España llora sangre para eliminar a Alemania y llegar a semifinales tras una prórroga agónica e inolvidable

España llora sangre para eliminar a Alemania y llegar a semifinales tras una prórroga agónica e inolvidable

Pedía a gritos España los penaltis, sangraba, dolorida, maltrecha, achatada primero por unos cambios desafortunados y después por una máquina de armar ruido, Alemania, a la que con de empujones y centros le bastó para acariciar las semifinales. Pedía a gritos España los penaltis, suplicaba por ellos, boqueando tras un ejercicio de supervivencia en la prórroga, olvidada una primera hora más que aceptable. Pedía a gritos España los penaltis, herida de muerte ante un rival enfebrecido, donde hasta Toni Kroos, triste adiós el suyo debiendo estar en el vestuario antes de tiempo, aguantaba los gemelos en la boca. Pedía España a gritos los penaltis cuando Dani Olmo, el mejor, encontró milagrosamente la cabeza de Mikel Merino, que remató de forma inverosímil una pelota maravillosa para sepultar a la anfitriona, primero, y disparar, después, el sueño de España, que pedía a gritos los penaltis, que rogaba por ellos, que imploraba por ellos, pero que estará en semifinales tras una tarde inolvidable y agónica en Stuttgart, donde incluso el árbitro se inhibió en una mano de Cururella que tenía toda la pinta de penalti. [Narración y estadísticas (2-1)]

Fue un partido para mayores, un partido para los papás, un partido donde los niños no terminan de sentirse cómodos, lógico en un proceso de aprendizaje como el de Nico y Lamine, dos chicos algo abrumados por el ambiente y por la magnitud del escenario y del momento, asombrado además el equipo de inicio por la bravura local, personificada en dos entradas bastante feas de Kroos en el inicio del choque. Una mandó a Pedri a la camilla con (seguramente) un esguince de ligamento en su rodilla. Otra, en forma de pisotón, dejó a Lamine cojeando un rato. No vio ni amarilla.

Para saber más

Era el momento de sufrir. Igualados en casi todo, como anunciaban las estadísticas previas, España miró de frente al partido y bajó al barro propuesto por Alemania en los primeros minutos. También fue fuerte a la pelota y, cuando la cosa se calmó, aceptó el intercambio de golpes. Alemania lo intentó descolgando a Gündogan para meterse a la espalda de Rodrigo y Fabián y, desde ahí, poner la pelota a la carrera de Sané y Musiala, con Havertz por allí pululando. Lo consiguió alguna vez, del mismo modo que España encontró la vía para girarse y encarar a los centrales alemanes. En un lado, fue Unai Simón el que cerró todos los caminos, no con grandes paradas, pero sí con una seguridad infinita en cada balón. En el otro lado, fueron las imprecisiones las que condenaron al equipo de Luis de la Fuente, entregado en esta Eurocopa a unos niños esta vez cohibidos.

Nico no encaró a su lateral ni en la primera, ni en la segunda ni en la tercera. Lamine sí lo hizo, tarde pero lo hizo, y se encontró con dos robos de Raum que le dejaron pensativo. Si Alemania dispuso de un remate de Havertz, España dispuso de uno de Pedri, antes de irse, y otro de Fabián, además de un par de escaramuzas que terminaron en ese nada producto de la precipitación. En el reparto de amarillas le tocó a Le Normand, que se quedó en el vestuario en el descanso para dar paso a Nacho. De la Fuente estaba viendo el mismo partido que los demás, algo que no ocurriría luego. Las piernas debían seguir fuerte y una amarilla era un peligro. Lo mismo pensó Julian Nagelsmann de Emre Can.

LOS CAMBIOS

La segunda parte empezó con el gol, y claro, así cualquiera. Se descolgó Morata de su sitio, con la complacencia de Tah, se giró y encontró a Lamine, que más allá de regatear, sabe jugar al fútbol, y como ayer lo primero no le salía, levantó la cabeza y vio la llegada de Dani Olmo, que la empujó con delicadeza. Sobrevino el arreón alemán, sólo faltaba, y eso era la prueba del algodón de la madurez del equipo. Nagelsmann no esperó y metió a Füllkrug para empezar a tirar centros y buscar el jaleo.

