Shai Gilgeous-Alexander, el triunfo de la calma y el equilibrio

Shai Gilgeous-Alexander, el triunfo de la calma y el equilibrio

Actualizado Lunes, 23 junio 2025 - 19:42

El suyo ha sido un salto silencioso a la estratosfera, el triunfo de un tipo de baloncesto distinto, casi en desuso, el de los movimientos calculados, el del equilibrio y la calma en sus aproximaciones a canasta. La suya es la historia de una leyenda cocinándose a fuego lento y un sueño cumplido antes de lo previsto. Siete temporadas ha necesitado Shai Gilgeous-Alexander para hacerse con un anillo de campeón de la NBA, elevándose, de paso, a la categoría de inmortal en una franquicia y una ciudad que ahora lo idolatra.

El triunfo de Oklahoma City Thunder sobre Indiana en el séptimo partido es un anhelo que el base canadiense de 26 años tenía desde pequeño. "Es el sueño de todo niño. Pero nunca se sabe realmente si se hará realidad", decía, amparado en el hecho de que sus números no hacían presagiar semejante desenlace. Terminó el instituto situado en el puesto 35 del Top 100 de promesas de ESPN en 2017 y en sus tres primeras temporadas su nombre no sonó con demasiada fuerza en la NBA. En su única temporada de baloncesto universitario, con los Kentucky Wildcats, arrancó desde el banquillo.

Sin embargo, como su baloncesto, la evolución de su carrera ha sido equilibrada y paulatina. Entró en la NBA en el undécimo puesto del draft, seleccionado por los Charlotte Hornets en 2018 antes de ser transferido de inmediato a Los Angeles Clippers, con los que empezó a despuntar. En enero de 2019 anotó 24 puntos contra los Golden State Warriors, dejando claro que había buena materia prima.

Imposible para Durant, Westbrook y Harden

En verano de ese mismo año se produjo el salto que le cambiaría la vida. Fue traspasado a Oklahoma en un potente intercambio de cromos en el que también estaba incluido Danilo Gallinari y que acabó llevando a Paul George a Los Angeles. En su debut anotó otros 24 puntos contra Dallas Mavericks, dando señales de que era el jugador franquicia que estaban buscando los Thunder.

En Oklahoma Gilgeous-Alexander encontró el escenario perfecto para desarrollar su potencial. Su crecimiento estadístico fue notorio. En su primera temporada completa con los Thunder (2020-21) promedió 23,7 puntos, 4,7 rebotes y 5,9 asistencias. Para la temporada 2022-23, estas cifras ya había escalado hasta los 31,4 puntos, 4,8 rebotes y 5,5 asistencias, convirtiéndolo en uno de los anotadores más letales de la liga y finalista para el premio MVP.

Ahora, sus logros hablan por sí solos. Ha sido seleccionado para el All-Star Game en tres ocasiones e incluido en el equipo ideal de la NBA en otras tres. Durante la temporada 2022-23, se convirtió en el primer jugador de los Thunder desde Kevin Durant en anotar más de 30 puntos por partido. Gracias a su figura, la pequeña ciudad del centro sur del país ha logrado culminar lo que el trío formado por Durant, Russell Westbrook y James Harden nunca consiguió.

Gilgeous-Alexander, el domingo, durante el séptimo partido.

Gilgeous-Alexander, el domingo, durante el séptimo partido.EFE

Estaba escrito que la vida de Shaivonte Aician Gilgeous-Alexander estaría vinculada al baloncesto. Nacido el 12 de julio de 1998 en Hamilton, Ontario, Canadá, su padre, Vaughn Alexander, de origen caribeño, fue jugador profesional, mientras que su madre, Charmaine Gilgeous, fue una atleta que llegó participar en los Juegos Olímpicos de Barcelona en la prueba de 400 metros lisos, representando a Antigua y Barbuda.

Su travesía hacia el estrellato comenzó en serio cuando se trasladó a Estados Unidos para jugar en el equipo de Hamilton Heights Christian Academy, en Tennessee. Durante su último año de secundaria, promedió 23.8 puntos, 8.7 rebotes y 4.8 asistencias, estableciéndose como uno de los prospectos más codiciados de su clase.

MVP de las Finales

El domingo completó una de las temporadas más condecoradas en la historia de la NBA. Sumó 12 asistencias a sus 29 puntos de 27 lanzamientos y fue nombrado el MVP unánime de las Finales en apenas su segunda carrera de postemporada como piedra angular de la franquicia.

"Esto no es sólo una victoria para mí", declaró a un estadio repleto y eufórico, el Paycom Center de Oklahoma. "Esta es una victoria para mi familia. Es una victoria para mis amigos. Es una victoria para todos los que me apoyaron durante mi infancia. Es una victoria para la afición, la mejor afición del mundo".

La NBA y todo lo que está bien en el deporte: ¿podría aprender algo el fútbol europeo?

