Del Toro-Carapaz, duelo latino en la grava de Finestre donde Froome firmó una gesta “mágica”: “Sabemos la dureza que tiene. Será algo más serio”

Actualizado Sábado, 31 mayo 2025 - 01:51

En las 29 curvas de herradura del Colle delle Finestre, en sus ocho kilómetros finales de grava sin asfaltar, allá donde hace siete años Chris Froome dejó para la historia una de las exhibiciones más grandes que recuerda el ciclismo moderno, allá, entre Val di Susa y Val Chisone, en los Alpes Cocios, se resolverá el Giro de Italia que nadie acertó a predecir. Camino de Sestriere, ni Primoz Roglic, ni Juan Ayuso, serán dos latinos los que se desafiarán al sol en una de las subidas más bellas y míticas de Europa, 18 kilómetros en total de sufrimiento y pasión.

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Isaac del Toro, tanta frescura que cuando le preguntan dice que aquello de Froome en 2018, ese ataque a 80 kilómetros de meta para arrebatar el rosa precisamente a un Simon Yates que sigue en la pelea (tercero en discordia, a 1:21 del liderato, aunque ayer no dio muestras de fortaleza), fue «mágico, apasionante», aunque entonces él era un niño de 14 que soñaba en el desayuno con las grandes gestas de ciclistas que llegaban de Europa, un país, el suyo, ahora apasionado pero sin tradición.

Y el retador Richard Carapaz, 43 segundos de desventaja (dos más perdidos en Champoluc por la bonificación), que se sabe ante una de las últimas opciones de su vida de sumar otra grande (a unir al Giro de 2019), pues estos jóvenes ambiciosos no dejan ni las migajas. Y desafía en la llegada del Valle de Aosta, donde no pudo soltar al Torito, pese a su ofensiva con todo en la quinta ascensión del día, Antagnod: «Mañana (por hoy) será un día diferente. Será algo más largo, más serio. Todos sabemos la dureza que tiene. Todavía queda mucho».

Cima Coppi

No fue un viernes de valientes, pero será un sábado sí o sí para ganar o perder, más de 200 kilómetros desde Verrès, con dos puertos de previa antes de la Cima Coppi (el puerto más alto por el que transitan los ciclistas durante cada edición de la Corsa Rosa), el Finestre que subirá el Giro por quinta vez en su historia, y la meta en Sestriere, a más de 2.000 metros de altitud.

Del Toro salvó el penúltimo día de montaña -la victoria fue para Nicolas Prodhomme, quien resistió desde la numerosa y permitida escapada del día- con una solidez que ya está empezando a dejar de sorprender. Se siente pleno, como si la presión no le afectara, 11 días ya con la maglia rosa. Como si calaran en él los mensajes que le manda desde la distancia su amigo y mentor Tadej Pogacar. Le preguntan si, de sentirse con fuerza, será capaz incluso de atacar en Finestre para coronar su hazaña con una victoria. Y el chico, con un gorro de lana del UAE Team Emirates para resguardarse de un frío que no hace en Champoluc, se queda callado 20 segundos, mira a un lado y a otro, esboza una media sonrisa que desata las carcajadas de los enviados especiales y no pronuncia palabra. «No me asustaré por lo que venga este sábado. Es genial estar en esta posición», celebra después el niño de rosa, que no deja de agradecer a su equipo y bromea con los periodistas: «Tengo las mismas opciones que tenía cuando empecé el Giro. ¿Tú me veías en rosa o no? [niega] Veremos mañana».

Entre México y Ecuador, entre el joven Del Toro y el veterano Carapaz, entre dos latinos que no entraban en ninguna de las quinielas. El Giro en Roma hablará castellano aunque haya estado maldito para los españoles. Pero antes hay que sobrevivir a Le Finestre.

