Jannik Sinner, el hermético campeón del que nadie sabe nada: "No puedes leer lo que le pasa por la cabeza y eso te destroza los nervios"

Jannik Sinner, el hermético campeón del que nadie sabe nada: “No puedes leer lo que le pasa por la cabeza y eso te destroza los nervios”

«¿Lo coges tú mismo?», le preguntaba John Newcombe, ganador de cinco Grand Slam, y Jannik Sinner sostenía el trofeo del Open de Australia, lo mostraba a los aficionados para que echaran un vistazo, lo levantaba muy levemente y ya está. A otra cosa. Cuando acabó la ceremonia, tuvo que ir alguien de la organización a pedirle que repitiera la celebración y que la exagerara un poco porque los fotógrafos se habían quedado a medias. Nunca hubo un campeón tan discreto.

Para saber más

«Los partidos pueden durar entre tres y cinco horas: ese es el tiempo del día en el que sé que tengo que estar concentrado. Fuera de la pista, en cambio, pasan cosas que nadie conoce», explicaba Sinner, siempre tan enigmático. En la pista y fuera de ella, sus golpes, sus movimientos y sus gestos son indescifrables e invitan a pensar qué se esconde detrás. ¿Qué piensa? Ganador de tres Grand Slam a los 23 años, Sinner ha abierto una era de dominio del tenis sin mostrar al mundo sus secretos.

Su carácter

Y posiblemente ese hermetismo sea uno de sus puntos fuertes. «No puedes leer lo que le pasa por la cabeza y eso te destroza los nervios», analizaba en la previa John McEnroe en conversación con EL MUNDO y en la final de ayer en Melbourne sus palabras se convirtieron en imágenes. Desde el primer set, Alexander Zverev mostraba su frustración ante un rival tan inaccesible y Sinner, en cambio, nada. Incluso en el tie-break del segundo set, el momento más tenso del partido, el número uno mantuvo la misma cara. Al final, 6-3, 7-6(4) y 6-3.

ADRIAN DENNISAFP

En realidad, Zverev, de padre ruso, parecía menos alemán que Sinner, criado en los Alpes en la frontera entre Italia y Austria. Ni una comunicación con su equipo, ni un renuncio ni tan siquiera un grito de celebración. Si hubo algún «¡Come on!» fue de Zverev. Más allá de los temblores en cuartos de final o de los calambres en semifinales, Sinner fue un muro durante todo el torneo.

Su juego

Su tenis también se lo permitió. La velocidad de su derecha le otorga mucha seguridad y en el resto de juego tampoco se observa un punto débil. Su revés, especialmente el cruzado, es difícil de responder. Sin ser quien saca más rápido, es letal al servicio: ayer no concedió bolas de break y sólo perdió nueve puntos con los primeros. Y si antes sufría en la red con la volea, ahora ya no lo hace. Si acaso le falta un punto de creatividad, como se observa en otras superficies, especialmente en tierra batida, pero en pista rápida no le hace falta.

«Te lo mereces, Jannik. Eres demasiado bueno. Es así de simple. Nadie se merece más este trofeo. Creo que estoy haciendo un buen trabajo, pero no soy lo suficientemente bueno», reconocía Zverev después de la final como habían hecho los adversarios anteriores, especialmente un Álex De Miñaur hundido en cuartos.

Su equipo

Ante el australiano, de hecho, sí se vio la necesidad que Sinner tiene de estar en contacto con su equipo, apoyado cuando hay dudas. Cuando el calor casi le noquea, la ayuda de los suyos le salvó. El italiano lleva con Simone Vagnozzi desde los 14 años, pero la llegada hace dos temporadas de Darren Cahill fue clave. Ex técnico de Andre Agassi, Lleyton Hewitt y Simona Halep, le ha dado confianza y ha aportado variedad en su juego.

Vincent ThianAP

«Ha madurado muy rápido. Los tenistas viven una vida fantástica, pero necesitan una mente muy trabajada para aguantar la presión», alababa Cahill hace unos días a quien además ha tenido suerte con los cambios. Después de su positivo en un control antidopaje, Sinner despidió a su preparador físico y su fisioterapeuta, Umberto Ferrara y Giacomo Naldi, y los recién llegados a sus puestos, Marco Panichi y Ulises Badio, que anteriormente habían trabajado con Novak Djokovic, han encajado.

El sistema

En su futuro, de hecho, sólo queda la duda sobre ese positivo A mediados del próximo mes de abril, el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) resolverá la apelación en la cual la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) reclama entre uno y dos años de sanción. La ATP aceptó los argumentos Sinner -su antiguo fisio, Naldi, había utilizado una pomada prohibida- y lo exculpó, pero la AMA no fue tan crédula. «No estoy pensando en eso ahora, intento disfrutar del momento», revelaba ayer Sinner.

Un castigo rompería su racha y su dominio actual del circuito, pero su caso revela igualmente su poder en el tenis. Como primer número uno italiano ahora mismo lo tiene todo a su favor. Si años atrás el poder era anglosajón, ahora es transalpino con Andrea Gaudenzi como presidente de la ATP y Massimo Calvelli como director ejecutivo.

