El torneo más español desde hace dos décadas: menos de 200 jugadores extranjeros

El torneo más español desde hace dos décadas: menos de 200 jugadores extranjeros

El pasado 24 de febrero Pau Cubarsí fue el único futbolista español que formó de inicio en el Barça ante el Getafe. Tres meses antes, el Sevilla sólo había alineado a Juanlu frente al Villarreal, al igual que el Real Madrid, con la excepción de Lucas Vázquez en el Villamarín. Sin embargo, la tendencia en la nueva Liga que arranca el jueves no se parece en nada a estos casos. Por primera vez en 20 años, el campeonato español contará con menos de 200 futbolistas extranjeros. Horas antes de que el balón eche a rodar en San Mamés, el total ascenderá a tan sólo 197. Un 39,3% del medio millar de inscritos. Una minucia en comparación con los 401 de la Serie A (64,2%) o los 385 de la Premier League (65,4%).

Hay que remontarse a la temporada 2004/05 para encontrar un guarismo tan bajo de jugadores foráneos. Entre los 172 de aquel curso despuntaban Ronaldinho (Barcelona), Juan Román Riquelme (Villarreal) o Ronaldo (Real Madrid). Hoy, el campeonato dirigido por Javier Tebas puede celebrar las incorporaciones de Kylian Mbappé (Real Madrid), Luka Sucic (Real Sociedad) o Julián Álvarez (Atlético), pero la cifra total confirma una curva descendente iniciada hace algo más de una década.

La principal razón de este fenómeno estriba en la pérdida de poder económico. Si el pasado curso la Primera División quedó sexta en el ránking de gasto, con 443,8 millones de euros (22,2 millones de media por equipo), esta temporada el panorama no se antoja muy distinto. Incluso tras la estelar aparición de Julián Álvarez, LaLiga aún sigue sin alcanzar los 450 millones en fichajes. Esa falta de competitividad contrasta con el poder de atracción de la Premier League, que ya supera este curso los 1.500 millones, la Serie A, con más de 700 millones, o incluso la Bundelisga, a un paso de los 500.

Sube la media de edad

La dificultad a la hora de afrontar nuevas operaciones también repercute en la edad media de las plantillas. De hecho, LaLiga es el campeonato más viejo del Top-5 continental, con 26,9 años de promedio. Por encima de la Premier (26,0), la Serie A (25,9), la Bundesliga (25,7) y la Ligue 1 (25,4). Si sirven de ejemplos, el Rayo Vallecano ha tenido que tomar cedidos a Adrián Embarba (32 años) y Gerard Gumbau (29), mientras el Betis ha contratado a Diego Llorente (30), el Alavés a Stoichkov (30) y Las Palmas a Jaime Mata (35). Con presupuestos tan apretados, el futbolista español capaz de competir en la elite termina por imponerse. Más vale experto conocido, que extranjero por conocer. El club canario ha ido incluso un paso más allá pescando en el mercado de Segunda: Viti (Real Oviedo), Iván Gil (Andorra) y Álex Muñoz (Levante).

Por otro lado, los éxitos de España en la Eurocopa y los Juegos Olímpicos refuerzan la creencia de que el trabajo de formación termina dando fruto. Podría parecer una contradicción con los argumentos antes expuestos, pero lo cierto es que el atractivo de las canteras resulta cada día mayor. Al impulso de esos jóvenes se aferraron el curso pasado el Valencia, para su mejor actuación en el último lustro, o el Sevilla, salvado de la quema gracias a Isaac Romero, Kike Salas y Juanlu. La confianza en el filial sigue también guiando al Villarreal, que sólo se ha atrevido a gastar 10 millones en Willy Kambwala, un central francés de 19 años procedente del Manchester United. Dejando a un lado la anécdota de que un recién ascendido como el Leganés fiche a Enric Franquesa, criado en La Masia, a cambio de 90.000 euros, lo cierto es que los filiales de Barça y Real Madrid suponen el mejor caladero para Osasuna, Betis o Getafe.

En cualquier caso, parece fuera de toda duda que la clase media de LaLiga ha perdido un punto de talento diferencial. Ese extra que, en ocasiones, sólo se obtiene a cambio de mucho dinero. Para entender la repercusión del músculo económico en los resultados -y la influencia, por tanto, de los fichajes extranjeros- baste una ojeada al ránking que elabora la UEFA para sus competiciones (Champions, Europa League y Conference League). Si analizamos el coeficiente acumulado de los últimos cinco años, LaLiga ocupa la tercera posición con 89.489 puntos, por detrás de la Premier League (104.303) y la Serie A (90.284). Hace exactamente una década, impulsado por la expansión del gasto, el torneo español lideraba dicha tabla (97.713), muy por delante de la Premier (84.748) y la Bundesliga (81.641).