La NBA y todo lo que está bien en el deporte: ¿podría aprender algo el fútbol europeo?

Oklahoma City Thunder es el séptimo campeón diferente de la NBA en siete años, diez equipos distintos han ganado el título en los últimos siete años. De las 28 ciudades con equipo en la liga (Nueva York y Los Ángeles tienen dos), los finalistas de este curso, Indiana Pacers y los Thunder, juegan, respectivamente, en el séptimo y el tercer mercado más pequeños.

¿Cómo es esto posible? ¿No hay un Real Madrid, un Barça, un Bayern, un PSG, clubes de grandes ciudades, mucho más ricos que sus rivales, con más medios, mejores jugadores y un dominio constante? No, no los hay. En el país del capitalismo salvaje, el deporte es un reducto socialista. Y bendito sea.

Todas las grandes ligas norteamericanas se mueven alrededor de un principio sagrado: la igualdad. Simplificando mucho sistemas complejos y con excepciones, hay un límite salarial igual para todos, ricos y pobres. No puedes fichar estrellas de otro equipo con contrato en vigor salvo mediante intercambios de jugadores en los que los sueldos que salen y los que entran tienen que ser similares. No hay un Bayern esquilmando al Dortmund ni un Barça pagando la cláusula de Nico Williams. Y, por supuesto, los peores equipos son los primeros en elegir en el draft a los mejores jóvenes que llegan a la liga, así estás a pillar a un LeBron James o un Wembanyama de pasar de insignificante a candidato al título.

En resumen, tu equipo, juegue dónde juegue y tenga la historia que tenga, puede ganar el anillo igual que los Lakers. Todos tienen esperanza, ninguno está condenado a una vida eterna animando a un club sin más aspiración que la supervivencia como complemento del negocio de unos pocos gigantes o, en una de las cosas más tristes que hay, hacerse de un equipo que no es el de tu ciudad para poder ganar. ¿Han visto las escenas de Oviedo? ¿No sería precioso que toda hinchada pudiera vivir días así cada pocos años y por cualquier objetivo?

Sería precioso, sí. También sería imposible. Los grandes clubes jamás lo aceptarían y muchos aficionados, esos que llevan una semana riéndose del Auckland City, el Al Ain y el Mamelodi Sundowns, no lo entenderían. Nos han vendido que lo que importa es el desenlace y no el camino, que ser humilde es ser insignificante y que el objetivo no es competir sino humillar. Nos lo han vendido y lo hemos comprado. Tenemos una cultura deportiva lamentable. Esa es la verdad.

El "escalofriante" final de los Pacers en la NBA: la lesión de Tyrese Haliburton "paró el corazón" del equipo

El “escalofriante” final de los Pacers en la NBA: la lesión de Tyrese Haliburton “paró el corazón” del equipo

Actualizado Lunes, 23 junio 2025 - 17:37

El sueño de los Indiana Pacers de coronarse campeones de la NBA terminó de la forma más cruel posible este domingo, al sucumbir por 103-91 ante los Oklahoma City Thunder en el séptimo partido de las Finales. La derrota estuvo marcada por la lesión de su estrella y "talismán", Tyrese Haliburton, quien se desplomó sobre la cancha a los siete minutos de juego.

Haliburton, líder de los "indomables" Pacers, había iniciado la noche "a un ritmo endiablado", anotando nueve puntos con tres triples casi consecutivos, antes de que su pierna derecha le fallara al intentar un dribling. "Gritando y golpeando el suelo con el puño", el base fue rápidamente rodeado por sus compañeros y llevado al vestuario "entre lágrimas y sin poder apoyar el pie derecho". El entrenador de los Pacers, Rick Carlisle, resumió el impacto emocional del momento: "Lo que sucedió con Tyrese... a todo se nos paró el corazón".

Golpe devastador

Tyrese Haliburton ya arrastraba una lesión muscular en la pierna derecha desde el lunes, pero había decidido no abandonar a sus compañeros en la pugna por el anillo. Tras su salida de la pista en el partido decisivo, los Pacers informaron de una "lesión en la parte inferior derecha de la pierna" mientras que su padre, John Haliburton, señaló a ESPN que se trataba del "tendón de Aquiles".

A pesar del duro golpe, Carlisle se mostró optimista sobre su recuperación: "Pero él volverá. No tengo ninguna información médica sobre lo que pudo haber sucedido, pero él volverá y creo que se recuperará completamente". El pívot Paskal Siakam, compañero de equipo, expresó su dolor: "Duele no conseguirlo. Lo deseaba tanto por él como porque sé que nos dio todo. Duele que no pudiera terminarlo con nosotros", reconociendo que el jugador "ha pasado por muchas cosas durante este año, muchas críticas. Es mucho para un joven. Estaba bajo mucho estrés y siguió luchando".

