Han tenido que pasar 27 años y un cataclismo en el golf mundial para que el The Players, el torneo que más premios reparte, no tenga ni un solo español. Este jueves arranca el llamado 'quinto grande' con las sonadas ausencias de Jon Rahm, número tres del mundo, y Sergio García, ganador del torneo en 2008. Después de haber escogido el dinero saudí, los dos españoles tendrán que ver la competición por televisión.
El The Players Championship, el torneo bandera del PGA Tour, celebra este año su 50 aniversario en el ambiente más enrarecido que se recuerda en la historia del golf. No hay novedades sobre el posible acuerdo del circuito americano y el Fondo de Inversión Pública Saudí (PIF), los tiempo se agotan y el nerviosismo se acelera. El golf sigue sin rumbo y la afición se cansa de no poder ver a los mejores jugadores del mundo competir juntos fuera de los cuatro majors, donde solo los jugadores más privilegiados del LIV Golf -antiguos ganadores de majors o los pocos que mantienen el ranking- tienen sitio. De hecho, Augusta National tramitó hace pocos días una invitación de urgencia a Joaco Niemann, el chileno que pese a sumar tres triunfos en los últimos meses y encontrarse en una excelente forma, es el número 80 del ranking mundial. Un sinsentido.
La situación se hace más dolorosa para el golf español si uno echa la vista atrás. Desde el año 1997 siempre hubo al menos un español dando guerra en el The Players Championship, con momentos memorables
Del hoyo en uno de Miguel Ángel Jiménez en el mítico green isla del hoyo 17 en el año 2002 al albatros de Rafa Cabrera Bello en el par cinco hoyo 16 en la edición de 2017, el primero en la historia en este hoyo. Aunque por encima de todo está la mayor gesta de la historia del golf en el país: la victoria que Sergio García firmó en 2008. La historia de Rahm aún no está escrita en este torneo y de momento tendrá que esperar.
El acuerdo imposible
Ante los rumores cada vez más existentes sobre la negociación entre PGA Tour y Arabia Saudí, Jay Monahan, comisionado del circuito americano, ha tenido que hablar y apaciguar los ánimos. "Hace poco me reuní con el gobernador del PIF, Yasir Al-Rumayyan, y nuestras negociaciones se están acelerando. Aunque todavía tenemos que resolver varios asuntos clave, compartimos la visión de acallar el ruido y liberar el potencial mundial del golf. Va a llevar tiempo, pero reitero lo que dije en el Tour Championship de agosto: atisbo un final feliz para el PGA TOUR y para el golf en su conjunto".
La traducción de sus palabras viene a significar, que ambas partes saben que el acuerdo es obligatorio, pero nadie quiere ceder terreno todavía. Al LIV le falta lo que el PGA Tour posee; la tradición, la seriedad, una organización nivelada impecable, además de la repercusión mediática. El circuito saudí, en cambio, tiene más dinero y, por ello, algunos de los mejores jugadores a nómina. "Creo que negociar un acuerdo con el PIF es el mejor camino. Obviamente tiene que ser el acuerdo correcto para ambas partes, como en cualquier situación o negociación. Me tomo la responsabilidad de llegar a un acuerdo muy en serio y, como junta directiva y como organización, estamos comprometidos a intentar llegar a un punto en el que haya unificación", concluía Monahan.
Entre tanto las miradas esta semana en Sawgrass, sede del The Players, se centran en Scottie Scheffler, número uno del mundo y ganador la semana pasada. Es uno de los atractivos que le quedan al PGA Tour. La media del ranking mundial de los ganadores este año en el circuito yankee es el puesto 523. Es una estadística algo tramposa porque el amateur Nick Dunlap, número 4.129 del mundo, ganó un torneo, pero vencedores como Chris Kirk, Jake Kapp, Austin Ekcroat, Mathieu Pavon o Grayson Murray no están entre los mejores del deporte.
Scheffler, que llegó al rescate ganando en Bay Hill, es esta semana el principal favorito junto con Rory McIIroy. Ambos estarán en la pelea por el cheque de 4,5 millones de dólares de los 25 que reparte en total este torneo.