España, sobresaliente en supervivencia: aprieta los dientes con diez y golea a la respondona Suiza

Actualizado Domingo, 8 septiembre 2024 - 23:10

España vivía inmersa en el hábito de gobernar el juego, de ganar con una lucidez asombrosa que ensombreció Serbia y que puso a prueba Suiza. Pocos contratiempos habían lastrado las botas de la selección de Luis De la Fuente pero, cuando aparecieron, se volvió camaleónica... y ganadora. Lo hizo tímidamente en Alemania y, sobre todo, ante una Suiza respondona a que acabó sujetando con diez jugadores durante 70 minutos y goleando.

A España le tocó aprender a ser varios equipos en un mismo partido, un examen que acabó con sobresaliente. Necesitaron buscar un plan diferente al dibujado de inicio para sobrevivir durante demasiados minutos en un duelo que comenzó descosieron Lamine Yamal en dos tijeretazos. Ni la lluvia ni el enfermo césped frenaron el ímpetu del adolescente del Barça jaleado por todo el estadio, suizos incluidos, como si fuera una estrella del rock. No les defraudó, aunque sólo fuera durante 45 minutos.

La selección cortó la respiración de Suiza desde el arranque cuando Pedri le tiró una pared a Nico para, de tacón, dejársela a Joselu y que probara a Kobel. Esa la paró el meta del Dortmund, pero la siguiente la sacó de dentro de su portería. Lamine agitó su varita, quebró a los defensas y apuró para colarse pegado a la línea de fondo y regalarle el gol al '9'. Enseñaban el colmillo los muchachos de De la Fuente y olían la sangre, pero Suiza no perdió su neutralidad. Encajó y respondió.

De forma inmediata, Aebischer lanzó una contra, se asoció con Embolo, que empezaba a carburar, para que apareciera Omeragic a batir a Raya. La revisión hizo que apareciera una mano al inicio de la jugada que invalidó el empate. No se inquietó Murat Yakin en el banquillo, como si supiera que la ocasión iba a llegar. Antes se vería con otro gol en contra. Primero probó Grimaldo con zurdazo desde la frontal pero fue otra vez Lamine Yamal quien lanzó a Nico. Quebró el navarro a su par pero se topó con el despeje de Kobel que rebañó Fabián para engordar el marcador. La visión de un partido cómodo fue un espejismo.

Cuando parecía que España tomaba el gobierno del juego para inclinar el duelo, Le Normand agarró a Embolo cuando encaraba el área y tuvo que enfilar el vestuario. Era el minuto 20 y la superioridad numérica inflamó a Suiza. Esa falta la estrelló Amdouni en el larguero y sirvió de aviso. España tenía que recomponerse y De la Fuente sacrificó a Pedri por Vivian. Había que cementar al equipo por encima de todo por los problemas que empezaba a crear Rubén Vargas. La confianza seguía estando en el miedo que Lamine Yamal creaba en los rivales. Con la pelota cosida al pie, dejaba sin respiración a la afición helvética y a Gregor Kobel también, porque su rechazo a otro zurdazo cruzado a punto estuvo de cazarlo Joselu.

Lejos de arrugarse Suiza, se creció a base de arreones de autoestima mientras que a España se le cerraron los espacios y se esfumó la capacidad de dormir la pelota. Embolo se convirtió en un quebradero de cabeza, incluso con Vivian como sombra, y Vargas en un puñal. La selección se tenía que conformar con contras como la que Nico Williams comandó junto a Lamine, aunque se entretuviera demasiado y apareciera Ricardo Rodríguez para evitarse otro problema con la joven estrella. Más que atacar se volvió imprescindible aguantar un resultado que, sin ser brillante, servía.

Empeñado en evitarlo estuvo Vargas que, en el minuto 40, forzó a Raya a conceder un córner de que nació su gol. Embolo peinó en el primer palo y apareció Amdouni para empujar a placer. España pedía el descanso a gritos, aunque Lamine, en su último servicio, forzara a Akanji a exhibir su punta de velocidad.

