Roglic, el viejo ciclista que se calza zapatillas de 'runner' y toma zumo de cereza para desafiar a los 'centennials'

Roglic, el viejo ciclista que se calza zapatillas de ‘runner’ y toma zumo de cereza para desafiar a los ‘centennials’

Tras levantar la persiana de la habitación se calza las zapatillas de running y sale a la calle para desentumecer los músculos. Primoz Roglic (35 años) rompe tópicos. La mayoría de los corredores ve contraproducente compaginar la carrera a pie con la bicicleta, pero él no prescinde de una actividad que le sirve para recargar energías y despejar la mente. El esloveno es un runner que, siempre que puede, sale a correr durante 15 minutos. Después de las etapas suele consumir un batido de zumo de cereza que favorece la recuperación. Antes de cenar, merienda dos veces.

Para saber más

Roglic es diferente por hábitos y formación. Destacó en el esquí como saltador de trampolín, pero tras sufrir una grave caída se decantó por el ciclismo. No comenzó a entrenar en serio hasta poco antes de los 20 años y en 2014, con 25, debutó en el profesionalismo, una edad tardía entonces y más ahora, cuando los chavales dan el gran salto poco después de cumplir la mayoría de edad.

Ese retraso en acceder a la élite y las energías no quemadas explican el rendimiento de un veterano que no pierde la costumbre de ganar y se atreve a plantar cara a esa osada generación centennials que lideran su compatriota Tadej Pogacar y el neerlandés Mathieu van der Poel. Roglic tiene 35 años, pero en el ciclismo es como si tuviera cinco menos. Su perspectiva del ciclismo también es distinta al resto. Es difícil que pierda los estribos por una acción puntual en las carreras y es ambicioso como pocos. Thomas Gloag, uno de sus gregarios en el Visma durante el Giro de Italia de 2023, le definió así en el podcast How to become a Pro: «Primoz es un asesino absoluto sobre la bicicleta, es increíble. Tiene una concentración que rara vez se ve».

Roglic, además de inconformista, atesora una experiencia que supone un valor añadido, como ratificó el domingo con su magistral triunfo en la Volta a Catalunya, con el que frenó la espectacular proyección de Juan Ayuso (22 años). El viejo lobo doblegó a ese aspirante que pelea por arrebatarle el mando de la manada.

Miedo a la emboscada

El esloveno, tras un entretenido intercambio de golpes con español en los sprints bonificados en la etapa de clausura de la ronda catalana, derrotó a su rival con una sorprendente iniciativa: atacar de lejos. En teoría, él es más rápido de Ayuso en sprints cortos, por lo que le hubiera valido apurar hasta el final. Pero consciente de que su equipo era inferior al UAE y que podría caer en una emboscada, atacó a falta de 20 kilómetros para la meta. Un acelerón que descolocó a sus enemigos y dejó en anécdota el segundo de ventaja que tenía Ayuso en la salida de la última jornada. Durante 20 kilómetros, el pelotón fue incapaz de neutralizarle y se presentó en la meta con 19 segundos. «Después del segundo sprint intermedio no tenía otra opción. Si quería ganar, tenía que hacer algo y por eso ataqué. He tenido piernas y he disfrutado mucho», dijo el esloveno. «Roglic ha sido superior. Me voy bastante tranquilo, porque sé donde he fallado», recalcó Ayuso

Nuevo éxito para Roglic, que ya suma 91 victorias, entre ellas cuatro Vueltas a España, un Giro de Italia, un oro olímpico en contrarreloj, dos Tirreno-Adriático y dos Voltas a Catalunya. El triunfo de ayer supone un golpe para la moral de Ayuso, que buscará la revancha en el Giro de Italia del próximo junio.

Mientras llega la Corsa rosa, el pelotón se centra en las electrizantes clásicas de primavera. Esta semana comienzan los desafíos en los adoquines. El miércoles se disputa A Través de Flandes y el domingo, el segundo Monumento de la temporada: Tour de Flandes, donde Pogacar defiende título. La París-Roubaix, con una nueva pugna entre el esloveno y Van der Poel, se celebrará el 13 de abril.

Roglic, en un alarde de experiencia y coraje, derrota a Ayuso con un ataque a larga distancia en la clausura de la Volta

Roglic, en un alarde de experiencia y coraje, derrota a Ayuso con un ataque a larga distancia en la clausura de la Volta

Retándose como dos lobos al mando de la manada. El impulsivo cachorro contra el viejo y experimentado jefe que se resiste a ceder su trono. El nuevo orden frente a la tradición, eso es lo que escenificaron este domingo Juan Ayuso (22 años) y Primoz Roglic (35) en el cierre de la Volta a Catalunya, resuelto a favor del esloveno tras un dinámico intercambio de golpes. Etapa y clasificación general para el veterano corredor del Bora tras consumar un espléndido ataque a falta de 20 kilómetros para la meta.

Los desafiantes, tras la reducción del kilometraje de la etapa del sábado, afrontaron la salida de la jornada de clausura con sólo un segundo de diferencia a favor del chaval del UAE y, como era previsible, la ronda se definió en las subidas Montjuïc tras una entretenida pelea por las bonificaciones en los sprints intermedios. Ayuso y Roglic se marcaron durante un recorrido de 88 kilómetros, con salida y llegada en Barcelona, que incluyó cinco seis ascensiones a la montaña olímpica.