Sufrió España, cómo no hacerlo, pero decidió que, si había que enfangar el partido, pues se hacía. Se dedicó a hacer cosas muy futboleras: perder tiempo, parar el partido, desmayarse, hacer cambios despacio, tardar en sacar... Ese tipo de cosas, tan despreciadas siempre por los estetas y tan necesarias para ganar títulos cuando no se puede jugar bien y hacerlo bonito. Y esa parte estuvo bien, porque era lo que tocaba, pero lo que no tocaba, quizá, era dejar al equipo sin la posibilidad de amenazar al contragolpe. Así se quedó tras los cambios.

Olmo grita el 1-0 en Stuttgart.

Olmo grita el 1-0 en Stuttgart.AP

Sufrió España, cómo no, en algunos centros laterales, pero siguió a lo suyo, remangada, defendiendo, corriendo detrás de la pelota y sudando para llegar a la meta. La estrelló Füllkrug en el poste, sí, y rugió el estadio, sí, y entró Müller, sí, y todo fue un barullo, una guerra, una pelea, una tienda de grillos ensordecedora y de ahí sacó Alemania, en un centro, en el enésimo centro, el empate en el minuto 89, cuando Kimmich le ganó el salto a Cucurella y Wirtz remató en la frontal del área.

Final agónico

Seguramente merecido, porque se echó encima de España y no paró hasta conseguirlo, y seguramente también la selección pagó así las decisiones de De la Fuente, que con sus cambios dejó al equipo sin la posibilidad de amenazar al contragolpe. A falta de 10 minutos quitó del campo a Morata y a Nico para meter a Oyarzabal y a Merino, y el equipo se encogió, sin opciones de estirarse para respirar. Cuando le cayó el empate, el panorama para la prórroga era feo.

Merino festeja el gol de la victoria en el minuto 119.

Merino festeja el gol de la victoria en el minuto 119.AFP

Con un equipo mucho más pesado, se la había jugado a mantener ese 1-0 y no le había salido bien. Media hora por delante parecía mucho, y encima ya sin la inercia del que viene de atrás, sino con la de quien se ve alcanzado casi en la meta. Con Alemania también cansada, sí, pero con la sensación, en el ambiente del estadio, de que si alguien podía marcar era la anfitriona. Estuvo a punto de hacerlo de nuevo Wirtz llegando al descanso de la prórroga, pero su disparo se fue fuera por poco, igual que uno anterior de Oyarzabal. España pedía los penaltis a gritos. Deshecha, suplicaba por ellos. Los anhelaba. Los hubiese firmado con la sangre que salía de su sudor. Hasta que apareció Mikel Merino.

El amargo adiós de Toni Kroos: de la impunidad ante Pedri a la extrema fatiga de la prórroga

El amargo adiós de Toni Kroos: de la impunidad ante Pedri a la extrema fatiga de la prórroga

El último balón que jugó Toni Kroos como futbolista profesional iba a morir en los guantes de Unai Simón. Un envío de seda con la bota derecha, aunque demasiado sencillo para el portero del Athletic. Ya había tocado 101 veces el jerarca alemán, aunque sin desbrozar el camino para una Alemania que sólo generó peligro en el juego aéreo. Kroos capitalizó las acciones de estrategia y asumió el liderazgo de una selección lejos de su mejor fútbol, pero que sólo inclinó la rodilla en el quinto minuto del añadido. Tras el pitido final de Anthony Taylor, las cámaras registraron ese gesto de resignación, ese abrazo sincero con Álvaro Morata, el capitán español, donde se extinguía el fútbol para uno de los mejores centrocampistas de las últimas décadas. El homenaje postrero, a través de la megafonía, supuso el único consuelo para la hinchada local. Tras 114 internacionalidades con Alemania, Kroos tuvo que decir basta tras el inolvidable cabezazo de Mikel Merino.