Reseteó De la Fuente el equipo en el vestuario y echó mano del pulmón de Zubimendi para no agotar a Rodrigo y de las piernas de Ferran y Yeremy Pino ante el esfuerzo que ya pesaba en Nico y Lamine. España mutó su piel y se volvió muy práctica. Había que sujetar a Suiza, que se volcó en el área, y buscar transiciones rápidas que les penalizaran el ímpetu.

Así fue como Raya lanzó a Ferran para que le ganara el duelo al lateral helvético y sirviera a Fabián su segundo gol. Después fue el valenciano quien encontraría su premio, su vigesimoprimer gol como internacional. Fue Joselu quien le entregó la pelota para, en una carrera infinita, encarar a Kobel y cruzarle el balón donde era imposible que alcanzara. España, con otra piel, volvió a demostrar su capacidad de deslumbrar.

Kobel, el portero que sale de la sombra: de las pifias al mejor once de la Champions

Actualizado Sábado, 7 septiembre 2024 - 22:40

Cuando Yann Sommer anunció el pasado mes de agosto que dejaba de defender la portería de Suiza después de 12 años y 94 partidos, Gregor Kobel (Zúrich, 1997) no pudo evitar que se le dibujara una sonrisa. A sus 26 años iba a convertirse en el portero titular de su selección tras cuatro a la sombra del guardameta del Inter.

Murat Yakin lo hizo debutar en septiembre de 2021, cuando ya destacaba en el Stuttgart con su 1,96 de estatura, pero desde entonces únicamente ha defendido la portería en seis ocasiones y sólo en una dejando a Sommer en el banquillo. Fue en un duelo de clasificación para la Eurocopa, en junio de 2023. Para entonces, Kobel ya se había asentado bajo los palos del Borussia Dortmund.

Hijo de un jugador de hockey, Gregor coqueteó con varios deportes hasta decidirse por el fútbol, pero salió rápido de la cantera del Zurich. Con 16 años se marchó a la Bundesliga, primero al Hoffenheim y al Augsburgo que, tras dos cesiones al Stuttgart, se lo acaba traspasando por 7,2 millones de euros. Un año después, con 23 años y el salto a la selección absoluta a la vista, el Borussia Dortmund pagó el doble para llevárselo al Signal Iduña Park. Desde entonces, el suizo ha sido nombrado cuatro veces mejor guardameta de la Bundesliga y ha aparecido otras tantas en el once ideal del torneo. En 2023, cuando al Dortmund se le escapa el título en el último partido y por la diferencia de goles con el Bayern, el técnico Edin Terzic reconoce que haber llegado a disputar el título se lo debe al momento de Jude Bellingham y de Gregor Kobel, un agradecimiento que encerraba la superación del meta helvético.

Su capacidad de sumar porterías a cero contrastaba en ese momento con dos pifias que habían dado la vuelta al mundo. En octubre de 2022, en el minuto 8 del partido ante el Unión Berlín recibió un pase atrás y, cuando quiso volver a jugar el balón, se resbaló. Apareció entonces el delantero Janik Haberer para marcar. Seis meses después, todo volvió a ocurrir. Esta vez ante quien estaba siendo su rival por el campeonato, el Bayern Munich. En el Allianz debutaba Thomas Tuchel y Upamecano le alegró la tarde y le dio el liderato. El central francés sirvió un balón larguísimo que parecía sin peligro, pero Kobel calculó mal el bote y, casi de manera cómica, el balón se coló en la portería.

De aquel mazazo se repuso trabajando su fortaleza mental y con charlas con deportistas que también están bajo presión como los golfistas, deporte que también practica, o los especialistas en artes marciales. La superación la mostró con cinco porterías a cero en la pasada Liga de Campeones, impulsando al Dortmund a la final y ganándose ser incluido en el once ideal de la competición.

Bajo la lupa de la Premier, Kobel es indiscutible en su equipo -con quien aún no ha encajado un gol en los dos primeros partidos de la temporada-, pero su brillo no le había hecho desbancar a Sommer. De hecho, su rendimiento la pasada temporada no cambió el criterio de Murat Yakin, que anunció la titularidad del interista seis meses antes del inicio de la Eurocopa.