Carlisle también destacó el papel de Haliburton, afirmando que "ha protagonizado una de las mejores actuaciones individuales en los playoffs de la historia, con jugadas espectaculares, una tras otra" y que "por muy buen jugador que sea, siempre piensa en el equipo. Por eso, le tenemos mucho cariño". Haliburton incluso estuvo presente en la carla de descanso, animando a sus compañeros.

El maestro de las remontadas

Más allá del título, Haliburton buscaba una especie de revancha personal, ya que recientemente había sido votado por sus pares como la figura más "sobrevalorada" de la NBA en una encuesta anónima de The Athletic. Concluyó las Finales con un promedio de 14,0 puntos, 4,6 rebotes y 5,9 asistencias, números que no reflejan su "trascendencia" en los "playoffs de ensueño" de los Pacers.

Fue el "gran héroe de las inverosímiles remontadas" con las que Indiana, el cuarto sembrado de la Conferencia Este, desafió todos los pronósticos. Una de sus hazañas más recordadas ocurrió en el primer juego de las Finales, donde un espectacular tiro lejano de Haliburton, con solo "0.3 segundos en el reloj", les dio un valioso primer triunfo sobre los favoritos Thunder, a pesar de ir perdiendo por 15 puntos. Esa fue la quinta ocasión en que Indiana ganó un partido de estos playoffs tras ir 15 puntos abajo, un récord desde que se tienen estos conteos en 1997.

Haliburton, traspasado por los Sacramento Kings tras solo un año y medio, elevó su juego en Indiana, llegando a ser All-Star en 2023 y 2024, y miembro del equipo olímpico de Estados Unidos que ganó el oro en los Juegos de París 2024. Pese a esta progresión, los recelos sobre su juego y fiabilidad en el tiro persistían. La desconfianza culminó al ser elegido el jugador más "sobrevalorado" al inicio de estos playoffs. Sin embargo, Haliburton respondió esa misma noche, tras eliminar a los Bucks de Giannis Antetokounmpo, con un contundente "Sobrevaloren esto".

Los Thunder ganan el anillo tras un dramático séptimo partido marcado por la grave lesión de Haliburton

Los Thunder ganan el anillo tras un dramático séptimo partido marcado por la grave lesión de Haliburton

Actualizado Lunes, 23 junio 2025 - 07:54

Los Oklahoma City Thunder, liderados por Shai Gilgeous-Alexander, han conquistado el anillo de la NBA este domingo. al vencer el séptimo y decisivo partido de las Finales por 103-91 a unos Indiana Pacers visiblemente afectados por la temprana lesión de su estrella, Tyrese Haliburton. Este título marca el primero para la franquicia en Oklahoma, reviviendo la victoria de 1979 cuando aún eran los Supersonics en Seattle.

La victoria culmina una "temporada majestuosa" para los Thunder, quienes terminaron primeros del Oeste con un impresionante balance de 68-14, el mejor de toda la liga. Con una "asfixiante defensa" catalogada entre las mejores de la historia de la NBA, y un "excelente Shai" que, tras ser MVP de la temporada regular, se alzó también con el MVP de las Finales, el equipo de Mark Daigneault demostró su superioridad.

El triunfo también es reflejo de una plantilla "repleta de recursos y escandalosamente joven", con figuras clave como Jalen Williams y Chet Holmgren, que forman el ‘big three’ junto a Shai, y el aporte de jugadores Lu Dort, Isaiah Hartenstein, Alex Caruso, Aaron Wiggins y Cason Wallace. Este campeonato culmina un ambicioso proceso de reconstrucción orquestado por el mánager general Sam Presti, augurando un futuro brillante para la franquicia de Oklahoma.

Resistencia de Indiana

La otra cara de la moneda fue la de los Indiana Pacers, un equipo que sorprendió con "remontadas épicas y milagros imposibles" y un estilo ultraofensivo. Su sueño de lograr el primer título de la NBA (poseen tres de la ABA) se vio truncado por el "final más cruel posible". Haliburton sufrió una lesión. Con molestias en el gemelo derecho durante todas las Finales, el genial base se "rompió en el primer cuarto" con lo que parece una lesión "muy grave".

Haliburton comenzó el partido con gran intensidad al encestar tres triples en cinco minutos, que inquietaron a Oklahoma. Poco después, en una jugada individual, "le falló la pierna derecha por completo y acabó cayendo con un grito de dolor". La imagen fue "escalofriante", dejando el Paycom Center en silencio mientras sus compañeros lo rodeaban. El jugador, visiblemente "destrozado", se retiró al vestuario "sin poder apoyar la pierna y ocultando su rostro cubierto en lágrimas". Aunque se espera todavía el diagnóstico oficial, la lesión recuerda a las rupturas de tendón de Aquiles recientes de la NBA.