Arrancó el esloveno con decisión y en el paso bonificado de Viladecans arrañó dos segundos a Ayuso. El español, enrabietado, respondió en el sprint de Barcelona y recuperó el liderato virtual antes de acometer las subidas a Montjuïc.

Con el pelotón agrupado y con pequeñas escaramuzas se llegó al momento clave de la prueba. A falta de 20 kilómetros para la llegada, en la cuarta subida del circuito, Roglic sorprendió con un ataque que sólo fue respondido durante 200 metros por Egan Bernal y Laurens de Plus, con Ayuso a la expectativa. El esloveno insistió y descolgó a todos en un vertiginoso descenso en lo que sumó 10 segundos de ventaja.

Los perseguidores se rearmaron, pero sin premio. Ayuso esperó a sus compañeros Marc Soler y Adam Yates, pero ninguno de los tres estaba en su mejor momento. La colaboración de Lennert van Eetvelt, Enric Mas y Nairo Quintana tampoco surtió efecto positivo para los intereses de Ayuso. Roglic no cedió en su objetivo y estiró la ventaja hasta la veintena de segundos, una margen que supo mantener hasta la meta, en Barcelona, donde se presentó con 14 segundos de renta sobre De Plus y Van Eetvelt. El grupo llegó cinco segundos después, con Ayuso, derrotado por la valiente ofensiva de Roglic.

La general de la Volta y las dos victorias de etapas han servido para impulsar la preparación de Roglic, cuyo objetivo más ambicioso es conquistar el Giro de Italia, prueba en la que volverá a medirse con Juan Ayuso. Este año sólo había participado en la Volta a Algarve, donde tuvo una actuación muy discreta, su mejor resultado fue una novena plaza en la segunda jornada. El esloveno ya se adjudicó la Volta en la edición de 2023, en la que también sumó dos triunfos parciales

Esta ronda también ha ratificado el notable estado de forma de Juan Ayuso, que acumula cinco victorias en este inicio de temporada, sólo le supera el velocista belga Tim Merlier, con seis. El español, que se anotó la tercera jornada de la Volta y que este año se ha adjudicado la Tirreno-Adriático (más una etapa), el Trofeo Laigueglia y la Drôme Classic, iguala al sprinter Jonathan Milan y supera a Tadej Pogacar (cuatro) y a Mathieu van der Poel (tres). Seguro que esta derrota ayudará al joven escalador del UAE para seguir creciendo. La revancha, en el Giro de Italia

Ayuso y Roglic, tras una etapa caótica y alterada por el viento, se juegan la Volta con una diferencia de sólo un segundo

Ayuso y Roglic, tras una etapa caótica y alterada por el viento, se juegan la Volta con una diferencia de sólo un segundo

Empecemos por el final, como siempre en las pruebas ciclistas, aunque la gracia-desgracia de la carrera estuvo en el planteamiento y en el nudo, no en el desenlace. Ganó Quinn Simmons, el estadounidense del Lidl-Trek, en la penúltima jornada de la Volta a Catalunya. Aguantó por los pelos lo que le vino por detrás. Tuvo su mérito, pero no fue lo sustancial de la carrera.

El viento es el mayor enemigo de los toreros y de los ciclistas. A los toreros les impide dominar el capote. A los ciclistas, la bicicleta. La Volta a Catalunya está, claro, llena de ciclistas y, aunque más de uno puede ser comparado, por su valor, su ardor, su arte o sus desplantes, con un torero o un novillero sobre dos ruedas, la Volta es una carrera ciclista. Y en la sexta etapa, la considerada reina, el dios Eolo era un enemigo más fuerte que la monarquía y demasiado peligroso, más que un morlaco, para los corredores en los puertos de montaña.

En consecuencia, la organización suprimió el pico de la Batallola, de tercera, la collada de Sant Isidre, de primera, y el alto de Queralt, también de primera, en cuya cima se situaba la llegada. Y decidió que la carrera circulara por un circuito, allá abajo, entre bosques y valles abrigados, saliendo de Berga y llegando al mismo sitio. Un circuito.

Recorrido neutralizado en su mayor parte. Tras 50 kilómetros, los corredores negociaron con los jefes. Y, a 23 kms. de Berga, salida oficial. Entre la necesidad de desperezar los músculos y la obligación de cumplir los horarios, los corredores partieron como Miuras de los corrales. Volaron. La general se aplicaría a 5 kms. de la meta y en ésta no habría bonificaciones. De la sucesión de pequeños repechos emergió Simmons para ganar.

La conclusión de la Volta queda pendiente de una etapa, la última y tradicional de Montjuïc. Hay un segundo como un soplo, como un latido, como un parpadeo, entre Juan Ayuso y Primoz Roglic, enfrascados desde un principio en una lucha anunciada y admitida por ambos por las bonificaciones en los sprints intermedios y en los duelos que sostuvieron mano a mano en un par de etapas con resultados alternativos.

Bonificaciones de segundos... Habituales peleas de secundarios por migajas cronométricas en mitad de un asfalto intrascendente. Casi una indignidad entre campeones, que suelen resolver sus victorias de otro modo. Quien venza esta vez, sea quien sea, deberá su éxito, al menos hasta ahora, a esos mínimos segundos de máxima importancia.

