Dios salve a Inglaterra

Dios salve a Inglaterra

"God save the King". El dios del fútbol tuvo que salvar a una irregular y, a veces, mediocre selección inglesa, manejada confusamente por un Southgate, que sólo ha tenido suerte en esta Eurocopa.

Inglaterra se libró por un gol de buen delantero centro como Watkins, que para el seleccionador inglés no ha existido hasta ahora. Como siempre, Inglaterra fue salvada por la campana, como en aquellos goles de Bellingham o Saka.

Lo terrible para el fútbol

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Watkins, héroe de Inglaterra en el 91 para remontar a Países Bajos y jugar la final ante España

Watkins, héroe de Inglaterra en el 91 para remontar a Países Bajos y jugar la final ante España

La grada de Inglaterra repite en cada noche de Eurocopa el dichoso «Football is coming home (El fútbol está viniendo a casa)». Cada noche. No se cansan, en esa fe eterna en que algún día les tocará. Y este torneo les ofrece milagros que en otros se les negaba. Aquella chilena de Bellingham contra Eslovaquia, los penaltis contra Suiza... Y ayer un gol en el minuto 91 para remontar contra Países Bajos y meterse en la final contra España. El héroe fue Watkins, apuesta de Southgate en el tramo final. Simons adelantó a los de Koeman, pero Inglaterra brilló por fin en un torneo que van a pelear hasta el final.

El seleccionador británico tardó cinco partidos en hacer jugar a sus futbolistas, pero al final lo consiguió. Southgate, el más criticado de la Eurocopa junto a Deschamps, se jugaba su futuro en estas semifinales porque el nivel del equipo ha sido paupérrimo... Hasta esta noche.

El técnico repitió su ataque, con Rice y Mainoo en el doble pivote, Saka en banda derecha, Foden y Bellingham enlazando y Kane en punta. Y por fin funcionó. Si durante estas semanas la clave habían sido los dos goles de Bellingham a Serbia y Eslovaquia y los penaltis contra Suiza, ante Países Bajos Foden vivió su primer gran partido. Jugó liberado en la mediapunta, cayendo hacia el carril derecho para trazar diagonales y buscar la portería con su zurda. Eso que tantas veces había hecho en el City de Guardiola hasta ser elegido mejor futbolista de la última Premier. El 'Iniesta de Stockport' brilló, aunque antes le tocó sufrir.

En el minuto 7, Rice se durmió en un control y Simons le robó el balón, arrancó hacia el área y se inventó un misil desde la media luna que sorprendió a Pickford, incapaz de estirarse para evitar el gol.

Así son los de Koeman, eléctricos, verticales y con capacidad de amoldarse a sus entornos. El cuadro del torneo ha sido benévolo con ellos, y a pesar de ser terceros en el grupo de Austria, Francia y Polonia se han tenido que enfrentar a Rumanía y Turquía en su camino hacia cuartos. Pasaron por encima de los rumanos y tuvieron que remontar a los otomanos, pero lo hicieron con virtudes de candidato.

Reacción inglesa

Los de Southgate se quedaron paralizados tras el 1-0 y el conjunto Oranje siguió insistiendo para el segundo, hasta que los Three Lions despertaron. Primero Kane, luego Saka y por tercera vez, la buena, de nuevo Kane. El delantero del Bayern remató una volea dentro del área y recibió una plancha de Dumfries. El alemán Zwayer no lo vio, pero el VAR le avisó. Revisión, penalti anotado por el capitán y empate.

A partir de las tablas, Inglaterra hizo suyo el partido. Dominó la posesión, como otras veces, pero fue más vertical y más agresiva en sus pases. Se atrevió. Porque si no te atreves puedes llegar a semifinales con algo de fortuna, pero rara vez podrás salir campeón. Lo entendieron los de Southgate y lo entendió Foden, que apareció por primera vez en el torneo y tuvo el segundo en varias acciones.

Primero, Dumfries sacó sobre la línea el remate del inglés, que había regateado a Verbruggen tras un buen pase filtrado de Mainoo. Después, el palo repelió el lanzamiento desde lejos de Foden cuando la rosca amenazaba con colarse en las redes neerlandesas. Era un gol clavado al de Lamine, pero salió despedido.