Sólo Alcaraz puede sentarse en la mesa de Sinner

Sólo Alcaraz puede sentarse en la mesa de Sinner

Actualizado Domingo, 26 enero 2025 - 19:30

«Eres demasiado bueno», admitió Alexander Zverev dirigiéndose al ya bicampeón en la ceremonia de entrega de premios tras la final del Abierto de Australia. No fue un mero mensaje de cortesía sino el reconocimiento sincero de aquello que ya había sentido, padecido, según avanzaba un duelo en el que tardó poco en darse cuenta de que estaba ante un Jannik Sinner de nuevo inabordable. Le duró poco la convicción inicial al alemán, que no fue capaz de aprovechar el descenso en el porcentaje de primeros servicios de su adversario desde mediado el segundo set hasta el comienzo del tercero. Tampoco le funcionó su juego más directo en ese segundo parcial, asumido que no obtenía provecho de los largos intercambios. Forzó el desempate, su mayor logro en un partido que Sinner dominó con claridad. Fue mejor en todas las facetas del juego.

Entre las muchas virtudes de Sinner se encuentra la inteligencia táctica. Supo situar a Zverev ante su propia realidad, la que le persigue al constatar el flanco débil en su golpe de derecha, sobre el que hizo sangre el de San Cándido, cerebral, calculador, metódico, constante, frente a la visceralidad y el progresivo desorden de su oponente, mermado en su energía y credibilidad a medida que se topaba con la evidencia. Había un lugar claro donde atacarle y empezó a acumular errores. Camino de los 28 años y ya con tres finales del Grand Slam sobre sus hombros, sigue sin culminar el objetivo.

Sinner le devolvió poco a poco a un pasado no muy lejano, el del jugador vacilante con su saque y desestabilizado emocionalmente. Y lo hizo al retrasar la posición en el resto. Es muy complicado encontrar las cosquillas al ahora mismo indiscutible número 1 del mundo y ganador de los dos últimos títulos grandes. Requiere un ejercicio de precisión y persistencia para el que muy pocos están capacitados.

Si alguien puede estar en disposición de hacerlo es Carlos Alcaraz, que no ha llegado al torneo en las mejores condiciones. Los demás jugadores, salvando de manera puntual a Novak Djokovic, cuyo cuerpo pagó el peaje de su encuentro de cuartos ante el español, no están preparados para las exigencias que impone Sinner ni para sacarle de su zona de confort, para poner en duda una autoridad que resulta incontestable en estos momentos.

Sinner asusta con una victoria despiadada sobre Zverev y se lleva su segundo Open de Australia

Sinner asusta con una victoria despiadada sobre Zverev y se lleva su segundo Open de Australia

Las desgracias aguardan en las esquinas, un mal gesto que acabe en un 'crec', un masaje de un fisioterapeuta despistado, pero Jannik Sinner puede dominar el tenis en la próxima década, especialmente si se juega en una pista rápida. Es preciso hasta rozar el límite humano; es racional hasta rozar el límite humano. Dicho de otra manera, parece un robot. Este domingo su victoria ante Alexander Zverev en la final del Open de Australia por 6-3, 7-6(4) y 6-3 fue la confirmación de una nueva era.

Si el número uno del ranking ATP se enfrenta al número dos y su dominio es tan contundente no hay mucho más análisis. El único contrapunto en la actualidad es Carlos Alcaraz y su creatividad, aunque cada vez es mayor la diferencia entre ambos sobre cemento. En realidad, cada vez es mayor la diferencia de Sinner con el resto del mundo sobre cemento. Sin problemas físicos, el italiano parece imbatible en ese terreno porque es imbatible: lleva 21 victorias consecutivas, todas desde que le ganara el propio Alcaraz en octubre en la final del Masters 1000 de Shanghai.

Un Zverev cabizbajo

Ante él, los rivales saltan a la pista ya abatidos, como le ocurrió a Zverev este domingo. Cabeza baja, mirada perdida; el ánimo por los suelos. Nunca fue el alemán un tipo sonriente, pero su pose no invitaba a pensar que ganaría por fin su primer 'grande'. Su única posibilidad de victoria ya le advertía sufrimiento: tenía que aguantar, aguantar y aguantar. Y no estaba para tanto aguante.

MARTIN KEEPAFP

En el primer set, en cuanto se torcieron las cosas, Zverev ya se desesperó en gestos hacia su equipo, hacia el cielo, hacia sí mismo. Fueron sintomáticas sus subidas a la red sin sentido. Es cierto que Sinner era imperturbable: no cedió una sola bola de break en todo el partido, con su primer saque apenas perdió nueve puntos y únicamente cometió 27 errores no forzados -por 45 del alemán-. Pero Zverev se lo podía haber imaginado antes de empezar. En ese periodo inicial, Sinner, preciso y serio como siempre, necesitó hasta seis oportunidades de rotura para adelantarse, pero en cuanto lo hizo se acabó.

