Los que van a ir (y los que no) al Mundial con la selección española: casi todo decidido

Los que van a ir (y los que no) al Mundial con la selección española: casi todo decidido

"Ahora empieza una época de mucho trabajo", dijo Luis de la Fuente pasada la medianoche en La Cartuja. Faltan cuatro meses para que la selección vuelva a juntarse, y seis, casi siete, para el Mundial. Pero en las próximas semanas España conocerá a sus rivales (el 5 de diciembre es el sorteo), deberá elegir dónde vivirá durante la primera fase del torneo (luego habrá de mudarse en función de los cruces) y tendrá que preparar todo el operativo que supone trasladar hasta Estados Unidos, México y Canadá a la gran favorita a ganar el Mundial en una comitiva que rondará las 100 personas.

Esas serán las tareas de la Federación. En ellas participará el técnico, cómo no, quizá también liberado porque de aquí a entonces, en lo que al listado de jugadores se refiere, no tendrá mucho que decidir. Salvo lesiones o alarmantes momentos de forma, Luis de la Fuente tiene decididos alrededor de 23 de los hasta 26 futbolistas que se puede llevar a una cita como esta. Lo mejor será explicarlo línea por línea.

PORTERÍA. Aquí hay dos nombres intocables. Unai Simón y David Raya son el uno y el dos de la selección. Hasta ahora, Álex Remiro también ha sido intocable en ese perfil de tercer portero. Sólo peligra tal condición si Joan García regresa al Barça y reemprende el camino que llevaba antes de la lesión. Pero conviene no olvidar el papel concreto que tiene un tercer portero en un torneo así. Las cualidades que se exigen no son siempre estrictamente deportivas.

DEFENSA. Empezando por el lateral derecho, aquí los dos nombres están claros. Dani Carvajal y Pedro Porro. Las dudas surgen por cómo llegará el capitán del Madrid a mayo. Si no está en condiciones, se abriría un cásting donde está Marcos Llorente, pero también Álex Jiménez, el titular de la sub'21, jugador del Bournemouth. Luego están los centrales, que también tienen nombre y apellidos. Laporte, Le Normand, Huijsen y Cubarsí, si están en condiciones, serán los cuatro que vayan. Si alguno falla, Vivian sería el recambio. Por último, el lateral izquierdo. Aquí Cucurella y Grimaldo se han hecho fuertes, y sólo un bajón de este último daría paso, si sigue la progresión de estos primeros meses de temporada, Carreras.

CENTROCAMPISTAS. Aquí hay un puñado de jugadores que se van a quedar fuera. Como mediocentros, no hay duda, Rodri y Zubimendi, y si Rodri no terminase de ser el que fue, aparece Aleix García, titular ayer en La Cartuja. Para los puestos de interior también hay varios fijos. Pedri, Merino, Fabián y Olmo. Y luego quedarían otros dos o tres puestos (en función de si lleva ocho o nueve centrocampistas) a repartir entre Fermín (este parece cada vez más seguro), Gavi, Barrios, Fornals o Isco.

EXTREMOS. Serán cuatro, dos en cada banda, y aquí no hay casi margen de error. Por la izquierda, Nico Williams y Alex Baena. Por la derecha, Lamine Yamal y Ferran Torres. El perjudicado aquí tiene pinta de ser Yeremi Pino.

DELANTEROS. Cómo no, Oyarzabal. Indiscutible. Y titular. Luego, detrás de él, y en función de si lleva otro más (otros dos, como mucho) están Morata, Samu, Borja Iglesias o Ayoze. ¿Cómo está este tema? Más o menos así: Morata no está pasando un buen momento, pero si despertara, sería él. Entre otras cosas porque, como se ha visto en esta ventana de noviembre, ni Samu ni Borja parecen mucho mejores. Así las cosas, la opción de Ayoze, una de las debilidades del seleccionador, crece, y mucho, a expensas de que le dejen sus constantes lesiones (ya estuvo en la Eurocopa, y se lesionó).

España fue cabeza de turco

España fue cabeza de turco

Actualizado Martes, 18 noviembre 2025 - 23:24

Desencanto, tristeza y casi Turquía mata el récord de la selección milagro. Un empate paupérrimo y también hasta una alarma, porque la selección fue cabeza de turco. Hizo un mal partido y llegó a recordar la tontería de De la Fuente en Glasgow, la última derrota de su selección.

Este equipo es también vulnerable. Se le pueden hacer goles. Incluso dos y casi tres. Aunque sólo cuatro minutos había tardado Olmo en marcar, como precipicio de la goleada (?). Pero lo que ocurrió después es que la selección era una pura caricatura de otros partidos.