Del Toro resiste sin inmutarse a Carapaz en la penúltima etapa de montaña y Prodhomme gana en Champoluc

Actualizado Viernes, 30 mayo 2025 - 18:04

Todo se resolverá el sábado en el Colle delle Finestre, un duelo al sol en un puerto extraordinario, porque en la penúltima etapa de montaña nadie pudo con Isaac del Toro, el mexicano fino y bravo, una auténtica revelación a sus 21 años, al que ni los zarpazos de furia de Ricard Carapaz cambian el gesto ni arrebatan el rosa. En Champuluc, donde el triunfo fue para Nicolas Prodhomme en solitario, los dos latinos descartaron al resto. [Narración y clasificaciones]

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Lo dejaron todo para el final, pero confirmaron que el ganador en Roma el domingo hablará castellano. El ataque final de Carapaz, a siete kilómetros de meta, a dos de coronar el quinto y último puerto del día, sólo lo resistió Del Toro. Sin inmutarse, con una frialdad impropia. No alcanzaron a Prodhomme, el francés del Decathlon que aguantó de la fuga, quien a sus 28 años se apunta la primera victoria en una grande, que supera a la lograda hace apenas unos días en el Tour de los Alpes.

Pero aventajaron en 24 segundos al resto de líderes, entre ellos un Simon Yates que no mostró las mejores sensaciones, aunque sigue a 1:21 del liderato de un Del Toro que arrebató dos segundos de bonificación a su rival Carapaz.

Carapaz, en su ataque en Antagnod.

Carapaz, en su ataque en Antagnod.LUCA BETTINIAFP

La etapa se fue adentrando en el Valle de Aosta, siempre con el Cervino y el Monte Rosa en el espléndido horizonte, devorando metros de desnivel a una velocidad suicida (la primera hora a más de 45 km/h). Una trituradora hacia Champoluc que achicaba a los valientes, ya con 20 días de pelea en sus piernas y la amenaza del temible Finestre el sábado, la Cima Coppi de este Giro. La escapada del día, que tardó en formarse, acabó con un grupo de nueve hombres, que fueron siete ya en el Col de Saint Pantaleon, entre ellos Pello Bilbao, Igor Arrieta y Carlos Verona, salvando los muebles nacionales en este Giro maldito para España desde la caída inicial de Mikel Landa.

Pero ya en el Col de Joux, más de 15 kilómetros casi al 8% de media, se intuyó que pocos de los escapados llegarían a meta. Coronó Nicolas Prodhomme (a él le aguardaba la gloria), que pugnó con Verona y Tiberi hasta casi el final. Pero los que se juegan el rosa afilaban el colmillo. Hubo algún amago de Pellizzari (quien se fue al suelo después, en la misma recta de meta) y otro de Carapaz, pero todo se iba a decidir en la primera subida de la Corsa Rosa a Antagnod.

Ahí, sin embargo, reinó la calma hasta casi el final, dominando el UAE con Majka. Cuando los dos latinos del Giro dejaron al resto y se citaron para el sábado.

Las últimas pedaladas de Castroviejo, el gran gregario español: 20 grandes vueltas, un solo abandono y el “corazón lleno”

Actualizado Jueves, 29 mayo 2025 - 22:09

En la calurosa mañana de Morbegno, en el valle de Valtellina,Jonathan Castroviejo se dispone a atender a los medios en zona mixta. Pero, de súbito, algo escucha en su pinganillo y se pone alerta. Le reclaman justo antes del comienzo de la etapa. No hay nada en el Ineos Grenadiers que no pase por él, el gran kapo, esa figura única en el pelotón. Castro corre a la llamada. Hasta el último día al servicio de los demás. Le quedan cuatro días en su 20ª gran vuelta. Sólo una vez abandonó. Luego dirá adiós con la sensación del deber cumplido y se podrá entregar por fin a sus tres hijos.

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Al de Getxo, 38 años, 18 de profesional desde que dio el salto con el Orbea -se formó en el club Punta Galea-, se le vienen los días plenos a la memoria. En su primera Vuelta, ya con el Movistar, llevó al equipo hasta la victoria en la crono inaugural de Pamplona. Ahí, contra el reloj, ha sido uno de los más grandes de la historia nacional. Sus 11 triunfos llegaron en la especialidad, seis campeonatos de España, uno europeo, un bronce en el Mundial de Doha, un prólogo en Romandía... Le queda la espina del triunfo en una etapa en ruta y eso que lo rozó, un segundo puesto de etapa en el Tour (2022), otro en el Giro (2020) y otro en la Vuelta (2016).

Pero es que Castro siempre estuvo para los demás. Todavía lo está, de hecho. Ahora la sombra de Egan Bernal. La ascendencia sobre las perlas del equipo británico, Tarling, Joshua Turner... que le admiran y le escuchan. Sus consejos sobre nutrición, sobre posicionamiento en carrera. Con el propio Bernal ganó un Tour, el de 2019. También el Giro del 21. Inseparables. "En la tercera semana de una grande es donde más puedo enseñar. Ellos aprenden mucho", explica.