Pero hay que alabar sin cortapisas a Juan y a Primoz. Únicos, tal para cual, capaces de llevarse la Volta, se desentendieron de todo que no fueran ellos. Y, tanto monta, esa igualdad los condujo desde el mismo estudio inicial de la táctica, a jugarse el triunfo en los términos minimalistas de unos segundos rabiosos. Rotundos en la intensidad de su brevedad decisiva. Salvo imprevisto, todo se resolverá este domingo con las bonificaciones de 10, seis y cuatro segundos en la meta.

En esos segundos -ahora sólo uno- ha radicado el espectáculo que nos han ofrecido el joven español y el veterano esloveno. La etapa final gozará de una emoción suplementaria, sustentada en el filo de un papel de fumar. La voz del ganador será un grito. Pero habrá empezado en un suspiro.

Van der Poel resiste, frustra y derrota a Pogacar en una Milán-San Remo para la historia

Van der Poel resiste, frustra y derrota a Pogacar en una Milán-San Remo para la historia

Más de seis horas sobre la bicicleta en pelotón para aguardar los 20 kilómetros más eléctricos de la temporada. Mereció la pena otra vez. El ciclismo alcanzó un cielo único en la 116ª edición de la Milán-San Remo, una de las mejores de siempre, un regalo, un espectáculo impagable. Tres genios en solitario desde la Cipressa, atravesando el Poggio y resolviendo en la meta de Via Roma. Tres héroes. Venció Mathieu Van der Poel, premio a una resistencia sobrehumana, por delante de Filippo Ganna y un Tadej Pogacar al que se le sigue resistiendo la Classicissima. Un trío que es un Monumento.

Es la segunda Milán-San Remo para el nieto de Poulidor, tras brindarle la de 2024 a su compañero Jasper Philipsen. Es la confirmación de un ciclista único, pujando para ser llamado el mejor clasicómano de la historia, su séptimo Monumento, el que fraguó en cada una de las ocasiones que apretó los dientes y elevó los vatios para no sucumbir a los zarpazos de Pogacar, un campeón enrabietado.

Seguirá el esloveno sin desentrañar la peculiar liturgia de la Milán-San Remo, una de las pocas cosas que se no es capaz de conquistar el mejor ciclista del mundo. Es el misterio, bendito, de la Classicissima, el Monumento más peculiar, el más extenso, el primero del año. El que ganó siete veces Eddy Merckxs, el que ha visto fracasar ya hasta en cinco ocasiones a quien le persigue en la historia. Si es que se puede llamar fracaso a lo que protagonizó Pogacar.

Porque él lo fue todo. Él hizo la selección en la Cipressa y el atacó hasta en cuatro ocasiones en el Poggio, donde hizo sufrir a Ganna y no pudo tumbar a Van der Poel. Le faltó desnivel y metros. Y le sobró un rival majestuoso.

El día había transcurrido en calma hasta allí, con todos los tópicos de la Classicissima. Una escapada numerosa y controlada -ocho integrantes que no gozaron de mucho más de cuatro minutos de ventaja; Martin Marcellusi fue el último en resistir tras dejar al resto en el Capo Berta-, de la lluvia y el frío de Pavia a los rayos de sol y la brisa del mar (a favor de los ciclistas) llegando a San Remo, bordeando la costa como centellas entre toboganes, aumentando los nervios a medida que se aproximaban los dos puntos claves del trayecto.

El rock and roll se desató en las primeras rampas de la Cipressa (esos seis kilómetros al 4%). Tim Wellens fue el primer pretoriano del UAE en ponerlos a todos en fila. Pronto eliminó al ganador de 2024, al sprinter Jasper Philipsen, caído y magullado el pasado miércoles en la Nokere Koerse. Después fue el turno del ecuatoriano Narváez, 500 metros al máximo, hasta que Pogacar encendió los fuegos artificiales.

Fue una secuencia maravillosa, de esas páginas que el ciclismo guarda para la posteridad. Su acelerón brutal sólo lo pudieron secundar tres hombres, que al poco fueron dos cuando estalló Roman Gregoire. Se quedó un trio de súperhombres. Van der Poel no perdió ni media rueda tampoco cuando Tadej volvió a apretar. Ganna sufrió algo más, pero logró coronar con la pareja. Juntos destrozaron el legendario récord de la ascensión a la Cipressa (Gabriele Colombo, 9:19 en 1996). En nueve minutos estaba el objetivo del UAE y lo fulminaron: 8:55.

La distancia con el resto de mortales fue definitiva, más de un minuto. Ni Pidcock, ni Pedersen ni Milan ni Girmay. Tampoco ninguno de los españoles (Aranburu, Roger Adriá...). Los tres genios caminaron aliados hasta el mítico Poggio, donde se iban a repartir el podio. Donde Van der Poel resistió como un héroe mitológico e incluso se permitió el lujo de atacar en el último tramo.

Después, neutralizada la pareja por Ganna tras el descenso, resolvió el del Alpecin al sprint, donde es inalcanzable. Emocionado, consciente de lo logrado. Historia.