La resolución de un agónico partido en el Stuttgart Arena, con la mayoría de protagonistas absolutamente extenuados. Medio roto por los calambres, Kroos también logró apurar hasta el minuto 125, aunque la tarde bien pudo cambiar mucho antes para él. Porque si en los 350 minutos previos había cometido apenas dos faltas, en solo seis ya igualó su registro con una contundencia inusitada. La que opuso la pierna sobre la rodilla de Pedri fue proporcional a la que aplicó en las protestas contra el árbitro. No conforme, un par de jugadas después, el pisotón sobre Lamine Yamal preludió el primer cambio de Luis de la Fuente. De nada sirvieron las quejas del seleccionador al cuarto árbitro, porque Anthony Taylor dejó sin amonestación dos acciones que hubiesen merecido amarilla.

A lo largo de la última década en el Real Madrid, Kroos no se había caracterizado por su agresividad en los balones divididos. De hecho, tras 457 partidos entre Liga y Champions sólo recibió 36 amarillas y una roja por doble amonestación. Tampoco por las airadas protestas. Sin embargo, en este torneo donde desde el inicio quedó clara la voluntad de castigar a quien se encarase con el árbitro, Taylor pasó de puntillas por los constantes quejas del mediocentro.

La precisión en el pase

Para disfrutar de la habitual influencia de Kroos sobre el juego hubo que esperar un rato más. El que tardó en volver a su posición en la izquierda. Durante el primer tiempo, nadie en Stuttgart entregó más pases buenos (39), ni dio mayor sensación de peligro en las acciones de estrategia. No obstante, la maquinaria de Julian Nagelsmann seguía atascada. Kroos, líder del torneo en pases para romper línea de presión (125), no encontaba manera de engrasar el ataque. Los únicos momentos de inquietud para Unai Simón llegaron con las incorporaciones por la derecha de Joshua Kimmich, que aprovechaba algún despiste de Nico Williams.

El dominio de Kroos durante las cuatro jornadas previas cabía en un dato. Su 95% de acierto en los pases suponía la mejor cifra en una Eurocopa desde 1980. Durante aquella final en el Olímpico de Roma, Alemania alzaría su segundo Trofeo Henri Delaunay y España sufriría su primera experiencia traumática ante un equipo anfitrión. El 0-0 frente a Italia en el Giuseppe Meazza supuso el primer capítulo de cinco partidos donde ni siquiera pudo marcar un gol frente a la selección local.

Un pisotón de Kroos a Lamine saldado sin tarjeta.

Un pisotón de Kroos a Lamine saldado sin tarjeta.EFE

El tercero también lo iba a vivir precisamente contra Alemania. Aquel 17 de junio de 1988, un doblete de Rudi Völler decidiría el 2-0 para la selección de Franz Beckenbauer, aunque también supondría el preámbulo de una fantástica racha para España, que no se dejó ni una sola derrota en los seis siguientes partidos. Incluida la semifinal del Mundial 2010 en Durban, cuando Kroos entró pasada la hora de juego en el puesto de Piotr Trochowski. Fue el séptimo de sus 113 partidos con la Nationalmannschaft. El primero de sus cinco ante España, a quien él mismo tumbó en noviembre de 2014. Su disparo lejano en el 89 decidiría el amistoso en Balaídos.

Ese preciso minuto resultó letal para La Roja en Stuttgart. El consabido bombardeo de balones aéreos hizo posible el enésimo milagro germano. A los 21 años y 63 días, Florian Wirtz se convirtió en el goleador más joven para Alemania en una eliminatoria del torneo. Kroos, con 34 años, seis meses y un día, ya acusaba el cansancio y el lastre de una amarilla por agarrón sobre Dani Olmo. La media hora de la prórroga se iba a hacer demasiado larga para él. Sentado sobre el césped, ante la impaciencia del rival, Kroos paró el juego en un par de ocasiones para realizar estiramientos. El peor augurio para Alemania. Su primera derrota como local ante España tras ocho partidos invicta.