Mendilibar entra en el Olimpo con el Olympiacos, primer título europeo para un equipo griego en la historia

Mendilibar entra en el Olimpo con el Olympiacos, primer título europeo para un equipo griego en la historia

Se puede decir que el fútbol nació en Grecia. Quizás no el deporte como lo conocemos hoy, pero reconoce la FIFA que el Episkyros, palabra que significa defensor, es una de las primeras formas que representan a este juego como se puede ver en un relieve de entre 375-470 a. C.

Pues desde entonces, o mejor dicho, nunca, el fútbol griego había obtenido algún título europeo en lo que a clubes se refiere. El Panathinaikos jugó y perdió una Copa de Europa en 1971. Y la Eurocopa de 2004 sigue siendo el mayor éxito, no pequeño, de este deporte en el país que inventó la democracia.

Ha tenido que venir un entrenador vasco de 63 años, ya de vuelta de muchas cosas, pero con la ilusión renovada de un niño para introducir a Olympiacos en el Olimpo, aunque suene redundante, y de paso introducirse él, Jose Luis Mendilíbar Etxebarria, quizás no por la puerta más grande, pero tampoco por la de servicio.

Mendilibar aplaude a los suyos.

Mendilibar aplaude a los suyos.ARIS MESSINISAFP

Los doce trabajos de Heracles fueron un reto mayúsculo para el semidios hijo de Zeus y la reina mortal Alcmena. Tampoco era pequeño coger al explosivo equipo griego, con tres entrenadores despedidos esta temporada, y clasificarlo tercero en la Superliga Griega y meterlo en la final de la Conference League. Para, tras una durísima final, ganarla.

No fue un camino fácil, como Heracles, Mendilibar tuvo que vencer al León húngaro (Ferencvaros), después terminar con la hidra israelí (Maccabi Tel Aviv) al que tuvo que remontar un 1-4 con un histórico 1-6, después domó al toro turco (Fenerbahce) y acabó con el villano inglés (Aston Villa) hasta llegar a las puertas del Olimpo.

La última prueba era la más complicada. Equipo italiano de (Vincenzo) Italiano pero, por reiterativo que parezca, con buen pie y con poca actitud defensiva. De los cinco medios, el viejo conocido de la afición española, Arthur Melo, ex del Barcelona, era el menos ofensivo de los centrocampistas. Toda una declaración de intenciones. Las puertas del Olimpo primero había que defenderlas y luego conquistarlas.

Así el primer héroe fue Tzolakis, que no resultó portero, sino un muro para impedir a la Fiorentina entrar en ese Olimpo que estaba reservado para ellos. Las manos que sacó a Bonaventura en la primera parte y a Kouame en la segunda, bien valían un título. Luego hay que destacar a Iborra, ese viejo soldado que se apunta a todas las guerras y que tuvo un cabezazo para adelantar a los suyos en el 80.

El éxito esperaba al final del camino, para un entrenador más habituado a evitar descensos que a pelear por títulos, pero la experiencia de Sevilla le permitió las dos cosas y ambas las consiguió. ¿Por qué no repetir éxito? Porque no es fácil. Porque antes que él sólo cinco lo han conseguido.

Los cinco héroes

El primero Nereo Rocco en 1968 (Recopa) y 1969 (Copa de Europa), luego Bob Paisley con el Liverpool en el 76 (UEFA) y en el 77 (Copa de Europa). Giovanni Trapattoni conseguiría los mismos trofeos que Rocco en el 83 y el 84 con la Juventus. Y luego entramos en este siglo y nos encontramos a otro español, Rafa Benítez, que consiguió la UEFA con el Valencia en el 2004 y la Champions en 2005. Por último debemos referirnos a la UEFA de 2003 y la Champions de 2004 del Oporto de José Mourinho. Precisamente, el último entrenador al que venció Mendilibar y al que arrebató la Europa League con el Sevilla el año pasado.

A ese trofeo accederá el Olympiacos gracias a otro héroe del que ya avisó el entrenador italiano en la previa. El peligro es El Kaabi, lo era. Como lo fue Aquiles en Troya. 33 goles en la temporada, 11 de ellos en Conference, 5 en Europa League y 17 en la Superliga griega. El mirmidón marroquí metió a Olympiacos en el Olimpo en el minuto 116 de partido y dejó a la Fiorentina, de nuevo, con la miel en los labios. Segunda final perdida seguida. 63 años han pasado de su último título europeo. Los hados eran griegos.

