Robert Lewandowski no necesita brillar durante 90 minutos para ser absolutamente decisivo. El polaco, con su primer hat trick como azulgrana en la Liga, acabó por darle la vuelta a un partido donde el Barça se complicó muchísimo por un error de Marc-André Ter Stegen y un penalti indiscutile de Ronald Araújo sobre Peter Federico. El 1-2, sin embargo, empezó a deshilacharse con la expulsión por mano fuera del área de Giorgi Mamardashivili.
Los tres goles de Lewandowski le sirven también para engancharse a la pelea por un Pichichi que, ahora mismo, lidera el punta ucraniano del Girona Artem Dovbyk con 19 tantos y al que le siguen, con 17, Jude Bellingham y Alexander Sorloth. «Sólo son 16 goles. Si dispongo de más oportunidades, marcar me resulta más fácil. Si todo el equipo juega bien en lo ofensivo, para mí es más sencillo», señaló ante los micrófonos de DAZN un Lewandowski que logró su hasta ayer primer y único hat trick como barcelonista en su primera campaña en el club, en la Champions, en la goleada por 5-1 al Viktoria Plzen.
«En la primera parte no tuvimos mucho espacio en ataque. Pero, si encajamos dos, podemos marcar tres o cuatro. Somos el Barcelona, sabíamos que la segunda parte teníamos que jugar más rápido y buscar el espacio libre. Ahora estamos bien y podemos pensar en el partido ante el Girona», recalcó el punta bacelonista. Un duelo, el del próximo sábado en Montilivi, al que los azulgrana llegan con dos puntos de ventaja sobre su rival y con la Champions ya asegurada de manera matemática. «Hemos estado bien, los errores puntuales nos han hecho ir a remolque, pero, a balón parado hemos sacado fruto. Nos ha faltado calma, tranquilidad, pero estoy satisfecho por la mentalidad que ha mostrado el equipo», aseveró también ante los micrófonos de DAZN un Xavi que abordó su cambio de decisión con respecto a una salida ahora ya abortada.
«Sentí el respaldo del club»
«Es sencillo, me sentía responsable y creía que era mejor dar un paso al lado, pero han pasado los meses y he visto confianza en todo el mundo. Sentí el respaldo del club, del presidente, de Deco y de los futbolistas, y eso ha sido fundamental», explicó el técnico, quien no pudo acordarse de nuevo de las derrotas encajadas en los dos clásicos. En su opinión, inmerecidas. «Los jugadores son los protagonistas de todo esto y podían dar un poco más. Los duelos contra el Madrid han marcado la Liga. Tanto aquí como en el Bernabéu, creo que hemos merecido mucho más», sentenció.
El entrenador del Valencia, Rubén Baraja, por su parte, trató de ser lo más elegante posible al analizar las jugadas polémicas: el posible penalti de Íñigo Martínez sobre Peter Federico y la posición adelantada de Fermín en el 2-2. «La acción del penalti es discutible, puede haber contacto, pero el árbitro no ha considerado que fuera así. En cuanto al fuera de juego, puede haber, no, hay. Otra cosa es que el árbitro considere si participa o no. Tendría que ver otras situaciones de otros partidos No sabría decir por qué ha dado gol», aseveró el técnico, quien no puso en cambio pero alguno a la expulsión de su guardameta.
«Es una jugada que lo condiciona todo, es una acción de expulsión. El portero sale, pone el brazo y nos deja con diez y nos complica bastante. Es verdad que hubo algunas acciones puntuales que podrían habernos mantenido vivos, pero faltó esa contundencia tan necesaria en un campo como este. No la tuvimos y ellos sí. Me hubiera gustado ver todo el partido 11 contra 11, pero no ha podido ser», sentenció.
«Fue una amenaza y como tal se la tomaron en el vestuario». Ayer, el aterrizaje del Real Madrid en Múnich trajo muchos recuerdos en la expedición. Hace justo 10 años, el 29 de abril de 2014, la ciudad en la que iban a «arder hasta los árboles», como había avisado Rummenigge, vio cómo el conjunto blanco conseguía una de las grandes victorias de su historia en la Copa de Europa, la primera en el campo del Bayern, la que abría el portal hacia La Décima y la que «cambió todo», admiten ahora en el club, en el camino de una década prodigiosa.
