La "premonición" del héroe Watkins y el partido "de tú a tú" de Bellingham contra España: "Juegan de maravilla"

La “premonición” del héroe Watkins y el partido “de tú a tú” de Bellingham contra España: “Juegan de maravilla”

Ollie Watkins no se lo podía creer. A sus 28 años, tras haber jugado sólo 14 partidos con Inglaterra en los que había anotado tres escasos goles, el delantero del Aston Villa de Unai Emery fue el héroe de su país en una semifinal de la Eurocopa. Y, como si fuera fácil, parece que el futbolista se lo imaginaba. "Antes del partido tuve una premonición. Lo juro por mi vida, por mis hijos, le dije a Cole Palmer que íbamos a entrar desde el banquillo y que me iba a dar un pase de gol". Así lo contó en la zona mixta de Dortmund y así sucedió sobre el césped.

En el minuto 91, la estrella del Chelsea filtró un pase al atacante del Villa, éste se dio la vuelta fabulosamente y cruzó la pelota hasta donde no pudo llegar Verbruggen. 1-2 e Inglaterra en la final. "Sabía que en cuanto tuviera el balón me la iba a jugar. Hay que ser egoísta: la toco y la remato. Y cuando vi que entraba... Madre mía. No tengo palabras", reflexionó ante los medios.

Watkins, criado en el Exeter City y en el Brentford y futbolista del Aston Villa desde 2020, ha vivido este año la mejor temporada de su vida. 19 goles en la Premier y 27 en total gracias, en parte, a la llegada de Unai Emery. "Ha mejorado muchísimo. Está fantástico. Tiene una actitud muy buena y desea con todas sus fuerzas hacer algo con el club y con la selección, estar en ella y ser uno de los mejores delanteros del campeonato", dijo el técnico español sobre él antes de la Eurocopa.

Dicho y hecho. En apenas diez minutos, Watkins aprovechó la oportunidad que le dio Gareth Southgate, sustituyó a todo un emblema británico como Harry Kane y metió a Inglaterra en la final. "Nunca había soñado con algo así, te soy sincero. No pensaba en que iba a estar en un torneo así... He trabajado muchísimo", admitió entre lágrimas.

El gol de Watkins dio la razón a Southgate, criticado durante las últimas semanas. Y el seleccionador 'devolvió' un poco esas palabras en sala de prensa. "A todos nos gusta sentirnos queridos, ¿no? Cuando eres inglés y todo lo que lees son críticas es duro, pero vivir noches como estas lo es todo".

En los pasillos del Signal Iduna Park, Jude Bellingham ya observaba la final del domingo contra España, en la que se encontrará a tres amigos del Madrid (Nacho, Carvajal y Joselu) y varios conocidos de la liga española. "España ha jugado de maravilla. Ha estado muy bien, pero la final es sólo un partido y puede pasar cualquier cosa. Estoy seguro de que nos sentaremos, los analizaremos y haremos el análisis adecuado. Vamos aenfrentarnos de tú a tú contra ellos", avisó.

Y es que Inglaterra ha dado un paso adelante contra Países Bajos. Ha sido más vertical y se ha arriesgado más en ataque, especialmente en una primera parte en la brilló Phil Foden. "Recibiremos críticas cuando no juguemos bien, pero es importante que nos unamos para ganar estos partidos. Estos momentos son geniales, nos unen como equipo y como familia", dijo, y dio las gracias a Watkins porque "creo que no me quedaba gas para otra media hora". "Es el héroe y nos salvó", añadió.

"Tenemos futuro"

En el otro lado de la balanza, la tristeza de Países Bajos, donde Xavi Simons, ex del Barcelona y actual jugador del Leipzig, habló en castellano con este periódico. "Uno de mis sueños es llevar a esta selección a lo más alto y estoy seguro de que lo vamos a conseguir algún día, tenemos un grupo con mucho futuro", declaró, admitiendo que la rapidez con la que Inglaterra empató el partido cambió el duelo: "Hemos empezado presionándoles mucho, que creo que es algo que les incomodaba, pero bueno, al final metieron el 1-1 muy rápido y el partido se decanta por detalles mínimos".

Quejas por el penalti

Ese 1-1 fue el tema de conversación en la zona mixta. El penalti, revisado por el VAR, de Dumfries sobre Kane. Una 'plancha' que el colegiado Zwayer en directo no señaló pero que cuando consultó la pantalla juzgó como pena máxima. "Creo que dice todo sobre la situación que el árbitro entrara tan rápido al vestuario al acabar el partido... No me dio tiempo ni a saludarle", aseguró, irónico, Van Dijk, capitán neerlandés.

"Creo que no era penalti", declaró Koeman. "Es otra de esas decisiones de VAR... ¿Qué tienes que hacer como defensa? Denzel intenta blocar el balón y Kane dispara y luego golpea el zapato de Dumfries con su bota. El fútbol cambia de verdad por este tipo de decisiones del VAR", se quejó, e insistió en que "pitó cosas que no se pitan en la Premier League".