Un descenso a más de 90 km/h., la Cipressa en nueve minutos y la amenaza Van der Poel: la Milán-San Remo, la penúltima obsesión de Pogacar

Un descenso a más de 90 km/h., la Cipressa en nueve minutos y la amenaza Van der Poel: la Milán-San Remo, la penúltima obsesión de Pogacar

Este jueves, Tadej Pogacar, que no compite desde la Strade Bianche -curó las heridas de su caída y se ahorró el mal tiempo de la París-Niza y la Tirreno-Adriático-, realizó un entrenamiento muy especial. No hay nada al azar en el campeón esloveno, que no sólo arrasa y escribe la historia por cualidades, también por cuidar cada detalle junto a su director Josean Fernández Matxin. Por las carreteras de San Remo le acompañó Niccolò Bonifazio, vecino de la zona, ex del Lampre y el Bahrain, entre otros, y que se hizo famoso en su día por descender la Cipressa en la edición de 2019 a más de 90 km/h.

Estudia Pogacar el descenso de la penúltima cota de la Milán-San Remo, una de las pocas carreras que se le resisten. Porque no está diseñada precisamente para sus características. "Es la que me va a llevar a la tumba... Estoy tan cerca, pero está tan lejos. Es increíble», pronunció en un podcast hace unos meses. La prueba más larga del calendario (289 kilómetros desde Pavia), el primer Monumento de la temporada, es una oda a la táctica y el oportunismo, a la pericia y a la velocidad. El líder del UAE Team Emirates - XRG fracasó el año pasado ante el dúo que forman Mathieu van der Poel y Jasper Philipsen. Y sabe que un zarpazo en la Cipressa seguramente no sea suficiente.

El esloveno, que ha jugueteado con su presencia en los dantescos adoquines de la París-Roubaix, busca su octavo Monumento. Ganó cuatro veces Il Lombardia, dos la Lieja-Bastoña-Lieja y una el Tour de Flandes. También presume de tres Strade Bianche. Dicen que la Classicissima es en monumento más fácil de terminar, pero el más difícil de ganar... Eddy Merckx lo hizo en siete de las 10 veces que participó.

Cambio de compañeros

También en contra de Poggi está el hecho de que no muchos corredores con el maillot arcoíris triunfaron en Vía Roma. Sólo cinco campeones del mundo, el último hace 42 años (Beppe Saronni en 1983). Sabe que para triunfar tiene que llegar en solitario. O al menos deshacerse de los principales velocistas. Y apenas tendrá dos balas para dar rienda suelta a sus vatios.

En la primera está la clave. A 25 kilómetros de la meta se asciende la Cipressa, 5,6 kilómetros al 4,1% de media. Allí el año pasado intentó hacer la selección con sus compañeros del UAE, pero no fueron lo suficientemente exigentes como para descolgar a los dos Alpecin.

Pogacar, durante la Strade Bianche.

Pogacar, durante la Strade Bianche.MARCO BERTORELLOAFP

El objetivo, según reconoció Matxin, era completar la subida en menos de nueve minutos (el récord lo ostenta Gabriele Colombo, 9:19 en 1996). Y con Covi, Del Toro y Wellens se quedaron en 9:35. El ataque posterior de Pogacar en el Poggio no resultó definitivo. Philipsen, con la impagable ayuda de Van der Poel, devolvió la Classicissima a los velocistas imponiéndose en el sprint a un grupo de 12. Pogacar, pura frustración, acabó tercero por detrás de Michael Matthews en la edición más rápida de la historia.

"Ya conozco muy bien el final del recorrido y esperamos brillar en la carrera. ¿Podemos ganar? Seguro que no será fácil, pero lo intentaremos con todas nuestras fuerzas", afirmó el esloveno esta semana, que ha cambiado de equipo para el asalto. Estarán Wellens y un Del Toro que acude tras ganar en la Milán-Turín. También Laengen, Narváez, Novak y el gigante Politt. Philipsen llega pese a haber sufrido una durísima caída este miércoles en la Nokere Koerse. También amenazan otros fuori classe como Biniam Girmay, Jonathan Milan, Tom Pidcock, Pedersen o Filippo Ganna. Entre los españoles, Alex Aranburu y Roger Adriá buscarán emular a Óscar Freire y Miguel Poblet.

Valverde, un seleccionador sin experiencia: ''No fui director de equipo, pero gané siete medallas en los Mundiales, más que nadie''

Valverde, un seleccionador sin experiencia: ”No fui director de equipo, pero gané siete medallas en los Mundiales, más que nadie”

Alejandro Valverde (Las Lumbreras, 45 años) hace dos años que se retiró del ciclismo, pero sigue tan fino como un profesional, corre pruebas de gravel y ejerce como embajador del equipo Movistar. El miércoler, en la sede del CSD, fue presentado como nuevo seleccionador español masculino y gran estandarte de la Federación Española, presidida por José Vicioso. También fue presentado el resto del organigrama deportivo: Félix García Casas (director técnico), Jose Luis de Santos (director técnico adjunto), Javier Alonso (seleccionador de trial), Javier Ruiz de Larrinaga (ciclocrós), Juan Peralta y Javier Zahonero (pista), Pierre-Henri Sauze (BMX), Eleuterio Anguita (ruta junior) y Pascual Orengo (ruta sub'23), Gema Pascual (seleccionadora de carretera féminas), Anna Villa (seleccionadora masculina y femenina de BTT) y Begoña Luis (paralímpicos). Todos acapararon protagonismo, pero ninguno como Valverde, que estrena cargo saltándose todos los plazos, privilegio de un mundialista con un palmarés incomparable.