De aquella plantilla sólo siguen Carvajal, Nacho, Modric y un Lucas Vázquez que aunque no disputó ningún partido oficial ese curso sí entrenaba con el primer equipo, pero el espíritu de esa noche sigue presente en el cuerpo técnico y en la dirección madridista. «Dice Rummenigge que van a arder los árboles, pero ahora mismo yo veo que está lloviendo», ironizaba Carlo Ancelotti en la previa de aquel partido de vuelta. Curiosamente, ambos guardan una gran amistad desde la época del alemán en el Inter, en los ochenta, y el directivo acabó en lágrimas cuando tuvo que despedir a Carletto del Bayern en 2017.
Hoy, diez años y cinco Champions después del 0-4, el transalpino vuelve a guiar a los blancos al asalto de la ciudad alemana. Antes infierno para el Madrid, ahora rival «respetado», pero sin las filias y fobias de otras épocas. Todo gracias a esa goleada.
La losa emocional
Los blancos llegaron a aquella eliminatoria después de perder tres años seguidos en semifinales. Una losa emocional que terminó con la etapa de Mourinho. La primera fue contra el Barça, pero las dos últimas, contra Bayern y Dortmund, fueron las más dolorosas. El lector recordará aquella tanda de penaltis en el Bernabéu, en 2012. Los lanzadores eran Cristiano, Kaká, Xabi Alonso y Ramos. Sólo marcó el donostiarra. Cosas del destino. Mourinho, de rodillas en el césped, no se lo creía.
En 2013, el Madrid perdió 4-1 en Dortmund e intentó la épica en casa, pero el fútbol se la negó. Al año siguiente, ya con Ancelotti al mando, el azar le volvió a cruzar con el Bayern, al que le unía una eterna condena de enfrentamientos en Europa: derrota en las semifinales de la 75-76 y la 86-87, victoria en los cuartos de la 87-88, victoria en las semifinales de la 99-00, derrota en las semifinales de la 00-01, victoria en los cuartos de la 01-02, victoria en los octavos de la 03-04, derrota en los octavos de la 06-07 y derrota en las semis de la 11-12. Es decir, de las nueve eliminatorias, el Madrid pasó en cuatro y quedó fuera en cinco. Podría no ser un porcentaje dramático, pero la fobia llegaba al analizar los duelos en suelo alemán. Los blancos no habían ganado ninguno de los diez partidos en Múnich.
"Aquella frase llegó al alma"
Quizás por eso, por saberse con la estadística a favor, en 2014 Rummenigge soltó una frase que quedó pegada en la mente de aquel vestuario. «Debemos darles un baño caliente. En Múnich se van a quemar hasta los árboles». Baño e incendio. «Esa frase, esa amenaza, llegó al alma de la plantilla», recuerdan hoy en Valdebebas, donde la presión por conseguir La Décima era gigante.
La «obsesión», así lo definen, por aquella Champions, la frase de Rummenigge, los comentarios de Guardiola llamándoles «atletas» y las tres semifinales perdidas con Mourinho enrabietaron a una plantilla llena de hambre que consumó su venganza, contra el Bayern y contra la suerte, el 29 de abril de 2014 en el Allianz Arena. Dos goles de Ramos y dos de Cristiano, dos de los que habían fallado en aquella tanda de 2012.
«La Champions me debía una después de aquellos penaltis. Tenía la inquietud porque estaba apercibido, pero es un sueño jugar la final», advertía, sin saber lo que le tenía preparado el destino.
La petición de Ancelotti a Bale
«Es mejor no decir nada», contestaba en la grada Rummenigge. «Ha sido una debacle». Los medios internacionales hablaron de «humillación» y «ridículo». En Valdebebas, el cuerpo técnico todavía recuerda la petición de Ancelotti a Bale: «90 minutos de sacrificio para Lisboa». El italiano cambió el sistema con respecto a la ida y pasó al 4-4-2 con Bale y Di María en bandas y Cristiano y Benzema de nueves. El esfuerzo del galés ayudando a Carvajal fue clave.
Un par de años más tarde, Guardiola admitió que ese partido de vuelta fue «mi mayor cagada como entrenador». Un partido que provocó el fichaje de Kroos por el Madrid ese verano y que se convirtió en punto de inflexión hacia una década gloriosa, con las tres Champions consecutivas como culmen.
Fue también un palo gigante para el Bayern, que durante estos años no ha podido con el Madrid. Después de cuatro partidos y dos eliminatorias, acumulan 12 años sin ganar a los blancos, que han vencido en sus últimas tres visitas al Allianz (0-4, 1-2 en la 16-17 y 1-2 en la 17-18).