Watkins, héroe de Inglaterra en el 91 para remontar a Países Bajos y jugar la final ante España

Watkins, héroe de Inglaterra en el 91 para remontar a Países Bajos y jugar la final ante España

La grada de Inglaterra repite en cada noche de Eurocopa el dichoso «Football is coming home (El fútbol está viniendo a casa)». Cada noche. No se cansan, en esa fe eterna en que algún día les tocará. Y este torneo les ofrece milagros que en otros se les negaba. Aquella chilena de Bellingham contra Eslovaquia, los penaltis contra Suiza... Y ayer un gol en el minuto 91 para remontar contra Países Bajos y meterse en la final contra España. El héroe fue Watkins, apuesta de Southgate en el tramo final. Simons adelantó a los de Koeman, pero Inglaterra brilló por fin en un torneo que van a pelear hasta el final.

El seleccionador británico tardó cinco partidos en hacer jugar a sus futbolistas, pero al final lo consiguió. Southgate, el más criticado de la Eurocopa junto a Deschamps, se jugaba su futuro en estas semifinales porque el nivel del equipo ha sido paupérrimo... Hasta esta noche.

El técnico repitió su ataque, con Rice y Mainoo en el doble pivote, Saka en banda derecha, Foden y Bellingham enlazando y Kane en punta. Y por fin funcionó. Si durante estas semanas la clave habían sido los dos goles de Bellingham a Serbia y Eslovaquia y los penaltis contra Suiza, ante Países Bajos Foden vivió su primer gran partido. Jugó liberado en la mediapunta, cayendo hacia el carril derecho para trazar diagonales y buscar la portería con su zurda. Eso que tantas veces había hecho en el City de Guardiola hasta ser elegido mejor futbolista de la última Premier. El 'Iniesta de Stockport' brilló, aunque antes le tocó sufrir.

En el minuto 7, Rice se durmió en un control y Simons le robó el balón, arrancó hacia el área y se inventó un misil desde la media luna que sorprendió a Pickford, incapaz de estirarse para evitar el gol.

Así son los de Koeman, eléctricos, verticales y con capacidad de amoldarse a sus entornos. El cuadro del torneo ha sido benévolo con ellos, y a pesar de ser terceros en el grupo de Austria, Francia y Polonia se han tenido que enfrentar a Rumanía y Turquía en su camino hacia cuartos. Pasaron por encima de los rumanos y tuvieron que remontar a los otomanos, pero lo hicieron con virtudes de candidato.

Reacción inglesa

Los de Southgate se quedaron paralizados tras el 1-0 y el conjunto Oranje siguió insistiendo para el segundo, hasta que los Three Lions despertaron. Primero Kane, luego Saka y por tercera vez, la buena, de nuevo Kane. El delantero del Bayern remató una volea dentro del área y recibió una plancha de Dumfries. El alemán Zwayer no lo vio, pero el VAR le avisó. Revisión, penalti anotado por el capitán y empate.

A partir de las tablas, Inglaterra hizo suyo el partido. Dominó la posesión, como otras veces, pero fue más vertical y más agresiva en sus pases. Se atrevió. Porque si no te atreves puedes llegar a semifinales con algo de fortuna, pero rara vez podrás salir campeón. Lo entendieron los de Southgate y lo entendió Foden, que apareció por primera vez en el torneo y tuvo el segundo en varias acciones.

Primero, Dumfries sacó sobre la línea el remate del inglés, que había regateado a Verbruggen tras un buen pase filtrado de Mainoo. Después, el palo repelió el lanzamiento desde lejos de Foden cuando la rosca amenazaba con colarse en las redes neerlandesas. Era un gol clavado al de Lamine, pero salió despedido.

Fueron los mejores minutos de Inglaterra, con Foden cayendo a la base a iniciar la jugada y conectando con Saka y Kane arriba. Koeman se vio obligado a meter a Veerman, un centrocampista, por la lesión de Depay, y aunque ganó en número, no consiguió el balón.

El miedo

Tras el descanso el ritmo bajó. Ambos se acordaron de que había una final en juego y el miedo empezó a aparecer. Comenzaron a asegurar más los pases y a tomar menos riesgos y el encuentro se convirtió en cemento. Todo mucho más táctico, esperando el hueco o el error en la defensa rival. Inglaterra entregó el balón y Países Bajos comenzó a hacerse con él cuando entendió que a la contra le estaba siendo difícil.

Entre Schouten, Reijnders y Veerman los de Koeman dieron un paso adelante y Simons, en el 77, tuvo una volea que remató mordida. Los británicos necesitaban de nuevo a Foden, exhausto. Su último servicio fue aparecer entre líneas para filtrar a Walker y que Saka venciera a Verbruggen, pero el tanto se anuló por fuera de juego. Southgate le retiró junto a Kane y entraron Palmer y Watkins.

Decisión importante que le salió bien, porque en el 91, cuando ya se observaba la prórroga, el del Chelsea asistió al del AstonVilla para que con un excelente movimiento definiera cruzado. Veremos si el fútbol vuelve de nuevo a su casa, pero Inglaterra viene a por España. Toca Berlín.