Antes había conquistado la Grande Boucle en el Sky con Geraint Thomas (2018). «Fueron dos momentos especiales. Y la Vuelta a España que ganamos camino a Formigal con Nairo Quintana», recuerda con media sonrisa y su barba recortada.

Castroviejo, con el INEOS Grenadiers.

Castroviejo, con el INEOS Grenadiers.INEOSMUNDO

Pero la vida ciclista no perdona. «Ya este año me ha costado mucho toda la preparación, la conciliación familiar...», protesta. Estos últimos días Castroviejo todavía deja algún alarde. Porque se encuentra pleno. «Ha ido a más en el Giro, al principio le faltaba chispa. Su terreno predilecto han terminado siendo las subidas largas. Ha enfilado el pelotón varias veces para los ataques de Egan», recuerdan desde su entorno. Y él bromea: «El físico va cambiando. Con los años uno es más diésel, el metabolismo es más lento. La gente joven tiene más chispa. Pero me llevo muy bien con todos». Lo volverá a hacer hoy y el sábado, con ese pedalear tan redondo, siempre buscando en la aerodinámica los vatios extra. «Por suerte el físico me está acompañando, no voy mal y puedo disfrutar de estos últimos días», pronuncia. No estará en el Tour ni en la Vuelta, salvo cambios de última hora en Ineos. Buscará lugares desde donde despedirse sin llamar mucho la atención, como siempre hizo en una carrera de admirar. "Me gustaría correr más tranquilo, intentar disfrutar. El calendario está por definir", asegura.

«El ciclismo me lo ha dado todo: enseñanzas, amistades, retos, y momentos que llevaré conmigo para siempre. Me voy con el corazón lleno de gratitud», se despidió hace unos días, cuando hizo oficial su retirada.

La fuga de la fuga de Nico Denz: se impone en solitario en Cesano Maderno antes de la doble batalla final

Actualizado Jueves, 29 mayo 2025 - 17:27

El calor sofocante apareció en mitad de la última semana del Giro, la que decidirá el ganador final en Roma, tantos puertos que asustaban. Así que, camino de Cesano Maderno, tan cerquita de Milán, bordeando el lago Como, todos eran conscientes de que era una jornada para tomarse un respiro. Para que llegara la fuga y el pelotón avanzara tranquilo por los poco más de 150 kilómetros de recorrido. Y así fue. Y de ello se aprovechó Nico Denz, gloria para el gregario.

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Bien temprano, casi al tiempo que Juan Ayuso anunciaba su retirada (visiblemente afectado su ojo derecho por la picadura de una avispa en la etapa del miércoles) se formó un numerosísimo grupo de aventureros entre los que iban incluidos casi todos los sprinters que aún resisten en la Corsa Rosa (Kaden Groves, Pedersen, Van Aert, Godon, Ulissi...). Que alcanzaron tal renta que supieron que entre ellos estaba el ganador.

Pero eran tantos que se hizo lo que popularmente se llama 'la fuga de la fuga'. Y ahí no estaban los velocistas. 11 de los 33 (faltaba el único español, Jon Barrenetxea, del Movistar) se fueron hacia el circuito final, ya sin cotas de montaña, lanzados a la gloria. Que fue para la potencia del rodador alemán Nico Denz.

Que se fugó de la fuga de la fuga con un ataque sin respuesta a falta de 19 kilómetros. Una ventaja en aumento mientras el resto se miraba. El veterano ciclista del Bora Red Bull se apuntó a su palmarés la primera llegada de la historia en Cesano Maderno. Y es la tercera en su carrera, pues en 2023 ganó dos en tres días en la Corsa Rosa, en Rivoli primero y en Cassano Magnago después. A más de un minuto, Mirco Maestri fue segundo. El pelotón, completamente relajado, llegó a 13:51, sin cambios en la general.

La tregua se acabó. Este viernes, entre Biella y Champoluc, cinco puertos. Y el sábado, entre Verrés y Sestriere, el más difícil todavía, el temible Colle delle Finestre y meta en Sestriere, rampas en las que se decidirá el ganador final entre Del Toro, Carapaz, Simon Yates...