Menudo repaso táctico le dio Montella a nuestro seleccionador. Con jugadores suplentes y con el lujo de reservar a Güler. Su defensa de cinco deslomó la pretenciosidad y la falta de ambición de España.

De la Fuente alineó mal, muy mal. Sólo hizo cuatro cambios, pero destrozó todas las coordenadas de su grupo. Se hacía muy mal la presión para amargar a los turcos.

Así que los turcos salían con facilidad de vez en cuando y había excesivos metros entre el centro del campo y los defensores. ¿Por qué? La clave fue que el péndulo de esta selección, Zubimendi, no puede ser sustituido por un mediocre Aleix García, que provocó un agujero en el equipo.

Yeremi Pino fue un patinazo, que incluso molestaba las incursiones de Llorente. Fabíán Ruiz parecía un fantasma en el centro del campo. Ni presionaba ni creaba. Encima desaprovechó una oportunidad de las que no se fallan, nunca. Desde la lesión es otro jugador.

De la Fuente presume que ve todos los partidos de los españoles en Europa. Pues no debido de ver mucho a Aleix, que está siendo un fracaso en el anterior equipo de Xabi Alonso. Aleix no hacía lo que tenía que hacer. Y parecía un jugador perdido, como si estuviera en Leverkusen. No era el día , porque hasta a Oyarzabal se le veía muy cansado y falló dos ocasiones fáciles. Si estuvo entonado Olmo, que era el mejor.

Además, a la selección se la vio cansada, rígida, poco centrada en lo que jugaba, con la desesperación de ser villanos en esa isla maldita para su entrada y salida.

Ignoro y me sonrojo que no apareciera Barrios en el medio del campo. Y Fermín demostró que debería ser insustituible. Hay otros jugadores que son para el seleccionador como su guardia pretoriana, pero le fallan.

España se ha clasificado, aunque el empate turco fue como una señal de alarma. Un arañazo al corazón de esta selección. Una preclaro aviso si De la Fuente vuelve a destrozar a la columna cerebral del equipo.

Se dirá que ha arrasado en esta fase clasificatoria, pero con Bulgaria y Georgia no se puede presumir mucho. Fue una noche nefasta, con la tristeza de no llenar ni medio campo de La Cartuja, como una dormida en el limbo en una pesadilla de la que ni se puede entrar ni salir. Te vuelves un cartujano como lo que vivían en esta Cartuja.

España se deja ir y evita por los pelos un sofoco absurdo contra Turquía

España se deja ir y evita por los pelos un sofoco absurdo contra Turquía

Ser tan insultantemente superior tiene estas cosas. ¿Qué cosas? Pues cosas como el partido de anoche en Sevilla, donde nada había en juego y donde todos lo sabían. Lo sabía Luis de la Fuente, que movió a cuatro jugadores para dar paso a chicos que no tienen mucho protagonismo. Lo sabía Montella, el seleccionador turco, que se guardó a todos los buenos que estaban apercibidos y, si veían tarjeta ayer, se perderían la repesca (Çalhanoglu no viajó, Güler y Yildiz lo vieron todo desde el banquillo). Lo sabía el público, que apenas medio llenó La Cartuja para ver un empate, y gracias. [Narración y estadísticas (2-2)]

Lo sabían todos, de modo que la sesión derivó en algo bastante aburrido. España jugará, y como una de las más favoritas, si no la que más, el Mundial del próximo verano, y ya sólo le queda saber los rivales en la primera fase (el sorteo es el 5 de diciembre). El empate deja un sabor tontorrón, como feo, aunque no tenga la más mínima trascendencia, y de paso salva la racha de partidos oficiales sin perder. La selección igualó ayer a Italia. Por los pelos, todo sea dicho, porque Turquía a punto estuvo de dar el susto.

El seleccionador podría haber puesto incluso a la unidad C, si es que existe, pero se conformó con hacer algunos retoques. Por ejemplo, decidió guardar a dos futbolistas que, pensándolo bien, son hoy los más importantes del grupo. Se trata de Zubimendi y Pedro Porro. Todas las incógnitas que rodean al desempeño de Rodri y Carvajal hacen que el mediocentro del Arsenal y el lateral del Tottenham sean, hoy, capitales.