Dani Olmo y las antorchas de la tribu

Dani Olmo y las antorchas de la tribu

El partido empezó como una película de Jackie Chan: entrada terrorífica de Kroos a Pedri sin ver la tarjeta, pisotón del mismo a Yamal también sin cartulina y una patada de karate de Rüdiger a Olmo que bien podría haberlo mandado a la enfermería y que a todos nos hizo presagiar lo peor: fijo que lo siguiente va a ser que Rüdiger le va volver a pellizcar un pezón a Morata sin consecuencias, como en el derbi -me dije-, pero no.

Alemania salió como e

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Una España para unirnos (un rato) a todos: lo que va de Lamine y Nico Williams a Carvajal y De la Fuente

Una España para unirnos (un rato) a todos: lo que va de Lamine y Nico Williams a Carvajal y De la Fuente

La selección ha sido históricamente un foco de discrepancia nacional, algo con lo que enfadarse y discutir cuando la verdadera pasión del futbolero español, los clubes, dejaba un vacío que no se puede llenar sólo con la vaquilla del Grand Prix y tintos de verano. Incluso en la época gloriosa nos peleábamos. En 2008, el madridismo no perdonaba a Luis Aragonés que hubiera jubilado a Raúl; en 2010, el antimadridismo no perdonaba a Del Bosque que hub

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La fuerza de la España millenial y plural: “Puede ayudar a modificar la percepción de lo que es ser español”

Actualizado Jueves, 4 julio 2024 - 22:37

El devenir de la selección española en esta Eurocopa sugiere diversos análisis. Los más obvios son los puramente deportivos, esos que hablan de, al fin, una selección moderna, vertical, lejos de la nostalgia a la que obliga el juego posicional nacido en 2008. Otros, menos obvios, remiten a la fisonomía social del equipo, a una composición heterogénea, mestiza, reflejo de la sociedad donde nace y espejo de millones de personas que se cruzan unas c

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Alemania y España frente a sus propios espejos: “No hay nada mejor para el fútbol”

Actualizado Jueves, 4 julio 2024 - 21:22

Un cruce en cuartos de final que llega antes de tiempo. Si hay dos selecciones contundentes, eficaces y cuyo fútbol se ha alabado en esta Eurocopa son España y Alemania. Nadie duda de ello. Con matices en su estilo, ambas han caminado con paso firme y una igualdad que les hace mirarse en el mismo espejo y que tiene que romperse en este partido. «Será igualado, al 50%. Son dos equipos de nivel similar, muy alto. No hay nada mejor para el fútbol», advirtió Gündogan. No lo ve diferente Carvajal.

Aunque el juego y los resultados de España den a la selección una pátina ofensiva, Alemania ha marcado un gol más (10), tiene a uno de los máximos goleadores, Musiala (3), y al jugador que más dispara a puerta, Havertz (15). En todas estas estas estadísticas, después hay un español: Fabián. Gana la selección en asistencias, que lidera Lamine Yamal, y en forzar a los porteros a hacer paradas (10). Sin embargo, y pese a la sensación de que Alemania es un equipo más compacto, los españoles ganan más duelos y recuperan algunos balones más, aunque sólo Cucurella (22) aparece en esta lista lejos de Rüdiger (33).

Hombre por hombre, la igualdad se rompe por detalles. En la portería, Neuer ha tenido más trabajo que Unai Simón, pero el vasco ha parado un penalti y ha encajado un gol menos. Ambos han tenido que superar un tanto en propia puerta. La experiencia aparece en el lateral derecho con Kimmich y Carvajal. Aunque la versión del alemán es más ofensiva en cuanto a pases buscando el área y a disparos a puerta (5), el madridista lleva un gol y 100 minutos menos a la espalda.