Gakpo, el Pichichi que organiza lecturas de la Biblia en la concentración de Países Bajos

Actualizado Miércoles, 10 julio 2024 - 00:22

Si esta noche Cody Gakpo (Eindhoven, 1999) marca un gol a Inglaterra, gritará hacia la grada y levantará el dedo índice de su mano derecha al cielo. En la Eurocopa de Alemania, el delantero de Países Bajos ya le ha dedicado tres goles a Dios. Es el Pichichi del torneo. Más tarde, terminado el partido, será el líder de una sesión de rezo a la que se sumarán la mayoría de sus compañeros, entre ellos el futbolista del Atlético de Madrid Memphis Depay. Es el día a día del vestuario dirigido por Ronald Koeman. La fe como motor hacia unas históricas semifinales contra Inglaterra. «Me llevo la Biblia a todas partes», dice Gakpo.

Estas reuniones religiosas del combinado Oranje surgieron en el Mundial de Qatar, cuando Denzel Dumfries, lateral derecho del Inter, y Depay comenzaron a unirse a las lecturas del propio Gakpo, revelación del torneo. «Empezamos en Qatar. Memphis también es muy religioso, nos enfrentamos a muchas situaciones en el campo y fuera de él y necesitábamos hablar. Quedábamos y debatíamos sobre lo que decía la Biblia. Eso creo que nos unió más como grupo», explicaba Gakpo en una entrevista con ESPN antes del torneo.

En Alemania, Gakpo está repitiendo las actuaciones que le convirtieron en una de las estrellas del último Mundial. A finales de 2022 jugaba en el PSV Eindhoven y había rechazado varias ofertas de la Premier League «por deseo divino», aseguró en su momento.

«señal de Dios para que me quede»

Un día, antes del último partido del mes de agosto de ese año, justo cuando más se hablaba sobre su futuro, decidió que si marcaba un gol se iba al Southampton, si anotaba dos fichaba por el Leeds United y si conseguía un hat-trick, se quedaba. Había logrado dos cuando peleó con un rival y el balón entró en la portería. No sabía si se lo darían. «Le dije a un compañero, si deciden que no es en propia puerta, será una señal de Dios para que me quede. Y así fue», ha explicado.

Se quedó en la liga neerlandesa, explotó con la selección en el Mundial y firmó con el Liverpool en enero de 2023, donde ya es una estrella. Ahora, en Alemania, acumula los mismos tres goles que anotó en Qatar, aunque su selección camina hacia unas semifinales extraordinarias.

Más allá de la fe, la historia de Gakpo se explica desde el deporte. Su padre fue jugador de la selección de fútbol de Togo y su madre, holandesa, jugaba al rugby. Se conocieron en África y se acabaron mudando al país materno, a Eindhoven, donde nacieron Cody y sus tres hermanos. De pequeño, su habitación estaba repleta de fotos de Pelé y Maradona, los ídolos de su padre; y de estrellas del PSV como Phillip Cocu o Ibrahim Afellay. El Philips Stadion fue su segunda casa desde muy pronto.

Van Nistelrooy, clave

Tuvo una adolescente normal hasta que con 14 años conoció a Ruud van Nistelrooy. El ex delantero del PSV, Manchester United y Real Madrid, entre otros, entrenaba en las categorías inferiores del PSV cuando se cruzó con Gakpo y se convirtió en uno de sus mentores. Le entrenó en la categoría sub'17, en sub'19 y en el primer equipo, desde donde dio el salto a Inglaterra, como Ruud.

Gracias a los consejos de Van Nistelrooy, Gakpo pasó de ser uno más en la cantera del PSV a una de las mayores promesas del equipo, donde terminó explotando a partir de los 20 años. Después de cuatro temporadas en Eindhoven, tuvo un inicio extraordinario en la 2022-2023, con nueve goles en 14 partidos antes del Mundial, y sonó para los grandes clubes. El United, club en el que jugó Van Nistelrooy, se interesó por él, pero el delantero terminó aceptando la oferta del Liverpool de Jürgen Klopp y de su compatriota Virgil van Dijk.

En su temporada y media en Anfield acumula 15 goles en 56 partidos, cifras peores que las de la selección nacional pero que espera aumentar a partir del curso que viene, tras la salida de Klopp. «Todavía no he hablado con Slot (el nuevo entrenador), pero la diferencia entre la selección y el Liverpool es que aquí juego como extremo izquierdo. Allí como delantero. Yo prefiero la izquierda, claro», dijo ayer. Hoy, ante Inglaterra, nueva cita.