Un elemento extraño

Detrás de Zubimendi el nivel ya baja, y mucho, aunque Aleix García, su sustituyo ayer, sea un buen jugador. Pero es eso, un buen jugador. Sin más. No el mejor mediocentro del mundo. En el caso de Pedro Porro, todas las vueltas que ha dado De la Fuente hasta encontrarle y tranquilizarle en el puesto merecen protegerlo, porque igual, detrás de él no hay mucho. Llorente cumple, pero es otra cosa. Es como un elemento extraño en una selección como la española. Es como que no pega.

Las otras dos caras nuevas fueron Dani Olmo y Yeremi Pino. Precisamente el futbolista del Barça acertó con la portería nada más empezar, así que al partido se le quitaba en ese momento la poquísima emoción que ya tenía. La primera parte fue surfeando la agradable noche sevillana en busca del descanso con Turquía metida en su campo, desinhibida cuando podía correr (muy pocas veces), pero muy académica en su 5-4-1, que a veces mudaba en un concreto 6-4 (seis defensas y cuatro medios corriendo como posesos detrás de la pelota).

Inevitablemente España se relajó, porque andando logró ir acumulando ocasiones. Una de Oyarzabal por aquí, otra de Olmo por allá, un paradón del portero turco un poquito más allá... Tanto se relajó que, aunque fuera a ratos, vio peligrar el récord de partidos invicta, que ya son 31, a uno de quedarse sola en ese escalón de la historia (se la jugará con Argentina en marzo). Sí se le escapó entre las manos otro, el de ser un equipo que termina una fase de clasificación, seis partidos, sin encajar un gol. Producto de esa natural relajación, en un córner los turcos encontraron el tanto después de un barullo. Era un asunto menor el del gol, al menos en ese momento.

Fermín, durante el partido contra Turquía.

Fermín, durante el partido contra Turquía.José Manuel VidalEFE

A la vuelta del descanso la inercia cogió vuelo y hasta Unai Simón tuvo que sacar con una buena mano la chilena de Yilmaz justo antes de que Turquía, envalentonada, se pusiera por delante, algo que no le ocurría a España desde el mes de marzo, cuando Países Bajos se le puso 2-1 arriba en la ida de los cuartos de final de la Liga de Naciones. Para ese momento el equipo ya estaba desconectado del partido.

Por suerte para los números se pudo conectar rápido con el gol de Oyarzabal justo antes de irse a descansar y dejar paso a Samu, uno de los opositores al puesto de Morata. El chico no pudo enseñar gran cosa, ni cosa pequeña, porque en el tramo que le tocó jugar no pasó casi nada. Si acaso, que Unai Simón tuvo que hacer otra gran parada para evitar el segundo sofoco.

A esas alturas de la película ya importaba muy poco lo que pasara, a excepción, claro, de que Turquía marcase, en cuyo caso ese récord de partidos sin perder se hubiera ido a paseo. Pero, más allá de eso, que puede tener trascendencia, o no, a este equipo tan insultantemente superior a casi todos los rivales le vendrá bien descansar hasta marzo, recuperar jugadores y poner el contador de la energía a cero de cara al Mundial. Sentirse tan por encima del resto tiene estas cosas. Cosas como la de ayer, que casi le cuestan un disgusto de lo más absurdo.

El Mundial, sueño y trampa para España

El Mundial, sueño y trampa para España

España llega al Mundial en su día más gris y descomprimido, después de levantar la Eurocopa, como hizo en 2010, y con más solvencia en el campo que entonces, aunque decirlo con la perspectiva posterior, el título conquistado en Johannesburgo y la segunda Eurocopa, parezca un sacrilegio. Ahora lo hace con el mismo entrenador, Luis de la Fuente, y después de perder la Liga de Naciones en los penaltis, mientras un año antes de aquel Mundial, la España que acababa de heredar Vicente del Bosque cayó con claridad en las semifinales de la Copa Confederaciones ante Estados Unidos. Esta fase de clasificación, cerrada con 21 goles a favor y dos en contra, refuerza su posición en el primer puesto del ranking FIFA. El sueño de un segundo Mundial es realizable, pero el camino hasta entonces y una vez en el torneo, está lleno de trampas. La primera es que cualquier relajación, como la sufrida ante Turquía, hace a España vulnerable.

Pero antes de llegar hay más trampas. Una tiene que ver con la administración de los jugadores, inmersos en un calendario de locos. Lamine Yamal y Nico Williams, los dos futbolistas más diferenciales en la Eurocopa conquistada, dependen de una cuidadosa recuperación de sus pubalgias que han de realizar en paralelo a su participación con sus clubes, que piensan en sus objetivos, no en el Mundial. Los jugadores han de tener, pues, un gran sentido de la responsabilidad, en su exposición y recuperación, y la Federación debe estar cerca de ellos, misión que corresponde a Aitor Karanka, no a De la Fuente, por el desgaste que supone la primera línea. Es lo que hizo Fernando Hierro con Iniesta. El último episodio del caso Lamine demuestra que estamos lejos de esa dinámica.

