Scamacca, el león bajo el látigo de Spalletti: “Gracias al fútbol no me he descarriado”

Actualizado Miércoles, 19 junio 2024 - 22:39

El fútbol le ha salvado la vida a Gianluca Scamacca (Roma, 1999) y no duda en reconocerlo. En el barrio a las afueras de Roma donde nació, Fidene, no había futuro y el presente era perseguir la pelota en la calle con los amigos. "Era difícil no acabar en determinados círculos. Gracias al fútbol no me he descarriado", confiesa el máximo goleador de la Serie A que hoy pondrá en aprietos a España.

Para saber más

A sus 25 años ha trotado por media Europa para acabar encontrando su lugar en el Atalanta en una temporada en la que ha marcado 19 goles, ha sido campeón de la Europa League y se le han abierto las puertas de la selección. Pero para radiografiar a Scamacca hay que volver al extrarradio romano y al origen de la fama de pendenciero que, según el propio jugador, arrastra desde los 16 años.

"Siempre la liaba en el colegio. Un día corté la luz de todo el edificio", relata el delantero, que comenzó a enmendarse en la cantera de la Lazio para después dar el salto a la Roma, donde comenzó a moldearse como goleador y a fijarse en los movimientos de Totti cuando le tocaba ser recogepelotas en el Olímpico. Nunca pudo ni siquiera entrenar con él. Con 16 años, la Roma lo traspasó al PSV, con 270.000 euros.

"Holanda es una escuela de fútbol. Fue una decisión atrevida de la que no me arrepiento", asegura el futbolista, que tuvo como entrenador a otro mítico Ruud Van Nistelrooy. Pero aquel no era su lugar. Scamacca, sin haber cumplido la mayoría de edad, tenía tres o cuatro tatuajes y en el campo era capaz de todo, algo que chirriaba en un equipo modosito. "Si hacía un taconazo me decían si quería imitar a Ibrahimovic. Me veían raro. Y yo no entendía que para ir a tomarme un helado con ellos tuviera que decirlo diez días antes", contaba el delantero en una entrevista a su regreso al Calcio.

Fue incapaz de pasar más de dos años en Eindhoven pero su figura ya apuntaba y sí, además de por los tatuajes, se asemejaba a la del astro sueco. 1,95 de altura, buen juego aéreo, potencia en el remate y capacidad de asociarse en el área. Un tanque que complica la vida a las defensas: "La verdad es que veía sus vídeos y pensaba que sí nos parecíamos. Me gustaba su atrevimiento y yo en el campo me transformo y soy capaz de todo: de dar una carrera más que el rival o de pegarle".

Scamacca, durante el partido ante Albania.

Scamacca, durante el partido ante Albania.EFE

Eso vio el Sassuolo para llevarla de nuevo a Italia A en 2017, pero las lesiones complicaron su carrera y comenzó a trotar por el Cremonese, el Ascoli o el Génova antes de volver para despedirse con 16 goles. Fue entonces cuando la Premier, el West Ham, sacó el talonario y pagó 29 millones. Eso a pesar de un sambenito que arrastraba sin poder evitarlo.

Familia conflictiva y prejuicios

Meses antes, su abuelo fue detenido por amenazar con un cuchillo a los clientes de un bar y su padre por destrozar con una barra de hierro varios coches de directivos de la Roma en la ciudad deportiva de Trigoria. "A mí padre lo veo muy poco. Mi familia son sólo mi madre y mi hermana", tuvo que aclarar el delantero.

Cinco goles en su primer mes en auguraban que había encontrado su lugar en el mundo en Londres, pero todo cambió por una lesión. "En la Premier, si no estás al 100%, te barren". De allí se trajo un enorme león tatuado en la espalda y un convencimiento: "Nunca subestimes el poder que tienes dentro".

Ese poder le llevó a Bérgamo el pasado verano. Gasperini iba a ser su domador y el Atalanta el equipo que le catapultara. 12 goles en la Serie A, seis en la Europa League, y el título, y otro más en la Copa. Son 19 en total y siete asistencias, números que no pasaron desapercibidos para Spalletti, que también ha tenido que amansar a la fiera.

En marzo lo dejó fuera de la convocatoria para los amistosos ante Venezuela y Ecuador. La razón es que en la anterior concentración se había quedado jugando a videojuegos hasta la madrugada.