Fueron los mejores minutos de Inglaterra, con Foden cayendo a la base a iniciar la jugada y conectando con Saka y Kane arriba. Koeman se vio obligado a meter a Veerman, un centrocampista, por la lesión de Depay, y aunque ganó en número, no consiguió el balón.

El miedo

Tras el descanso el ritmo bajó. Ambos se acordaron de que había una final en juego y el miedo empezó a aparecer. Comenzaron a asegurar más los pases y a tomar menos riesgos y el encuentro se convirtió en cemento. Todo mucho más táctico, esperando el hueco o el error en la defensa rival. Inglaterra entregó el balón y Países Bajos comenzó a hacerse con él cuando entendió que a la contra le estaba siendo difícil.

Entre Schouten, Reijnders y Veerman los de Koeman dieron un paso adelante y Simons, en el 77, tuvo una volea que remató mordida. Los británicos necesitaban de nuevo a Foden, exhausto. Su último servicio fue aparecer entre líneas para filtrar a Walker y que Saka venciera a Verbruggen, pero el tanto se anuló por fuera de juego. Southgate le retiró junto a Kane y entraron Palmer y Watkins.

Decisión importante que le salió bien, porque en el 91, cuando ya se observaba la prórroga, el del Chelsea asistió al del AstonVilla para que con un excelente movimiento definiera cruzado. Veremos si el fútbol vuelve de nuevo a su casa, pero Inglaterra viene a por España. Toca Berlín.

Gakpo, el Pichichi que organiza lecturas de la Biblia en la concentración de Países Bajos

Actualizado Miércoles, 10 julio 2024 - 00:22

Si esta noche Cody Gakpo (Eindhoven, 1999) marca un gol a Inglaterra, gritará hacia la grada y levantará el dedo índice de su mano derecha al cielo. En la Eurocopa de Alemania, el delantero de Países Bajos ya le ha dedicado tres goles a Dios. Es el Pichichi del torneo. Más tarde, terminado el partido, será el líder de una sesión de rezo a la que se sumarán la mayoría de sus compañeros, entre ellos el futbolista del Atlético de Madrid Memphis Depay. Es el día a día del vestuario dirigido por Ronald Koeman. La fe como motor hacia unas históricas semifinales contra Inglaterra. «Me llevo la Biblia a todas partes», dice Gakpo.

Estas reuniones religiosas del combinado Oranje surgieron en el Mundial de Qatar, cuando Denzel Dumfries, lateral derecho del Inter, y Depay comenzaron a unirse a las lecturas del propio Gakpo, revelación del torneo. «Empezamos en Qatar. Memphis también es muy religioso, nos enfrentamos a muchas situaciones en el campo y fuera de él y necesitábamos hablar. Quedábamos y debatíamos sobre lo que decía la Biblia. Eso creo que nos unió más como grupo», explicaba Gakpo en una entrevista con ESPN antes del torneo.

En Alemania, Gakpo está repitiendo las actuaciones que le convirtieron en una de las estrellas del último Mundial. A finales de 2022 jugaba en el PSV Eindhoven y había rechazado varias ofertas de la Premier League «por deseo divino», aseguró en su momento.

«señal de Dios para que me quede»

Un día, antes del último partido del mes de agosto de ese año, justo cuando más se hablaba sobre su futuro, decidió que si marcaba un gol se iba al Southampton, si anotaba dos fichaba por el Leeds United y si conseguía un hat-trick, se quedaba. Había logrado dos cuando peleó con un rival y el balón entró en la portería. No sabía si se lo darían. «Le dije a un compañero, si deciden que no es en propia puerta, será una señal de Dios para que me quede. Y así fue», ha explicado.

Se quedó en la liga neerlandesa, explotó con la selección en el Mundial y firmó con el Liverpool en enero de 2023, donde ya es una estrella. Ahora, en Alemania, acumula los mismos tres goles que anotó en Qatar, aunque su selección camina hacia unas semifinales extraordinarias.

Más allá de la fe, la historia de Gakpo se explica desde el deporte. Su padre fue jugador de la selección de fútbol de Togo y su madre, holandesa, jugaba al rugby. Se conocieron en África y se acabaron mudando al país materno, a Eindhoven, donde nacieron Cody y sus tres hermanos. De pequeño, su habitación estaba repleta de fotos de Pelé y Maradona, los ídolos de su padre; y de estrellas del PSV como Phillip Cocu o Ibrahim Afellay. El Philips Stadion fue su segunda casa desde muy pronto.