Ha sido nombrado seleccionador de élite sin haber ejercido, ni siquiera, como director de equipo ¿Cómo puede convencer a los que dudan sobre sus capacidades técnicas?
Yo vengo con una ilusión tremenda. Quiero devolver al ciclismo algo de lo mucho que me ha dado. Lo que puedo ofrecer es mi experiencia en los Mundiales, tengo siete medallas; un oro, dos platas y cuatro bronces, más que nadie.
Ha tardado varios meses en hacer oficial su nombramiento ¿Hubo problemas para negociar con Movistar?
No hubo problemas, lo que pasaba es que había que compaginar el cargo con mis actividades en Movistar. Desde el principio estaba cantado que firmaría como seleccionador.
El puesto de seleccionador no compensa económicamente a ex corredores de élite como usted.
No compensa. Yo he aceptado este puesto porque me gusta el reto y porque puedo contar con una gran generación de corredores. A nivel mundial hay un gran ciclista, Tadej Pogacar, que es muy superior al resto, pero también hay sitio para otros.
¿Usted destacó como ciclista valiente, ofensivo. Esa filosofía la aplicará como seleccionador?
Siempre me gustó estar adelante, pero no hay que atacar por atacar, hay que actuar con cabeza y saber moverse. Mi rol consistirá en formar un buen grupo, que los corredores se lleven bien.
El bloque como gran apuesta.
Lo importante en la selección es formar un grupo compacto, que todos vayan en la misma dirección, que vengan con las ideas claras. Yo gané muchas veces, pero también trabajé para que vencieran Óscar Freire, Purito Rodríguez o Samuel Sánchez. La unión hace la fuerza.
¿Juan Ayuso será el líder de la selección?
Ayuso es muy bueno. Ha comenzado la temporada muy fuerte, ganando carreras en Italia. Su gran rival lo tiene en su propio equipo, Pogacar. Tenemos una gran hornada de corredores que van a demostrar la valía del ciclismo español, ahí están Ayuso, Pablo Torres, Enric Mas, Ivan Romeo, Roger Adriá, Javier Romo, Adriá Pericas...
Juan Ayuso, ganador de la Tirreno-Adriático

Juan Ayuso, ganador de la Tirreno-AdriáticoR. BettiniEFE

Hay chavales con gran futuro, pero parece complicado igualar aquella época dorada con usted, Contador, Freire o Purito. Nadie como usted es capaz ganar en todos los escenarios.
Hay gente con mucho nivel y todo irá llegando, ya vamos recuperando los buenos momentos. No es cuestión de comparar, cada uno tiene sus características. Muchos dicen que aún no podemos ganar un Tour de Francia, pero el ciclismo no es sólo lograr un Tour, hay otras carreras muy bonitas.
Se estrenará en el Mundial de Ruanda, siempre que la guerra que asola a ese país no lo impida. ¿Ha visto el recorrido del campeonato?
El Mundial del Ruanda es muy exigente, más duro que el de Innsbruck, en el que gané la medalla de oro. He visto el recorrido por vídeo y tengo previsto ir a Kigali para verlo in situ, grabarlo y rodar con la bici. Nos beneficia tener el mismo huso horario, nos desplazaremos allí lo más tarde posible. Nosotros tenemos gente que se amolda bien a ese trazado, contamos con opciones, que se consigan medallas ya es otra cosa. Quiero hacer una concentración con los corredores antes de afrontar el campeonato, a ver si es posible.
¿Ya tiene pensado quién ejercerá de capitán de ruta, que actúe como director, porque en el Mundial no hay pinganillos?
Yo puedo planificar cualquier estrategia, dar instrucciones, pero luego son los ciclistas los que toman las decisiones. Tiene que haber un líder que sepa leer la carrera. Todavía queda mucho para el Mundial, ya veremos. Cuando yo estaba tenía a Imanol Erviti como capitán, ahora también hay gente válida para esa función, como Enric Mas o Mikel Landa. A mí me gusta mucho Iván Romeo, es muy inteligente, dentro y fuera de la carretera. Ya le he dicho a Eusebio Unzué que me recuerda a Miguel Indurain. Tengo mucha confianza en él, siempre quiero tenerlo a mi lado, sube y contrarrelojea muy bien, de un año para otro ha crecido mucho y sabe leer muy bien las carreras.
¿De qué seleccionador guarda mejor recuerdo?
Me entendí fenomenalmente con Javier Mínguez y Pascual Momparler. Con José Luis de Santos también mantuve buena relación, y con Paco Antequera empezó todo. No tengo nada que reprochar a nadie, al contrario, estoy muy agradecido a todos.
Juan Ayuso bate récords de precocidad: mejor que Indurain, Contador, Valverde y Freire

Juan Ayuso bate récords de precocidad: mejor que Indurain, Contador, Valverde y Freire

La medalla de oro del Sagrado Corazón de Jesús que le regalaron sus abuelos cuando nació, siempre colgada del cuello y por fuera del maillot. Su novia Laura y la perrita Trufa besándole tras cruzar la línea de meta y antes de subir al podio. Secuencias que van convirtiéndose en rutinarias y que definen al ciclista que pulveriza registros de precocidad. Juan Ayuso, vencedor de la Tirreno-Adriático, supera las marcas de los corredores españoles más relevantes de la historia en el momento en el que contaban 22 años y medio. Ya suma 12 victorias, casi el doble que Miguel Indurain. «Al talento hay que darle rienda suelta», señala el entorno del chaval.