Southgate y Koeman, la gloria y el drama de los 90: una noche mágica como revancha por no haber jugado el Mundial

Southgate y Koeman, la gloria y el drama de los 90: una noche mágica como revancha por no haber jugado el Mundial

Wembley brillaba con un hechizo único aquella noche de martes. "El ambiente era increíble, por el colorido en las gradas y los cánticos de nuestra gente. Aquel día pensamos que podíamos ganar la Eurocopa", recordó Alan Shearer. El 18 de junio de 1996, los aficionados ingleses se animaron incluso con el Swing Low Sweet Chariot, el himno reservado al rugby en el templo de Twickenham. Muchos se frotaban los ojos ante semejante despliegue de juego. Al primer toque, con un fútbol vertiginoso y los dobletes de Teddy Sheringham y Shearer, Inglaterra había aniquilado 4-1 a Holanda, una de las favoritas. Su único momento de zozobra llegó poco antes del descanso, tras un despiste de la defensa. La norma que impedía ceder el balón al portero con los pies acababa de estrenarse en el torneo, así que muchos centrales aún no habían desarrollado los automatismos. De modo que David Seaman tuvo que corregir ante Dennis Bergkamp con la mejor parada del partido. El compañero que había querido entregarle el balón con un errático cabezazo se llamaba Gareth Southgate.

Por entonces, el actual seleccionador de Inglaterra era un prometedor defensa del Aston Villa, de 26 años, que disputaba su sexto partido con los pross. Una semana después del debut ante Suiza (2-0), cuando formó en la posición de líbero, Terry Venables quiso encomendarle la misión más delicada. Southgate debería hacerse cargo de Bergkamp. Sus condiciones físicas se adaptaban mejor al delantero del Arsenal que las de Tony Adams, cicerone durante su primera temporada en Highbury. Durante más de una hora, la intensidad de Southgate en cada salto, en cada balón dividido, abrumará a Bergkamp. El único destello del '10' se hizo esperar al minuto 79, con una deliciosa asistencia a Patrick Kluivert. De no ser por ese remate, Holanda hubiese caído eliminada en favor de Escocia por la diferencia de goles.

"Debemos admitir que nos han dado una lección en todos los aspectos", admitió Guus Hiddink, cuyo 3-4-3 se vio muy debilitado por las bajas de Edgar Davids, apartado por sus constantes indisciplinas, y el lesionado Frank de Boer. "Tuvimos suerte de marcar uno, porque el partido fue para 5-0 o 6-0", admitió su hermano Ronald. El talento de la Oranje, con cuatro titulares de aquel Ajax que venía dominando la Champions League, nada pudo hacer ante el torrente desatado por Venables. La acción del 3-0, iniciada por Steve McManaman y Paul Gascoigne, aún se celebra entre los analistas, por la generosidad con la que Sheringham cedió el balón para que Shearer ajusticiara a Edwin van der Sar.

"Dale las gracias por ello"

El vapuleo suponía todo un desquite para algunos veteranos como Seaman, Adams, Shearer o Paul Ince, privados del Mundial de 1994 tras un duro 2-0 en Rotterdam. Ronald Koeman, autor de un gol de libre directo y exonerado de la expulsión pese a un clamoroso derribo sobre David Platt, compartió protagonismo con Graham Taylor. El seleccionador inglés, objeto de innumerables críticas en la prensa, protagonizó una curiosa conversación con el juez de línea: "Sólo le estoy diciendo a su colega que el árbitro me ha ehado. Dale las gracias por ello, ¿quieres?"

La llegada de Venables, el técnico que había conducido al Barça a la final de la Copa de Europa de 1986, supuso un revulsivo para la FA y su complejo entorno, siempre acuciado por de las urgencias históricas. De hecho, tras el citado 4-1, las casas de apuestas empezaron a considerar muy seriamente a Inglaterra como candidata al título. Había eludido a Francia en cuartos para proseguir camino en Wembley, donde condenaría a España tras los errores de Fernando Hierro y Miguel Ángel Nadal en la tanda de penaltis.

Sin embargo, la dicha desde los 11 metros se agotaría frente a Alemania, con un error de Southgate en el sexto turno, iniciada ya la muerte súbita. Desde aquella fatídica semifinal hubo que esperar 22 años, hasta marzo de 2018, para ver a The Three Lions ganar de nuevo a los neerlandeses. Curiosamente, aquel 0-1 en el Amsterdam Arena, ya con Southgate a los mandos, fue el primer partido de Koeman como seleccionador neerlandés.

Joshua Zirkzee, el suplente de oro de Koeman que llegó 'in extremis' a la concentración

Joshua Zirkzee, el suplente de oro de Koeman que llegó ‘in extremis’ a la concentración

Actualizado Lunes, 8 julio 2024 - 17:39

Era el minuto 87 de los cuartos de final ante Turquía y Ronald Koeman preparaba su último cambio del partido. Su selección había logrado remontar el 0-1 de los otomanos, pero el encuentro no estaba ni mucho menos cerrado y el ex técnico del Barça quería frescura y más artillería en la parcela ofensiva. Fue entonces cuando Joshua Zirkzee (Schiedam, Países Bajos, 23 años) tomó el relevo de Xavi Simmons para hacer su debut en una Eurocopa. "Es un sueño de infancia", dijo el delantero después de sellar su clasificación a las semifinales.