"Nadie sale lo que hago en la habitación, pero hay prejuicios hacia mí desde que tenía 16 años", contestó airado el jugador, pero el aviso surtió efecto y Scamacca apretó para estar en Alemania: de sus 19 goles que le convierten en el máximo goleador azurro, diez lo consiguió desde marzo. Imposible que Spalletti, necesitado de acierto, le dejase de vacaciones, pero no lo tiene ganado.

Le da una de cal y otra de arena. "Me gustan las mechas con las que ha venido", dijo el primer día de concentración para rebajar la tensión. Después volvió a repartir elogios y avisos. "Veo crecimiento y tiene un poco de todo: tamaño, velocidad, técnica y goles. También un poco de pereza", advirtió el convencido de que, si agita el látigo, Scamacca despertará para ser letal.

Luis de la Fuente, ante el espejo de Italia: “Podemos trabajar en el barro, en la grúa y en el despacho”

Actualizado Miércoles, 19 junio 2024 - 21:10

Recuperó la sudadera colgada del cuello, y en estos tiempos del márketing ya es imposible saber si es casualidad o si responde a una compleja estrategia de ventas de la marca que viste a la selección, que es Adidas y que es alemana, y que aquí tiene un mercado de muchos millones de personas. De negro riguroso, con la prensa de un color impreciso al cuello, el seleccionador compareció ante la prensa apenas 24 horas antes de medirse a Italia, buscando la clasificación directa como primera de grupo para octavos de final si gana y lográndola casi de igual forma si empata.

Luis de la Fuente volvió a insistir, a cuenta de Fabián, en que los españoles debemos valorar mejor lo que tenemos en casa, y la verdad es que viendo lo complicado que es moverse por las carreteras alemanas, quizá hasta tenga razón. Pero el caso es que, cuestiones mundanas al margen, al seleccionador se le ve contento, relajado, cómo no estarlo después de debutar con un 3-0 ante Croacia, un partido que le dejó "muy buenas sensaciones".

Vio el partido repetido al día siguiente y su mensaje es claro: buenas sensaciones, pero hay que mejorar. "Hay que tener humildad, y sabemos que no queda otra que mejorar en todas las facetas del juego", reconoció. "Estoy muy contento con el rendimiento de los jugadores el otro día, pero también estoy contentísimo con cómo entrenan los que no jugaron o no jugaron tanto", prosiguió.

Ganarle a Italia supone estar en octavos como primeros. "Italia es un equipo similar al nuestro. Es como si nos miráramos en un espejo. Han cambiado de seleccionador, tienen un espíritu de equipo encomiable, trabajan en conjunto y luego tienen grandes individualidades", explicó el técnico, que tiene a todos disponibles. "Nosotros estamos preparados para trabajar en el barro, en la grúa y en el despacho, donde haga falta", respondió a Spalletti, el seleccionador italiano, que horas antes dijo que ellos vestían de Armani, pero que se pondrían el mono de trabajo. A lo de Armani, también contestó De la Fuente: "Aquí somos de El Pulpo".

Por cierto, ¿ha muerto el tiqui-taca? "Intentamos ser superiores a los rivales, interpretando cada situación de juego. Tenemos jugadores para tener diferentes registros, pero no renunciamos al fútbol control, más combinativo", respondió. Insinuó que podría haber cambios, aunque aquí en Gelsenkirchen nadie apuesta por ellos.

Fabián, por su parte, que fue la estrella en el primer partido y que ayer compareció también por haber jugado en Italia mucho tiempo (cuatro años en el Nápoles), dijo estar orgulloso de llamarse Fabián Ruiz y sorprendió escucharle hablar en un perfectísimo italiano cuando los periodistas de aquel país le preguntaron. El chico no dijo mucho, pues le gusta más la hierba que los micrófonos. "Italia es la campeona de la última Eurocopa, sabemos los jugadores que tienen y va a ser un partido dificilísimo".

Italia se revuelve para dejar a Albania sólo con el premio al gol más rápido de la historia del torneo

Actualizado Sábado, 15 junio 2024 - 23:16

No hay peor invasión que la esperada. Ésa fue a lección que aprendió Italia en su debut en esta Eurocopa. La campeona tuvo que revolverse para domesticar a una Albania descarada que le buscó problemas hasta el último suspiro. Tuvo que tirar de oficio y de templanza para amansar la alegría feroz que desató a los 23 segundos Bajrami con un gol que enloqueció a un estadio teñido de rojo. Albania en su segunda Eurocopa deja para la historia el gol más rápido de la competición. [Narración y estadísticas (2-1)]

El puñetazo lo dio el jugador del Sassuolo aprovechando un incomprensible error en un saque de banda de Di Marco que cogió desprevenido a Bastoni. Fusiló a Donnarumma y corrió a fundirse con una grada enloquecida. 23 segundos para recordar, celebrar y después pensar que había que hacer más para enterrar a Italia.