Remontarle era una quimera, pero Zverev tenía que intentarlo y lo intentó. En el segundo set, mucho más concentrado que al principio, el número dos mundial soltó su derecha, empezó a hacer más daño, y amenazó con alargar la disputa. Con 5-4 y 30-0 a su favor tuvo la mejor oportunidad. Pero Sinner no movió ni una ceja, llevó el periodo al tie-break y allí incluso le sonrío la suerte. En el 4-4, una bola suya pegó en la red, quedó suspendida en el aire y cayó del otro lado convirtiéndose en una dejada perfecta. Entonces sí, ya no había mucho más que hacer.

JOEL CARRETTEFE

Antes de empezar el tercer set, Zverev se peleó en el banquillo con su raquetero, golpe va, golpe viene, y ya sólo quedaba esperar a la conclusión. Para el alemán era su tercera final de Grand Slam perdida; seguramente tendrá más oportunidades, quién sabe si las aprovechará. Para el italiano, en cambio, es el inicio de una nueva era en la que puede dominar el tenis.

"No son tan bueno"

"Quiero agradecérselo a mi equipo. Hemos trabajado mucho para volver a estar aquí. Es increíble conseguir estas cosas, pero también compartirlas con vosotros. Gracias a todos por hacer posible este torneo, es mi Grand Slam más especial y espero que siga siendo así", comentó Sinner, discreto incluso en el momento de recoger el trofeo. La euforia, contenida. La celebración tranquila.

Detrás, Zverev seguía machacándose por lo ocurrido durante el encuentro: "Te lo mereces, Jannik. Eres demasiado bueno. Es así de simple. Creo que estoy haciendo un buen trabajo, pero no soy lo suficientemente bueno, simplemente eso. Aprecio mucho todo lo que ha hecho mi equipo después de mi lesión, ser número dos del mundo, volver a dos finales de Grand Slam... No estaría aquí sin vosotros".

Zverev en la final de Australia y el sueño de la generación perdida: "Lo que me pasó ante Alcaraz no me puede volver a suceder"

Zverev en la final de Australia y el sueño de la generación perdida: “Lo que me pasó ante Alcaraz no me puede volver a suceder”

Hay una diferencia enorme de Grand Slam ganados según la década en la que nacieron los tenistas. Hasta diez jugadores nacidos en los años 80, Djokovic, Nadal, Federer, Murray, Wawrinka, Safin, Roddick, Ferrero, Cilic y Del Potro, acumularon un total de 78 grandes. Los dos campeones de la década de los 2000, Carlos Alcaraz y Jannik Sinner ya suman seis pese a su juventud. Pero la década de los años 90 sólo ha dado dos vencedores de Grand Slam, Daniil Medvedev y el ya retirado Dominic Thiem, con un trofeo cada uno.

Existe toda una generación perdida que difícilmente se podrá recuperar -ahí están Tsitsipas, Rublev, Khachanov, Tiafoe, Hurkacz...- y que ya sólo busca consuelo. Si este domingo (09.30 horas, Max y Eurosport) Alexander Zverev levanta su primer 'grande' a sus 27 años tendrá el suyo. Después de dos finales perdidas, el US Open de 2020 ante Thiem y el pasado Roland Garros ante Alcaraz, el alemán está en su mejor momento con las puertas de la gloria abiertas, aunque delante esté Sinner.

Concentrado y sin presión

Nunca antes Zverev había jugado tan bien. Nunca antes Zverez se había mostrado tan maduro. Nunca antes Zverev había sido más libre. En Melbourne, el favorito es Sinner, y Zverev sólo tiene cosas que ganar. «Ahora tengo un objetivo claro, que es ganar un Grand Slam, y lo estoy persiguiendo dando lo mejor de mí mismo. No voy a tener un partido fácil, pero estoy preparado para una batalla muy dura. Creo que tengo el nivel necesario para ganar a cualquiera, aunque sea Jannik», comentaba Zverev que llega descansado a la cita.

Al contrario que en otros grandes, no se despistó en las primeras rondas, ante Lucas Pouille, Pedro Martínez y Jacob Fearnley, todos partidos resueltos por la vía rápida y, aunque cedió un set ante Ugo Humbert y Tommy Paul, sus victorias no estuvieron en peligro en ningún momento. Precisamente ante Paul y luego en semifinales ante Djokovic disputó tres tie-breaks que demostraron que está preparado: los ganó todos con una seriedad impropia.

De vuelta al gimnasio

Como siempre, el servicio es su mejor arma -ganó un 78% de puntos con su primero, ha llegado a sacar a 222 km/h-, aunque ahora tiene más. Aquel chaval larguirucho algo apático que acabó extenuado sus dos finales anteriores de Grand Slam se ha convertido ahora en un tipo más fuerte, más resistente, más hecho. Después de caer ante Alcaraz en París, Zverev volvió a llamar al que fuera su preparador físico en los inicios, Jez Green, y el trabajo realizado es evidente.