Van Nistelrooy, clave

Tuvo una adolescente normal hasta que con 14 años conoció a Ruud van Nistelrooy. El ex delantero del PSV, Manchester United y Real Madrid, entre otros, entrenaba en las categorías inferiores del PSV cuando se cruzó con Gakpo y se convirtió en uno de sus mentores. Le entrenó en la categoría sub'17, en sub'19 y en el primer equipo, desde donde dio el salto a Inglaterra, como Ruud.

Gracias a los consejos de Van Nistelrooy, Gakpo pasó de ser uno más en la cantera del PSV a una de las mayores promesas del equipo, donde terminó explotando a partir de los 20 años. Después de cuatro temporadas en Eindhoven, tuvo un inicio extraordinario en la 2022-2023, con nueve goles en 14 partidos antes del Mundial, y sonó para los grandes clubes. El United, club en el que jugó Van Nistelrooy, se interesó por él, pero el delantero terminó aceptando la oferta del Liverpool de Jürgen Klopp y de su compatriota Virgil van Dijk.

En su temporada y media en Anfield acumula 15 goles en 56 partidos, cifras peores que las de la selección nacional pero que espera aumentar a partir del curso que viene, tras la salida de Klopp. «Todavía no he hablado con Slot (el nuevo entrenador), pero la diferencia entre la selección y el Liverpool es que aquí juego como extremo izquierdo. Allí como delantero. Yo prefiero la izquierda, claro», dijo ayer. Hoy, ante Inglaterra, nueva cita.

Southgate y Koeman, la gloria y el drama de los 90: una noche mágica como revancha por no haber jugado el Mundial

Southgate y Koeman, la gloria y el drama de los 90: una noche mágica como revancha por no haber jugado el Mundial

Wembley brillaba con un hechizo único aquella noche de martes. "El ambiente era increíble, por el colorido en las gradas y los cánticos de nuestra gente. Aquel día pensamos que podíamos ganar la Eurocopa", recordó Alan Shearer. El 18 de junio de 1996, los aficionados ingleses se animaron incluso con el Swing Low Sweet Chariot, el himno reservado al rugby en el templo de Twickenham. Muchos se frotaban los ojos ante semejante despliegue de juego. Al primer toque, con un fútbol vertiginoso y los dobletes de Teddy Sheringham y Shearer, Inglaterra había aniquilado 4-1 a Holanda, una de las favoritas. Su único momento de zozobra llegó poco antes del descanso, tras un despiste de la defensa. La norma que impedía ceder el balón al portero con los pies acababa de estrenarse en el torneo, así que muchos centrales aún no habían desarrollado los automatismos. De modo que David Seaman tuvo que corregir ante Dennis Bergkamp con la mejor parada del partido. El compañero que había querido entregarle el balón con un errático cabezazo se llamaba Gareth Southgate.

Por entonces, el actual seleccionador de Inglaterra era un prometedor defensa del Aston Villa, de 26 años, que disputaba su sexto partido con los pross. Una semana después del debut ante Suiza (2-0), cuando formó en la posición de líbero, Terry Venables quiso encomendarle la misión más delicada. Southgate debería hacerse cargo de Bergkamp. Sus condiciones físicas se adaptaban mejor al delantero del Arsenal que las de Tony Adams, cicerone durante su primera temporada en Highbury. Durante más de una hora, la intensidad de Southgate en cada salto, en cada balón dividido, abrumará a Bergkamp. El único destello del '10' se hizo esperar al minuto 79, con una deliciosa asistencia a Patrick Kluivert. De no ser por ese remate, Holanda hubiese caído eliminada en favor de Escocia por la diferencia de goles.

"Debemos admitir que nos han dado una lección en todos los aspectos", admitió Guus Hiddink, cuyo 3-4-3 se vio muy debilitado por las bajas de Edgar Davids, apartado por sus constantes indisciplinas, y el lesionado Frank de Boer. "Tuvimos suerte de marcar uno, porque el partido fue para 5-0 o 6-0", admitió su hermano Ronald. El talento de la Oranje, con cuatro titulares de aquel Ajax que venía dominando la Champions League, nada pudo hacer ante el torrente desatado por Venables. La acción del 3-0, iniciada por Steve McManaman y Paul Gascoigne, aún se celebra entre los analistas, por la generosidad con la que Sheringham cedió el balón para que Shearer ajusticiara a Edwin van der Sar.