Para sobrevivir a una temporada en que no hay más en juego que la honra, el Barça necesitaba cabeza. Mucha cabeza. Por tres veces se lo recordó al Valencia para mandarlo a la lona a fuerza de saques de esquina, rehaciéndose ante su propio esperpento con el testarazo de Fermín y el hat trick a balón parado de Lewandowski. [Narración y estadísticas (4-2)]
Querían los culés celebrar la continuidad de Xavi en una noche desapacible que lo que deparó fue una retahíla de errores que se iban alternado de área a área. El Valencia buscaba resistir fiándolo todo a encontrar las grietas a la espalda de la defensa culé, cuando pudiera y a trompicones. Fue así como Peter Federico hurgó en la orilla por donde Cubarsí cubre los despistes de Cancelo y se plantó ante Ter Stegen con la fortuna para los azulgranas de que no supo qué hacer.
Mucho más claro lo tuvo Fermín, que voló para rematar de cabeza un preciso centro de Raphinha. Al Barça le había costado 22 minutos descifrar los planes de Baraja y ahora sólo tenía que manejarlos. En lugar de eso, se descosió por donde menos se esperaba.
Si hay un jugador de rendimiento seguro en el Barça es Ter Stegen, pero sus 12 porterías a cero no evitaron que hiciera un mal despeje con los pies fuera del área que acabó convertido en una asistencia a Hugo Duro para que, mansamente, enviara la pelota al fondo de la red. El partido empezaba de nuevo pero, antes de caer en la cuenta, llegó otro mazazo. Esta vez fue Araujo quien arrolló a Peter Federico y provocó un penalti que Pepelu no falló. En diez minutos y por errores no forzados, el Valencia parecía haberse metido el partido en el bolsillo.
avi corregía el agujero en su banda izquierda enviado a Koundé a taponar mientras pedía una intensidad que fue apareciendo. Probó Cancelo con un derechazo al palo corto que salvó Mamardashvili. Los síntomas indicaban que al Valencia le podía costar sostenerse en el añadido, como así fue. Asediado por saques de esquina, uno de ellos rematado por Araujo al palo, cuando se desató llegó el error del Mamardashvili.
Se apoyó en él Yarek para dormir el duelo esperando el final de la primera pero cuando al georgiano, presionado por Lamine Yamal, se le escapó. Su reacción, fuera del área, fue tapar con el cuerpo... y la mano. Tuvo que revisar el VAR, pero el meta sabía que su partido había acabado. Al Valencia, encomendado a Jaume Domenech, le tocaba sufrir.
Polémica y asedio
Lo confirmó cuando, tras el descanso, volvió el asedio. No vio De Burgos penalti en un choque de Iñigo Martínez con Peter Federico y Lewandowski hizo el empate a dos, otra vez aprovechando una jugada a balón parado desde la esquina con una polémica posición en fuera de juego y de influencia de Fermín.
Se había protegido Xavi apuntalando la defensa vasco y la medular con Sergi Roberto. Era necesario mientras Raphinha, Fermín y la estrategia está enganchando al Barça en cada partido. El Valencia, apenas tiene armas para sobreponerse al más mínimo contratiempo.
Corre, pelea, trata de forzar errores, algo que con inferioridad es una tarea titánica, imposible hasta para el incombustible Hugo Duro, con el único auxilio de puertorriqueño cedido por el Real Madrid. Aún así, intentó que el Barça no corriera y no lo hizo. Pero había que resistir ante la lluvia de saques se esquina.
Salvó Jaume el remate de Araujo, Yarek el disparo de Gündogan pero tuvo que aparecer Pedri a la carrera para rebañar el balón a Diego López cuando encaraba a Ter Stegen. Pero el Valencia no tenía opción. Apareció Lewandowski con otro testarazo y un último gol de falta que los condenó.
En la distancia, cuesta reconocer a Jesús Álvarez (Madrid, 1958) mientras camina hacia la cafetería del madrileño barrio de Aravaca en la que hemos quedado. En lugar del gentleman con chaqueta, corbata y pañuelo en la solapa que dio las noticias deportivas en TVE durante más de 40 años, se aproxima un señor con un jersey verde pastel. No puede ser él. Pero en el mismo momento en que la miopía permite enfocar se acaban las dudas. El recientemente
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"Pocos aquí pensaban que yo podía estar en esta sala de prensa". En la segunda respuesta de la rueda de prensa, Carlo Ancelotti envió un mensaje a los que le escuchaban. El técnico italiano se reivindicó antes de disputar unas nuevas semifinales, las terceras consecutivas desde que volvió al Real Madrid. Así de contundente es el peso de la historia, como él mismo recordó al analizar al Bayern. "Tenemos mucho respeto, han hecho una eliminatoria contra el Arsenal espectacular y tenemos que mirar eso, la calidad y la historia de este club, que es más o menos la misma que la nuestra. Y la historia en la Champions League cuenta mucho", declaró.