El sorteo, el 5 de diciembre en Washington, definirá el camino, todavía bajo las ocurrencias de Donald Trump, que quiere cambiar algunas sedes gobernadas por demócratas con la excusa de la seguridad, como es el caso de Seattle, a cuya alcaldesa calificó de "comunista". En un Mundial de semejantes proporciones, con temperaturas y usos horarios distintos, es clave la elección del lugar de concentración. El de Curitiba, en Brasil 2014, fue un desastre, una ciudad fría para ir a debutar al calor de Salvador de Bahía. El desenlace, mejor no recordarlo.

De España se destaca su juego, la calidad de sus futbolistas y la variedad de recursos, aunque continúa pendiente fijar el rol del 9, con Oyarzabal ya como principal candidato. Sin embargo, el mejor dato para encarar el torneo es el de haber encajado solo dos goles en esta fase de clasificación, los que logró Turquía en La Cartuja. Son los mismos que le marcaron a la campeona de 2010 en todo el torneo en Sudáfrica. Incluso la selección del tiki-taka tuvo que ser pragmática, con victorias por 1-0 salvo el 2-1 frente a Chile, en el fútbol más pragmático y sembrado de trampas, donde se necesita el talento, por supuesto, pero también el temple, la suerte y al portería a cero.

El regreso de Laporte, el jefe de España

El regreso de Laporte, el jefe de España

Anda la cosa algo fría por Sevilla. Los cálculos más optimistas de la Federación sitúan en 35.000 los hinchas que irán hoy a La Cartuja. Eso es exactamente la midad de la gente que cabe en el hoy estadio del Betis. Está el tiempo algo revuelto y, aunque hoy no se anuncia lluvia, la que ha caído en los últimos días no ayuda. Tampoco colabora el hecho de que no haya nada en juego, porque sólo perder por siete goles de diferencia deja a España sin Mundial, y los turcos, que tienen varios apercibidos, van a guardarlos a casi todos para que no sean sancionados en la repesca que jugarán en marzo.

Con este panorama, la atención se centra en varios puntos y en un hombre. Primero, los puntos. El primero es igualar la racha de una selección invicta a nivel mundial (Italia con 31 partidos). Otro punto es comprobar hasta qué punto se atreve Luis de la Fuente a darle carrete a los que juegan menos (un anticipo: no serán muchos). Y el último punto, si acaso, es disfrutar del fútbol que hace este equipo. Y ahora, el personaje: Aymeric Laporte.

El central hoy en el Athletic no venía a la selección desde hace exactamente un año. El 18 de noviembre del año pasado fue suplente en el trámite con el que España se clasificó para los cuartos de final de la Liga de Naciones. Desde entonces, no había vuelto, entre otras cosas porque no jugaba un partido oficial desde el 30 de abril. Fue el último con el Al-Nassr de Arabia Saudí, del que finalmente pudo escapar, no sin problemas, en septiembre de este año, con la intervención de FIFA para subsanar una negligencia con el papeleo del Al-Nassr.

"Es un lujo"

El club saudí le sacó al Athletic alrededor de 10 millones por el traspaso de un futbolista al que le quedaba un año de contrato (en 2023 firmó tres cursos a razón de unos 20 millones netos por año). A sus 31 años, y viendo que la oportunidad de jugar su último Mundial se le podía escapar, hizo todo lo posible por volver a Bilbao, consciente también de la confianza que le tiene Luis de la Fuente, que ayer hablaba así de él. «Es uno de los centrales que mejor desarrolla la idea que tenemos. Lo hace perfectamente. Es un lujo. Ya dije tras la Euro que es el mejor central. Nos ofrece jerarquía. Es muy completo. Técnicamente es excepcional y cambia de orientación, filtra pases...», le elogió el técnico.

Porque, pese a que al seleccionador le gustan Pau Cubarsí y Dean Huijsen, sabe que un Mundial hay que jugarlo con, al menos, un par de colmillos. Robin Le Normand y Laporte los tienen. Aymeric es uno de los líderes, acaso el mayor líder, de un vestuario al que llegó de la mano de Luis Enrique en 2021. Suma 42 partidos y ha marcado dos goles en estos cuatro años largos. Supo, con la personalidad que tiene, superar las suspicacias que, por su origen francés, levantó al principio, y de algún modo allanó el camino para que el caso de Le Normand, muy parecido, fuese asumido con mucha más naturalidad.