Pero hace solo unas pocas semanas, su plan de viaje estaba en otro lugar, concretamente en Orlando, donde el delantero se encontraba pasando las vacaciones visitando Disney World hasta que una llamada de urgencia de su seleccionador le hizo comprar el billete de vuelta. Brian Brobbey, joven delantero del Ajax, había sentido molestias en uno de los últimos entrenamientos y era necesario cubrirse las espaldas. Cosas del fútbol, el siguiente de la lista era él. Un destino que, lejos de regalarle ese estreno, también le sitúa muy cerca de ser dirigido por otro compatriota, Erik ten Hag, en el Manchester United, que necesitado de ilusión y de goles, estaría a punto de cerrar su incorporación como nuevo red devil.

Zirkzee, que podría haber jugado con Nigeria debido a la ascendencia de su madre, comenzó su carrera en las calles de su ciudad donde, según cuenta en una entrevista a La Gazzeta dello Sport, "cada domingo iba directo al campo a jugar. Crecí alrededor de gente que te hacía duro. Tenías que jugar de una manera para protegerte y ser inteligente. Gran parte de mi juego actual nace de ahí".

"No se deja atrapar"

Su habilidad y sus características físicas, 1,93 metros de altura, no tardaron en llamar la atención en las categorías inferiores del Feyenoord, pero en tan solo un año el Bayern de Múnich llamó a su puerta para jugar en las categorías inferiores del club. "Es el tipo de jugador que todos buscan. Un poderoso delantero que se mantiene frío y no se deja atrapar", dijo en una entrevista su mánager en la academia alemana, Holger Seitz.

A pesar de ello, su periplo en tierras bávaras no tuvo un gran recorrido, pues pese a dejar muestras de su calidad con cuatro goles en nueve partidos en 2019 bajo las órdenes de Hans Flick, se marchó cedido primero al Parma y después al Anderlecht, lugar donde sí pudo demostrar ser esa referencia capaz de decidir partidos. Quince goles en la liga local fueron suficientes para confirmar todos los pronósticos. Bélgica fue su catapulta y Bolonia el siguiente paso en su carrera.

En su segundo año y con Thiago Motta a los mandos, Zirkzee ha sido pieza clave para que el club italiano haya vuelto a competición europea casi seis décadas después. Once tantos y cinco asistencias llevan su firma. Su precio no es casualidad. Cuarenta millones parece ser la cifra mágica que le permita dar el paso que le falta. Stefano Pioli, entrenador del Milan hasta este verano, ya destacó su nombre como uno de los delanteros a tener en cuenta. "Es un jugador joven que sigo desde el Bayern y el Parma; ahora es mucho más completo, está más involucrado y tiene una gran calidad".

Países Bajos apaga la revolución turca en Berlín y se medirá a Inglaterra en semifinales

Países Bajos apaga la revolución turca en Berlín y se medirá a Inglaterra en semifinales

Países Bajos apagó la revolución turca en Berlín. El conjunto otomano, revelación de la Eurocopa, se adelantó con un tanto de Akaydin a pase de la joya Güler y estuvo a unos minutos de dar la sorpresa y plantarse en las semifinales del torneo, pero entre De Vrij y Muldur, éste último en propia puerta, le dieron la vuelta a su sueño. [Narración y estadísticas (2-1)]

Cada partido de Turquía es una fiesta en Alemania, donde viven casi tres millones de inmigrantes otomanos que cada tarde en cada estadio hacen resonar ese «Ohhhhh Turkiye». Berlín volvió a ser suya, empujando a una selección intensa y divertida sobre el césped, con una sorprendente base de futbolistas del Fenerbahce y el Galatasaray y con Arda Güler y Calhanoglu como estrellas. Sus pies fletan balones que hacen volar a sus centrales, revolución de este torneo y detenidos en la orilla de las semifinales por una poderosa selección de Países Bajos, capaz, como los campeones, de levantarse cuando estaba hundida.

Los de Koeman saltaron al Olympiastadion con ganas de enfrentarse a Inglaterra en la previa de la final. En el primer minuto, Memphis Depay erró una clara ocasión dentro del área y el equipo dominó durante el tramo inicial. Schouten y Reijnders asumieron la posesión y los neerlandeses fueron mejores. Pero Turquía despertó.

Güler se acercó a Montella, hablaron y el conjunto otomano cambió. Dejó jugar a los centrales rivales y presionó cuando Gakpo, Simons o Reijnders tuvieron la pelota. Intensos y generosos en cada esfuerzo, así le dieron la vuelta a las sensaciones del partido.

Ritmo muy alto

Conscientes de que con combinaciones no podrían superar a Países Bajos, Turquía comenzó a buscar balones largos a la espalda de Aké y De Vrij con esos cohetes que tiene en las bandas: Muldur y Kadioglu, a los que Dumfries y Gakpo no seguían en las marcas. El duelo aceleró a un ritmo muy alto, diferente a lo visto en los encuentros de Francia e Inglaterra. Turquía mordió y encontró premio.