Esta decisión fue costosa de asimilar por el entorno de Kobel, que lamentó la «cercanía» que había entre el preparador de porteros, Patrick Foletti, y Sommer, dando a entender preferencias personales en la elección del guardameta de la Nati. Sin embargo, ese criterio cambió tras la cita de Alemania, donde Suiza cayó en semifinales ante Inglaterra en la tanda de penaltis. La decisión de Yakin de dar la alternativa a Kobel fue una de las razones del adiós a la selección del veterano guardameta.

La batalla deportiva mantenida durante tres años ha estimulado a ambos, junto con una forma de trabajo peculiar, que va desde el uso de gafas negras que modulan el paso de la luz en fracciones de segundo a los lanzamientos de pequeñas pelotas de tenis incluso en los calentamientos. «Ahora es el momento adecuado para Kobel», admitió hace unas semanas Foletti, justificando por qué tardó tanto.

No hay dudas en el preparador ni tampoco en Yakin, que antes del duelo ante España aseguró que no habrá ninguna alternancia en la portería. Todo el foco para Kobel.

Mikel Oyarzabal abandona la concentración de España por un esguince en su tobillo izquierdo

Mikel Oyarzabal abandona la concentración de España por un esguince en su tobillo izquierdo

Actualizado Viernes, 6 septiembre 2024 - 15:55

La Federación Española de Fútbol ha comunicado esta tarde que Mikel Oyarzabal, que entró ayer en el tramo final del partido para buscar el gol de triunfo ante Serbia, abandona la concentración de la selección española en Belgrado tras confirmarse un "esguince de alto grado en su tobillo izquierdo".

El jugador de la Real Sociedad, protagonista en la final de la Eurocopa, tuvo que salir ayer el terreno de juego con ayuda de las asistencias médicas después de dañarse el tobillo en una acción fortuita con el portero Predag Rajkovic.

Tras someterse a pruebas médicas, el parte médico difundido por la selección este mismo viernes ha confirmado las peores noticias para el delantero vasco, que regresará a San Sebastián, acompañado por un médico de la Federación, para ser evaluado por la Real Sociedad e iniciar el tratamiento de recuperación.

El seleccionador Luis de la Fuente, que se mostró preocupado en la rueda de prensa por la situación del jugador, ha decidido no reemplazarle y no llamar a ningún otro jugador para afrontar el siguiente partido de España en la Nations League que le enfrentará a Suiza el próximo domingo en Ginebra.

El empate ante Serbia ha dejado provisionalmente a España tercero en el cuarto grupo de la Liga A de la competición después de que Dinamarca venciera a los helvéticos por dos goles a cero.

La ‘chuleta’ de Pickford y el descaro de Saka dan a Inglaterra el premio de ser semifinalista desde el punto de penalti

Actualizado Sábado, 6 julio 2024 - 21:17

El lanzamiento de penaltis es una suerte que manejan los futbolistas con buen pie y a Inglaterra le sobran. Da igual que sean incapaces de encontrarse en 120 minutos, de generar desequilibrios incluso de mostrar su calidad. Cuando llega el momento de la vida extra, esa que da la tanda, aparecen. Inglaterra está en semifinales por no haber errado sin que Kane ni Foden estuvieran entre los lanzadores. Sí Bukayo Saka, quitándose la losa que ha arrastrado tres años después de ser el mejor de una seleción mediocre a la que, si no es porque Pickford, con su chuleta de lanzadores pegada en la botella, busca el error de Akanji, Suiza habría plantado cara como hizo durante todo el partido, sometiendo por momentos a los Three Lions. [Narración y estadísticas (1-1, 5-3)]

Ver jugar a los ingleses no te impide dar una cabezadita a la hora de la siesta. Sólo las carreras de veloz Saka pueden sobresaltar, porque el resto es sopor. Superó los sustos en la fase de grupos, jugó con fuego ante Eslovaquia y sólo en esa prórroga agónica volvieron a aparecer los galones de Bellingham y, por primera vez, los de Kane. Es como si en la locura del arrebato se desatara un desorden que libera el talento. Olvidarse de la música para bailar sólo a ritmo de tambores. Incluso eso tardó en ocurrir ante Suiza.