"Dale las gracias por ello"

El vapuleo suponía todo un desquite para algunos veteranos como Seaman, Adams, Shearer o Paul Ince, privados del Mundial de 1994 tras un duro 2-0 en Rotterdam. Ronald Koeman, autor de un gol de libre directo y exonerado de la expulsión pese a un clamoroso derribo sobre David Platt, compartió protagonismo con Graham Taylor. El seleccionador inglés, objeto de innumerables críticas en la prensa, protagonizó una curiosa conversación con el juez de línea: "Sólo le estoy diciendo a su colega que el árbitro me ha ehado. Dale las gracias por ello, ¿quieres?"

La llegada de Venables, el técnico que había conducido al Barça a la final de la Copa de Europa de 1986, supuso un revulsivo para la FA y su complejo entorno, siempre acuciado por de las urgencias históricas. De hecho, tras el citado 4-1, las casas de apuestas empezaron a considerar muy seriamente a Inglaterra como candidata al título. Había eludido a Francia en cuartos para proseguir camino en Wembley, donde condenaría a España tras los errores de Fernando Hierro y Miguel Ángel Nadal en la tanda de penaltis.

Sin embargo, la dicha desde los 11 metros se agotaría frente a Alemania, con un error de Southgate en el sexto turno, iniciada ya la muerte súbita. Desde aquella fatídica semifinal hubo que esperar 22 años, hasta marzo de 2018, para ver a The Three Lions ganar de nuevo a los neerlandeses. Curiosamente, aquel 0-1 en el Amsterdam Arena, ya con Southgate a los mandos, fue el primer partido de Koeman como seleccionador neerlandés.

La estrategia de penaltis para la “resiliencia de Inglaterra” y la autodefensa de Southgate: “No todo es puro fútbol”

Actualizado Domingo, 7 julio 2024 - 13:37

Sonaban los primeros acordes de Under Pressure [Bajo presión] de Queen y Bowie sin llegar a la estrofa que podía reflejar lo que pasaba por la cabeza de Gareth Southgate: ¿No podemos darnos una oportunidad más? Todo el fondo inglés del estadio de Düsseldorf se temió lo peor durante algunos segundos. Inglaterra no gana una tanda de penaltis en una Eurocopa desde que lo hizo ante España en 1996, cuando acertó los cinco. Y después sólo lo repitió frente a Colombia en el Mundial de 2018, donde rozó la final. Aquel equipo que también dirigía Southgate no sufrió tanta crítica, porque no tenía a seis jugadores campeones de Champions en once ni preparaba con tanta meticulosidad lo que no es una lotería. Nada de lo que ocurrió desde que el colegiado Orsato decretó el inicio de la segunda parte de la prórroga fue casualidad. Menos aún cuando quedó claro que la clasificación se iba a decidir desde los once metros.

Esta Inglaterra tiene un fútbol ramplón, incapaz de hacer lucir el talento de sus futbolistas que incluso, por momentos, se han estorbado en el campo, y es muy conservadora. Eso es lo que quiere su entrenador, es su plan. No arriesga pero avanza y está en semifinales, a un paso de una final que nunca ha jugado lejos del territorio británico. Sufrió más de la cuenta, pero quedó primera de grupo y se garantizó un camino fácil, aunque acabara con prórroga ante Eslovaquia y penaltis con Suiza. Para Southgate es el camino correcto para ser campeón: agarrarse a todo lo que sea necesario para sacar el resultado. Eso implica cualquier aspecto que pueda dominar.

"No todo es puro fútbol. No siempre lo hemos hecho bien, pero hemos demostrado una resiliencia que tienen otros equipos que han ganado torneos como Italia, España o Francia. Ya tenemos otros atributos", argumentó tras el partido. "Con Inglaterra era habitual empezar bien, avanzarse en los primeros minutos, y luego caer. No éramos inteligentes. Este grupo es diferente", añadió. Esa diferencia es que duerme los partidos, "con posesiones más largas", que si bien no generan daño al rival, impide que se lo hagan. Y también que prepara en sigilo otros aspectos determinantes.