El ciclista nacido en Barcelona el 16 de septiembre de 2002 progresa a toda velocidad. En 2021, con 18 años, se adjudicó el Giro Baby (ganó tres etapas), una prueba destinada a los sub-23, y en la que estableció el récord de triunfador más joven. Su éxito provocó que los técnicos del UAE acelerasen su incorporación al primer equipo. El 31 de julio de 2022 estrenó su palmarés profesional en el Circuito de Getxo y seis días después le renovaron el contrato hasta 2028. Entonces era el de mayor duración del UAE, ahora el más extenso es el de Tadej Pogacar, hasta 2030. Con 19 años debutó en la Vuelta a España, terminó tercero y fue el corredor más joven en subir al podio en una de las tres grandes rondas en los últimos 100 años (el récord lo ostenta Henri Cornet, ganador del Tour de Francia de 1904). Desde entonces no ha dejado de asombrar en las montañas y en las contrarreloj (el pasado año derrotó a Filippo Ganna).

En su hoja de servicios figuran 12 victorias, algunas con gran valor, como la general y dos jornadas de la Tirreno-Adriático (la segunda carrera por etapas más importante de Italia) o la Vuelta al País Vasco. También se ha anotado el Trofeo Laigueglia, las clásicas de Drôme y Faun Ardeche, una etapa en el Tour de Romandía, otra en el Tour de Luxemburgo y dos en la Vuelta a Suiza.

Con números de 'sprinter'

Ayuso supera al resto en cantidad y calidad de sus logros. A los 22 años y medio, el centenario Bernardo Ruiz tenía ocho triunfos. Indurain contaba con siete, brillando en el Tour del Porvenir y Vuelta a Murcia. Angelino Soler (el vencedor más joven de la Vuelta a España, con 21 años, en 1961) también alcanzó siete. Alberto Contador sumó seis, con etapas en Romandía, País Vasco o Setmana Catalana. Txomin Perurena, asimismo, firmó media docena. Pedro Delgado contaba con dos éxitos, los mismos que Purito Rodríguez y Óscar Freire. Abraham Olano, con uno. Alejandro Valverde no se estrenó hasta pasados los 23 años, lo mismo les sucedió a Federico Martín Bahamontes, Luis Ocaña, José Manuel Fuente, Marino Lejarreta, Ángel Arroyo, Chava Jiménez, Roberto Heras o Carlos Sastre.

El chaval del UAE no admite comparación con ningún escalador o ganador español de las tres grandes rondas por etapas. Luce números de sprinter. A su edad, sólo le supera Miguel Poblet, el pionero de los clasicómanos patrios, con 22 victorias, brillando durante cuatro ediciones de la Volta a Catalunya. El cántabro Alfonso Gutiérrez alcanzó las 12.

Aprendizaje para el Giro

Ayuso, que hace sólo seis años tenía adornada su habitación con pósters de Contador, Valverde y Purito y que ahora reside en Andorra, posee madera de líder. Tras conquistar el Tridente de Neptuno de la Tirreno-Adriático aseguró que no le agobia la presión y que se ha propuesto ganar el próximo Giro de Italia. «Esta carrera me ha servido como aprendizaje para el Giro, porque también habrá etapas de frío y lluvia. Quiero dar las gracias a mis compañeros. Siempre he estado arropado, me han ayudado a preparar los ataques. Estoy muy contento, y esperamos poder seguir con estas sensaciones para la Volta a Catalunya y el Giro», señaló.

Con ese agradecimiento quiso transmitir el mensaje de que está a gusto en el UAE, a pesar de que muchos técnicos aseguran que debería tener un equipo a su completa disposición, sin verse obligado a sacrificarse en beneficio de Pogacar. El esloveno es otro portento de precocidad, ya que con 22 años y medio ya había logrado 26 triunfos, entre ellos el Tour de Francia y tres etapas en la ronda gala. Eddy Merckx llegó hasta las 33, con exhibiciones en el Mundial en ruta o la Milán-San Remo.

Según los test de esfuerzo realizados por los especialistas de UAE, Ayuso mueve 6,2 vatio/kg., la misma potencia que Pogacar. «Juan tiene una formación y preparación como nunca he visto en un ciclista. Sabe de nutrición, biomecánica, fisiología, glucógeno, lactato, vatios, pulsaciones...», ha explicado Íñigo San Millán, fisiólogo, técnico del UAE y profesor en la Universidad de Colorado.

Ayuso, formado para impactar.

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Once años atrás, Juan Ayuso se peleaba con su amigo Mateo para ver quién era el más rápido en las calles de Jávea. Por las tardes, se plantaba delante de la televisión para disfrutar con las exhibiciones de su ídolo en la Tirreno-Adriático. ''Cuando sea mayor quiero ser como él'', decía mientras veía a Alberto Contador en las ascensiones a los puertos de los Abruzos. En este invierno lluvioso, el escalador de Pinto ha encontrado relevo español en la travesía que enlaza, de oeste a este, los dos mares de Italia.

Ayuso, el nuevo fenómeno del ciclismo español, conquistó este domingo el tridente de Neptuno que acredita al vencedor de la primera carrera italiana por etapas encuadrada en la temporada UCI World Tour, que finalizó en la tradicional meta de San Benedetto del Tronto, ganada al sprint por el italiano Jonathan Milan.