Southgate mantiene a su equipo bien atado, por más que vaya cediendo a algunos cambios para calmar las críticas y, sobre todo, buscar soluciones para no salir por la puerta de atrás. La apuesta por Mainoo ha aparcado los experimentos y dado equilibrio a la medular, pero mientras Bellingham sigue acostándose a la izquierda y buscando cómo encontrar su lugar para romper hacia el área. Foden fue durante todo el partido una sombra.

Juego lento y conservador

Suiza es un equipo ordenado que conoce al dedillo el plan de Murat. No se desespera y busca la velocidad que tiene en la bandas y en Embolo. Su única laguna fue la banda izquierda, donde Saka se colaba una y otra vez por el agujero que dejaba Ricardo Rodríguez sin que Aesbischer fuera capaz de taponarlo. Ese era el mayor peligro de los pross, que siguen atascados. Tanto que hasta Mainoo se animó a avanzar hacia el área hasta estrellarse contra el muro de Akanji. Poco a poco Suiza, a pesar de que Xhaka andaba a medio gas, fue cogiendo vuelo. Comenzaron a aparecer Freuler y Vargas para surtir a Embolo. Los suizos que llenaron el fondo del estadio, a quienes alienta su entrenador antes del arranque, son un reflejo de lo incansable que es su equipo en el campo.

Enredados los ingleses, sólo buscaba la punta de la madeja el jugador del Arsenal. Un juego lento y conservador provocó que los suizos volvieran tras el descanso dispuestos a dar un paso adelante. Se estiraba Ricardo Rodríguez para buscar a Embolo en el segundo palo en su batalla con el villano Konsa, nutría Akanji de balones en largo a Ndoye y Vargas se lanzaba al uno contra uno. Murat había metido piernas frescas en el campo y ese atrevimiento provocó que en el minuto 69, Kane tuviese que sacar un balón en su propia línea de fondo.

Antes de que Inglaterra intentara espabilar, se vio con un gol en contra. Schär buscó en profundidad a Ndoye para romper a Trippier y poner un balón al segundo palo que rebañó Embolo. Acababan de sonar las trompetas para los Three Lions.

Pickford consulta las anotaciones en su botella.

Pickford consulta las anotaciones en su botella.Dean Mouhtaropoulos

Southgate movió el banquillo para intentar aguantar unos días más su trabajo. Por eso hizo debutar a Luke Shaw, y mandó al césped a Eze y a Cole Palmer para empujar a los suizos, que se dejaron de manera involuntaria. Antes de que alguno tocara la pelota, Saka se escapó, recortó para verse en el pico del área y armar un zurdazo que ni vio Sommer hasta que recogió del fondo de la red. Era el primer disparo de Inglaterra entre los tres palos de todo el partido. Sobrevivía en el minuto 80 para jugársela, otra vez, a cara o cruz.

Cantaban sus gradas al inicio de la prórroga, pero apenas sirvió. Un cañonazo de Declan Rice y un doble disparo de Bellingham que atrapó Sommer en la primera parte de la prórroga. Suiza quiso apretar a Pickford y lo hizo. Shaqiri buscó el gol olímpico que se estrelló en la escuadra, Amdouni armó un zurdazo que obligó al meta inglés a vestirse de salvador antes de tiempo y el rechazo a punto estuvo de aprovecharlo Widmer. Los penaltis no parecían un mala manera de intentar ganar vida.

‘Einstein’ Xhaka, el soldado suizo de Xabi en guerra eterna por sus raíces albano-kosovares

Actualizado Sábado, 6 julio 2024 - 00:13

Ragip Xhaka protestó contra el gobierno yugoslavo en 1986 y terminó recibiendo palizas en una cárcel de Belgrado hasta que su condena terminó. Tres años y medio que su mujer esperó por él para irse juntos a Basilea, en Suiza. Allí, 1992, nació su hijo Granit, hoy capitán histórico de Suiza, una vez más revelación de un torneo internacional.

Inglaterra será la próxima piedra en el camino de Xhaka, al que le dan igual los obstáculos porque los conoce desde la infancia. No olvida su origen albano-kosovar y lo defiende en cada partido contra Serbia como si los Balcanes todavía estuvieran en guerra. Para él sí. "En Suiza no teníamos nada ni conocíamos a nadie. La gente no entiende el efecto de algo así. Es parte de mi carácter porque me hizo una persona fuerte. No escapo de los problemas", admitió él en una entrevista con 'The Guardian'. Por eso cuando se midió a Serbia en el Mundial de Qatar mostró la camiseta de su compañero Jashari, que comparte apellido con el fundador del Ejército de Liberación de Kosovo.