Después de un par de centros que murieron en el corazón del área pequeña sin que nadie los rematara, Güler por fin encontró destinatario a sus extraordinarios pases. En el 35, recogió el rechace de un córner y puso un balón magnífico con la derecha al segundo palo de Verbruggen, que dudó lo suficiente como para no llegar y que Akaydin, como hiciera Demiral en octavos, cabeceara a la red.

El shock de Países Bajos fue tan brutal como la locura turca en las gradas. El tanto fue merecido al empeño otomano en buscar el partido, en no tantear a su rival, en asfixiar la insulsa posesión neerlandesa. Baris se hizo grande en punta, forcejeando con el gigante Van Dijk y dando salida a los ataques de su equipo. La pregunta era cuánto tiene podría aguantar Turquía esa sexta marcha.

Gunok, ante Gakpo, tras la acción del 2-1.

Gunok, ante Gakpo, tras la acción del 2-1.AFP

La respuesta, en la segunda parte. El conjunto de Montella se encerró en un 5-4-1 convertido en muro y Países Bajos pasó de jugar al fútbol al balonmano. Posesiones eternas de izquierda a derecha en las que se estrellaban una y otra vez con la defensa. Koeman introdujo a Weghorst para tener un referente y juntó a Depay con Gakpo por el carril izquierdo para generar superioridades, pero Turquía todavía tenía oxígeno para más.

Güler, en una falta provocada por él mismo tras una contra, estrelló un zurdazo extraordinario en el palo neerlandés. Podría haber sido otro milagro. Entre él y Baris Yilmaz volvieron locos a Aké y Van Dijk y rozaron el 0-2 en varias opciones, pero el fuelle, como decíamos, no iba a ser eterno.

Heroico Verbruggen

Mientras Turquía bajaba sus pulsaciones, Países Bajos las aumentaba. Toque, toque, toque y toque buscando el espacio y el error rival. Primero Weghorst no estuvo acertado al rematar un centro de Schouten, pero los de Koeman empatarían el partido tras un gran cabezazo de De Vrij a centro de Memphis. 1-1 y el partido cuesta abajo hacia Ámsterdam.

Era el minuto 70 y Turquía parecía K.O. Un par de jugadas más tarde, en el 75, una desconexión de los otomanos en el rechace de un córner terminó con Dumfries poniendo un balón raso al segundo palo que entre Gakpo y Muldur empujaron a la red de Günok.

En el tramo final, Turquía lo dejó todo. Pudo empatar en millones de ocasiones, todas salvadas por un enorme Verbruggen, héroe de su país y verdugo otomano con varias manos casi imposibles, una de ellas a Kilicsoy cuando la grada gritaba gol. Van de Ven, con un pie salvador, también evitó las tablas en los minutos finales. Llora Turquía y sonríe la infinita afición neerlandesa, feliz hacia una semifinal de máximo nivel contra Inglaterra.

El ambiente convulso de Países Bajos, entre los cónclaves y la falta de un líder: "Convendría hablar con el 'staff"

El ambiente convulso de Países Bajos, entre los cónclaves y la falta de un líder: “Convendría hablar con el ‘staff”

La última vez que Países Bajos ganó una eliminatoria en la fase final de una Eurocopa, nueve de los actuales futbolistas de Ronald Koeman ni siquiera habían nacido. Desde aquel 25 de junio de 2000 (6-1 ante Yugoslavia en Rotterdam), la selección Oranje acumula demasiadas frustraciones como para no afrontar el cruce de hoy frente a Rumanía como una final anticipada. Sin embargo, el ambiente de los últimos días en el cuartel general neerlandés no presagia nada bueno. La dificultad para encontrar un plan definido, la ausencia de un líder y los cruces de reproches vienen lastrando al equipo desde el comienzo del torneo.

"Ha sido una semana muy larga", admitió ayer Koeman en el Olímpico de Múnich. Desde la derrota ante Austria, durante estos siete días se han filtrado demasiadas críticas. No sólo periodísticas, sino también internas. "Los jugadores y el cuerpo técnico han sido abiertos entre sí. He visto una reacción en los entrenamientos", añadió el seleccionador sobre las reuniones a las que el domingo ya se había referido Memphis Depay. "Hemos discutido y nos hemos criticado mutuamente. Es lógico que haya roces si los resultados no se dan", explicó el delantero.

Los cónclaves en el Hotel Ritz-Carlton, sede de la Oranje en Wolfsburgo, escenifican el delicado momento de un vestuario sin líderes. Ni Virgil van Dijk - primer capitán- ni Daley Blind o Georginio Wijnaldum -los jugadores con más internacionalidades- han asumido la autoridad de su rango. De modo que el diario De Telegraaf, el más influyente del país, ya pedía el domingo un paso adelante a Depay, lo único rescatable de la debacle ante los austriacos. Más allá del acierto cara al gol, nadie podrá discutir el empeño del ariete rojiblanco. Durante la fase de grupos fue el segundo futbolista de la Eurocopa que más presionó en el último tercio rival (108 veces, más del doble que el segundo neerlandés).