A esa teoría, que enerva a los seguidores, se va a agarrar hasta el final el seleccionador, que lanzó al campo su artillera durante la prórroga pero lo hizo manejando a la vez la tanda de penaltis que se avecinaba. Es una rutina ensayada y pulida durante los últimos años, sobre todo desde el varapalo que fue perder la final en Wembley después de que Pickford parara dos penaltis.

Esta vez estaba todo medido. Southgate había consultado con su asistente una carpeta con información para elegir a los lanzadores. Antes, en los instantes finales, había tenido que renunciar a Harry Kane, pero había puesto en el campo a Toney, un especialista que ni mira la pelota en el golpeo. El resto serían Palmer, Bellingham y Saka, para acabar con Alexander-Arnold. Todos ellos tienen un porcentaje de acierto que roza el 90% cuando la media de un buen lanzador se cifra en el 75%.

Finalizada la prórroga, sólo reunió en una piña a los lanzadores y a los que acabaron sobre el césped pero no estaban designados: Rice, Shaw, Walker y Stones. A ellos les correspondía el papel de 'padrinos' de cada lanzador, el encargado de darles ánimo y felicitarles. Walker lo hizo con Palmer, Shaw con Bellingham, Stones con Saka y Rice con Toney. Lo necesiten o no, ése es su papel. El resto de jugadores esperaban en la banda a que el seleccionador forjara ese respaldo.

Nadie más tomó la palabra. No hubo preguntas ni consultas. Esa muestra de que está al mando y le siguen le ha dado crédito entre algunos críticos como el mítico Alan Shearer, comentarista de la BBC, que elogió su forma de anticiparse a los penaltis ya con los cambios: "Hizo que pareciera fácil".

Mientras, Pickford era aleccionado por el árbitro para que no hiciera su habitual teatrillo de distracción y repasaba la estrategia de lanzamiento de los rivales que lleva siempre en su botella. "Estaba mentalizado para parar uno, es lo que quería", confesaba después. No es una novedad, sólo se ha perfeccionado pasando del papel que entregaban a los porteros, difícil de manejar con guantes, a imprimirlo en la botella. Además, le funciona. Con el Everton ya había adivinado este año el tiro de Bobby Reid para el Fulham en cuartos de final de la EFL Cup. No todo es puro fútbol.

La ‘chuleta’ de Pickford y el descaro de Saka dan a Inglaterra el premio de ser semifinalista desde el punto de penalti

Actualizado Sábado, 6 julio 2024 - 21:17

El lanzamiento de penaltis es una suerte que manejan los futbolistas con buen pie y a Inglaterra le sobran. Da igual que sean incapaces de encontrarse en 120 minutos, de generar desequilibrios incluso de mostrar su calidad. Cuando llega el momento de la vida extra, esa que da la tanda, aparecen. Inglaterra está en semifinales por no haber errado sin que Kane ni Foden estuvieran entre los lanzadores. Sí Bukayo Saka, quitándose la losa que ha arrastrado tres años después de ser el mejor de una seleción mediocre a la que, si no es porque Pickford, con su chuleta de lanzadores pegada en la botella, busca el error de Akanji, Suiza habría plantado cara como hizo durante todo el partido, sometiendo por momentos a los Three Lions. [Narración y estadísticas (1-1, 5-3)]

Ver jugar a los ingleses no te impide dar una cabezadita a la hora de la siesta. Sólo las carreras de veloz Saka pueden sobresaltar, porque el resto es sopor. Superó los sustos en la fase de grupos, jugó con fuego ante Eslovaquia y sólo en esa prórroga agónica volvieron a aparecer los galones de Bellingham y, por primera vez, los de Kane. Es como si en la locura del arrebato se desatara un desorden que libera el talento. Olvidarse de la música para bailar sólo a ritmo de tambores. Incluso eso tardó en ocurrir ante Suiza.

Southgate mantiene a su equipo bien atado, por más que vaya cediendo a algunos cambios para calmar las críticas y, sobre todo, buscar soluciones para no salir por la puerta de atrás. La apuesta por Mainoo ha aparcado los experimentos y dado equilibrio a la medular, pero mientras Bellingham sigue acostándose a la izquierda y buscando cómo encontrar su lugar para romper hacia el área. Foden fue durante todo el partido una sombra.