Más han jugado Rüdiger y Le Normand. Los dos han marcado, en su propia portería y su impacto en el inicio del juego es similar. La diferencia es la contundencia defensiva del central alemán, que ha recuperado casi el doble de balones. También presentan números similares Tah y Laporte con una diferencia: el español saca más el balón y tiene mayor incidencia en las acciones a balón parado, que le han llevado a sumar tres remates en los tres partidos. Entre Mittelstädt y Cucurella, el catalán es más expeditivo en labores defensivas y un complemento perfecto para Nico.

Donde España toma ventaja es con Rodri en comparación con Andrich. «Es el mejor pivote del mundo», admitía Gündogan antes de que reconocer que tienen un plan para incomodarle: «No puedes anular a ese jugador 90 minutos, pero tenemos herramientas para complicarle la vida y crearle dudas». El madrileño es más veloz, abarca más campo y participa mucho más en todas las facetas del juego de ataque, desde el lanzamiento de faltas al gol.

Equilibra de nuevo la balanza Kroos al medirlo con Fabián. «Si pudiera le ataría los pies, pero no creo que la UEFA nos deje», reconoció el seleccionador De la Fuente. El alemán domina mucho más la medular, ostenta el doble de posesión y acumula 43 kilómetros recorridos frente a los 34 del sevillano. Los valores defensivos caen de lado del alemán salvo en que ha sacado 28 córners teledirigidos al área pequeña, mientras que Fabián luce dos goles, una asistencia, 11 ocasiones y siete regates.

Los jugadores de Alemania, en el entrenamiento.

Los jugadores de Alemania, en el entrenamiento.M. MESSARAEFE

Se miden Gündogan y Pedri justo en el mejor momento del alemán, donde mejora en todo al canario menos en regates y recuperaciones de balón, un valor que destaca el trabajo gris que De la Fuente le pide a Pedri.

Las alas son decisivas en ambos equipos y el debate entre las parejas Musiala-Yamal y Wirtz-Williams es la comidilla. El extremo del Bayern ha tenido más suerte. Ha marcado tres goles de siete ocasiones mientras que Lamine ha probado 11 veces, se ha estrellado en el palo y le han hecho tres paradas. Le cosen a faltas (5) y bota saques de esquina, pero es algo menos veloz y regatea menos que el alemán. Aún así, asombra. «Tenemos que contrarrestarlo», advirtió Nagelsmann. «Hay jugador para una década», apostilló Gündogan.

Entre Nico y Wirtz, gana el español, tanto que podría jugar Leroy Sané. El navarro ha tenido más ocasiones (7, de ellas una al palo y otra al larguero), ha hecho intervenir más a los porteros y ha regateado tres veces más que el extremo del Leverkussen. Ahora en disciplina defensiva le gana el alemán.

Havertz como falso nueve está teniendo algo más de incidencia que Morata en goles (2), asistencias (1), regates (3) e incluso posesión del balón. Esta noche, sólo uno seguirá.

De Musiala a Mbappé, la Eurocopa del mestizaje: 82 jugadores inmigrantes, estrellas nacidas del éxodo de su familia…

Actualizado Jueves, 4 julio 2024 - 21:22

Camavinga, que apunta al once de Francia hoy, nació en Angola. Embolo, la estrella de Suiza, nació en Camerún. Laporte y Le Normand, centrales clave para España, nacieron en Francia. Diogo Costa, héroe de Portugal en los penaltis contra Eslovenia, nació en Suiza. Cinco futbolistas de la selección de Turquía nacieron en Alemania, donde viven dos millones de inmigrantes otomanos. Guéhi, central titular de Inglaterra, nació en Costa de Marfil. Son sólo algunos de los ejemplos de la lista de 82 futbolistas (el 13%)del torneo que llegaron al mundo en un país diferente al que representan. Es la Eurocopa del mestizaje, de la inmigración. Un torneo global que no entiende de fronteras.