Hay una duda por encima de cualquier otra en su alineación de este miércoles: el nombre del futbolista que acompañará a Antonio Rüdiger en el centro de la defensa. Y por su contestación a una pregunta sobre Tchouaméni, parece que puede ser el galo, que entraría en el lugar de Nacho y Militao. "Tchouaméni jugará. ¿Dónde? No lo sé", comentó. El italiano no va a sentar ni a Valverde ni a Kroos, y sería muy raro verle prescindir de Camavinga, así que el único puesto que queda libre es el de central. "¿Tchouaméni está invicto como titular? Bueno, ganamos en Manchester en penaltis sin él", bromeó. "Jugará", insistió.
El técnico anunció que no improvisará. "Hay dos tipos de entrenadores, los que no hacen nada y los que hacen daño a su equipo. Yo intento estar en los primeros", admitió entre risas. "Sé que he sido injusto en todos los partidos, ese es mi papel. No puedo pensar en eso".
Además, el transalpino explicó la situación de Jeremy de León, el futbolista puertorriqueño que ha viajado con el Madrid a Manchester y a Múnich a pesar de no estar convocado. Cuestionado sobre las teorías de algunos aficionados, que creen que lo hace por una especie de superstición, Ancelotti fue claro: "No es por una cábala. Son 19 jugadores disponibles y necesitamos 10 y 10 para entrenar. Llevamos a Jeremy porque hablando con Raúl nos dicen que entrena bien, es muy serio y tiene mucha calidad".
Antes, Fede Valverde había explicado las razones que le llevaron a decir "no" a lanzar un penalti durante la tanda contra el Manchester City. "Me acosté con remordimiento porque podía haber tenido la oportunidad de dejar esa huella en el Madrid, pero soy de los que les gusta clasificar como sea y hay veces que uno tiene que dejar de lado ese orgullo y decir 'no estoy tan preparado como creía'. El cansancio me jugó una mala pasada y lo mejor que se me vino a la cabeza fue decirle al cuerpo técnico que no estaba preparado para lanzar el penalti. Me encantaría en un futuro prepararme para que eso no vuelva a pasar y estar preparado mentalmente para disparar", reflexionó.
El ex presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), Luis Rubiales, negó ante el juzgado número 4 de Majadahonda haber recibido ni pagado ninguna comisión por trasladar la Supercopa de España a Arabia Saudí. El mandatario aseguró que con esos contratos con Kosmos, la empresa de Gerard Piqué, "se salvó el fútbol".
Justifica que el dinero de la comisión para Kosmos procedía de la empresa árabe Sela, nunca de la RFEF, y que se incluyó en el contrato porque no perjudicaba a la Federación. Recuerda que la firma del mismo se produjo en pandemia y que sin esos ingresos el fútbol español podría haber muerto.
En su declaración, el que fuera máximo representante del fútbol español ha sacado pecho de su gestión. Entre sus logros, recordó que consiguió el Mundial de 2030 para España y que aumentó la facturación de la RFEF de 140 a 400 millones.
La jueza ha ordenado para el expresidente Rubiales como medidas cautelares la obligación de comparecer ante el órgano judicial una vez al mes y cuantas veces sea requerido por el Juzgado y la obligación de solicitar permiso al Juzgado cada vez que quiera salir del territorio nacional.
Rubiales ha llegado a las 9.30 con gesto tranquilo al juzgado número 4 de Majadahonda acompañado de su abogado, José Vicente Gómez Tejedor, donde debía comparecer media hora más tarde ante la jueza Delia Rodrigo.
A la salida, en una comparecencia en la que no ha admitido preguntas, el ex dirigente ha mantenido que seguirá colaborando con la justicia y que es el principal interesado en que "esto se aclare". "He mantenido y mantendré siempre que jamás ha habido dinero que se reciba de forma irregular, jamás habido una licitación irregular y hemos obrado con la máxima excelencia y en la búsqueda de la legalidad", expresó tras más de cuatro horas de declaración ante la jueza.
Rubiales conversa con su equipo legal.MariscalEFE
El ex mandatario fue detenido el pasado 3 de abril tras volver de la República Dominicana. Rubiales se encontraba en el país caribeño cuando estalló la operación policial que concluyó con la detención de siete personas y registró más de 11 localizaciones, entre ellas la sede de la Federación.