Pese a la devastadora pérdida de su estrella, los Pacers de Rick Carlisle, "fieles a su dogma de jamás darse por vencidos", resistieron a Haliburton hasta el tercer cuarto. La primera mitad vio a unos Thunder "oxidados y toscos", con una ofensiva que "naufragó" y un acierto pésimo desde el perímetro, lo que permitió a Indiana llegar al descanso con una ligera ventaja (47-48). Gilgeous-Alexander lideró a Oklahoma con 16 puntos y 7 asistencias en la primera mitad, mientras Caruso emergió como un suplente clave.

Haliburton, sobre el parquet, tras su grave lesión.

Haliburton, sobre el parquet, tras su grave lesión.AP

La "lógica" se impuso en la reanudación del partido. El tercer cuarto fue "todo lo que se espera de un equipo campeón": una "defensa abrumadora", valentía en el rebote ofensivo, y un aumento en el acierto desde el triple, con el respaldo de los compañeros de Shai. Con un parcial de 18-8, Carlisle se vio obligado a pedir dos tiempos muertos consecutivos para intentar frenar el ímpetu de los Thunder. Finalmente, Oklahoma superó por primera vez los 10 puntos de ventaja, sellando el periodo con un demoledor 34-20 que dejó el marcador en 81-68 y el anillo "prácticamente sentenciado". La defensa de Oklahoma fue clave, logrando 14 robos y provocando 23 pérdidas a Indiana, que se tradujeron en 32 puntos.

Shai fue el máximo anotador de Oklahoma con 29 puntos, además de 5 rebotes y 12 asistencias. Williams sumó 20 puntos y Holmgren aportó 18 puntos, 8 rebotes y 5 tapones. Por parte de Indiana, Bennedict Mathurin lideró con 24 puntos y 13 rebotes, seguido por Pascal Siakam y T.J. McConnell, ambos con 16 puntos. Pese a la resistencia final de los Pacers y algunos momentos de nerviosismo en los últimos minutos, los Thunder alzaron el título en un ambiente extraordinario en el Paycom Center de Oklahoma City, cerrando unas Finales memorables que han sido "todo un regalo para los amantes del baloncesto".

El tremendo enfado de Pedro Martínez tras el 2-0 del Madrid en la final: "Son árbitros muy expertos, que saben cuándo sí y cuándo no"

El tremendo enfado de Pedro Martínez tras el 2-0 del Madrid en la final: “Son árbitros muy expertos, que saben cuándo sí y cuándo no”

El bocinazo final en el Palacio desató las iras de Pedro Martínez. Como no se recordaba. El veteranísimo técnico catalán se fue directo a por los tres árbitros del segundo duelo de la final (Pérez Pizarro, Araña y Perea) y los persiguió a gritos hasta el túnel de vestuarios. En los micrófonos de Movistar, segundos después, se contuvo. No así en la rueda de prensa posterior, donde el entrenador del Valencia Basket arremetió duramente contra los jueces tras la derrota de su equipo en el tiempo extra que le aboca a un 2-0 que nadie levantó jamás (18 de 18 en los precedentes).

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"Felicito al Real Madrid por ganar un cara o cruz y por haber llevado el partido a la prórroga. Al mismo tiempo, estoy un poquito quemado. Con determinadas acciones que han pasado en el partido", comenzó Martínez, quien pidió que "los estamentos profesionales de la liga" hicieran un análisis "serio" de lo sucedido. "No necesito que sea público, porque yo ya sé lo que ha pasado. Pero creo que ha habido acciones muy decisivas".

El entrenador del Valencia las detalló a continuación, haciendo especial hincapié en la que desató las iras de la afición taronja, un 'barrido' ilegal de Tavares a la bandeja de Jean Montero cuando restaba poco más de un minuto para el final y todo estaba igualadísimo (87-88). "Toca el tablero y la barre sin tocar el aro. No entiendo que ninguno de los tres árbitros pite para ir a revisarlo, que lo pueden hacer. Y si no pita, no pueden verla ellos ni pedirla yo. Árbitros muy expertos, que saben cuándo sí y cuando no. A estos árbitros los conozco de toda la vida, nos han pitado muchas veces, y en el conocimiento muchas veces está la realidad", denunció.

"Ha habido varias. El final del partido ha sido un despropósito. Que lo analicen. Y que mejoren. Aquí estamos todos para mejorar. Nosotros también intentaremos mejorar y hacerlo mejor en el próximo partido. Que lo hagan todos los estamentos. Porque aquí todos somos profesionales. Que parece que unos lo somos más que otros. No quiero quitar al Real Madrid un ápice de mérito de su juego, de su carácter, de cómo han levantado el partido. Son el mejor equipo de la liga. Una cosa no quita la otra", concluyó.

Era la victoria número 31 seguida en el Palacio de los blancos, la que les deja a un suspiro de su segunda liga seguida. La que elevó la leyenda de un Campazzo vital en los minutos finales de remontada y que con sus 11 asistencias rompió el récord en una final, superando a José Luis Llorente, Elmer Bennett y Sergio Llull. "El Valencia no te permite licencias, pero hemos apretado los dientes en el momento más complicado", explicó Chus Mateo.