«Cuando estaba con Jez me consideraba uno de los tipos más fuertes y, el año pasado, en la final ante Carlos me agoté físicamente. No quiero que eso me vuelva a suceder nunca más, por eso he vuelto con él», valoraba esos días en Melbourne el alemán que estuvo cuatro años sin vivir una final de Grand Slam entre dudas, problemas físicos -se lesionó gravemente de un tobillo en aquellas semifinales de Roland Garros 2022 ante Rafa Nadal- y escándalos. Dos ex novias le acusaron de malos tratos y ambos casos acabaron con acuerdos extrajudiciales.

Sinner y sus problemas

El año pasado, con su ascenso al número dos del mundo entre títulos como los Masters 1000 de Roma y París-Bercy, ya se advirtió su madurez y ahora sólo queda confirmarla. Delante, eso sí, un Sinner que amenaza con hacer de la Rod Laver su casa y que parece inalterable pese a las extraños episodios sufridos en cada partido -el tembleque por el calor ante Holger Rune, la cojera ante Ben Shelton- y los vaivenes de su caso de dopaje. Justo antes de empezar el Grand Slam, la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) puso fecha a la vista que decidirá su futuro, los días 16 y 17 de abril, entre el Masters 1000 de Montecarlo y el Mutua Madrid Open, y pese a todo, ahí está, en su segunda final consecutiva en Melbourne.

«Jannik encuentra en los partidos de tenis un lugar seguro. Ahí sale, hace lo suyo y siente que reproduce lo que ya sabe, lo que entiende, en lo que es bueno. Salir a la pista es un hogar para él», analizaba ayer Darren Cahill, técnico del italiano, que el próximo año abandonará los banquillos.

Keys sorprende a Sabalenka y se lleva el primer Grand Slam de su carrera

Keys sorprende a Sabalenka y se lleva el primer Grand Slam de su carrera

Actualizado Sábado, 25 enero 2025 - 11:58

La estadounidense Madison Keys (19) se resarció del fatídico tropiezo en la final del US Open de 2017, después de superar en la final del Abierto de Australia a la bielorrusa y primera clasificada mundial, Aryna Sabalenka, por 6-3, 2-6 y 7-5, tras dos horas y dos minutos de juego.

La tenista de Illinois (Estados Unidos), que privó a Sabalenka de ganar su tercera corona consecutiva en Australia, se convirtió a los 29 años de edad en la cuarta jugadora más veterana en conseguir su primer título Grand Slam, por detrás de la italiana Flavia Pennetta (US Open con 33 años), la británica Ann Jones (Wimbledon con 30 años) y la transalpina Francesca Schiavone (Roland Garros con 29 años).

John McEnroe: "Alcaraz aprenderá de la lección mental que le dio Djokovic"

John McEnroe: “Alcaraz aprenderá de la lección mental que le dio Djokovic”

«¿Ya? ¡Vamos!», reclama en castellano John McEnroe y sus respuestas impactan como lo hacían sus golpes. No se lo piensa, sentencia. A sus 65 años, el vencedor de siete Grand Slam sigue en forma como comentarista de Max y Eurosport, los canales que ofrece en exclusiva el Open de Australia, mientras escucha ofertas para volver a entrenar. «Pero algo a tiempo parcial, no me veo lejos de mi familia durante 35 o 40 semanas», comenta desde Melbourne en una entrevista con media docena de medios internacionales entre los que se encuentra EL MUNDO. Antes de hablar Novak Djokovic se ha retirado de su semifinal ante Alexander Zverev y Jannik Sinner ha batido a Ben Shelton por el otro puesto en la final de este domingo (9.30 horas).