No podían los azurri rendirse tan pronto. No lo pueden permitir. Recordaron las palabras de Spalletti: son héroes y no se les perdona un tropiezo. No todavía. No ante una selección que no pasa de aseada. Por eso fueron emergiendo uno a uno para enmendar el mal arranque y no tardaron en lograrlo. Quienes erraron se redimieron. Di Lorenzo sacó en corto un córner buscando a Pellegrini que la puso al segundo palo para la entrada letal de Bastoni. Todo empezaba de nuevo y, esta vez, ya no se querían dejar sorprender.

Costuras defensivas

Italia se arremangó y, en cinco minutos, sacó parte de su el talento para darle la vuelta. Lo hizo Nicolo Barella con un golpeo mágico desde la media luna del área. Era la duda que torturó en la últimas semanas a seleccionador y dejó claro que, sin estar en su mejor momento físico, no se entiende esta Italia sin él. Los dos goles habían enseñado las costuras defensivas de Albania, que no podía jugársela sólo a cazar una contra.

Los italianos fueron gobernando el juego con los minutos. Se agigantó el joven Calafiori iniciando y saltando líneas con descaro. Jorginho, Pellegrini, Barella y Chiesa atascaban en su cuadrado a Ramadani y Asllani y arriba Scamacca se convirtió en una fiera. Obligó a lucirse a Strakosha para desviar a la base del poste su disparo y, cuando le rodearon, se mostró generoso abriendo segundas jugadas a sus compañeros. Le costó a Albania volver a asomarse al área de Donnarumma mientras el azul que no dominaba la grada se decicaba a hacer rondos en el césped sin que Silvinho pudiera sacar a su equipo del congelador. Probó Asani, pero también a Pellegrini no alcanzó a cabecear la enésima asistencia de Scamacca.

Sin nada que perder refrescó Albania su frente de ataque tras el descanso y se encontró con una Italia resabiada, sí, pero con un marcador demasiado corto. Y entonces aparecieron las dudas. Las acrecentó Manaj tímidamente primero a Donnarumma y después burlando a Calafiori y obligando al portero a desviarla con el costado cuando la pelota lloraba hacia la portería. A falta de fútbol, el oficio tenía que ser suficiente para aguantar los tres puntos aunque, una vez más, sea aprentado los dientes.

Morata y la SGAE

Morata y la SGAE

Si los títulos de Selecciones dependieran de la calidad de las respectivas Ligas nacionales, esta Eurocopa la ganaría Inglaterra en una final contra Italia, de no cruzarse antes. Una de las varas de medir la importancia de esas Ligas nacionales reside en el número de jugadores internacionales que militan en equipos de los países en cuestión. Futbolistas de primer y primerísimo nivel que no necesitan salir de sus fronteras. Sus clubes, son lo sufi

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Italia, la vieja autoridad resquebrajada sin gol, sin PlayStation y bajo el espíritu de los ‘All Blacks’

Actualizado Viernes, 14 junio 2024 - 23:30

"Sólo hay un azul más bonito que el del cielo, el de la camiseta de la selección nacional". Usa Luciano Spalletti (65 años) un lenguaje zalamero para alentar las esperanzas de los italianos en una Eurocopa a que la que llegan con su vieja autoridad resquebrajada, inmersos en un mar de dudas y bajo un estricto régimen de concentración impuesto por el seleccionador toscano para evitar distracciones. Italia es la vigente campeona, sí, pero los pilares de un calcio que reverdece en Europa se ven azotados por el tránsito que vive la Nazionale. "Somos los protagonistas del sueño de todo italiano que, de niño, dejaba la escuela para ir a jugar al fútbol toda la tarde. Les he dicho a los jugadores que somos héroes y gigantes", añadía.

El relevo generacional se está haciendo costoso y, aunque el futuro no se ve con pesimismo con los títulos europeos para la Sub-19 y la Sub-17, hay que mirar de reojo a este grupo de jugadores que tiene como líderes a Donnarumma, Jorginho y Barella. "Italia está subestimada", viene advirtiendo Gianluigi Buffon, convertido en jefe de delegación y enlace con el vestuario, una especie de hermano mayor con 21 años de experiencia en selección.