Tavares y Andrés Feliz, Cabo Verde y Dominicana

Tavares y Andrés Feliz, Cabo Verde y Dominicana

Actualizado Domingo, 22 junio 2025 - 23:03

López Aróstegui soñará con el tiro libre fallado y Reuvers no miró donde debía en la rotación ciega que permitió a Llull, de nuevo, salvar a su equipo. Si hay una identidad clara, esa es la del Valencia Basket. Pero incluso en un partido magnífico en el Movistar Arena, necesitas no cometer ningún error importante en las acciones finales.

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Cabo Verde es un país de medio millón de habitantes, eso suman aproximadamente unos cinco millones de dedos de las manos. Pero uno sobre todos los demás. El Real Madrid, liberado de la Final Four, ha llegado a junio en gran forma. Apuesta de plantilla por no dar resquicio en la batalla física del rebote. Para asegurar títulos nacionales. La era Tavares es eso. Pero al obligarse a jugar por encima del aro, a veces la acción no es legal, como la que tocó tablero, iba a tocar aro pero antes barrió con el dedo extraterrestre. En la era digital, los de naranja no acudieron a los monitores a verlo. El dedo corazón de Tavares, que también ofreció una defensa cardiaca en media pista forzando campo atrás.

En España hay más de 250.000 dominicanos viviendo. Y siempre el elemento principal es la adaptación ante la adversidad. Con Andrés Feliz sentamos cátedra antes de diciembre negando su capacidad para jugar en un equipo como el Madrid. A base de ir al rebote ofensivo o de personalidad en los pocos tiros que tenía, ha conseguido hacer una primavera notable y un inicio de verano sobresaliente. Hasta conseguir minutos compartidos con Campazzo: para neutralizar a los rivales que juegan sin base, ponga usted dos bases a jugar. Con el final de temporada y los 27 años en el pasaporte oposita a seguir en Madrid por más años. Importación de tapones y de rebotes desde África y también desde el Caribe. Los rebotes de los pequeños en las acciones decisivas cobran enorme importancia.

Incluso en los equipos que más ganan nunca hay felicidad absoluta. El crecimiento del dominicano lleva a Hugo González a pisar menos la cancha, justo a pocas noches del draft de la NBA. Ese mercado de valores tan sensible y volátil. El deporte colectivo es la historia de declaraciones dulces sobre los objetivos grupales y el callado regusto amargo sobre los chascos individuales. Justo cuando el mercado está en ebullición absoluta.

Un apunte final. Esperamos una final sin muchas referencias a hijos o a menores de edad. Quizás una reflexión sobre la exposición de familiares de los protagonistas cuando los mencionados o exhibidos aún no saben si realmente quieren estar en el foco o en el plano. La línea entre lo entrañable y lo excesivo se vuelve difusa.

Andrés Feliz acaba en la prórroga con el resucitado Valencia

Andrés Feliz acaba en la prórroga con el resucitado Valencia

Acarició el Valencia Basket un triunfo con el que elevar la temperatura de la final ACB, con el que buscar repetir el guion de 2017. Lo tuvo tan cerca que escoció el doble, pues sólo la habitual capacidad de obrar milagros, de llevar a la prórroga (y ahí, un desatado Andrés Feliz) un partido en el que se vio siete abajo a falta de menos de cuatro minutos, rescató a un Real Madrid que ya paladea la Liga de camino a La Fonteta. [102-96: Narración y estadísticas]

Nadie fue capaz nunca de levantar un 2-0. Bien lo sabían todos, bien lo sufrieron en la agonía de un desenlace en el que todo tuvo cabida. La genialidad (Montero, Llull, Feliz, Campazzo...), los errores clamorosos y también la polémica. Más allá de las quejas por el doble rasero que llevaron a Pedro Martínez a perseguir a gritos a los árbitros hasta el túnel de vestuarios, hubo una acción que no pasó el filtro de la tecnología. Un barrido ilegal de Tavares a Montero que los árbitros ni vieron ni revisaron con poco más de un minuto por jugar.

Hubiera sido la única canasta taronja en los últimos cuatro minutos, pues tras el triple de Costello con el que se sintieron poderosos, todo se apagó para ellos cuando Llull llevó la tarde a la prórroga. Peor todavía ahí, a remolque y arruinados por la capacidad blanca de ir a por el rebote ofensivo, ya sea con el omnipresente Andrés Feliz o con el gigante Tavares, que sentenció con un palmeo.

El choque resultó vibrante. El temido Valencia, el equipo que practica el baloncesto más frenético de Europa, el que juega cada posesión como si en vez de 24 segundos tuviera 10, al fin apareció en la final. Lo hizo de la única forma que podía despertar, con una sucesión asombrosa de triples, su seña de identidad. Lo hizo cuando el segundo round parecía una extensión del primero en el amanecer, pura frustración por una defensa del Madrid tan bien ajustada que apenas dejaba resquicio.