¿Ha habido algo de despedida en la retirada de Djokovic?
No lo creo, nunca hay que subestimar a Djokovic. Ha estado cerca de ganar el Grand Slam y pensar que no puede volver a hacerlo es absurdo. ¿Se está acabando su tiempo? Claro. Tiene 37 años, lleva machacando su cuerpo los últimos 20 y tiene familia. Pero lo ha apostado todo para cimentar más su lugar en la historia. Es difícil argumentar que no es el mejor de siempre. Ahora mismo está buscando su límite absoluto y cualquier deportista respeta eso. Ante Alcaraz lo tenía todo perdido y encontró la forma de salir adelante. Lo seguirá haciendo.
¿Importa o no importa que gane su Grand Slam número 25?
No estoy seguro. Si es lo que le motiva, genial. Creo que ya ha roto prácticamente todos los récords, así que entiendo que necesite algún aliciente más. Ganar el número 25 le pondría por delante de Margaret Court, pero comparar el tenis masculino y el femenino es como comparar manzanas y naranjas. Aun así, si gana otro major, su récord quizá sea para siempre.
¿Qué debe aprender Alcaraz de lo que ocurrió en cuartos de final?
Djokovic le dio una lección sobre juego mental y estoy seguro que Alcaraz aprenderá de ella. Es difícil de asimilar y entiendo que se sienta frustrado. Pero ante Djokovic se demostró que aún le quedan cosas que mejorar. Ganó el primer set y debió de pensar que se retiraría. Pero es Djokovic, ya había ganado muchos partidos pese a estar lesionado, y Alcaraz no contó con ello. También debo decirle que le tocaron unos cuartos demasiado exigentes. Es decir... ¿Qué prefieres jugar, contra Djokovic o contra Sonego?
Ha dicho varias veces que el español es su jugador favorito.
Completamente. La forma en la que juega es muy emocionante. Tiene mucho talento. Todo lo hace bien y su tenis está elevando el nivel del resto. En Sinner es evidente porque está tratando de añadir más variedad a su juego. Su rivalidad les hace mejores y aún no hemos visto los mejores duelos entre ellos. También me gusta que Djokovic siga desafiando a los jóvenes; creo que Zverev está mejorando mucho y que posiblemente sea el mejor jugador sin un grande; disfruto con Taylor Fritz, tiene una gran personalidad y si tengo que escoger un estadounidense me quedo con él.
¿Cree que los tenistas son más aburridos ahora que antes?
Es muy distinto. Ahora los jugadores son mucho más conscientes de su propia imagen, de cómo el público les percibe y creo que eso puede afectarles bastante. Yo no estoy en redes sociales porque sé que me metería en problemas. Pero muchos tenistas están demasiado atentos a lo que ocurre en ellas. Zverev es un buen ejemplo. Tiene un talento increíble, es un buen chico, pero parece que le da más importancia a su imagen que a ser el mejor jugador posible. Me gustaría verle realmente dándolo todo en la pista. Probablemente no soy la mejor persona para hablar de eso. Yo mismo desearía haber manejado las cosas de otra manera cuando jugaba. Me habría ahorrado muchos problemas y mucho dinero.
Se le sitúa de vuelta al circuito como entrenador de Sinner.
(Risas). Un jugador como Sinner requiere de un entrenador a tiempo completo y no me veo haciéndolo. Podría ayudarle en algún momento, pero no durante toda la temporada. La verdad es que es un tenista muy interesante. En el último US Open, cuando se hizo público su positivo por dopaje, pensé que pasaría por una mala época, pero consiguió dejarlo todo a un lado y ganar el título. Fue impresionante. Estos días en Australia ha pasado por algunos problemas de salud. Se llegó a decir que sufría una neumonía, y ahí está, otra vez en la final.
¿Qué le pareció el Grand Slam que completó Paula Badosa?
Me alegré mucho por ella, creo que mucha gente lo hizo. Hace un año parecía que no iba a volver a jugar y consiguió regresar y recuperarse en el ranking WTA. Ante Coco Gauff me impresionó mucho su juego: golpeó fuerte, jugando con mucha potencia, pero también controlando los puntos. Me sorprendió. Ha sido una de las grandes historias de este Grand Slam. Fue genial verla recuperada, la verdad.
Badosa, la reconciliación con Sabalenka y la promesa de un regalo: "Le pediré algo caro, no tendrá problemas para pagarlo"

Badosa, la reconciliación con Sabalenka y la promesa de un regalo: “Le pediré algo caro, no tendrá problemas para pagarlo”

Pasaron los minutos, uno, dos, cinco, 10, 30 minutos, y Paula Badosa seguía sentada en el suelo del gimnasio de jugadores del Melbourne Park, con su raquetero rojo Wilson por allí tirado, de espaldas a las pantallas. Al llegar, su cara era un poema y sólo su entrenador y amigo de toda la vida, Pol Toledo, se atrevió a acercarse para animarla y, sobre todo, para acompañarla. Después fue soltándose en la conversación, recordando los puntos claves de su derrota, liberando la amargura. Y finalmente, cuando llegó su rival y gran amiga, Aryna Sabalenka, recuperó la sonrisa e incluso se entregó a la broma. ¿Qué le iba a hacer?

Acababa de perder por 6-4 y 6-2 en sus primeras semifinales del Grand Slam, pero apenas podía reprocharse nada. Sabalenka fue muy superior. Su condena y su consuelo. Al llegar al vestuario, la bielorrusa la abrazó, le recordó que perdió tres semifinales grandes antes de jugar su primera final de un Grand Slam en el Open de Australia de 2023 y aceptó su lamento. «Le he dicho que era injusto que jugara a ese nivel precisamente ante mí, que era como si estuviera jugando a la Play», reveló la española, y no le faltaba razón.

Ante ella, Sabalenka fue más Sabalenka que nunca, más Sabalenka si cabe. Más allá de los dos primeros juegos, cuando cometió hasta cinco errores no forzados, y permitió a Badosa colocarse con 2-0 y 40-0 a favor, fue un vendaval, puro espectáculo. «No tengo mucho que decir. El nivel de Aryna ha sido impresionante, jugó como la número uno que es y no pude hacer mucho más para ganarla. Todo lo que tocaba se convertía en oro. Diría que ha sido su mejor partido de los últimos meses», analizaba Badosa, que al menos se llevó una promesa.