Vayamos directamente a las selecciones cuartofinalistas, a sus estrellas y a sus libros de familia. Ya conocen la historia de los padres de Nico Williams y Lamine Yamal. Más allá de España, las vidas se repiten. Mbappé nació en Bondy, pero su padre es camerunés y su madre tiene origen argelino. Musiala, máximo goleador de Alemania, nació en Stuttgart, de padre nigeriano y madre de ascendencia polaca. Rafael Leao, la nueva estrella de Portugal, nació en Lisboa, de padre angoleño y madre de Santo Tomé y Príncipe. Sigamos.

Para saber más

La madre de Jude Bellingham es de ascendencia africana, como los padres de Kobbie Mainoo, la nueva esperanza del centro del campo de Inglaterra, que son de Ghana. Granit Xhaka, capitán de Suiza, nació en Basilea, pero sus padres son de etnia albanesa llegados desde Kosovo. Y su compañero en la selección Dan Ndoye nació en Nyon, pero su padre es de Senegal. Algo similar al padre de Cody Gakpo, mejor jugador de Países Bajos en el torneo, que emigró desde de Togo a Eindhoven. Y Calhanoglu, líder de Turquía, nació en Mannheim, ciudad alemana.

Según el INE, Alemania lidera junto a Suecia la lista de países de la Unión Europea con una proporción más elevada de inmigrantes, algo que se hace notar en el día a día de la Eurocopa. Las aficiones turcas, ucranianas y rumanas y polacas han sido las más numerosas en los estadios, explicando con imágenes lo que dicen los números y las plantillas de las selecciones. En Alemania, el 19,5% de la población ha nacido en el extranjero, por el 17,1% deEspaña, el 16,1% de Portugal o el 13,1% de Francia.

Unas cifras que no van a dejar de crecer, porque según un estudio de la Comisión Europea en 2022, más de cinco millones de inmigrantes de países fuera de la Unión Europea entraron en ella durante esos meses, un 117% más que en 2021. En total, a 1 de enero de 2023, 27 millones de fuera de la UE viven en ella, un 6,1% del total de 448 millones.

Llama la atención el caso de la selección de Países Bajos, un reflejo del país. Todos los futbolistas convocados a la Eurocopa nacieron dentro de sus fronteras, pero las familias de 16 de ellos proceden de territorios de ultramar o son hijos o nietos de inmigrantes africanos, como el 25% de la población del país. Algo similar a Francia. Sólo cuatro nacieron lejos del país, pero Benjamin Pavard es el único no descendiente de padres o abuelos inmigrantes.

Una situación que explica la Europa y el mundo de hoy. Una Europa global en el fútbol y en la vida. En España, el 38% de los nuevos ciudadanos nacionalizados el año pasado eran ciudadanos de países de América Centralo del Sur y el 32% procedía de países del norte de África. En cambio, en Alemania, por ejemplo, casi la mitad de los inmigrantes nacionalizados era de origen asiático. Muchos de ellos provenían de Siria (29%), Turquía (9%), Irak (4%), Irán (3%) y Afganistán (3%), muchos aterrizados por conflictos internos en sus países de origen. Es el caso de Walderman Anton, futbolista de la selección germana nacido en Uzbekistán. Así es la Eurocopa.

La sonrisa de Kroos al futuro: un último partido, los sentimientos en un podcast y el aviso a España

Actualizado Miércoles, 3 julio 2024 - 20:08

Demasiada melancolía cuando lo que hay en juego es una semifinal de la Eurocopa, el penúltimo escalón para pelear por el título. A Toni Kroos no le importa. No se ha instalado en ella, pero está saboreando cada último momento. Sostiene a Alemania, no pierde la sonrisa y sigue alimentando lo que vendrá después. No deja de vivir con normalidad una 'jubilación' deseada.

Por eso es capaz de contar en el podcast que tiene con su hermano Felix la resaca emocional del duelo ante Dinamarca y de hacer bromas con Rüdiger además de prestarse a analizar con sumo respeto a España. Con un respeto que ha exigido a ex internacionales como Lehmann. Porque conoce bien a los jugadores a los que se va a enfrentar y porque puede ser adiós. En muchos momentos de su comparecencia pesó más lo último que lo primero, algo ante lo que otro tipo de futbolista hubiera torcido el gesto pero que él afrontó con una sonrisa.