De regreso al Athletic, «mi casa», como ha dicho varias veces, el futuro allí y en esta selección que aspira a todo es esplendoroso para él. Después de asegurarse (todavía más) el futuro en su aventura saudí, hoy prioriza el primer plano futbolístico.

Luis de la Fuente, el patriota: "Es lo máximo"

Luis de la Fuente, el patriota: “Es lo máximo”

Habrá una buena entrada este martes en La Cartuja, donde España sellará su presencia en el próximo Mundial salvo que le dé por perder 0-7 contra Turquía, que además está en Sevilla sin una de sus dos grandes estrellas, Calhanoglu, lesionado, y con Montella, su entrenador, meditando que no jueguen titulares habituales como Yildiz. ¿El motivo? Sabiendo que es imposible la misión, a esos titulares que están apercibidos por tener una amarilla es mejor reservarlos para la repesca del mes de marzo.

Así las cosas, el último partido del grupo servirá para certificar ese acceso al Mundial, pero también para festejar que la selección española atraviesa uno de los mejores momentos de su historia. Y al frente un hombre, Luis de la Fuente, que no puede estar más orgulloso de lo que está ocurriendo. "El secreto es un trabajo muy bien hecho, empezando por los clubes y siguiendo por la Federación, que siempre ha apostado por un estilo de juego y ha ido mejorándolo. Formación, inversión y conocimiento de los futbolistas", ha explicado en la mañana de este lunes en La Cartuja.

El técnico se ha mostrado encantado de ir a un Mundial a los mandos, además, de una de las grandes favoritas. "Es un honor y un orgullo que se hable de la selección por encima de los individuos. Yo sólo trato de hacer cada día mejor mi trabajo y que los futbolistas se sientan bien con nosotros", ha explicado, y ha insistido: "Es un honor dirigir a la selección de mi país. Es lo máximo para un entrenador. Para mí, con todo lo que he vivido, poder dirigirla en un Mundial me hace darme cuenta del honor de ser seleccionador".

No tiene pinta de que vaya a revolucionar el once dándole minutos sin ton ni son a los que menos juegan. "Porque queremos seguir ganando, porque queremos sumar 31 partidos invictos, por respeto a los rivales... Por todo, no vamos a regalar minutos a nadie, aquí hay que ganárselos", ha dicho, y a todo esto hay que sumarle el precario estadio del césped de La Cartuja, que ha obligado a que el entrenamiento de este lunes se realice por la tarde en la Ciudad Deportiva del Sevilla.

Con Huijsen ya en Madrid por las molestias musculares que arrastraba, la duda está en el reparto de minutos que hará el técnico en un partido intrascendente.

La curiosa paradoja de la selección: un grupo de "buenas personas" que hacen cosas "extraordinarias"

La curiosa paradoja de la selección: un grupo de “buenas personas” que hacen cosas “extraordinarias”

«Son unos jugadores con una dimensión histórica, pero sobre todo son buenas personas». La frase, pronunciada por Luis de la Fuente en la sala de prensa del estadio donde España arrasó a Georgia el sábado, tiene su miga. Porque viene referida a un grupo de futbolistas que está haciendo cosas realmente extraordinarias. Veamos.

En el verano de 2023, este grupo, que venía de perder su último partido oficial, ganó a Italia en semifinales y a Croacia en los penaltis de la final para alzar su primera Liga de Naciones. En el verano de 2024, ganó a Croacia, Italia, Albania, Georgia, Alemania, Francia e Inglaterra para levantar su tercera Eurocopa. En el verano de 2025, ganó a Francia y sólo hincó la rodilla contra Portugal en los penaltis de la Liga de Naciones. Ahora, lleva cinco partidos de clasificación para el Mundial del próximo año, con cinco victorias, 19 goles a favor y ninguno en contra. Suma 30 partidos oficiales sin perder, superando a la gran España de 2008-2012, y está a un duelo de igualar a Italia, la selección que, en toda la historia, ha estado más tiempo sin perder.

Pues bien, todo ello lo ha conseguido un grupo de futbolistas la mayoría de los cuales podrían caminar por la calle principal de cualquier ciudad de España sin ser reconocidos.