La amistad no se toca

Desde que se enfrentaron por primera vez, hace cuatro años en Cincinnati, las dos rivales han alimentado una amistad que en los últimos tiempos se ha vuelto más intensa. Residentes ambas en Dubai, suelen compartir los domingos, único día sin entrenamientos, y así lo muestran en redes sociales con el hashtag Sabadosa. Por eso al acabar el partido en Melbourne, Sabalenka no dudó en prometer que el próximo día que vayan de compras juntas por el emirato le regalaría a Badosa «lo que quiera» y ésta aceptó el presente: «Le pediré algo caro, sin duda. Han doblado el prize money [ganará 1,1 millones de euros como finalista y 2,1 millones si se lleva el torneo] así que no tendrá problemas para pagarlo».

SAEED KHANAFP

«La semana que viene volveré a estar en el top10 del ranking WTA y en los últimos meses soy una de las cinco jugadoras que más partidos ha ganado. Para mí eso es una locura, una mejora muy loca, sobre todo mental. Estoy muy orgullosa de haberme enfrentado a un desafío así y haberlo superado», confesaba Badosa sobre su resurrección, del número 140 de la lista mundial al número 10, donde aparecerá el próximo lunes. Su cambio ha sido físico, evidentemente, olvidada ya su fractura de estrés en la espalda, pero sobre todo psicológico.

En Melbourne se ha visto la versión más madura de la española, incluso en los malos momentos, como fue la semifinal de ayer. Pese a la ferocidad de su adversaria, nunca le giró la espalda al partido, siempre entera, no se desesperó en ningún momento. Si acaso, ya en los últimos juegos, soltó una carcajada después de un winner de Sabalenka que el público de la Rod Laver respondió con complicidad. «Le doy a mi torneo un nueve de nota. Un 10 ya sabéis qué hubiera sido, ganar el título, pero ha sido un nueve» aseguró Badosa.

Ahora, México y Estados Unidos

Ahora, después de un descanso, viajará a Norteamérica para disputar el WTA 500 de Mérida, en México -ya está confirmada- ,y los WTA 1000 de Miami e Indian Wells y luego será candidata a todo en la gira de tierra batida que acabará en Roland Garros. Después de vencer a Coco Gauff en cuartos del Open de Australia, sólo Sabalenka parece inalcanzable, más después de la derrota de Iga Swiatek en la otra semifinal ante Madison Keys por 5-7, 6-1 y 7-6(8).

«Es el paso que me queda por dar. Para vencer a Aryna tengo que sacar la mejor versión de mí en todo momento, jugar el mejor partido de mi vida. Con ella recibes golpes ganadores todo el rato, no te da tiempo a pararte y pensar. Te exige muchísimo», concluyó Badosa antes de marcharse orgullosa del Melbourne Park después del que ha sido el mejor torneo de su vida.

Sabalenka es una tigresa imparable

Actualizado Jueves, 23 enero 2025 - 23:59

Recuerdo que la primera vez que me enfrenté a Aryna Sabalenka, hace más de seis años, ya jugaba como juega ahora: con esa agresividad, siendo esa tigresa que es. Entonces se volvía más errática, desaparecía durante varios puntos, pero en los últimos tiempos ha conseguido un control que me asombra. Arriesga mucho, lo mismo que antes, pero ya no envía ninguna bola fuera de la pista. Despliega un tenis realmente ofensivo y, al mismo tiempo, domina el tiempo de los partidos. Es una gran tenista y de ahí que pueda ganar mañana su tercer Open de Australia consecutivo.

Ante Paula Badosa este jueves estuvo genial, aunque el resultado fue doloroso. En mi opinión, no reflejó bien lo competido que fue el partido. Sabalenka empezó nerviosa, presionada porque era la favorita, tenía que vencer. Paula estuvo muy sólida desde el principio, concentrada, siempre dentro del juego, aunque con el paso de los minutos la balanza se fue decantando. Sabalenka fue afinando, tomando el control, y Paula no encontró la manera de hacerle daño. Pero pudo ser distinto si algún error hubiera caído aquí o allá.

En todo caso, no hubo nada que se le pudiera recriminar a Paula. Jugó contra la número uno, la clara favorita al título, e igualmente ofreció su mejor versión. Su inicio de año es esperanzador y tengo muchas ganas de verla en la gira de tierra batida. Ahora su objetivo debe ser mantener el nivel, que siempre ha sido su punto débil. Las temporadas son muy largas y suele vivir muchos altos y bajos. Ahora, ya dentro del Top 10 del ranking WTA, su meta tiene que ser alcanzar la regularidad y quedarse muchas semanas seguidas en esos puestos de honor. Llegará a los torneos de pista dura de Estados Unidos con buena inercia y después espero que encare el camino hacia Roland Garros con confianza y, sobre todo, sin problemas físicos. Si es así volverá a jugar partidos importantes y estará entre las favoritas al título en París.