A pesar de que su corazón late por sus raíces y que su hermano Taulant sí representa a Albania, Granit defiende a Suiza desde las categorías inferiores, donde levantó un Mundial sub'17 en 2009. En esa edición venció, entre otros, a la Alemania de Mario Götze. A su lado, parte de la columna vertebral de la generación que ha llenado de orgullo al país: Ricardo Rodríguez o Seferovic. "Jugamos todos juntos desde muy, muy pequeños. Por eso conocemos la parte buena y mala de cada uno. Eso nos permite abordar cosas que nos pueden doler, pero al final nos ayuda a todos", explicó estos días el delantero Steven Zuber.

Tras Iniesta y Cristiano

En Alemania, Xhaka, al que llaman 'Einstein' en el vestuario por su inteligencia en el juego y su interés por la ciencia, está a punto de igualar un récord de Cristiano Ronaldo y Andrés Iniesta, que acumulan seis premios a Mejor Jugador del partido en las Eurocopas. Xhaka lleva cinco, símbolo de su constante importancia.

Contra Inglaterra completará su círculo. Nunca ha sido capaz de ganar a los británicos (se ha enfrentado en cinco ocasiones) y es el equipo ante el que debutó en 2011. Además, es el país que le vio crecer en el Arsenal de Arsene Wenger y Mikel Arteta antes de volar al Bayer Leverkusen de Xabi Alonso, donde es capitán general.

"Siempre quiere aprender"

El tolosarra se reconoce en el suizo , especialmente por los últimos años de su carrera. "Puedo ver en sus ojos que siempre quiere aprender. Y esto me pasó exactamente en la última fase de mi carrera como jugador en activo. Quiere convertirse en entrenador y eso se ve claramente. Creo que será un gran entrenador", declaró el técnico español. El suizo ha compaginado el doblete con el Leverkusen con el curso de entrenador que está realizando en Dusseldorf. "Es un honor que me comparen con Xabi", admite.

No ha habido tantos elogios de Xhaka a su seleccionador nacional, Murat Yakin, con el que cenó en el mes de febrero para solucionar los problemas internos del combinado suizo. Antes de Navidad, el centrocampista realizó unas declaraciones criticando la forma de entrenar del cuerpo técnico y eso provocó un cisma dentro de la selección. Yakin, sin embargo, consiguió lidiar con la situación, cenó con el futbolista en Alemania en el mes de febrero y "con un vino y un plato de comida solucionamos lo que había que solucionar". Ahora amenazan a Inglaterra.

Suiza escribe el epitafio de una desmadejada Italia y la expulsa de la Eurocopa

Actualizado Sábado, 29 junio 2024 - 20:10

Italia se perdió el respeto en este torneo. En 23 segundos, los que tardó el albanés Bajrami en batir a Donnarumma, el mito de la campeona de Europa se deshizo y desde entonces no encontró manera de alzarlo. Ni Spalletti ni sus jugadores. Nada de lo ocurrido después debe considerarse incongruente. Ante España ni siquiera pudo y se ahogó. Con Croacia resucitó a tiempo para tener un cruce más fácil que ha acabado suponiendo un calvario. No han espabilado y la consecuencia es que Suiza, con justicia, los ha enviado a casa con la cabeza agachada. [Narración y estadísticas (2-0)]

Enfrentarse a Italia había sido casi siempre como golpear la pelota contra un muro. Con suerte te vuelve a pie y tienes otra oportunidad, pero no lo derribas. Ahora la Nazionale se ha mostrado como un equipo poroso, que duda y sólo se sostiene en destellos individuales y en los guantes de Donnarumma. Pero eso no fue suficiente para eliminar a Suiza, que sólo necesitó jugar con la personalidad y las armas que ya ha enseñado en esta Eurocopa. No inventó nada Murat Yakin. Si la sospecha de que el robo de los ordenadores de su cuerpo técnico era un intento de sabotaje, perdieron el tiempo quienes lo perpetraron.