La jornada de clausura de la Tirreno-Adriático, con un recorrido sin apenas dificultades orográficas, estuvo controlada por el UAE y por el Ineos de Filippo Ganna, que consiguió bonificar en el sprint intermedio para arrebatar a Antonio Tiberi la segunda plaza del podio. La nota de calidad la puso Van der Poel, que se fugó y luego fue neutralizado en el ecuador de la etapa. Los últimos kilómetros, ya en las calles de San Benedetto del Tronto, fueron dominados por el Visma de Olav Kooij y Lidl de Milan. El velocista italiano, que contó con ayuda de su amigo Filippo Ganna, se anotó su segundo triunfo parcial en la ronda de los mares, la quinta de la temporada.

líder que no sabe ejercer de gregario

Cuarto triunfo del curso para Ayuso, credenciales idénticas a las de su compañero Tadej Pogacar. El español se ha impuesto en el Trofeo Laigueglia, en la Drôme Classic y en la sexta etapa y la general de la Tirreno-Adriático; el esloveno, en la Strade Bianche y en dos jornadas y la general del Tour de Emiratos Árabes Unidos.

Ayuso vence y los aficionados se ilusionan con el nuevo ídolo, tan parecido, tan ambicioso como Contador. Ambos son los mejores contrarrelojistas entre los escaladores. Ayuso, que sólo ha comenzado a crecer, tampoco se asusta en la asunción de responsabilidades y reclama un equipo a su disposición. Es un líder que no sabe ejercer de gregario, por eso la dirección del UAE le ha diseñado una temporada en la que apenas coincidirá con Pogacar. El 24 de marzo acudirá a la Volta a Catalunya, donde pugnará con Primoz Roglic y Jonas Vingegaard (si se recupera bien de la caída en París-Niza), y luego afrontará su primer Giro de Italia.

Ayuso, a sus 22 años, cinco meses y 28 días, se ha convertido en el sexto ganador más joven de la historia de la Tirreno-Adriático, un peldaño por detrás Pogacar, que ganó, en 2021, con 22 años, cinco meses y 23 días. Una ronda que sonrió por quinta vez al ciclismo español, las anteriores ediciones favorables fueron las de 1991, con triunfo de Herminio Díaz Zabala; la de 2000, con Abraham Olano; la de 2005, con Óscar Freire, y la ya comentada de 2014, con Contador.

''En el comienzo de la temporada trabajé duro para conseguir el triunfo en la Tirreno-Adriático, que era mi primer gran objetivo. El esfuerzo ha tenido sus resultados'' dijo Ayuso tras enfundarse el maillot azzurro el pasado sábado en una ronda en la que siempre ha tenido estrella. El pasado año finalizó segundo, tras Vingegaard, y superó a Filippo Ganna en la contrarreloj inaugural (en esta edición se intercambiaron las posiciones). El español se siente muy cómodo en Italia, su gran rampa de lanzamiento. En 2021, cuando militaba en el Colpack Ballan, arrasó en el Baby Giro al imponerse en la clasificación general y en tres etapas. Tras su espectacular victoria pasó al primer equipo del UAE, donde cautiva por su descaro.

Ayuso, suma y sigue en una campaña que promete sensaciones intensas.

Festival de Ayuso en la Tirreno-Adriático: victoria en la etapa reina y liderato

Festival de Ayuso en la Tirreno-Adriático: victoria en la etapa reina y liderato

El Tridente de Neptuno para el escalador más atrevido, el que asciende sin mirar atrás, midiendo los tiempos y desprendiéndose de sus enemigos con golpes certeros. Juan Ayuso, el gran diamante del ciclismo español, se adjudicó este sábado la etapa reina de la Tirreno-Adriático y destronó del liderato al italiano Filippo Ganna (Ineos), que perdió 49 segundos con el corredor del UAE.

El chaval criado en Jávea se desprendió de sus adversarios con un ataque a falta de tres kilómetro de la cima de la estación de esquí de Frontignano, una subida de menos de ocho kilómetros, al 7,8% de desnivel medio, con rampas del 12% en la cordillera de los Apeninos.

Hasta esa montaña llegó un grupo de fugados compuesto Gianni Vermeersch (Alpecin), Benjamin Thomas (Cofidis), Andrea Vendrame (Decathlon AG2R), Samuele Battistella (EF Education), Jasper Stuyven (Lidl Trek), Chris Hamilton (Team Picnic PostNL), Andrea Pietrobon (Polti) y Magnus Cort Nielsen (Uno-X Mobility), que contaron con una ventaja de tres minutos y que al comienzo de puerto tuvieron poco más de 50 segundos. Desde el mismo comienzo del puerto, Isaac del Toro y Adam Yates, compañeros de Ayuso impusieron un fuerte ritmo que provocó el desfallecimiento de Ganna, que antes del inicio de la jornada disponía de 22 segundos de ventaja respecto al español. Tras el acelerón del corredores del UAE, a cuatro de la meta, saltó Ayuso con potencia y su ofensiva sólo fue respondida inicialmente por Thomas Pidcock (Ineos), Jai Hindley (Bora) y Mikel Landa (Soudal).

Tras un kilómetro de tanteo, Ayuso se marchó de forma imperial hacia la conquista de la etapa y del liderato de una prueba en la que el año pasado fue segundo, sólo superado por Jonas Vingegaard, que ahora se recupera de una lesión en la mano izquierda provocada el pasado jueves en la quinta etapa de la París-Niza.