Juego lento y conservador

Suiza es un equipo ordenado que conoce al dedillo el plan de Murat. No se desespera y busca la velocidad que tiene en la bandas y en Embolo. Su única laguna fue la banda izquierda, donde Saka se colaba una y otra vez por el agujero que dejaba Ricardo Rodríguez sin que Aesbischer fuera capaz de taponarlo. Ese era el mayor peligro de los pross, que siguen atascados. Tanto que hasta Mainoo se animó a avanzar hacia el área hasta estrellarse contra el muro de Akanji. Poco a poco Suiza, a pesar de que Xhaka andaba a medio gas, fue cogiendo vuelo. Comenzaron a aparecer Freuler y Vargas para surtir a Embolo. Los suizos que llenaron el fondo del estadio, a quienes alienta su entrenador antes del arranque, son un reflejo de lo incansable que es su equipo en el campo.

Enredados los ingleses, sólo buscaba la punta de la madeja el jugador del Arsenal. Un juego lento y conservador provocó que los suizos volvieran tras el descanso dispuestos a dar un paso adelante. Se estiraba Ricardo Rodríguez para buscar a Embolo en el segundo palo en su batalla con el villano Konsa, nutría Akanji de balones en largo a Ndoye y Vargas se lanzaba al uno contra uno. Murat había metido piernas frescas en el campo y ese atrevimiento provocó que en el minuto 69, Kane tuviese que sacar un balón en su propia línea de fondo.

Antes de que Inglaterra intentara espabilar, se vio con un gol en contra. Schär buscó en profundidad a Ndoye para romper a Trippier y poner un balón al segundo palo que rebañó Embolo. Acababan de sonar las trompetas para los Three Lions.

Pickford consulta las anotaciones en su botella.

Pickford consulta las anotaciones en su botella.Dean Mouhtaropoulos

Southgate movió el banquillo para intentar aguantar unos días más su trabajo. Por eso hizo debutar a Luke Shaw, y mandó al césped a Eze y a Cole Palmer para empujar a los suizos, que se dejaron de manera involuntaria. Antes de que alguno tocara la pelota, Saka se escapó, recortó para verse en el pico del área y armar un zurdazo que ni vio Sommer hasta que recogió del fondo de la red. Era el primer disparo de Inglaterra entre los tres palos de todo el partido. Sobrevivía en el minuto 80 para jugársela, otra vez, a cara o cruz.

Cantaban sus gradas al inicio de la prórroga, pero apenas sirvió. Un cañonazo de Declan Rice y un doble disparo de Bellingham que atrapó Sommer en la primera parte de la prórroga. Suiza quiso apretar a Pickford y lo hizo. Shaqiri buscó el gol olímpico que se estrelló en la escuadra, Amdouni armó un zurdazo que obligó al meta inglés a vestirse de salvador antes de tiempo y el rechazo a punto estuvo de aprovecharlo Widmer. Los penaltis no parecían un mala manera de intentar ganar vida.

Fútbol es fútbol y política

Fútbol es fútbol y política

A Francia e Inglaterra les ha pillado la Eurocopa en plenas elecciones. No parece que, en general, a sus chicos (¿votaron por correo?) les interese, y mucho menos les preocupe, el tema. Mbappé, él sí, capitán de Les Bleus, instó a no votar a las extremas derecha e izquierda. Que sepamos o recordemos, ninguno de sus compañeros secundó su llamada, y eso que en el equipo hay mayoría de piel oscura. En la prórroga ante Portugal, todos los jugadores,

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‘Einstein’ Xhaka, el soldado suizo de Xabi en guerra eterna por sus raíces albano-kosovares

Actualizado Sábado, 6 julio 2024 - 00:13

Ragip Xhaka protestó contra el gobierno yugoslavo en 1986 y terminó recibiendo palizas en una cárcel de Belgrado hasta que su condena terminó. Tres años y medio que su mujer esperó por él para irse juntos a Basilea, en Suiza. Allí, 1992, nació su hijo Granit, hoy capitán histórico de Suiza, una vez más revelación de un torneo internacional.