Los suizos quisieron llevar el manejo del partido y lo hicieron sin oposición. Spalletti armó una revolución sin Jorginho, Pellegrini y Frattisi y ni Fagioli pudo contener ni Barella crear. En el primer minuto Cristante ya hizo un despeje absurdo a córner de un balón intrascendente, un reflejo de lo que sería la primera parte.

Como también lo fue la primera carrera que, pegado a la orilla, le ganó Vargas a Di Lorenzo. Por los flancos, Italia sigue siendo vulnerable. El partido se fue dibujando con los helvéticos al mando. Sólo era cuestión de comprobar con qué efectividad.

Acumulando razones

No atinaron de principios los hombres de Yakin, con Embolo encarando la meta italiana sin demasiada fe para aprovechar los quiebros de Vargas mientras que NDoye andaba de carrilero. Había que ser paciente, y más viendo que a los italianos les costó 20 minutos acercarse a Sommer. Lo hicieron en una jugada ensayada de saque de falta que picó Barella y que no pudo enganchar en el corazón del área Di Lorenzo, que estaba en fuera de juego.

Pese al dominio, a Italia le bastaba con ordenarse y esperar su zarpazo. No estaba demasiado incómoda, ni siquiera cuando Donnarumma desvió un centro-chut que Embolo le telegrafió. Asustaban sin dañar... pero cada vez lo hacían más. Cabalgaba NDoye para aparecer al remate, golpeaba Ricardo Rodríguez cuando se le cerraban los caminos... Suiza iba acumulando razones para llevarse la eliminatoria y, antes del descanso, tuvo el premio.

Vargas quebró a Di Lorenzo, vio cómo se desataba de manera indetectable hacia el área Remo Freuler y le puso un centro raso y tenso al punto de penalti que el mediocentro del Bolonia controló y golpeó donde el guardameta italiano no llegaba. El despiste, el fallo en cadena que habilitó una autopista, le salió muy caro a Italia, que ya no pudo reaccionar.

Sin reacción, otro gol

El único que lo hizo fue, otra vez, Donnarumma para en el tiempo añadido, poner una mano milagrosa en un saque de falta directa que Rieder ajustó a su palo. Los azurri estaban noqueados.

Si Spalletti dio órdenes en el vestuario para cambiar el signo del partido, más allá de la entrada del salvador Zaccagni, no le dio tiempo. Su desalmada Italia se vio con el marcador en contra casi en el saque de centro. Perdió la pelota, la cazó Suiza para llevarla a la orilla de Aebischer y que acabara en la bota de Ruben Vargas para, solo desde el pico del área, la cruzara a la escuadra de Donnarumma.

Un tiro al palo de Chiesa y último intento de Scamacca que salvó el portero del Inter fueron los pobres argumentos de los italianos. No había leyenda suficiente que levantara una losa tan pesada como la que se puso encima Italia, disfrazada de equipo menor.

Italia, amenazada por un rival ‘a la boloñesa’ cocinado por Thiago Motta

Actualizado Viernes, 28 junio 2024 - 22:31

Cuando el ex barcelonista Thiago Motta y el ex atacante del Valencia Marco Di Vaio empezaron a diseñar el nuevo Bolonia hace justo un año había dos cosas que no podían imaginar, una consecuencia de la otra. El histórico equipo italiano que se había salvado del descenso meses antes con una increíble remontada, iba, por primera vez, a clasificarse para disputar la Champions. Su brillo en la Serie A ha llevado a que jugadores resucitados por el técnico italobrasileño hayan llegado con fuerza a la Eurocopa. Son ocho los futbolistas del Bolonia -y pudieron ser nueve- los que están defendiendo su camiseta nacional y seis disputarán los octavos. «El Bolonia ha hecho el mejor fútbol en Italia, no es extraño que haya ocurrido esto», cuentan los analistas.