La última desgracia de Ayuso, una picadura de avispa, le hace abandonar el Giro maldito: “No puedo ver por el ojo derecho”

Actualizado Jueves, 29 mayo 2025 - 16:43

Como si no hubiera desgracia que no acuda sola, a Juan Ayuso le han perseguido tantas en su primer Giro de Italia que no le ha quedado otra que abandonar. Pese a su empeño. Ya lejos sus opciones de optar a la general, únicamente centrado en recuperarse físicamente para ayudar a su compañero Isaac del Toro en la conquista final del rosa, un picadura de avispa durante la etapa del miércoles camino de Bormio ha acabado por arruinarlo todo.

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En la salida de Morbegno, ya el calor presente, Juan se quitaba las gafas para mostrar su aspecto. "En la etapa me picó una avispa o abejorro, me entró en el casco. No puedo ver por el ojo derecho. Quiero intentar estar para el equipo, pero me han dicho que no saliera. He querido probar", aseguraba en declaraciones a Eurosport en la zona mixta.

Sin embargo, a los pocos kilómetros del inicio, se anunció su retirada definitiva.

El miércoles había optado por ni disputar con los mejores la etapa que ascendía el Paso Tonale y el Mortirolo y en la que se impuso el líder Del Toro. Perdió casi 36 minutos, en busca del respiro para su rodilla que le hiciera reencontrarse para las dos etapas clave de viernes y sábado. Pero siguió padeciendo. La avispa le produjo hasta tres picotazos en el rostro y la hinchazón era preocupante.

Es la segunda grande que el corredor del UAE se ve obligado a abandonar. Tercero en su primera Vuelta con 19 años y cuarto en la siguiente, Ayuso dijo adiós al pasado Tour afectador por covid. En el presente Giro Juan se retira con dos caídas -estaba en el puesto 26 de la general a 49 minutos ya de su compañero mexicano- pero también con el gran triunfo de etapa en Tagliacozzo.

Del Toro renace y vence en Bormio tras un memorable descenso

Actualizado Miércoles, 28 mayo 2025 - 19:01

Giro sin tregua en las cumbres de los Dolomitas. Después del hundimiento de Juan Ayuso en Santa Bárbara y de las debilidades mostradas por Isaac del Toro en el ascenso a San Valentino, este miércoles continuó un nuevo y electrizante capítulo de esta espléndida Corsa Rosa. El mexicano, vestido de rosa (como Pogacar hace un año), se anotó su primer triunfo en un enorme ejercicio de coraje. Memorable su descenso en el puerto de Le Motte, donde derrotó a todos los enemigos que pretenden desbancarle de la primera plaza del podio.

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Una victoria en una etapa en la que se ascendieron Tonale y Mortirolo, dos icónicos escenarios, en otra jornada de desgaste y eliminación. El italiano Antonio Tiberi fue el principal damnificado del día.

La nueva cita alpina, como era previsible, arrancó con otra macro fuga de 25 integrantes, entre ellos se colaron nombres de primer nivel, como Pello Bilbao, Dani Martínez, McNulty, Vacek, Bardet y lo que era más relevante, la presencia de tres corredores del Visma del Simon Yates: Kelderman, Kruijswijk y Lemmen. Una planificada escapada bidón para que Yates enlazara con ellos.

En el Passo Tonale, la ventaja de los fugados era de 3.40 sobre un pelotón en el que UAE no gobernó como en anteriores citas. Juan Ayuso, a su ritmo, se desentendió del grupo desde la misma salida de la etapa, Jay Vine abandonó. Con ese panorama, el Ineos de Egan Bernal asumió la responsabilidad de caza. En las primeras rampas del Mortirolo, Antonio Tiberi perdió contacto con el grupo de los mejores.

Por delante, apretaba el portugués Eulálio, que tuvo el honor de coronar primero el Mortirolo, puerto en el que Richard Carapaz volvió a desafiar al Del Toro con un ataque a falta de dos kilómetros para la cima y lograr una renta de 12 segundos, a 2.38 de los escapados. Todos iban con las orejas tiesas en el peligroso descenso camino de Bormio.