JAMES ROSSEFE

Diría que lo único que le queda para derrotar a una rival como Sabalenka es igual esa agresividad, ese espíritu asesino. Sólo hay que ver el grito que pegó ayer la bielorrusa después de su primer winner. Dejó sordos a los espectadores de medio mundo. El juego de Paula suele ser más diésel, no tan agresivo, pero ante las mejores del mundo debe convencerse a atacar más, a jugarse más puntos. Puede salirle mal, pero el riesgo merece la pena.

El hambre ya lo tiene. En pista se nota mucho que viene de una lesión grave y que está motivadísima. Suele ocurrir con estos parones. Pasas mucho tiempo en casa pensando que quizá no vuelvas a jugar nunca más, te ves fuera del circuito, sufres mucho y vuelves cambiada. Con más ambición que nunca y, a la vez, con la cabeza baja, humilde, haciendo los deberes. Así está Paula ahora y con lo que hemos visto estas dos últimas semanas en el Open de Australia esta temporada puede ser su temporada.

Badosa no puede superar el muro de Sabalenka y cae en semifinales del Open de Australia

Badosa no puede superar el muro de Sabalenka y cae en semifinales del Open de Australia

Habrá más oportunidades, en otros torneos, sobre otras superficies, ante otras rivales, pero esta vez no era la vez de Paula Badosa. Nada que reprocharse. De decepciones anteriores pudo salir con remordimientos por haber fallado aquí y allá, por haberse desconcentrado, por haberlo dejado de intentar, pero este jueves su derrota en semifinales del Open de Australia ante Aryna Sabalenka no fue su culpa. Confió en la victoria, buscó la victoria, peleó la victoria, pero la superó por 6-4 y 6-2 una tenista mejor que ella, actualmente la mejor del mundo, más en pistas rápidas.

Sabalenka, vencedora los dos últimos años en Melbourne, fue un ciclón que Badosa no pudo parar porque realmente no se podía parar. Si la bielorrusa no se precipita, su único problema, es la jugadora más dominante desde la Serena Williams de hace ya una década.

"Las dos queríamos la victoria y, pasara lo que pasara en la pista, seguiremos siendo amigas fuera. Estoy segura que me odiará durante unas horas o durante unos días, lo acepto, pero volveremos a ir de compras juntas. La próxima vez pago yo por lo que quiera", comentaba Sabalenka al acabar el partido sobre Badosa, intimísima amiga suya, con quien comparte entrenamientos, viajes y, según indicó, compras. Este jueves, antes del partido, no se saludaron en los pasillos -posiblemente lo habían hecho antes en los vestuarios- e intentaron que la relación mutua no les afectara, pero sí lo hizo en los compases iniciales.

El buen arranque de Badosa

La española, más concentrada que nunca, empezó afinada, rápida, potente y Sabalenka, todo lo contrario. Quizá fueron los nervios, seguramente era la rival que tenía enfrente. En los tres primeros juegos, la número uno lo tiró todo fuera -hasta cinco errores no forzados- y llegó a estar con 2-0 y 40-0 a favor de Badosa. Entonces respiró profundo, se rehízo y lo cambió todo.

JOEL CARRETTEFE

"No sé cómo lo he hecho, la verdad. Está claro que ha sido un juego crucial, he podido remontar ese 40-0 y conseguir la ruptura", explicaba la número uno que, a partir de ese momento, ya fue incontrolable. Si Badosa no acertaba con su primer servicio -su lastre, sólo un 53%-, Sabalenka le atacaba con su resto y todos los intercambios eran gobernados por su derecha. Mediado el primer set, además, empezó a chispear y hubo que desplegar el techo de la Rod Laver lo que ralentizó las bolas y redujo todavía más los errores de la bielorrusa.

Badosa, que intentaba sin éxito que su rival corriera, se entregó del todo al inicio del segundo set. Con 1-1 en el marcador, dos dobles faltas consecutivas le llevaron a ceder su saque y ya no hubo nada más que hacer. En los últimos juegos incluso se reía, con la complicidad del público australiano, ante los golpes demoledores de Sabalenka. Esta vez no era la vez de Paula Badosa.

El largo camino de Badosa: la pelea EEUU-España, la depresión por "ser la nueva Sharapova" y seis entrenadores

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Tenía cinco años y todavía vivía en Nueva York cuando Paula Badosa tuvo su primer contacto con el tenis. Gracias al trabajo de sus padres, Josep Badosa y Mireia Gibert, modelos y fotógrafos, estuvo en una sesión de fotos con las hermanas Williams y no les hizo ni caso. No sabía ni quiénes eran. Sólo un par de años después, con su familia de vuelta a España, la apuntaron a un campus de verano del Club Tennis d'Aro, en Platja d'Aro, en la Costa Brava, y así empezó un camino con la raqueta que culmina este jueves. A las 09.30 horas -por Max y Eurosport, en las semifinales del Open de Australia disputará el partido más importante de su vida ante Aryna Sabalenka, la actual número uno, íntima amiga suya, para alcanzar su primera final de Grand Slam.