El triunfo de este sábado se une a los conseguidos este mes en el Trofeo Laigueglia y la Drôme Classic. En crono inaugural de la Tirreno-Adriático fue segundo, tras Ganna. Ahora el italiano queda tercero en la clasificación general, a 38 segundos. La segunda plaza es para Antonio Tiberi (Bahrain), a 37.

''Estoy muy contento y muy agredido al trabajo realizado por todo el equipo'', dijo Ayuso tras pasar la línea de meta y besar a su novia y a su perrita Trufa.

Este domingo, jornada de clausura de la ronda de los dos mares, con una etapa de 147 kilómetros con salida en Porto Potenza Picena y final en San Benedetto del Tronto. El recorrido es llano, salvo en el ecuador de la ruta, que incluye el ascenso al alto de Ripatransone. El viento y los consiguientes abanicos podrían evitar la previsible llegada al sprint y a prevista coronación de Ayuso.

Este sábado también se afrontó la penúltima cita de la París-Niza con una etapa recortada por la adversa climatología. La jornada prevista de 147,8 kilómetros se quedó en 109,3 kilómetros, se suprimió el paso por el Col de la Colmiane, pero se mantuvo el final, con el ascenso a Auron, un puerto de 7,3 kilómetros con un 7,2% de desnivel medio. La jornada, condicionada por la lluvia y el frío, fue ganada por el australiano Michael Storer(Tudor), que sobrevivió a la escapada buena del día. Iván Romero (Movistar); otra vez espléndido, fue cuarto. La ronda, que finaliza este domingo, está liderada por el estadounidense Matteo Jorgenson (Visma); que cuenta con 37 segundos de ventaja sobre el germano Florian Lipowitz (Bora)

La carrera francesa se sella con una etapa de cerca de 120 kilómetros propicia para las emboscadas, con cuatro subidas (Porte, Pellie, D'Eze y Quatre Chemins) antes de afrontar la sinuosa llegada a Niza.

Almeida derrota a Vingegaard en un caótico final de etapa de la París-Niza

Almeida derrota a Vingegaard en un caótico final de etapa de la París-Niza

El descontrol y el caos se adueñaron de la primera etapa de montaña de la París-Niza, ganada por el portugués Joao Almeida, que superó en el último suspiro a Jonas Vingegaard, el danés es el nuevo líder de la ronda francesa.

Venció el escalador luso en una jornada en la que la organización de la prueba generó un gran desconcierto al neutralizar la carrera a falta de 45 kilómetros para la meta debido a sendos accidentes ocasionados por un vehículo y una motocicleta.

En plena tormenta de agua y nieve, los ciclistas fueron detenidos (algunos, como Vingegaard se protegieron en el coche de su equipo) y minutos después se les ordenó avanzar, pero sin validar los tiempos, hasta 28,8 kilómetros de la llegada, 16 kilómetros inútiles. Entonces, el director de la carrera, ante las protestas de varios ciclistas, como Iván Romeo, volvió a parar el grupo y a relanzar la carrera, según el orden que estaba establecido antes de las incidencias. Por delante del pelotón iba un grupito de fugados, integrado, entre otros, por Guernalec, Swift, Leknessund, Tarling y Foss.

Seis ascensiones

Vuelta a empezar después de más 100 kilómetros transcurridos desde la salida de Vichy, con un grupo cabecero comandado por el Visma del líder, Matteo Jorgenson, que avanzaba hacia la estación de esquí de La Loge Des Gardes, en las cercanías del Loira y el Puy-de-Dôme, un puerto de primera categoría con 6,7 kilómetros al 7% de desnivel medio. El trayecto de la jornada también incluyó las ascensiones a seis puertos: cuatro de tercera categoría, dos de segunda.

En la última subida, Vingeggard, siempre pendiente de su compañero Jorgenson, sorprendió a sus rivales con dos acelerones a falta de 3.000 metros para la cima. Se fugó, pero nunca superó los 10 segundos de ventaja. El danés, que quiso lanzar un mensaje de autoridad a Tadej Pogacar, no calculó bien sus esfuerzos y a falta de 100 metros su superado por Almeida, el gregario del esloveno en el UAE. Al menos, Vingegaard tuvo la recompensa del liderato de a prueba que finalizará el próximo domingo.

A la espera de Frontignano

La lluvia y el frío también condicionaron el desarrollo de la tercera etapa de la Tirreno-Adriático, la jornada maratón, con 237 kilómetros de recorrido entre Follorica y Colfiorito. El pelotón decidió imprimir una marcha sin ritmo por la adversa climatología y sólo se animó un poco a falta 50 kilómetros, con la fuga de Pietrobon y De Bondt, siempre bajo el control del Ineos de Filippo Ganna. Juan Ayuso ya avisó en la salida que el escenario no era el adecuado para presentar batalla, todo será diferente el próximo viernes, con la llegada a Pergola, y el sábado, con final en la cima de Frontignano.

La clausura, en el Valico de Colfiorito, una subida tendida de 17 kilómetros, sin pendientes acusadas, en el parque Regional de Umbría, Ganna desafió al grupo de los mejores con un ataque a falta de tres kilómetros que fue respondido primero por Ayuso y luego por Van der Poel. En el arreón definitivo el más rápido fue el italiano Andrea Vendrame. Roger Adriá fue quinto y Alex Aranburu, octavo