Esta operación, bautizada como caso Brody, investiga los delitos de actos de corrupción en los negocios, administración desleal y blanqueo de capitales durante los cinco años en los que estuvo al frente del máximo organismo del fútbol español.
La causa comenzó principalmente por las presuntas irregularidades en los contratos del traslado de la Supercopa de España a Arabia Saudí. No obstante, según fue avanzando la investigación, también se ha ampliado hacia otras vinculaciones como las concesiones a la constructora Gruconsa, entre ellas las obras del estadio de La Cartuja.
En una entrevista que concedió en República Dominicana a La Sexta, Rubiales aseguró que nunca en su vida había "pegado una mordida". Afirmo que era mentira que hubiera comisionado por pisos en el país caribeño, que tuviera un equipo de baseball allí, que hubiera pegado un pelotazo en Cabo Verde o que tenga terrenos para la construcción en Arabia Saudí. "El dinero que tengo es fruto de mi trabajo y de mis ahorros", afirmó.
Entre los investigados figura también Pedro Rocha, actual presidente de la RFEF, después de que la jueza que instruye la causa, Delia Rodrigo, cambiara su condición tras su declaración el pasado viernes 12 de abril como testigo.
Además de Rocha y Rubiales, ya han declarado en la causa el asesor jurídico externo de la Federación, Tomás González Cueto y Ángel González Segura, relacionado con la empresa que realizó obras en La Cartuja.
El beso
Esta es la segunda causa en la que Luis Rubiales figura como investigado. El ex presidente de la RFEF tiene pendiente el juicio por el beso no consentido a la futbolista Jenni Hermoso tras proclamarse España campeona del Mundial Femenino en Sydney.
La Audiencia Nacional rechazó los recursos del dirigente y de los otros investigados en la causa el director deportivo de la selección masculina, Albert Luque, el exentrenador de la selección femenina Jorge Vilda y el exresponsable de marketing de la Federación Rubén Rivera.
Rubiales deberá responder ante la justicia por un delito contra la libertad sexual y otro por coacciones, del que también son coautores los otros tres investigados. La Fiscalía pide para el ex dirigente dos años y medio de cárcel y un año y medio para el resto de acusados.
«Para la mitad del mundo, sólo soy un mercado. Les hago ganar o perder dinero, nada más. Los únicos comentarios que he recibido durante las últimas semanas son 'como no llegues a esta cifra, estarás en mi lista negra'». Hace unos días, Tyrese Haliburton, jugador de los Indiana Pacers y uno de los mejores bases de la NBA, avisaba sobre la ola que ha llenado de toxicidad el día a día de la liga. Algo que se extiende también al resto de deportes de América, Europa y todo el planeta. «Los aficionados gritan constantemente a los jugadores por sus apuestas. Es una locura y un problema que hay que atajar», ampliaba PJ Tucker, de Los Angeles Clippers.
Las apuestas se han adueñado del deporte. No sólo de su economía, patrocinando equipos y organizaciones, sino de todo su contexto: de los jugadores, que son protagonistas de las mismas; de las plataformas de retransmisión, que las incentivan en sus propias emisiones; y de los aficionados, tan pendientes, o más, del partido que de su apuesta. Nadie escapa. ¿Por qué? Porque ahora es mucho más fácil apostar y hay muchas más posibilidades dentro de un mismo encuentro. Olvídese de acertar quién gana. Vaya a lo concreto.
Así se han adueñado del deporte las apuestasEL MUNDO (Vídeo)
Piense en LeBron James. ¿Anotará hoy más de 22 puntos? ¿Capturará más de 7 rebotes? ¿Dará más de 8 asistencias? ¿Meterá más de 1 triple? ¿La suma de sus puntos, rebotes y asistencias será mayor o menor que 43? ¿Perderá más de 3 balones? ¿Conseguirá más de 2 robos? ¿Pondrá más de un tapón? ¿Anotará la primera canasta del partido o de su equipo?
Ahora piense en Rafa Nadal. ¿Ganará el siguiente punto? ¿Ganará el segundo punto del próximo juego? ¿Y el tercero? ¿Y el cuarto? ¿Si gana el juego, lo hará dejando a su rival a 0, a 15, a 30 o a 40? ¿Cuando el primet set llegue a seis juegos, cómo irá el marcador? ¿Cuál será el resultado correcto de este set? ¿Ganará Nadal al menos 4 juegos? ¿Habrá tiebreak? ¿Cuántos juegos se disputarán en el set y en el partido? ¿Cuántos ganará Nadal? ¿Será el número de juegos disputados par o impar? ¿Quién llegará primero a 3 juegos ganados? ¿Y a 4?