Porque cualquiera que les vea en su día a día se dará cuenta de que, en la inmensa mayoría de los casos, no responden al estereotipo de futbolista de 2025. Repasemos el once titular de ayer: Unai Simón, Pedro Porro, Cubarsí, Laporte, Cucurella, Zubimendi, Fabián, Merino, Ferran Torres, Alex Baena y Oyarzabal. El más llamativo, quizá, por los tatuajes, sería Baena, pero el resto, aunque algunos los tienen, no sobresalen en un grupo por nada. Ni por ellos (por los tatuajes), ni por el peinado, ni por la ropa especialmente estridente. Ni un pelo de colores, muy pocos pendientes... Es verdad que no estaban Lamine Yamal y Nico Williams, que suben la media de este tipo de cosas cuando están. Son jóvenes.

«Iniesta no tiene tatuajes, ni piercings, ni lleva el pelo pintado... Pero es el mejor», dijo hace muchos años Pep Guardiola sobre el entonces jugador, y algo así piensa hoy Luis de la Fuente. «Es un lujo trabajar con este grupo de futbolistas, que siempre quieren más, siempre quieren mejorar», suele decir el seleccionador, encantado con esa normalidad que transmite su equipo. De hecho, el ambiente dentro de la concentración es prioritario para el cuerpo técnico. Y hay jugadores que han dejado de venir (o que, al menos, se ha tenido en cuenta su comportamiento) por su desdempeño de puertas para dentro. Es el caso de Ceballos, llamado una única vez en esta etapa. En esa concentración, tuvo un incidente con Gavi tras un clásico y eso le ha penalizado desde entonces más allá de que su rendimiento deportivo haya sido también irregular.

El Mundial del próximo verano va a ser especialmente largo. Pensando en llegar las últimas rondas, la concentración difícilmente bajará de 40 días. Ahí, ese interés por mantener el buen ambiente pesará en la decisión de Luis de la Fuente. Antes el seleccionador, que llegó ayer al frente de la expedición a Sevilla a la hora de la cena, deberá tomar otras decisiones. Por ejemplo, quién jugará mañana en La Cartuja ante Turquía. Es un partido intrascendente (no es realista pensar en un 0-7, única vía para no estar en el Mundial). Quienes le conocen intuyen que van a jugar los titulares, si es que tal distinción existe en este grupo. El récord de Italia está ahí.

La España perfecta que tritura estadísticas: “Tenemos jugadores de una dimensión histórica”

Actualizado Sábado, 15 noviembre 2025 - 21:40

«Podría decir que he estudiado en Harvard la filosofía del fútbol, pero soy más básico. Nuestra fortaleza es que nadie conoce mejor que nosotros el fútbol español. Tenemos jugadores de una dimensión histórica, es un privilegio dirigirlos». Así resumió Luis de la Fuente la trayectoria de su España, que ya mira al Mundial del próximo verano relamiéndose. Le falta un pasito que nadie se atreve a menospreciar, pero que se antoja de trámite viendo cómo este equipo tritura estadísticas. De momento, ya supera con 30 partidos sin perder a la España gloriosa de Vicente Del Bosque entre 2010 y 2013.

¿Cómo va siquiera a soñar Turquía hacerle un 0-7 a una selección que es «contundente en defensa y con una pegada tremenda»? No puede ser modesto el seleccionar porque los datos son incontestables. España ha encadenado 12 partidos marcando al menos dos goles. En esta fase de clasificación han sido 19, con una media de casi cuatro por jornada, y la portería la ha dejado a cero. A expensas de lo que ocurra en el último encuentro, Suiza e Inglaterra son los únicos equipos que no han recibido un gol en esta clasificación. Los ingleses y Noruega, además, tampoco han perdido ningún partido.

La responsabilidad de este éxito la pone De la Fuente en la espalda de sus jugadores. «Hay tantos futbolistas buenos... Es un lujo, un privilegio dirigir a un grupo que no se cansa de mejorar, fantásticos profesionales y buenas personas», insistió. Quizá el técnico riojano tenga mucha responsabilidad, al menos, en la apuesta invariable por alguno de ellos. Mikel Oyarzabal es el mejor ejemplo. Como falso nueve, ante Georgia marcó el gol 100 de la era De la Fuente. En total, con España suma 21, 15 con este seleccionador, lo que significa que ha anotado el 15% de los tantos españoles en los últimos dos años y medio. 2025 está siendo su año, porque suma, entre la Real y la selección, 25 goles. «Estoy aquí para lo que Luis pida. Sabemos lo difícil que es estar y la competencia que hay, así que lo importante es estar listo para cuando llegue su momento», explicó el donostiarra, siempre con perfil bajo fuera del campo y dentro, ayer, con el brazalete de capitán, marcando y asistiendo.