El ecuatoriano contactó con su compañero Steinhauser en el llano y intentó estirar la ventaja antes del último puerto de la jornada, Le Motte, de tercera categoría. Esfuerzo inútil del líder del grupo EF Education, con 1.50 para los escapados. A dos kilómetros de la cima saltó de Del Toro y tras él apareció Carapaz, ambos a la captura de Bardet, el único superviviente de la fuga.

En la cima, el líder logró un puñado de segundos, que aumentaron en el descenso, con unas trazadas soberbias, ganando segundos en cada curva. En el último kilómetro, el líder volvió a acelerar para desprenderse del ecuatoriano y del francés, que llegaron tres segundos después a la meta. A 15 segundos entró Simon Yates. El líder no ganó mucho tiempo, lo importante es el mensaje de confianza lanzado a todos aquellos que dudaban de sus condiciones.

"Quería imaginarme esto. Es realmente bueno. Este Giro está siendo increíble. Nunca me rendí, traté de estar un paso por delante. Siempre corro sin tener nada que perder. Hoy no fue más fácil que ayer, pero tuve una gran mentalidad", comentó el mexicano, más líder, después.

Este jueves, prosigue la ronda con una etapa de 140 kilómetros entre Morbegno y Cesano Maderno, con una primera parte con toboganes y una segunda de descenso. Día propicio para las escapadas.

El día después del desengaño de Juan Ayuso en un Giro que tenía en sus piernas: “Sé los datos que se estaban moviendo. Y en condiciones normales…”

Actualizado Miércoles, 28 mayo 2025 - 18:53

El día después del desengaño de un chico de 22 años con la ambición y el talento de ser la ilusión tan esperada del ciclismo español, camino de los autobuses de los equipos, en la soleada San Michele all'Adige, marcha su familia al completo, incluida su perrita Trufa, a la que lleva y atiende su novia. El día después del Giro de Italia perdido, Juan Ayuso ya olvida el cabreo y la frustración, sonríe a medias e intenta aprender la lección. El día después acude el Mortirolo y a Juan le sigue doliendo mucho la rodilla y piensa, ya más optimista, «hoy voy a experimentar lo que es ir en una etapa de montaña con los sprinters». Y así sucede. Tiene un edema, inflamación y líquido en su rodilla, lo que no ha querido que se sepa porque no pretende excusas, y lo que parecía iba a ser una recuperación rápida y progresiva han sido pasos atrás: «Es que iba a rueda de Igor Arrieta, íbamos parados y le tenía que decir que bajara el ritmo. Cuando ves que te van pasando los coches es un palo duro».

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Todo se torció para Ayuso el maldito día del sterrato, camino de Siena, donde seguía tan pleno. Pero la caída, el golpe en la rodilla, el corte, los puntos... Entrenando el día siguiente se le volvieron a abrir. En la crono también se resintió. Pero contaba con el paso de los días y la mejora. Y fue todo lo contrario. "Toda la segunda semana no me he encontrado nunca a mi nivel. Todos los días he ido sufriendo. No quiero decir que me lo esperaba, pero me lo veía venir. El (segundo) día de descanso casi ni entrené porque estaba reventado. En ciclismo son cosas que pasan", contaba ayer, hablando sin prisa en el control de firmas, con su maillot abierto y su cadena dorada con la virgen al cuello.

El día después de que se escape el sueño de ganar su primera grande no es sencillo para nadie, pero Ayuso muestra una madurez sorprendente para su edad. No va a abandonar, como sí hizo Roglic, y en el entorno del ciclista comparan ambos casos. Pero Primoz tiene el Tour de Francia a la vuelta de la esquina y Juan no. Y eso, la falta de objetivos claros en carreras de varias semanas, donde él sabe que su cuerpo responde mejor (pese a los infortunios de las últimas veces), le hace torcer el gesto ante los tres periodistas españoles que le preguntan. "Si no corro ninguna gran vuelta, queda San Sebastián y enfocarme mucho en el Mundial. En estas carreras te lo juegas a un día, que es una pena", pronuncia.

Ayuso, en el pelotón, camino del Mortirolo.