"Remedios a corto plazo"

"El problema de Memphis es que su talento para liderar interfiere psicológicamente con su talento para atacar. Y que sólo lleva la voz cantante cuando se encuentra realmente relajado", comenta a EL MUNDO Joost van der Leij, profesor invitado en la Universidad Libre de Amsterdam. Filósofo de formación, Van der Leij cuenta con un notable prestigio en su país por su revolucionario enfoque del fútbol, donde combina la estadística con herramientas psicológicas de la Terapia Gestalt. "La cuestión con Depay puede solucionarse a corto plazo dejando claro que queda liberado de cualquier tarea de liderazgo", zanja.

Respecto a las opciones de alcanzar los cuartos, Van der Leij se muestra, cuanto menos, cauteloso. "En mi país tendemos a subestimar a rivales en teoría más débiles, pero hacerlo ahora frente a Rumanía supondría un riesgo demasiado grande. Por desgracia, debido a la falta de tiempo, será difícil hacer grandes cambios tácticos. Ahora se necesitan remedios a corto plazo. Sin que los jugadores lo sepan, convendría hablar seriamente con el staff, especialmente con sus analistas, que de alguna manera subestimaron a Austria y elaboraron un plan táctico equivocado".

Desde 1968, Rumanía sólo sumó una victoria y tres goles en los 14 precedentes. Pero si los hombres de Edward Iordanescu logran la heroica, Países Bajos se convertirá en la segunda selección de la historia -después de Yugoslavia (1968-2000)- que cae en cuatro eliminatorias consecutivas de la Eurocopa.

Griezmann perdona a Países Bajos y el VAR salva a una Francia sin Mbappé

Griezmann perdona a Países Bajos y el VAR salva a una Francia sin Mbappé

Francia perdonó a Países Bajos, el VAR le salvó, Mbappé ni siquiera calentó y los de Deschamps se meten ahora en un pequeño problema. El empate entre ambos deja el liderato del grupo D igualado, con los de Koeman por delante al haber anotado más goles. La última jornada, con los galos enfrentándose a Polonia y los neerlandeses a Austria decidirá los puestos, pero los franceses ya no dependen de sí mismos.

Ante la ausencia de Mbappé, Deschamps fue fiel a sus principios: la casa, por los cimientos. Cero riesgo. Rechazó la idea de incorporar a otro delantero y entregó su equipo al mejor futbolista que tenía a su disposición: Antoine Griezmann. Francia fue un equipo a su medida, con Tchouaméni entrando para llevar el timón y Kanté y Rabiot en los interiores. Al lado de la estrella rojiblanca, Dembélé y Thuram para generar espacios.

Y hay que decirlo: Francia jugó mejor. Griezmann flotó en la mediapunta y tuvo las mejores ocasiones, aunque no estuvo acertado en ninguna de sus definiciones. Pero el combinado galo reaccionó mejor a las rápidas transiciones de los de Koeman con tres centrocampistas puros, uno más que contra Austria, donde sufrieron demasiado para su nivel.

Países Bajos tiene virtudes para hacer daño a cualquier equipo de esta Eurocopa. Reijnders, Frimpong, Simons y Gakpo no tiemblan, no pausan, muerden. Y Depay, lejos de su mejor nivel, se ofrece como boya. Koeman no animar a una presión alta cuando alguno de sus hombres de ataque da la orden, van todos como soldados. Así llegaron sus mejores opciones.

A los 50 segundos, el delantero del Atlético buscó al hueco a Frimpong, éste le ganó la carrera a Theo Hernández y sólo la estirada de Maignan evitó el 1-0.

El partido no quiso respirar. En el 13, Griezmann tuvo la oportunidad más clara de la primera parte. Thuram encontró a Rabiot dentro del área con un taconazo, el portero Verbruggen dudó en la salida y el centrocampista prefirió ceder a Griezmann en lugar de rematar. Una decisión que sorprendió al propio Antoine, que con toda la portería para él no consiguió acertar a rematar.

En la siguiente jugada, Kanté asistió a Griezmann desde el lateral del área y el capitán galo definió de primeras, rozando el palo neerlandés. Dos ocasiones que un campeón no debe perdonar.

Países Bajos respondió al momento con una arrancada de Gakpo que sacó Maignan, a lo que Francia contestó con un buen desmarque de Marcus Thuram, que se plantó en el área pero remató desviado. El duelo era brillante para el espectador neutral, pero conociendo a un entrenador como Deschamps, necesitaba pausa. Y la iba a tener.

A partir de la media hora, el choque entró en el terreno táctico. Francia asumió la posesión y los de Koeman esperaron su oportunidad para robar y salir en transición. La idea de ambos quedó clara hasta el descanso. En un lado, Tchouaméni al mando y Griezmann flotando. Al otro, Simons y Gakpo aguardando el momento de correr. Todos tuvieron sus tímidos intentos, pero el descanso llegó para bajar las pulsaciones del ambiente.