Lo hizo cuando marchaba ya 11 abajo (16-5), en un rompecabezas. Un despegue como cuando un boxeador acorralado sale de las cuerdas a base de golpes. Sestina, Costello, Jovic y... un desatado López-Aróstegui, que enhebró tres triples seguidos, 11 puntos de carrerilla cual Larry Bird. Acumulaba ya el Valencia ocho por apenas una de canastas de dos. Había asestado un parcial de 6-23 a todo correr. Y en ese preciso momento Pedro Martínez decidió que el alero vasco necesitaba un descanso.

Hezonja celebra una de sus canastas, en el segundo partido contra el Valencia.

Hezonja celebra una de sus canastas, en el segundo partido contra el Valencia.MariscalEFE

Coincidencia o no, después de otro par de triples más para la máxima visitante (29-38), el Madrid se sacudió la paliza. Lo hizo con Campazzo abusando de un De Larrea superado por la final, por un Garuba eléctrico y por los puntos de Musa y Hezonja. Lo hizo volviendo a su normalidad para marcharse al descanso de nuevo con ventaja (48-45), la misma que en el primer duelo.

El tercer acto resultó un estupendo toma y daca, con la diferencia de que esta vez el Valencia no se arredraba. Respondía con su descaro habitual, con canastas de muchísimo mérito y con la suficiente confianza en sí mismo para al menos plantar cara en toda un final. Con Reuvers golpeando a un Bruno Fernando mejor en ataque que en defensa, al fin Jean Montero y otro triple de Costello, los de Pedro Martínez se comprobaron incluso lanzados en el acto final (73-82). Más cerquita cuando el propio Costello atinó con su cuarto sin fallo y ya quedaban menos de cuatro minutos (81-88).

Sin embargo, ya sólo iba a anotar un punto más hasta el final, un tiro libre de Aróstegui. Hubo un barrido ilegal de Tavares que los árbitros no vieron y tres acciones maravillosas de Campazzo. Fue Llull, quién si no, el que llevó el partido a la prórroga en la que era su primera canasta del partido. Montero, sacando de fondo por elección del entrenador a falta de ocho segundos, no acertó con el forzadísimo tiro final.

En el tiempo extra pesó la experiencia y la facilidad del Madrid en esos abismos. También su acierto, tres triples seguidos, dos de Feliz (asumió la responsabilidad por encima de Campazzo, Hezonja...) y uno de Garuba, los tipos que desequilibran desde la segunda unidad. La diferencia.

España supera a Suecia en la prórroga, acaba primera de grupo y espera rival en cuartos del Eurobasket

España supera a Suecia en la prórroga, acaba primera de grupo y espera rival en cuartos del Eurobasket

Actualizado Domingo, 22 junio 2025 - 18:37

España acabó invicta la primera fase y accedió a los cuartos de final como líder del grupo D del Euobasket, tras vencer a Suecia (75-78) en la prórroga, gracias a una formidable penetración de Mariona Ortiz a falta de 20 segundos para el final. El primer cruce en las eliminatorias, a partir de ahora se disputarán íntegramente en El Pireo (Grecia), del 24 al 29 de junio, se dilucidará ante el perdedor del partido que esta tarde disputan Bélgica y República Checa.

Las chicas dirigidas por Miguel Méndez supieron reponerse a los errores de los árbitros en el Inselpark Arena de Hamburgo. A falta de 56 segundos para el final, con 60-62 favorable para España, Dariusz Zapolski, Alexandre Deman y Cisil Güngör invalidaron una canasta de Iyana Martín por falta en ataque ante Klara Lundquist.

En cualquier caso, La Familia supo imponer la profundidad de su plantilla (34-12 en aportaciones desde el banquillo) y el acierto de Alba Torrens, (20 puntos y cinco rebotes en 28 minutos) elegida MVP del partido. Dominó durante 34 de los 45 minutos disputados y disfrutó de una máxima diferencia de 10 puntos.

Tirar a fallar para jugar la prórroga

Suecia llegó a ponerse a solo un punto a menos de tres minutos. España se mostró incómoda en ambos aros, cargándose de faltas y desangrándose en el tiro exterior (20% en el lanzamiento de tres).

Con la pareja interior formada por Raquel Carrera y Awa Fam y con la veteranía de Torrens, la selección consiguió más solidez. Dos tiros libres de la veterana situaban dos puntos arriba a España. Sin embargo, una falta de la propia Torrens al final de una posesión otorgó tres tiros libres y la posibilidad de ponerse por delante a Ellen Nystrom, que anotó los dos primeros y lanzó a fallar el último.