Ayuso, en el pelotón, camino del Mortirolo.LUCA BETTINIAFP

El día después de una 'pájara' como no recordaba, Juan ya sabe que lo que se le ha escapado es la oportunidad de una vida. En su entorno cuenta que "lo tenía en las piernas". "Con el nivel que había tenido en Tirreno, sin duda estaría por lo menos disputándolo. No quiero decir que lo estaría ganando, pero sin duda estaría disputándolo. En las dos vueltas de España que he corrido y en el Tour hasta que me retiré, siempre, con el paso de los días, siempre iba a mejor. Y en cambio aquí ha sido todo lo contrario. Nadie somos adivinos. Por un lado me da rabia, pero al fin y al cabo tengo un compañero ahí. Sé los datos que se están moviendo. Entonces sé que en condiciones normales se hubiera podido mínimamente estar ahí, luego ya ganar o no depende de muchos factores", explica.

Y es que tardará tiempo en presentarse otra. La competencia en el UAE es feroz. Es el mejor equipo del mundo y tiene al mejor ciclista del mundo. Pero Ayuso no desespera. Quiere demostrar que también es un tipo solidario. Quiere recuperar sensaciones (ayer se dejó llevar y perdió 35 minutos, hoy llega una etapa menos exigente camino de Cesano Maderno). Quiere ayudar a Isaac del Toro, que, pese a las suspicacias, es buen amigo y ayer se rehízo en Bormio, ganó y volvió a sacar algo de tiempo ante Richard Carapaz, Simon Yates y todos los que optan a arrebatarle el rosa. También le gustaría ganar otra etapa a Juan, como en Tagliacozzo. Hace mucho que un español no alza los brazos por dos veces en el Giro, desde el 2019 (Pello Bilbao, antes Mikel Landa en 2025).

El día después, en fin, es también hora de aprender. Pese a que Juan tenga 22 años, una edad a la que ahora parece normal ser un campeón, pero que hace no tanto los grandes ciclistas no habían ni pasado a profesionales. «Creo que sí que es un palo que me vendrá bien para el futuro, saber que incluso cuando gané en Tirreno o cuando perdí en la Volta a Catalunya, hay que seguir trabajando y seguir luchando porque esto es un deporte que no es nada agradecido en ese sentido y hay que seguir dando lo mejor», concluye. Y comienza la etapa.

La intrahistoria de la inesperada 'pájara' que deja a Juan Ayuso sin Giro: frío, dolor de rodilla, sin "feeling desde la salida" y sin "excusas"

La intrahistoria de la inesperada ‘pájara’ que deja a Juan Ayuso sin Giro: frío, dolor de rodilla, sin “feeling desde la salida” y sin “excusas”

Juan Ayuso acudió a la cima de San Valentino con gesto circunspecto, pero exhausto, el maillot blanco ya abrochado, las gafas en el casco, rendido a la evidencia y sin compañeros a la vista. A su lado, sólo Alfonso Eulalio, un ciclista portugués de segunda fila. Habían transcurrido 14:47 desde que Christian Scaroni y su compañero Lorenzo Fortunato entraran en meta agarrados de la mano, triunfantes, la primera victoria italiana del presente Giro. El gran hundimiento del español, tan inesperado que hasta ayer optaba a ganar la Corsa Rosa, se había producido un buen puñado de kilómetros atrás.

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En Santa Bárbara, todavía más de 40 kilómetros por recorrer, perdió rueda, se abrió el maillot y se dejó llevar. Sólo su compañero Igor Arrieta, su hombre de confianza y amigo en el UAE Team Emirates, le socorrió durante algunos kilómetros. «No se sentía bien desde el comienzo, sufrió mucho con el clima frío. Se ha tenido que poner dos, tres chaquetas. Incluso perdió tiempo en un momento y luego en el puerto no pudo seguir a los rivales», fue la única explicación del día, en palabras de su director Mauro Gianetti, que después habló de la juventud (21 y 22 años) de sus dos candidatos, ayer derrotados en mayor y menor medida. En el círculo cercano del corredor hablaban de la falta de "feeling desde la salida", de que "no había piernas" ni tampoco "excusas".

Será recordado este martes dolomítico, ciclismo de antaño, de explosiones y ataques, de caídas y de valientes, que amaneció fresco y lluvioso en Piazzola sul Brenta y terminó soleado y caluroso 203 kilómetros y cuatro puertos más allá. El día de la revolución, del abandono de Primoz Roglic (que volvió a besar el asfalto y dijo basta, ya herido), del colapso sin precedentes de Ayuso (ya sin Mikel Landa ni Jai Hindley en carrera, cuatro de los llamados a copar el podio de Roma) y del renacimiento definitivo de Richard Carapaz, un fouri classe que busca, seis años después, sumar otro Giro a su palmarés.