Francia salió de vestuarios con otra idea. No sólo tuvo una posesión estéril como en la primera parte, sino que dominó e hizo daño, llegando continuamente a la portería de Verbruggen. Primero Rabiot, luego Thuram, después Tchouaméni... Todo mientras Mbappé seguía sentado en el banquillo y el resto de sus compañeros calentaba. El galo no estaba para jugar o el cuerpo técnico no quería arriesgar, pero la cuestión es que no saltó al césped.

El error de Griezmann y el VAR

En el 64, Griezmann repitió el error de la primera parte. Una buena combinación entre Dembélé y Thuram dentro del área terminó con el balón en Kanté, que de primeras asistió al rojiblanco a metro y medio de la línea neerlandesa. Y Griezmann, de nuevo de forma incomprensible, dejó escapar el 0-1 y mantuvo con vida a PaísesBajos. Remató débil y Verbruggen desvió a córner.

Los de Koeman parecían totalmente K.O., encajonados en la frontal de su área mientras despejaban los ataques franceses. Pero ya se sabe cómo es el fútbol. Si perdonas, pagas. En el 70, Maignan detuvo un disparo de Depay y el rechazo lo envió a las redes galas Simons. 1-0 que sería anulado por el VAR tras una larga revisión. Los colegiados vieron fuera de juego de Dumfries, que molestó a Maignan en su intento de parar el remate del futbolista del Leipzig.

El tramo final fue un asedio francés, conscientes de la situación del grupo. Mbappé se desesperaba pero sus compañeros no pudieron con Verbruggen. Pinchazo de Francia.

Koeman, mocos y pelotillas

Koeman, mocos y pelotillas

Preocupa el estado de Pedri en la selección española. Ha sido ver a Koeman comerse los mocos en el Polonia-Países Bajos, y empezar a pensar en un posible cruce con su ex entrenador, al que tendría que dar la mano, e incluso abrazarse, tras compartir momentos muy difíciles en el equipo culé postpandemia, en los que cualquiera entendería que el seleccionador holandés acabara chupándose hasta las PCRs.

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Weghorst da la victoria a Países Bajos ante una Polonia que soñó con la victoria

Weghorst da la victoria a Países Bajos ante una Polonia que soñó con la victoria

Actualizado Domingo, 16 junio 2024 - 16:56

Dicen que segundas partes nunca fueron buenas, pero en el caso de Ronald Koeman con la Orange, parece que, al menos de momento, ese tópico no se está cumpliendo. Países Bajos, con una selección muy renovada, que tiene en Cody Gakpo, el extremo del Liverpool, su nueva estrella, remontó en su estreno ante una Polonia que aterrizaba en Hamburgo sin Lewandowski, aún lesionado del tobillo. [Narración y estadísticas (1-2)]

El partido comenzó con sorpresa cuando, aprovechando su superioridad por arriba, Buksa, el sustituto del ariete blaugrana, se elevó sobre la defensa holandesa para rematar un excelente saque de esquina de Zielinski en el minuto 16. El golpe hizo daño a los neerlandeses, pero con toque, paciencia y algo de fortuna, Países Bajos pudo empatar con un disparo de Gakpo desde la frontal que toca en un defensa polaco para trastocar la estirada de Szczesny.

La mitad del trabajo estaba hecho y a punto estuvo el del Liverpool de irse al descanso con doblete si su remate a un pase atrás de Aké hubiera encontrado portería. Se lamentaba Koeman desde el banquillo. Tampoco Depay, muy activo durante el encuentro, pudo finalizar con un disparo cruzado en el añadido de la primera parte.

Fiel a su estilo

A la vuelta de vestuarios, el portero de la Juventus evitó que un cabezazo de Dumfries pusiera por delante a la Orange. También la tuvo Simmons, que no pudo materializar un gran contragolpe liderado, cómo no, por Gakpo. A raíz de esa ocasión, Polonia tuvo su momento de dominio y mostró sus armas obligando al arquero del Brighton, Verbruggen, a tapar un disparo de Zielinski.

Países Bajos no cesó en su búsqueda. Las ideas estaban muy claras en un país con una tradición y una historia futbolística de primer orden, pero el gol no llegaba. Koeman, más intranquilo que sus futbolistas, movió el banquillo y renovó por completo el frente de ataque. Fue entonces cuando recurrió a Weghorst, un alto artillero de la vieja escuela, que ya mostró en Qatar su capacidad goleadora y que volvió a serle de utilidad al ex técnico blaugrana. Solo dos minutos necesitó el 9 holandés para enviar a la red un pase por de dentro de Aké al punto de penalti. Alivio y alegría para los miles de aficionados holandeses que no terminaban de verlo claro.

Polonia todavía pudo lograr el empate con un disparo a bocajarro de Piotrowski que se marchó al lateral de la red, pero los tres puntos en un grupo tan difícil, valían oro como para desaprovecharlos. Países Bajos se estrena así con victoria y ya espera a Francia en el siguiente partido de esta fase de grupos.