Precisamente a Ferran Torres le regaló el tercero de España. «Me ha puesto perfecta», reconocía el valenciano, que suma 23 goles y se cuela, junto a dos mitos como Sergio Ramos y Di Stefano, en la lista de los diez máximos goleadores. «Es un sueño estar ahí e igualar a dos defensas. Vamos a por más y a subir en esa tabla», se marcó como reto el Tiburón.

Cada vez más acostumbrado a celebrar está Martín Zubimendi, que suma tres goles, pero mira más allá, al juego colectivo y las mejoras que puede aportar. No le falta razón a De la Fuente de que sus hombres siempre están pensando en la mejora. «En la presión no hemos estado del todo bien. En las vigilancias en la segunda parte, nos hemos dejado llevar... Hay cosas que mejorar. Por momentos nos ha quitado la pelota y nos ha metido un poco atrás, pero el equipo ha sabido sufrir», analizaba el centrocampista del Arsenal.

Dos molestias

El lunar de la noche georgiana fue la «ligera molestia» que sintió Huijsen antes del partido y que le dejó fuera. ¿Será desconvocado? «De momento no se va nadie. Es una ligera molestia, estamos en comunicación con los servicios médicos del Real Madrid y valoraremos. La prioridad es cuidar al jugador, aunque algunos no lo crean», dijo De la Fuente con retintín.

Esa frase se la recordará el Athletic de Bilbao si la ligera cojera con la que Unai Simón abandonó el estadio tras el partido se convierte una molestia mayor.

España, la autoridad del juego y el gol, con Lamine o sin Lamine

España, la autoridad del juego y el gol, con Lamine o sin Lamine

Con Lamine o sin Lamine, España llega virtualmente al Mundial con pasos de gigante, goleada tras goleada. Lo hacen otras ilustres, claro, pero ninguna con semejante solvencia y variedad de recursos. Sin la estrella azulgrana ni Nico Williams, pero tampoco Rodri, quien levantó el Balón de Oro que la Eurocopa merecía, pasó por Georgia como lo haría una centuria romana, con el orden y la espada, para desesperación del bárbaro Kvaratskhelia o el firme Mamardashvili, dos top en tierra extraña.

La autoridad en el juego y el gol, no sólo la que le confiere el primer lugar del ranking FIFA, no es la misma que España tiene frente a sus estrellas, como ha puesto de manifiesto el caso Lamine. Los jugadores son propiedad de los clubes y eso implica que la Federación deba manejar las convocatorias con sensibilidad, pero también con la exigencia de respeto.

Nadie piensa en un Mundial sin Lamine, ni el jugador ni De la Fuente ni Laporta, que sabe bien dónde y cuándo se revalorizan los activos, pero los resultados demuestran que esta España tampoco depende de Lamine. A todos les conviene, pues, respetarse, porque eso significa respetar a los que juegan, golean y callan.

El azulgrana es, como Nico Williams, un especialista de la banda, pero con un juego hacia adentro mortal. Si están, la dirección del juego es unívoca. Si no, España encuentra otros caminos, dada la versatilidad de los recursos de que dispone De la Fuente. En el centro del campo tiene futbolistas para dos selecciones. La crecida de Zubimendi, la consolidación de Alex Baena o la llegada de Barrios, todos con minutos y brillantez ante Georgia, en un día sin Rodri ni Pedri, son el ejemplo.

Oyarzábal, de nuevo con dos goles, es ya algo más que una alternativa a Morata. Borja, que dispuso de ocasiones, estuvo entre los cambios escogidos por De la Fuente cuando el partido ya estaba definido. Eran sustituciones en un once sin muchos de los titularísimos, y la realidad es que, pese a los intentos de una orgullosa Georgia, España mantuvo el tono en Tiblisi para sumar 30 partidos sin perder, un récord, 19-0 goles en esta fase de clasificación y dejar el pase al Mundial pendiente sólo del sello, un formalismo.