Mendilibar, el 'abuelo' de Grecia ante su cita con la historia en su partido 1.000 como técnico

Mendilibar, el ‘abuelo’ de Grecia ante su cita con la historia en su partido 1.000 como técnico

No es muy común llegar a una sala de prensa y recibir una ovación por parte de los periodistas y menos en Grecia. No obstante, el logro lo merecía. Jose Luis Mendilibar sonreía tímido hacia su traductora mientras terminaban los aplausos que celebraban la clasificación del Olympiacos para la final de la Conference League, la primera final europea de su historia.

El técnico vasco había conseguido derrotar a su paisano Unai Emery y su poderoso Aston Villa por 6-2 en el global de la eliminatoria. Era el penúltimo logro del "abuelo" venido de Sevilla, como le conocen cariñosamente allí. "Espero poder ganarla para agrandar aún más la historia de Olympiacos", destacaba el técnico y resaltaba: "Estas cosas me están llegando al final de mi carrera".

Desde su entorno aseguran que si la oportunidad de Sevilla le llega 10 años antes, el técnico llevaría una década "haciendo las cosas que está realizando ahora". Y es que esa oportunidad, la del equipo hispalense, le encuentra porque la temporada pasada en el club tenían miedo al descenso y recurrieron a un especialista en esas lides. "Mantener a un equipo pequeño es igual de complicado que para un grande entrar en Champions", destacan fuentes próximas a Mendilibar.

"Si pierdes no entras en la historia"

El Sevilla no era pequeño, con lo que el terror al bajar de categoría era mayor y, además, se hallaba inmerso en dos competiciones, una de ellas, su torneo fetiche. Así, Mendilibar trajo la calma a Nervión y echó de la Europa League a Manchester United y Juventus para levantar la séptima ante la Roma de Mourinho en Budapest. "Llegar es un mérito, pero si pierdes no entras en la historia", comentan desde su entorno.

Esa victoria le valió la renovación, pero no le salvó de ser destituido tras nueve partidos de liga la temporada siguiente. No era el primer despido ni tampoco el último que sufrirá Mendilibar, pero algo en el entrenador de Eibar, Alavés, Valladolid, Osasuna y Levante había cambiado. "Nunca había tenido una oportunidad salvo la del Athletic, que le llega muy pronto y apenas le entrena nueve partidos", recuerdan fuentes próximas al vasco.

Cuatro meses después, el Olympiacos llama a la puerta de Mendilibar. Un equipo que ya había sondeado a un entrenador que había sido recomendado por otros colegas que antes ocuparon el banquillo griego. Pero los destinos no habían terminado por cruzarse hasta el despido del portugués Carlos Carvalhal, un entrenador que sólo estuvo 65 días en el cargo. El vasco llegaba como el cuarto técnico en la misma temporada y su carta de presentación fueron seis victorias consecutivas.

Mendilibar, en un partido con el Olympiacos.

Mendilibar, en un partido con el Olympiacos.Olympiacos

La primera derrota fue precisamente en Conference y fue muy dura, 1-4 ante el Maccabi de Tel Aviv. Entonces, el técnico vasco decidió apelar a la historia y remontó la eliminatoria de octavos con un 1-6 frente al conjunto israelí. Los aficionados le recibieron de madrugada a ritmo de Porrompompero. Había nacido una amistad entre el técnico y Grecia. "Le ven que es buena gente y los griegos tienen un sexto sentido para detectarlo", explican fuentes próximas al entrenador.

Un hombre sencillo

Así, Mendilibar, que ha entrenado muchos años a cinco minutos de su propia casa, se fue a vivir a Grecia junto a su mujer y a vivir un sueño tardío en el que recoge el fruto de muchos años de trabajo muy complicado. "Tiene 63 años y se lo toma como un regalo que le está dando el fútbol y lo está disfrutando como un niño", cuentan sus allegados.

Aficionados, club y jugadores están rendidos a la sencillez de un técnico que no es de florituras tácticas, pero sí muy efectivo. Esa filosofía le ha llevado a entrenar casi 500 duelos en Primera División y está a un partido de sumar una cifra increíble en su carrera. La final de la Conference League será su partido 1.000 como técnico en todas las categorías. En su mente estará celebrarlo con el primer título europeo para el conjunto griego. La Fiorentina, otro equipo italiano, será el último escollo en este cuento de hadas.