A sus 27 años ya había vivido momentos importantes. Ganó el WTA 1000 de Indian Wells en 2021 y fue número dos, pero nunca había estado tan cerca de la historia. Con su talento y su físico, la espera sólo se entiende por un cúmulo de problemas que tuvo que descifrar, comprender y superar.

"Antes estaba muy asustada cuando jugaba. Pensaba: '¿Qué va a pasar si pierdo? ¿Qué van a decir de mí?' Dedicaba mucho tiempo a eso. Ahora no me importa lo que pase porque sé que puedo aceptarlo", admitía anteayer, feliz en Melbourne después de muchos años luchando contra las expectativas.

Adolescencia triunfal

De niña Badosa no solía acumular trofeos -destacaba más Julia Payola, también gerundense-, pero su adolescencia fue triunfal. A los 16 años, Estados Unidos y España se peleaban por ella, así que recibió un patrocinio de LaLiga y a los 17 años, en 2015, ganó Roland Garros junior. Entonces ya se había marchado de casa para irse a entrenar con Pancho Alvariño a la academia TenisVal de Valencia. Entonces, con sus primeras entrevistas, se le vino el mundo encima. "No me lo esperaba, no estaba preparada para estar tan expuesta, para que la gente me llamara la nueva Sharapova, que me dijeran que tenía que estar top 20 o top 10", reconocía tiempo después en un Informe+ de Movistar, donde aseguraba que aquello le cambió.

De repente dejó de escuchar a sus entrenadores, dejó de trabajar, pensó que ya había llegado. Y no. Durante más de cuatro años, estuvo dando vueltas por los torneos menores de la Federación Internacional de Tenis (ITF), alternando victorias y derrotas y luchando contra sus propios demonios. En cierto punto decidió volver a Cataluña y ponerse a trabajar con Xavi Budó, ex entrenador de Carla Suárez, pero aún le costaba exhibir su tenis. "Llegó a decirme que no le encontraba sentido a la vida", confesaba también Budó quien participó de su anterior explosión.

VINCE CALIGIURIAFP

A los 24 años, en 2021, en plena madurez tenística, ganó su primer título WTA en Belgrado, brilló todavía más en Miami, llegó a semifinales en Madrid, a cuartos de final en Roland Garros, nuevamente a semifinales en las WTA Finals... en definitiva se instaló en la élite. Además, el vaivén post pandémico en el ranking WTA la llevó al número dos, una posición en la que sólo habían estado tres españolas: Arantxa Sánchez-Vicario, Conchita Martínez y Garbiñe Muguruza. Un logro que aumentó la presión. Y que la hundió nuevamente. "Me daba mucho miedo perder contra alguien de menor ranking que el mío y eran casi todas las rivales", recordaba estos días en Australia.

Los cambios y la lesión

Dejó de trabajar con Budó para ponerse en manos de Javier Martí, luego de Jorge García, del británico Joel Cannell y finalmente de su actual técnico, Pol Toledo, amigo de infancia en el Club Tennis d'Aro. Cambió el resto de su equipo en varias ocasiones hasta encontrar a su actual preparador físico, David Antona, a su fisioterapeuta, Roberto Martín, y a su psiconeuroinmunólogo, Daniel de la Serna. Y entre otros vaivenes personales se mudó a vivir a Dubai, donde entrena en el complejo del hotel Atlantis The Royal.

Todo ese trasiego la condujo a una irregularidad que en 2022 ya la dejó fuera del Top 10 y de las WTA Finals y que en 2023 se complicó por culpa de una lesión de espalda. Una fractura de estrés en una vértebra la obligó a parar y estuvo cerca de retirarla del tenis, pero a base de horas de masaje, de infiltraciones y de restricciones -ahora no come gluten ni lácteos- volvió a jugar. Era su última oportunidad. Después de caer al puesto 140 mundial, tenía que usar su ranking protegido para entrar en los Grand Slam y necesitaba ganar y ganar y ganar. Lo hizo.

DAVID GRAYAFP

"Hubo un punto el año pasado en el que estuve muy cerca de dejarlo porque no me veía al nivel. La espalda no respondía bien, no encontraba soluciones, pero quería intentarlo por última vez, una última oportunidad. Y bueno, aquí estoy", valoraba después de vencer a Coco Gauff en cuartos (7-5 , 6-4) con la tranquilidad como arma. Después de todo lo vivido, ahora Badosa es otra, más estable, y hay pocas jugadoras capaz de desmontar sus golpes si ella no falla. Posiblemente Sabalenka sea una de ellas, también tiene capacidad Iga Swiatek, la número dos del mundo, pero pocas más.

La española saldrá de Australia de vuelta al Top 10 del ranking WTA, número nueve, y prácticamente sin puntos que defender hasta el WTA 1000 de Roma de mayo. Con su nueva mentalidad, la gira de tierra batida de primavera y especialmente Roland Garros, se presentan como escenarios donde brillar y volver a levantar un título 'grande', si no ocurre antes el sábado en Melbourne. Badosa, ahora es, por fin, la mejor Badosa.