Esta noche el enfrentamiento entre Suiza e Italia será casi fratricida. Defendiendo al conjunto helvético estarán tres futbolistas a los que Motta ha dado nueva vida. Remo Freuler lleva mucho asentado en los planes de Murat Yakin, pero vive un momento dulce. Después de años en el Atalanta, probó la Premier en el Nottingham Forest, aunque ha sido en el Bolonia donde este veterano ha recuperado la alegría. Imprescindible para la idea de juego de Motta, que en Italia definen como «seda y cemento», creatividad y rigor defensivo, también lleva la batuta de Suiza en esta Eurocopa, donde ha jugado los tres partidos y ha dado dos asistencias.

Menos cerca en el césped que en el Renato Dall'Ara tiene a Michel Aebischer. Yakin lo escora a la banda y el resultado ha sido hasta el momento un gol y una asistencia. Pese a sus 27 años, sale del Young Boys para brillar en el Calcio y dar una grata sorpresa en Suiza. Lo mismo ocurre con Dan Ndoye, otro de los goleadores helvéticos que, y tras un breve paso por el Niza, ha sido Motta quien le ha exprimido en 32 partidos de la Serie A. Eso sí, sólo logró un gol y dos asistencias.

La baja de Calafiori

No se encontrarán esta noche en el campo a otro de los futbolistas que ha crecido exponencialmente en el Bolonia, con una personalidad que ha abrumado en esta Eurocopa. El central Riccardo Calafiori, que cerró la primera fase con un gol en propia puerta que dio la victoria a España y una asistencia de pundonor a Zaccagni para que marcara ante Croacia y meter a Italia en octavos, tendrá que cumplir sanción. Este jugador, criado en la Roma y que ha crecido en su paso por Génova y Basilea, es uno de los futbolistas referenciales para el estilo de Motta por su salida de balón -junto con un tremendo carácter para sus 22 años- y por eso quiere llevárselo la Juventus.

Aún pudo tener el Bolonia un jugador más con la azzurri, porque los 10 goles de Riccardo Orsolini le abrieron las puertas de la preselección de Luciano Spalletti como segundo máximo goleador de la Serie A tras Gianluca Scamacca. Sin embargo, no pasó el corte.

No se queda la influencia del Bolonia en Suiza e Italia. Motta ha devuelto el protagonismo a otros futbolistas. A casa ya ha regresado el portero polaco Lukasz Skorupski, que sólo jugó la última jornada, y el mediocentro Kacper Urbanski, que sí tuvo presencia en los tres partidos. Pero con Austria, esperando el próximo martes el duelo con Turquía, aguarda el lateral derecho Stefan Posch, titularísimo tras su cambio del Hoffenheim por el norte de Italia. En su selección, una de las sorpresas del torneo tras el solvente pase a octavos, cuenta con galones.

También en Países Bajos

La mayor resurrección obrada por Motta es la del neerlandés Joshua Zirkzee. A pesar de que Ronald Koeman no le ha dado aún ni un minuto en esta Eurocopa, el Bolonia ha recuperado la versión de esta joven promesa de 23 años a la que el Bayern captó con 16 años del Feyernoord. Se esperaba una presencia que nunca llegó. Tras apenas unos meses en el primer equipo, en el mercado invernal de 2021 comenzó un periplo de cesiones a Parma, Anderlecht y finalmente a Bolonia.

Allí Motta le ha hecho brillar con un perfil de delantero más capaz de armar ataques de los que se aprovechan sus compañeros que de rematar. Pese a este perfil, en su tarjeta de visita figuran 37 partidos entre Serie A y Copa de Italia, 12 goles y siete asistencias. Imposible que el seleccionador neerlandés, a pesar de confiar más en la eficacia de Memphis Depay (10 goles, dos asistencias), Cody Gakpo (18 goles, seis asistencias) y Xavi Simons (10 goles, 16 asistencias), no le pusiera en sus lista.

Con la capacidad de exprimir jugadores que ha demostrado Motta, los seleccionadores con futbolistas en el Bolonia se frotan las manos.

Akanji, el líder matemático que impulsa al enemigo criado en Alemania

Actualizado Sábado, 22 junio 2024 - 22:18

No acapara demasiadas miradas, no es amigo de los aspavientos y prefiere siempre aguardar un observador segundo plano a que llegue su oportunidad. La aprovecha, pero no la reivindica. Manuel Akanji (Neftenbach, 1995) evalúa siempre las alternativas que tiene cada vez que la pelota entre el juego y suele saber elegir. Es lo que un departamento de Recursos Humanos no dudaría en denominar líder silencioso. Ése es el papel que juega en la selección de Suiza, en las antípodas del capitán Granit Xhaka, pero con el mismo respeto.