Ahora piense en Jude Bellingham. ¿Marcará ante el Bayern? ¿Cuándo lo hará, el primer gol o el último? ¿Disparará más de una vez? ¿Más de dos? ¿Uno será a puerta? ¿Dará más de 60 pases? ¿Más de 65? ¿Dará una asistencia? ¿Dos? ¿Hará más de una entrada? ¿De dos? ¿De tres? ¿Cometerá una falta? ¿Le sacarán amarilla? ¿Le expulsarán?
"Es consecuencia del Siglo XXI"
«Los mercados deportivos permiten apostar hasta el último detalle. El Madrid-Barça, por ejemplo, tenía más de 400 mercados», explica a este periódico David Pere Martínez Oro, director de Episteme Social, profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona y autor de Ludomorfina, el fenómeno de las apuestas en la juventud española. «Mientras tengamos esta oferta de mercados en las plataformas online, será condición inherente al deporte profesional. Es consecuencia del Siglo XXI, una industria que vela por ganar dinero y unas tecnologías que han evolucionado hasta el punto de monitorizar partidos de Tercera Regional», añade.
Las sanciones
Los mercados son los eventos dentro de un partido y son el principal foco de los problemas entre el mundo del deporte y de las apuestas. Presiones, sanciones... Les sonará el nombre de Sandro Tonali, centrocampista italiano del Newcastle suspendido diez meses por haber apostado en mercados de partidos que él mismo disputaba. De hecho, uno de los vídeos que más virales se han hecho sobre el tema es el de una amarilla que recibió por tardar, sospechosamente demasiado, en salir del campo.
No es el único. La NBA acaba de sancionar de por vida a Jontay Porter, jugador de los Raptors, que dio información a sus conocidos para que apostaran en sus propios mercados, apostó él mismo 54.000 dólares y limitó su participación en los encuentros para acertar. La MLB, la liga de béisbol, investiga a Shohei Ohtani, una de sus estrellas, por los gastos millonarios de su traductor en las casas de apuestas. Mientras que la NFL sancionó al receptor Calvin Ridley por apostar en partidos de la liga. Sin embargo, el deporte que más polémica tiene con este tema es el tenis.
"El tenis es el más fácil de adulterar"
En 2022, seis tenistas españoles fueron inhabilitados por amaños y cada mes hay noticias de nuevas sanciones. «El tenis es el deporte más fácil de adulterar, especialmente en el circuito ITF. Son chicos jóvenes que casi tienen que poner dinero de su bolsillo para viajar...», avisa Pere Martínez Oro. «Apuestas 10.000 euros, te dejas romper un servicio y te sacas el doble. Es facilísimo. Pero el problema es ético y del deportista, no sólo de los mercados. Puedes quitar partidos del circuito ITF de las casas de apuestas, pero a la industria no le interesa. Ellos quieren más mercados, más apuestas, más dinero», insiste.
La industria quiere más, y las organizaciones que gobiernan el deporte, también. «Nosotros no podemos llevar publicidad de las casas de apuestas, pero los torneos hacen acuerdos millonarios con ellas. Deberíamos quedarnos al menos el 50% de ese acuerdo, pero no recibimos nada. Miles de millones que circulan por el circuito y nosotros no vemos nada», se quejaba Novak Djokovic hace unas semanas.
Más apuestas, más audiencia
Una situación que también se vive en la NBA. La liga llegó a un acuerdo histórico con FanDuel y DraftKings, dos plataformas de apuestas, para permitir a los espectadores apostar durante los encuentros a través de la propia aplicación de la NBA. Más apuestas, más usuarios, más audiencia. Según un estudio de 'CRG Global', el 57% de los apostadores de la NBA ven mucho más la liga cuando apuestan, el 30% han escogido su equipo favorito según los aciertos en las apuestas y el 29% deja de ver el partido cuando su apuesta ya está resuelta. Mientras, las casas de apuestas han multiplicado sus ingresos hasta los 36.000 millones en 2023, según 'Statista'. En EE.UU, el valor de FanDuel ha superado los 31.000 millones.