Suecia atrapó el rebote y dejó pasar el tiempo con la igualdad (64-64) para tratar de ganar en la prórroga por una diferencia de ocho o más puntos, obligatoria para su presencia en cuartos. Ya en el tiempo extra, España ganó en un desesperado intercambio de golpes, a pesar de su poca estabilidad desde la línea de personal -8 de 12-, y confirmó su presencia en la siguiente ronda como líder del grupo D.

Andrés Feliz es el líder: una exhibición defensiva del Real Madrid anula al Valencia en el primer round

Andrés Feliz es el líder: una exhibición defensiva del Real Madrid anula al Valencia en el primer round

El dominicano determinante en el primer round de la final ACB fue Andrés Feliz y no Jean Montero. El base del Real Madrid, tan de menos a más en su primera temporada en el Madrid, de pie anoche las mismas tribunas que hace no tanto sospechaban de él y de su fichaje, lideró a un equipo determinado y sin fisuras, capaz de anular al ataque más asombroso que comprobó la liga en los últimos años y de poner el 1-0 que es el mejor de los augurios. [89-75: Narración y estadísticas]

No lo fue para el Madrid hace ocho años, cuando los taronjas, también de Pedro Martínez, se recompusieron para ganar su primera ACB con tres triunfos de carrerilla en cinco días. Radicalmente tendrá que cambiar el Valencia Basket esta vez, tan irreconocible como su líder, un Jean Montero que fue paradigma del desacierto y la espesura. Se quedó en tres puntos, un acierto de nueve intentos, tan seco como sus compañeros, que acabaron arrojando la toalla tras el demarraje local al comienzo del último acto.

En ese acelerón brutal del Madrid, con Feliz tocando a rebato, sin respuesta alguna de los visitantes, se zanjó el primer asalto de una final que prometía más igualdad y espectáculo. El Valencia se encontró enfrente a un Madrid sin fuegos artificiales, pero serio y seguro de sí mismo. Tanto tiene que ver en estos inicios la experiencia, quien tantas veces estuvo en semejante escenario y quien no lo hizo jamás: ningún jugador de Pedro Martínez había disputado nunca una final.

La primera parte fue por momentos un desvarío. Se sucedían los tiros absurdos y precipitados, tan rápidos como desviados; a veces el baloncesto ofensivo, mal concebido, puede resultar aterrador. El Madrid, aplicado en defensa como en sus mejores tardes, había conseguido desarbolar a un Valencia que amaneció con dos triples en un minuto, pero luego lanzó y lanzó sin sentido. Pero los blancos tampoco andaban como para florituras. Tras el inicio asestaron un parcial de 11-0, luego Llull hizo seis puntos seguidos pero tampoco consiguió abrir demasiada brecha.

Fue Tavares el que pronto hizo mella, demasiado en la pintura para los pívots taronjas. Y eso que una de sus primeras acciones fue un fallo tonto seguido de una falta igual de tonta. Pero el gigante es capaz de rehacerse, de olvidar el error y continuar con su labor de zapa. Se fue con 10 puntos y sin ningún rebote al descanso, ahí donde el Valencia al que le viene costando bien poco pasar de 100 se había quedado en 32 puntos sólo tres de ellos de Montero.

Algo tenía que cambiar Pedro Martínez, el último entrenador que ganó en el Palacio al Madrid en ACB (hace 29 partidos, aún dirigía al Manresa). Y su Valencia pareció otro a la vuelta, más veloz todavía, para no dejar a la defensa del Madrid aplicarse. Apareció rotundo Brancou Badio (15 puntos en ese tercer acto), el senegalés que ya destrozó al Tenerife en el tercer partido de semifinales. Un parcial de 4-16 para ponerse por delante.

Y para encender también los motores del rival. Porque, ahora sí, el duelo devino en la batalla ofensiva que prometía. Tavares seguía a lo suyo y a Badio le contestó un gran Andrés Feliz, quien con dos triples seguidos devolvió la ventaja al Madrid (62-55).

Iba a ser el principio del fin del Valencia, el acelerón que le iba a dejar grogui. Más de Feliz, Bruno Fernando, Musa... Y un Llull tan breve como certero. Cuando se quiso dar cuenta, el Valencia estaba 18 abajo. El domingo, segundo episodio, otra vez en el Palacio.

Paliza de los Pacers a unos desconocidos Thunder para forzar el séptimo partido

Paliza de los Pacers a unos desconocidos Thunder para forzar el séptimo partido

Actualizado Viernes, 20 junio 2025 - 07:13

Los Indiana Pacers aplastaron este jueves por 108-91 a los Oklahoma City Thunder y empataron 3-3 las Finales de la NBA, que se resolverán este domingo en el séptimo y definitivo encuentro.

Será la primera ocasión desde 2016 en que las Finales de la NBA llegan a un séptimo duelo. Aquella vez los Cleveland Cavaliers de LeBron James sorprendieron a domicilio a los Golden State Warriors de Stephen Curry, que desperdiciaron un 3-1 por el título.