Y es que más allá de los números, Spalletti apunta también a la actitud. Con mano de hierro, intenta que nadie descarrile. Su primera decisión: regalar cada jugador el bestseller de James Kerr sobre el legado que dejó el éxito de los All Blacks. Leer es de lo poco que no está prohibido o limitado en la concentración. No se permiten PlayStations individuales en las habitaciones, no están permitidos los auriculares y sólo se puede usar el móvil y las redes antes del desayuno y la cena y la distracción quedará restringida a la sala de juegos con ping pong, billar, futbolín y una máquina de pinball de los 80. "Se viene a la Nazionale a ganar la Euro, no el Call of Duty", advirtió en marzo, cuando dejó fuera de Scamacca por su comportamiento en las citaciones.

"El mayor reto de mi carrera"

"Quiero concentraciones de antes, con viejas conductas. Si no saben a qué jugar ya les inventaré un juego, pero aquí no entran gilipollas», insistió. Ha rebajado esa tensión en los últimos días. "Hay dos PlayStation modernísimas en la sala de juegos, incluso yo he jugado. Subiré fotos a redes sociales y lo veréis. Pero por la noche hay que descansar, como dicen los psicoanalistas". Spalletti ejerciendo de padre para que los resultados lleguen, empezando por hoy ante Albania, donde un fallo sería imperdonable. "Italia está lista", advertía Donnarumma. Necesitan crecer en este campeonato y creer en que la vieja Italia no se ha esfumado.

Se refugian en el campeonato de Europa para lamerse las heridas que la han dejado fuera de los dos últimos Mundiales (Rusia y Qatar) y expulsada con vergüenza en la fase de grupos de los dos anteriores (Sudáfrica y Brasil). A esos varapalos le siguieron el apretón de dientes que les ha servido al menos para acabar entre dos ocho mejores equipos continentales y alzar el último título. Sin embargo, después vino el vapuleo de Argentina en la Finalissima, el tropezón de la Nations League y la regeneración en el banquillo. "Este es el mayor reto de mi carrera, aquí están en juego los sentimientos de todos los italianos", confesó Spalletti y buena muestra de ellos es que el camino hacia Alemania fue tortuoso y el pasaporte se logró sobre la bocina.

Emparejada con Inglaterra, lograron la clasificación directa gracias a la diferencia de goles ganada con Ucrania tras cuatro victorias, dos empates y dos derrotas. Y lo que es peor, sólo 16 goles a favor, muy lejos de los números de Portugal (36), Francia (29), España (25) o Inglaterra (22). La comparación con la clasificación para el torneo de hace cuatro años evidencia el problema: entonces los azzurri no cedieron ni un punto y marcaron 37 goles.

Atascados con el gol

Aún así, Spalletti aventa optimismo y alerta a España y a Croacia de que puede repetir sorpresa. "Vamos a Alemania a ganar, no a participar. Nos lo pide nuestra historia. Podemos estar a la altura de Inglaterra, Francia, España y Alemania", no dudaba en advertir estas últimas semanas. Después, encerrado en Coverciano y alimentándose de pescado -"porque el fósforo ayuda al cerebro", recuerda-, da vueltas a una fortaleza defensiva discutible, a la recuperación in extremis de Nicola Barella, duda para el debut, y, sobre todo, a cómo solventar lo que es el talón de Aquiles: el ataque.

Sólo Chiesa se mantiene del grupo de campeones pero sus nueve goles en la temporada han llevado al seleccionador a mirar más allá. El foco en Scamacca, delantero de Atalanta y máximo goleador nacional de la Serie A con 12 tantos, y Retegui del Genoa con nueve dianas. De momento el atacante de la Dea quien ha tomado ventaja en los partidos de preparación. "Ha crecido mucho en el último período y le felicitamos: es completo y lo tiene todo", dijo antes de mandarle un mensaje: "Si atacas la portería 10 veces, a lo mejor te llegan cinco balones; pero atacándola 20, a lo mejor te llegan 10". Y es que durante la preparación, Italia sólo ha marcado un gol a Bosnia y fue del centrocampista Frattesi.

Albania será la primera prueba de fuego. "Tenemos que demostrar quiénes somos, que no nos asusta un partido de fútbol", añadió un Spalletti que debuta "con una emoción fantástica y nada tóxica".