"Cuando juegas bien y les haces acertar, está todo perfecto. Pero cuando fallas te tiran mierda, como que no he superado los 29,5 puntos y cosas así. Me siento mal porque no les quiero hacer perder dinero, pero sólo salgo e intento jugar", se quejaba Jason Tatum, de los Boston Celtics. "Estamos caminando por un hilo muy fino, es una situación muy complicada", advertía J. B. Bickerstaff, técnico de los Cavaliers, sobre la legalización de las apuestas deportivas en 38 estados de Estados Unidos desde 2018. Desde ese año, la NFL, la liga más seguida del país, ha incrementado sus audiencias un 8% y ha tenido 38,5 millones de espectadores por partido, cifra de récord.
La Liga, en alerta
LaLiga se salva de momento de polémicas, pero el debate existe. «El fútbol es más pausado que el tenis o el baloncesto. Hay menos mercados y no hay tanta presión en ese sentido por parte del aficionado, pero en los últimos años esos eventos se han multiplicado», explica a este periódico Iñaki Arbea, director de Integridad de LaLiga, que detalla que en cada campo hay un personal que se encarga de vigilar «actitudes raras» y advierte sobre las mafias que intentan controlar a los deportistas: «Son el principal problema, las mafias que usan las apuestas y amenazan a los jugadores para blanquear dinero».
El próximo 15 de mayo se cumplirán 50 años del gol con el que Hans-Georg Schwarzenbeck frustró, en el último minuto de la prórroga, la primera Copa de Europa del Atlético de Madrid. Sin embargo, aquel disparo desde casi 30 metros no iba a suponer ningún cambio sustancial para el narigudo Katsche, un tipo humilde, cálido y servicial, acostumbrado a vivir bajo el paraguas de Franz Beckenbauer y Sepp Maier, con quienes levantó una Copa del Mundo, una Eurocopa, tres Copas de Europa y cinco Bundesligas. En 1980, pocos meses después de que una rotura en el tendón de Aquiles le obligase a colgar las botas, Schwarzenbeck se puso al frente del pequeño kiosco que sus tías habían regentado durante décadas en la Ohlmüllerstrasse de Múnich. El negocio marchaba bien, pero aún podría ir mejor. Así que el Bayern, que le había negado el acceso a cualquier cargo técnico, nombró al héroe de Heysel como su proveedor para asuntos de papelería. Nadie podrá objetar, por tanto, que la primera Copa de Europa del gigante bávaro, el yunque donde forjó su leyenda indomable, valiese su peso en periódicos, bolígrafos, revistas y libretas.
«A pesar del enorme talento de aquel equipo, el destino del club en los años 70 podría haber sido muy diferente si se hubiese perdido esa final», explica a EL MUNDO Ulrich Hesse, autor de Bayern: Creating a Global Superclub (Yellow Jersey, 2016), una de las más lúcidas integrales sobre su centenaria historia. Un relato que documenta no sólo las gestas de Uli Hoeness, Gerd Müller, Karl-Heinz Rummenigge, Paul Breitner, Lothar Matthäus, Jürgen Klinnsmann o Philipp Lahm, sino que aborda algunos capítulos casi desconocidos fuera de Alemania.
«Durante aquella década dorada, el Bayern jugaba constantemente amistosos con fines recaudatorios. Claro que tuvo la suerte de que Múnich albergase los Juegos de 1972, lo que le abría las puertas de un estadio realmente grande para hacer taquilla. Sin embargo, el Olímpico sólo se llenaba durante los partidos de la Copa de Europa, por lo que podríamos decir que el equipo se vio obligado a triunfar en el torneo más difícil», abunda Hesse.
«Para pagar las nóminas»
Desde su acto fundacional en el Café Gisela de Fürstenstrasse, el 27 de febrero de 1900, la mera supervivencia ha supuesto una prioridad recurrente para el Bayern. Acosado por el regionalismo bávaro, la profesionalización tardía o el terror nazi, se expuso a unos vaivenes que alcanzan hasta 2003, la última vez que cayó en la liguilla de Champions. «Había que clasificarse para pagar las nóminas, así que cuando quedó fuera se desencadenó una crisis que casi acaba con el club», abunda el editor de la revista 11 Freunde.
Aunque si hablamos de supervivencia, nadie tan legitimado como Hoeness. El 17 de febrero de 1982, el mánager del Bayern eludió la muerte tras un accidente de avioneta en el que perecieron sus tres acompañantes. «Quienes mejor lo conocen aseguran que allí murió el egoísta que llevaba dentro. Desde entonces, bajo su mando, el Bayern fue convirtiéndose en lo que Dietrich Schulze-Marmeling ha catalogado como una organización de bienestar», escribe Hesse en Tor! The Story of German Football (WSC Books, 2003).