Esa consideración se la ha tenido que ganar peleando cada paso de su carrera en la que ha ganado 11 títulos partiendo de este perfil bajo, menos preocupado en que estaba siendo subestimado que en mejorar. No han sido pocos los obstáculos. El primero, ser un niño delgado y bajito. Hijo de un futbolista amateur de origen nigeriano y con una brillante carrera en el mundo de las finanzas, su destino estaba pegado a una pelota. Podía haber sido de tenis porque Isabel, su madre, fue tenista profesional, pero ganó el fútbol, tanto que Manuel tiene como segundo apellido y nombre de guerra Obafemi, en homenaje al potente jugador del Inter Martins. En nigeriano ese nombre significa «coronado por los dioses» y explica por qué Akanji se pasó sus primeros años en la Bundesliga luciendo una corona en su apurado corte de pelo.

Ese fue el principio de su explosión. Antes tuvo que apretar los dientes. El cuerpo de aquel niño que aún no había pegado el estirón se transformó a los 16 años y el Basilea puso sus ojos en él. Sin embargo, Paulo Sosa, entonces el entrenador, no le veía futuro en la Superliga. No fue el único revés, porque con 20 años se rompió el cruzado. «Eso me ayudó a ser humilde y trabajar duro», ha relatado en muchas entrevista. Le quedó eso y una leyenda tatuada en la piel: «Demuéstrales que están equivocados».

Manuel peleó por volver al fútbol, a brillar en el Borussia Dortmund y a liderar una selección que como Sub-20 sólo le convocó una vez. Esta noche ante Alemania jugará su partido 60 como internacional. Nada ha apartado de su objetivo a un futbolistas que Pep Guardiola quiso en el City y se asombró de su inteligencia. «Es un placer entrenarle. Hay jugadores que necesitan diez sesiones para entender lo que quiero. A él con una le basta», cuenta el técnico español, que lo ha colocado de central, de lateral y hasta en el centro del campo. «No he jugado tres partidos seguidos en la misma posición», bromeaba al final de esta temporada en la Premier. Es un comodín que hasta responde con goles, pero en un equipo plagado de estrellas nunca se gira el foco hacia él. Tampoco le importa.

Inteligencia en el campo

La inteligencia que muestra en el campo le viene de fuera. Brillante en las matemáticas, fue más rápido resolviendo operaciones que una calculadora en un reto al que le sometieron en la televisión suiza hace unos años. «De pequeño disfrutaba haciendo sumas de cabeza, y me di cuenta de que me salía bastante bien. Pero no soy un genio, ellos pueden hacer multiplicaciones mucho más grandes, que llegan a los millones. Ellos están en otra liga».

La suya es el fútbol y un componente de activismo en el que se apoya en una de sus dos hermanas, Sarah, que jugó al fútbol, es activista por los derechos de las futbolistas y concejal en Zurich, además de tener una ONG que apoya proyectos para el desarrollo de la infancia en Nigeria.

Pese a que Xhaka es el gran agitador de Suiza, nadie duda de que Akanji es la pieza esencial, como esta noche en el duelo ante Alemania. Es la anfitriona y juega de local en todos los estadios de esta Eurocopa. Le sigue Turquía por el apoyo que tiene en la grada, pero mirando sólo al campo, Suiza es otra selección que se siente en casa.

Sólo ocho de los 26 convocados no ha pasado por alguna de las ligas alemanas. Xhaka lidera el ataque del Leverkussen, Kobel guarda la portería del Dortmund y Sommer o Breel Embolo, amigo íntimo de Akanji, pasaron por el Bayern o el Schalke. Para todos ellos, pisar el Arena de Frankfurt no es novedad.

Las nuevas generaciones se quedan en la Liga suiza o abren sus mercados a Italia, alguno a la Premier y a Francia. El germano ha dejado de ser el predilecto, aunque sigue pescando en Suiza. Esa amistad puede significar que vayan de la mano a los octavos de final.