España arrasa de nuevo a Georgia y obtiene su billete para el Mundial (salvo la mayor hecatombe de la historia)

España arrasa de nuevo a Georgia y obtiene su billete para el Mundial (salvo la mayor hecatombe de la historia)

Seamos serios. España va a jugar el Mundial del próximo verano. No es matemático, pero tendría que pintarse la Capilla Sixtina de las hecatombes futbolísticas para que el equipo de Luis de la Fuente no acudiera, y quizá como la gran favorita, al evento. ¿Cuál sería esa madre de todos los desastres? Pues que el próximo martes, en La Cartuja, España perdiera contra Turquía por... ¡0-7! (el primer criterio de desempate es el goal-average general). Seamos serios, pues. España va a jugar el Mundial del próximo verano y va a ser, sin mucho margen de error, la gran candidata. Eso no significa nada, de hecho casi nunca gana quien asume tal papel, pero la realidad es la que es, y lo visto en la tarde de este sábado en Tiflis no hace más que corroborarlo. España es un equipo monumental que ha arrasado a (la débil, sí) Georgia con un montón de matices que merecen disparar el optimismo. [Narración y estadísticas].

El primero de ellos, no menor, es que la campeona de Europa arrancó el partido sin más de medio equipo titular en aquella final de Berlín. Carvajal, Le Normand, Rodri, Dani Olmo, Nico Williams, Lamine Yamal y Morata no estaban. ¿Y? Jugaron Pedro Porro, Cubarsí, Zubimendi, Merino, Ferran, Baena y Oyarzabal. La conclusión es sencilla: cuando llegue la lista del Mundial, no habrá temores. Esta España coral no depende de nadie. Casi, aunque cueste escribirlo, ni de Lamine Yamal. Tiene tantos, tantísimos argumentos, y tantos, tantísimos futbolistas buenos, que dará igual la lesión de última hora o el momento bajo de este o de aquel. Dará igual. De la Fuente, al que se valora mucho más de lo que él supone, ha construido un grupo de, más o menos, 30 jugadores realmente poderoso.

No solamente por la calidad individual, infinita, sino por los automatismos que potencian esa calidad. El segundo gol de ayer, por ejemplo, es un espectáculo de fútbol al primer toque que se culmina con el mediocentro, Zubimendi, recibiendo en la zona natural del delantero centro. Y definiendo como uno de ellos.

Oyarzabal remata a portería.

Oyarzabal remata a portería.

Otro matiz. Los registros. España puede jugar en largo, en corto, en muy largo y en muy corto, puede jugar a un toque o a quinientos, puede jugar a correr o a pararse, en horizontal o en vertical, muy rápido o muy lento... España puede jugar a todo lo que se puede jugar en esto del fútbol. Y eso tiene mucho de desconcertante para los rivales, que siempre dudarán cómo intentar defender a España. Ayer Georgia tiró de manual y metió a once jugadores por detrás de la pelota. Le dio exactamente igual. Como un martillo pilón, en una primera parte descomunal, cada 10 minutos el equipo marcaba un gol. Primero Oyarzabal de penalti, después Zubimendi, después Ferran...

Otro matiz, y van tres. La capacidad para aislarse del ruido. Últimamente hay mucho alrededor del equipo, especialmente desde que en septiembre se lesionase su estrella. Esta semana ha venido marcada por el último episodio, con el chico largándose el martes por la mañana tras la trifulca de su club y su selección. Se ha hablado de todo menos del partido contra Georgia, y también ha dado igual. Como un robot, el equipo viajó hasta Tiflis, que no está cerca, salió al campo y pasó por encima de su rival.

Más matices, bajando ya al detalle del partido, que por cierto era el quinto del grupo de clasificación. Cinco victorias, 19 goles a favor y ninguno en contra. Conviene detenerse en Álex Baena, uno de esos futbolistas a los que el exceso de jugadores de calidad tiene cerrada la puerta del estrellato. De la Fuente le tiene muchísima fe, pero claro, teniendo por delante a tanta gente, ha de esperar. Lo bueno para él es que puede jugar de interior o de extremo, como ante Georgia, metiéndose constantemente hacia dentro y generando desequilibrios de ese modo. De él nacieron el segundo y el tercer gol.

Siguiendo con los nombres propios, parece que Pedro Porro se ha apoderado definitivamente del lateral derecho. Con todas las reservas a las que obliga el estado físico de Carvajal, ese lugar del campo le ha dado no pocos quebraderos de cabeza a Luis de la Fuente. A falta de empresas más exigentes, parece que el jugador del Tottenham ya es el dueño. Y, por cierto, el regreso de Laporte. Es el capo del vestuario, un tipo necesario dentro y fuera del campo que ha vuelto para quedarse.

Y luego, en fin, cuando se van los que juegan, entran otros que tal bailan. Fermín, que atraviesa un estado de forma increíble, Pablo Barrios, que tres cuartos de lo mismo... En resumen, que España va a estar en el Mundial del próximo verano después de otra exhibición, otra más, y que el martes en La Cartuja hay un trámite que cumplimentar porque el reglamento así lo exige.