Inglaterra será la próxima piedra en el camino de Xhaka, al que le dan igual los obstáculos porque los conoce desde la infancia. No olvida su origen albano-kosovar y lo defiende en cada partido contra Serbia como si los Balcanes todavía estuvieran en guerra. Para él sí. "En Suiza no teníamos nada ni conocíamos a nadie. La gente no entiende el efecto de algo así. Es parte de mi carácter porque me hizo una persona fuerte. No escapo de los problemas", admitió él en una entrevista con 'The Guardian'. Por eso cuando se midió a Serbia en el Mundial de Qatar mostró la camiseta de su compañero Jashari, que comparte apellido con el fundador del Ejército de Liberación de Kosovo.

A pesar de que su corazón late por sus raíces y que su hermano Taulant sí representa a Albania, Granit defiende a Suiza desde las categorías inferiores, donde levantó un Mundial sub'17 en 2009. En esa edición venció, entre otros, a la Alemania de Mario Götze. A su lado, parte de la columna vertebral de la generación que ha llenado de orgullo al país: Ricardo Rodríguez o Seferovic. "Jugamos todos juntos desde muy, muy pequeños. Por eso conocemos la parte buena y mala de cada uno. Eso nos permite abordar cosas que nos pueden doler, pero al final nos ayuda a todos", explicó estos días el delantero Steven Zuber.

Tras Iniesta y Cristiano

En Alemania, Xhaka, al que llaman 'Einstein' en el vestuario por su inteligencia en el juego y su interés por la ciencia, está a punto de igualar un récord de Cristiano Ronaldo y Andrés Iniesta, que acumulan seis premios a Mejor Jugador del partido en las Eurocopas. Xhaka lleva cinco, símbolo de su constante importancia.

Contra Inglaterra completará su círculo. Nunca ha sido capaz de ganar a los británicos (se ha enfrentado en cinco ocasiones) y es el equipo ante el que debutó en 2011. Además, es el país que le vio crecer en el Arsenal de Arsene Wenger y Mikel Arteta antes de volar al Bayer Leverkusen de Xabi Alonso, donde es capitán general.

"Siempre quiere aprender"

El tolosarra se reconoce en el suizo , especialmente por los últimos años de su carrera. "Puedo ver en sus ojos que siempre quiere aprender. Y esto me pasó exactamente en la última fase de mi carrera como jugador en activo. Quiere convertirse en entrenador y eso se ve claramente. Creo que será un gran entrenador", declaró el técnico español. El suizo ha compaginado el doblete con el Leverkusen con el curso de entrenador que está realizando en Dusseldorf. "Es un honor que me comparen con Xabi", admite.

No ha habido tantos elogios de Xhaka a su seleccionador nacional, Murat Yakin, con el que cenó en el mes de febrero para solucionar los problemas internos del combinado suizo. Antes de Navidad, el centrocampista realizó unas declaraciones criticando la forma de entrenar del cuerpo técnico y eso provocó un cisma dentro de la selección. Yakin, sin embargo, consiguió lidiar con la situación, cenó con el futbolista en Alemania en el mes de febrero y "con un vino y un plato de comida solucionamos lo que había que solucionar". Ahora amenazan a Inglaterra.

La UEFA sanciona a Bellingham con un partido, pero aplazado: podrá jugar contra Suiza

Actualizado Viernes, 5 julio 2024 - 13:06

Jude Bellingham se ha salvado. El Comité Disciplinario de Control y Ética de la UEFA (CEDB) le ha multado con 30.000 euros y un partido de sanción por su gesto ante Eslovaquia en los octavos de final de la Eurocopa. Eso sí, la sanción no es inmediata y podrá cumplir ese encuentro durante el próximo año. De esta forma, el centrocampista británico podrá jugar los cuartos de final del torneo ante Suiza y, si ganan, las semifinales y una futura final.

Según el organismo, Bellingham incumplió las normas básicas de conducta de la UEFA, estipuladas en su artículo 11, cuando después de su gol a Eslovaquia se dirigió a una zona de la grada y se llevó las manos a la entrepierna. Después de la polémica, el inglés aseguró que se trató de "un gesto de broma hacia algunos amigos cercanos que estaban en el partido. Tengo mucho respeto al partido que hizo Eslovaquia".

Por otra parte, la UEFA ha sancionado con dos partidos al central turco Demiral, que celebró sus dos goles a Austria realizando un gesto que se corresponde con el movimiento de los 'Lobos Grises', un movimiento de extrema derecha turca. Según la UEFA, la sanción al defensa es por no cumplir "con los principios generales de conducta, por violar las reglas básicas de conducta decente, por utilizar acontecimientos deportivos para manifestaciones de carácter no deportivo y por desprestigiar el deporte del fútbol".