Empezó por responder a Joselu, un español nacido en Stuttgart, con quien ha compartido vestuario y confidencias en el Real Madrid y que le quiere jubilar. "Ojalá el viernes retiremos a Kroos", había dicho minutos antes en el campo base de la selección. El alemán entendió el sentido de las palabras de su compañero. "Lo ha dicho porque quiere ganar, porque quieren estar en el semifinales y ganar el torneo. Me parece un comentario divertido. Yo intentaré que no sea así y creo que Alemania tiene muchas cosas para evitar que España pase. Será un partido excitante que creo que estará al 50% y que no será el último", apostilló.

El adiós es algo que tiene la cabeza e interiorizado, por eso habla con tanta naturalidad: "No me molesta, al contrario. Es una motivación muy grande poder alargarlo lo más posible, ojalá hasta la final. Pero es mi decisión y puedo vivir muy bien con ella. Si no estoy aquí hasta el final, así será, y estaré feliz sin el fútbol". Dejó claro que piensa dedicarse a sus tres hijos y a su academia. Al fútbol desde la barrera.

No ha tenido que hacer de espía sobre España. Son de sobra conocidas las virtudes de la selección, a quien no considera inexperta, como Lehmann. "No nos representa es un tío que siempre tiene una opinión diferente a los demás. Tienen Rodri, Morata, Nacho, Carva, todos tienen experiencia. No tiene razón", aclaró. Tampoco afeó que los españoles tengan confianza. "Me gusta. Es verdad que juega bien, pero ahora tienen que confirmar que son los mejores. Yo veo un partido 50/50 de dos equipos muy buenos que se va a decidir en detalles", explicó.

De España destacó a un Rodri al que admira, pero con quien no compite por ser el mejor en en el centro del campo. "Creo que él es más pivote y soy más un 8. Es uno de los jugadores más decisivos que hay, con España y con City. No se pone nervioso, siempre está calmando, nunca parece estar bajo presión... Es un jugador top, llamado a jugar para Guardiola".

También pone el foco el Lamine Yamal. "Tiene 16 años y es increíble la estabilidad y la confianza con la que juega. Es uno de los jugadores más peligrosos. Nos hemos enfrentado varias veces y es impresionante. Le hemos estudiado. España tiene muy buenos extremos, Nico también y debemos defenderlo entre todos para que no vuele libre como un pájaro", advirtió. Su reto es conseguirlo.

Alemania supera la tormenta y espera a España en cuartos

Alemania supera la tormenta y espera a España en cuartos

Thor, Dios nórdico del trueno, hizo acto de prensa en Dortmund para detener el Alemania-Dinamarca durante 22 minutos, pero los de Nagelsmann terminaron saliendo indemnes de la tormenta para esperar a España o a Georgia en los cuartos de final de la Eurocopa. Un duelo eléctrico, siguiendo con las comparaciones fáciles de la noche, en el que el VAR actuó dos veces y los anfitriones, a hombros de Havertz y Musiala, ganaron el constante ida y vuelta.

Nagelsmann realizó dos cambios en su once con respeto al equipo de gala con el que inició el campeonato. Raum y Sané entraron por Mittelstadt y Wirtz, y el equipo lo notó. En un arranque furioso, Alemania fue lo que prometía el cielo: una tormenta sobre la portería de Schmeichel. Extraordinario en la presión tras pérdida, el conjunto germano asedió las redes rivales durante los primeros 15 minutos.

En el 3, Oliver anuló un gol a Schlotterbeck por falta de Kimmich; en el 6, el guardameta nórdico voló para salvar un disparo desde lejos del lateral alemán; en el 10, Rüdiger encontró en largo a Havertz y el delantero del Arsenal voleó de primeras para la estirada de Schmeichel; en el 12, Musiala probó suerte desde fuera del área y su lanzamiento salió desviado. Alemania no pisaba el freno, pero Dinamarca supo cómo responder.