Cuando Markus Babbel salió en 2000 camino del Liverpool sabía que nunca hablaría mal de Hoeness. «Entre los mejores clubes de Europa, el Bayern es el más humano», afirmó el central. No sólo organizaba decenas de amistosos con fines benéficos, sino que se hacía cargo de Lars Lunde o Alan McInally, incapacitados para el fútbol, o Mehmet Scholl, gravemente deprimido.
El presidente judío
¿Cuándo y dónde germinó esa grandeza?¿Quién creó ese Bayern tan alejado de los tópicos? Hesse apunta a la figura de Kurt Landauer. «Siempre pensó en grande. Se sentía muy orgulloso de ser bávaro, pero al mismo tiempo era muy cosmopolita y ambicioso. Una receta para el éxito que alcanza hasta nuestros días». Bajo su mandato, el Bayern dominó durante la década de 1930, aunque su papel resultó incluso más importante tras la II Guerra Mundial. «A pesar de ser judío, regresó a Múnich para ocupar la presidencia, lo que envió un mensaje muy potente y aseguró las buena relaciones del club con las nuevas autoridades», zanja Hesse, en conversación con este periódico.
El idilio del Bayern con la Copa de Europa se ha mantenido incluso tras las inolvidables debacles de 1987, 1999 o 2012, cuando cayó ante Oporto, Manchester United y Chelsea. Tres finales que cuestionan el mito de su suerte (Bayern-Dusel). Aunque la autoridad con la que aborda los momentos decisivos parece incrustada en su escudo y en su lema:Mia san mia. «Se trata una expresión bávara de orgullo y confianza, bastante común, para nada exclusiva del club. Su significado literal es "somos quienes somos", aunque una simple traducción nunca lo explicará del todo», finaliza Hesse.
El primer galáctico del Madrid era quien más odiaba la palabra «galáctico». «No vuelva a pronunciarla. Esa palabra hizo mucho daño al Madrid». La última charla con Alfredo Di Stéfano, que a pesar de ser presidente de honor recibía en la modesta zona de veteranos del Bernabéu, mostraba cómo el inexorable deterioro que el paso del tiempo había provocado en su cuerpo, no había hecho mella alguna en su pensamiento, en sus principios. Repetía Di Stéfa
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El Consejo Superior de Deportes (CSD) contestó el domingo a los requerimientos de la FIFA y la UEFA, que habían reclamado explicaciones por la creación de una Comisión que tutele el funcionamiento de la Federación Española (RFEF). "Pueden estar tranquilos: todo lo que se haga a través de esta Comisión estará dentro de la ley, eso sí, de toda la ley", aseguró el órgano gubernamental a través de una carta.
"Esta Comisión, en la que estarán personas independientes de reconocido prestigio, tiene una única vocación: garantizar que a partir de ahora las cosas se hagan bien, tanto desde el punto de vista ético como jurídico, protegiendo el interés de España durante estos meses tanto en la Eurocopa, los JJOO y en el diseño del Mundial 2030 y asegurando la celebración de unas elecciones democráticas en la RFEF para el periodo 2024-2028", explica la misiva, firmada por José Manuel Rodríguez Uribes, presidente del CSD.
"No podemos permitir esta situación de grave deterioro de una RFEF que lleva inmersa demasiado tiempo en sospechas de corrupción y sometida a causas penales y disciplinarias (...) Lo irresponsable sería quedarse de "brazos cruzados", no hacer nada, mientras sigue creciendo el daño a la reputación, al buen nombre o a la imagen del fútbol español y, a fortiori, de España (...)", añade el citado texto.
"ausencia absoluta de autocrítica"
El CSD lanza algunas preguntas en voz alta a los entes reguladores del fútbol, que vienen mostrado sus reticencias a lo largo de las últimas horas. "¿Qué opinión le merecen a UEFA y FIFA estos gravísimos hechos? ¿Piensan que, además de evitar injerencias indebidas en la RFEF, deberíamos todos preocuparnos y ocuparnos también por evitar que el daño en la imagen de aquélla y en la reputación de nuestro fútbol siga aumentando y termine siendo irreparable?".
Por último, Uribes lanza una fuerte crítica a los responsables federativos, con Pedro Rocha, presidente de la gestora, a la cabeza. "Los hechos de los últimos tiempos refuerzan la idea de una ausencia absoluta de autocrítica, de asunción de responsabilidades y de regeneración ética".