jugada de Kochorashvili por la izquierda, la culminaba Mikaudatze para volver a las tablas.

Mikautadze celebra su gol en el BVB Stadion

Mikautadze celebra su gol en el BVB StadionFRIEDEMANN VOGELEFE

En la segunda parte nada cambió. Turquía mandaba y Georgia respondía con ataques rápidos para intentar dar la sorpresa en el BVB Stadion. Pero, como decíamos, esa estrella tenía que aparecer y lo hizo dejando una gran estela a su paso. En el minuto 65, Güler encaró hacia dentro desde la frontal del área y con una rosca perfecta, enviaba el balón a la escuadra para ponía a su país por delante. Una genialidad propia de un astro emergente.

Ya en el 85, Mamardashvili impidió que Yazici sentenciara y en un caótico final, Georgia estuvo muy cerca de cambiar la historia. El portero del Valencia subió a rematar el último córner para obrar el milagro, pero el despeje del guardameta turco lo aprovechó Akturkoglu para marcar a puerta vacía el tercero en el 97.

Celebración por todo alto de lo alto de los turcos que tienen en su joven talento, una ilusión a la que aferrarse.