Los Thunder ofrecieron este jueves una imagen terrible pero partirán con ventaja para el séptimo encuentro puesto que se jugará en el Paycom Center de Oklahoma City.

Por su parte, los Pacers de los milagros imposibles firmaron un partido prácticamente perfecto cuando se encontraban entre la espada y la pared y parecían tener todo perdido, especialmente por los problemas en el gemelo derecho de Tyrese Haliburton.

Duda hasta última hora, el líder de Indiana jugó finalmente y fue clave con 14 puntos (5 de 12 en tiros), un rebote, 5 asistencias y 2 robos.

Conocidos por no darse por vencidos jamás, los de Rick Carlisle ya iban ganando de 22 puntos en el intermedio (su máxima ventaja fue +31 en el último cuarto) y dieron un recital en defensa provocando 21 pérdidas de los Thunder (por solo 11 propias) y limitando a Oklahoma a un pésimo 26,7 % en triples (8 de 30).

En ataque todo el mundo puso de su parte con seis jugadores en dobles dígitos de anotación: el mencionado Haliburton, Pascal Siakam (16 puntos y 13 rebotes), Obi Toppin (20 puntos y 6 rebotes con 4 de 7 en triples), T.J. McConnell (12 puntos, 9 rebotes, 6 asistencias y 4 robos), Andrew Nembhard (17 puntos) y Aaron Nesmith (10 puntos).

En cambio, nada le salió bien a unos Thunder irreconocibles e incapaces de asentar su famosa defensa.

Shai-Gilgeous Alexander sumó 21 puntos (7 de 15), 4 rebotes y 2 asistencias pero se estrelló con 8 pérdidas. Jalen Williams aportó 16 puntos (6 de 13), 3 rebotes y una asistencia con 3 pérdidas.

Pero quitando los 10 puntos de Isaiah Hartenstein nadie más dio un paso al frente en Oklahoma, con mención especial para un desaparecido Chet Holmgren (4 puntos con 2 de 9).

Haliburton juega y los Pacers vuelan

Todas las miradas en el Gainbridge Fieldhouse de Indianápolis estaban puestas sobre Haliburton y su gemelo.

Al final Indiana dio su aprobación tras hacerle pruebas de esfuerzo en el calentamiento, pero parecía lejos de su mejor condición y falló sus cuatro primeros tiros en un flojo inicio de los locales (2-10).

Sin embargo, estos Pacers son capaces de prender fuego a la cancha en un momento y su despertar fue formidable con un parcial de 22-7 gracias a Siakam, Toppin, Nembhard y un triple de Haliburton que coronó un tramo avasallador (24-17 con 4.15 por jugarse).

Shai arrancó destemplado (7 puntos con 3 de 7) y los Thunder perdieron 5 balones (3 de Shai) pero no cedieron demasiado terreno camino del segundo periodo (28-25).

Un seguro de vida para Carlisle como base suplente, McConnell volvió a revolucionar el partido con 8 puntos en cuatro minutos y los Pacers alcanzaron un +12 que hasta entonces era su mayor ventaja en todas las Finales.

Fue solo el principio del tornado. Indiana arrolló a Oklahoma en ese cuarto con un monumental 36-17 culminado por una canastón sobre la bocina de Siakam para el 64-42.

Previamente, el camerunés se alió con Haliburton en una jugada maravillosa: el base robó el balón, corrió a toda la velocidad y asistió girando sobre sí mismo a Siakam, quien machacó el aro llevándose por delante a Williams.

La superioridad de los Pacers fue incontestable mientras los Thunder, totalmente sometidos por una enorme defensa de Indiana, naufragaban en todas las parcelas.

Oklahoma cometió en la primera parte 12 pérdidas de balón que dieron pie a 16 puntos mientras Indiana solo perdió 2 balones. Además, los visitantes sufrieron con un ridículo 1 de 11 en triples (9,1%) frente al 9 de 24 de los locales (37,5%).

Para rematar una primera mitad impresionante de Indiana, Haliburton mejoró mucho en el segundo cuarto y se le vio más ágil, suelto y peligroso. Llegó al descanso con 12 puntos (4 de 9), 4 asistencias y 2 robos.

Siakam (13 puntos), Nembhard (10), Nesmith (9), McConnell (8) y Toppin (8) redondearon el recital de los Pacers mientras que Shai (15 puntos con 5 pérdidas) y Williams (16 puntos y 3 pérdidas) se quedaron solos en los Thunder.

La remontada de Oklahoma pasaba por una reacción volcánica pero sucedió todo lo contrario: hasta el 6.57 del tercer cuarto no anotaron su primera canasta de la reanudación.

Salvo un espejismo de Oklahoma colocándose a 18, el partido quedó resuelto con un +30 de Indiana para empezar el cuarto periodo, por lo que ambos equipos reservaron a sus figuras -incluido un Haliburton que felizmente para los Pacers solo jugó 23 minutos- para la batalla definitiva del séptimo partido.