De Musiala a Mbappé, la Eurocopa del mestizaje: 82 jugadores inmigrantes, estrellas nacidas del éxodo de su familia…

Actualizado Jueves, 4 julio 2024 - 21:22

Camavinga, que apunta al once de Francia hoy, nació en Angola. Embolo, la estrella de Suiza, nació en Camerún. Laporte y Le Normand, centrales clave para España, nacieron en Francia. Diogo Costa, héroe de Portugal en los penaltis contra Eslovenia, nació en Suiza. Cinco futbolistas de la selección de Turquía nacieron en Alemania, donde viven dos millones de inmigrantes otomanos. Guéhi, central titular de Inglaterra, nació en Costa de Marfil. Son sólo algunos de los ejemplos de la lista de 82 futbolistas (el 13%)del torneo que llegaron al mundo en un país diferente al que representan. Es la Eurocopa del mestizaje, de la inmigración. Un torneo global que no entiende de fronteras.

Vayamos directamente a las selecciones cuartofinalistas, a sus estrellas y a sus libros de familia. Ya conocen la historia de los padres de Nico Williams y Lamine Yamal. Más allá de España, las vidas se repiten. Mbappé nació en Bondy, pero su padre es camerunés y su madre tiene origen argelino. Musiala, máximo goleador de Alemania, nació en Stuttgart, de padre nigeriano y madre de ascendencia polaca. Rafael Leao, la nueva estrella de Portugal, nació en Lisboa, de padre angoleño y madre de Santo Tomé y Príncipe. Sigamos.

Para saber más

La madre de Jude Bellingham es de ascendencia africana, como los padres de Kobbie Mainoo, la nueva esperanza del centro del campo de Inglaterra, que son de Ghana. Granit Xhaka, capitán de Suiza, nació en Basilea, pero sus padres son de etnia albanesa llegados desde Kosovo. Y su compañero en la selección Dan Ndoye nació en Nyon, pero su padre es de Senegal. Algo similar al padre de Cody Gakpo, mejor jugador de Países Bajos en el torneo, que emigró desde de Togo a Eindhoven. Y Calhanoglu, líder de Turquía, nació en Mannheim, ciudad alemana.

Según el INE, Alemania lidera junto a Suecia la lista de países de la Unión Europea con una proporción más elevada de inmigrantes, algo que se hace notar en el día a día de la Eurocopa. Las aficiones turcas, ucranianas y rumanas y polacas han sido las más numerosas en los estadios, explicando con imágenes lo que dicen los números y las plantillas de las selecciones. En Alemania, el 19,5% de la población ha nacido en el extranjero, por el 17,1% deEspaña, el 16,1% de Portugal o el 13,1% de Francia.

Unas cifras que no van a dejar de crecer, porque según un estudio de la Comisión Europea en 2022, más de cinco millones de inmigrantes de países fuera de la Unión Europea entraron en ella durante esos meses, un 117% más que en 2021. En total, a 1 de enero de 2023, 27 millones de fuera de la UE viven en ella, un 6,1% del total de 448 millones.

Llama la atención el caso de la selección de Países Bajos, un reflejo del país. Todos los futbolistas convocados a la Eurocopa nacieron dentro de sus fronteras, pero las familias de 16 de ellos proceden de territorios de ultramar o son hijos o nietos de inmigrantes africanos, como el 25% de la población del país. Algo similar a Francia. Sólo cuatro nacieron lejos del país, pero Benjamin Pavard es el único no descendiente de padres o abuelos inmigrantes.

Una situación que explica la Europa y el mundo de hoy. Una Europa global en el fútbol y en la vida. En España, el 38% de los nuevos ciudadanos nacionalizados el año pasado eran ciudadanos de países de América Centralo del Sur y el 32% procedía de países del norte de África. En cambio, en Alemania, por ejemplo, casi la mitad de los inmigrantes nacionalizados era de origen asiático. Muchos de ellos provenían de Siria (29%), Turquía (9%), Irak (4%), Irán (3%) y Afganistán (3%), muchos aterrizados por conflictos internos en sus países de origen. Es el caso de Walderman Anton, futbolista de la selección germana nacido en Uzbekistán. Así es la Eurocopa.