Los daneses comenzaron a respirar con balón, enlazando posesiones largas para aliviar las ansias de los anfitriones. Y a partir de ahí el partido cambió. El duelo pasó de jugarse en sexta marcha a primera. Lento, pausado y sólo con algún arranque puntual. Alemania no podía aguantar todo el choque a 100 kilómetros por hora y aceptó la pausa. Sonrió Dinamarca, que tuvo opciones con Maehle y Eriksen antes de la tormenta.

En el minuto 36 y en mitad del diluvio, Oliver anunció la suspensión del duelo. La UEFA ya había alertado sobre la tormenta eléctrica que iba a caer en Dortmund y no dudó a la hora de parar el partido, justo los rayos caían más cerca del estadio.

22 minutos lluviosos después, el cielo se calmó y los jugadores regresaron al césped para jugar los nueve minutos restantes de la primera parte, en los que Alemania volvió a pisar el acelerador consciente de que un partido largo y espeso beneficiaba a su rival. Lo intentaron Havertz y Schlotterbeck, pero la más clara fue de Hojlund en una contra que no consiguió resolver ante un rápido Neuer.

Los minutos de locura

La segunda parte fue diferente. Un ida y vuelta sin pausas, sin dudas, sin freno, con cinco minutos en los que la locura se apoderó del Signal Iduna Park. En el 48, Andersen se aprovechó de varios rechaces tras un centro y anotó ante Neuer, pero el VAR avisó a Oliver de que Delaney estaba en fuera de juego en el último rebote. Freno de mano a la emoción danesa. Y no quedaría ahí el golpe moral

En la siguiente jugada de ataque, Raum puso un centro que se fue largo, parecía que no pasaba nada, pero cuando el balón salió del campo el VAR avisó de nuevo a Oliver. En el pase del lateral, la pelota había dado en la mano de Andersen, al que el destino le jugó una mala pasada. Penalti y gol deHavertz.

El tanto hizo daño a Dinamarca, que vio cómo todo el esfuerzo de los primeros 50 minutos había sido en vano. En el shock nórdico, Havertz tuvo su segundo gol de la noche, pero erró al picar el balón ante Schmeichel. Alemania tenía lo que más le gusta: espacio para correr a la espalda de la defensa danesa, demasiado adelantada.

Dinamarca quiso llegar tocando, con el riesgo que eso supone ante un equipo con tanta calidad a la contra, y aunque Hojlund lo intentó con un buen disparo ante Neuer tras una combinación, el partido se deslizaba hacia el segundo de los locales.

En los espacios crecieron Havertz, Sané y Musiala, que encontró huecos a la contra para casi sentenciar el duelo. En el 69, Schlotterberck, imperial al corte y en el pase, dibujó un balón largo a la espalda de los centrales que Musiala atrapó a la carrera. Schmeichel dudó en la salida e hizo dudar a sus compañeros, y terminó quedándose en la línea para dar ventaja al talentoso mediapunta alemán, que definió con tranquilidad ante el danés.

El tramo final fue de total impotencia nórdica. Alemania perdonó a la contra, pero ya pensando en los cuartos. El anfitrión ya espera a España o a Georgia.

No hagan caso a los periodistas: Georgia no es una amenaza para España y no todo es una gesta

No hagan caso a los periodistas: Georgia no es una amenaza para España y no todo es una gesta

Habitualmente, no consumo apenas periodismo deportivo porque bastante tengo con soportarme a mí mismo, pero en Eurocopas y Mundiales hago una excepción. No hay mucha más actividad, me invade el espíritu patriótico (o el italiano, cada uno con sus taras) y me encanta disfrutar del fútbol de un modo mucho más relajado que el estresante día a día de ser de un equipo. Durante un mes cada dos años soy un hincha sin responsabilidades ni filtros, así que llevo 72 horas leyendo y escuchando que Georgia es peligrosa para España.

Georgia.

En serio, Georgia.

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