«Todavía no he hablado con él. Por la mañana ya no tenía las mejores sensaciones. Pero es normal, están siendo días duros para él con las caídas. Lo hemos tratado de gestionar con el equipo, pero después no ha sido posible», concedía Isaac del Toro sobre su compañero, desvelada al fin la dicotomía del UAE, aunque ahora estén en un buen aprieto. Porque el mexicano salvó la maglia rosa, pero por tan poco (26 segundos con Simon Yates y 31 con Carapaz) y con sensaciones tan agónicas, que las tres etapas de montaña que restan pueden dar al traste con el plan de Matxin.

Fue una jornada apasionante, porque, más allá de la explosión de Ayuso y el adiós de Roglic, queda tanto por resolver. Hay terreno y hay igualdad (hasta Derek Gee opta, a 1:31 de Del Toro). «No me voy a rendir. En los últimos tiempos no había tenido la salud ni la suerte. He demostrado lo que he trabajado. Todo lo que me ha costado volver aquí y... lo he hecho una vez más. Hoy mismo tuve una caída, pero he tenido la motivación de levantarme y volverlo a intentar una y otra vez», desafió el ecuatoriano, que hoy, con el Mortirolo camino de Bormio, lo volverá a intentar.

Descartado el podio, el triunfo a por el que venía, queda por ver cómo se recupera Ayuso y cómo actúa hasta Roma si las fuerzas le acompañan (está 17º en la general, a 13:27 del primero). Si se dedica a ayudar a su compañero Del Toro o busca la gloria personal de intentar ganar su segunda etapa, a repetir la gloria de la séptima etapa en Tagliacozzo, donde todo parecía entonces tan propicio.

Sensaciones y caídas

Ya las señalas no habían sido las mejores en los días previos, todo del revés desde el mismo amanecer y su caída en Albania. El secretismo y los mensajes contradictorios en el UAE (el español no acudió a la rueda de prensa del pasado lunes, el día de descanso, tampoco habló ayer); casi siempre Ayuso demasiado atrás en carrera, como despistado, en las escaramuzas de las etapas anteriores; los puntos de sutura que le fueron retirados el mismo lunes, aunque todavía la tenía tapada, el dolor que estos le provocaban. «Isaac es el más fuerte, está de líder por méritos propios y defenderemos y ayudaremos para que se mantenga esta situación», pronunciaba Josean Fernández Matxin.

Incluso, en la ascensión ayer del segundo puerto, Candriai, Juan paró a orinar y a desprenderse de uno de los dos pares de guantes que llevaba para resguardarse del frío y, cuando se dio cuenta, estaba sólo (el Ineos tirando del pelotón, gesto no muy deportivo) y con un minuto de desventaja. Le ayudó a volver Jay Vine, pero ya soportó un esfuerzo inicial de una etapa que iba a acabar siendo un calvario.

El VAR llega a la marcha: un chip de 15 gramos inventado por un español para "detectar a los que pretenden engañar"

El VAR llega a la marcha: un chip de 15 gramos inventado por un español para “detectar a los que pretenden engañar”

«La única especialidad del atletismo que incorpora el valor subjetivo de la opinión de un juez sobre la técnica sigue siendo la marcha», cuenta el olímpico Diego García Carrera, empeñado en impulsar una especialidad tan ninguneada y puesta en duda, refugio permanente y manido de los empeñados en desconfiar, en la polémica del 'ese va corriendo'. Y qué mejor que la tecnología. Y qué mejor que la prueba impulsada por el marchador madrileño, sexto en Tokio 2020, en el corazón de su ciudad. En el Gran Premio Internacional Madrid Marcha Silbo Telecom, que este domingo cumplirá su cuarta edición, no sólo estarán los mejores del mundo; también el chip que pretende cambiarlo todo.

El Race Walking Electronic Control System, o VAR de la marcha, es un producto de laboratorio. Un pequeño aparato que pesa menos de 15 gramos, se ata a los cordones de la zapatilla y detecta lo que el ojo humano no puede: si un atleta pierde el contacto con el suelo en su pisada y, por tanto, debe recibir un aviso del juez. «Una tecnología objetiva que no dependa del criterio de los jueces. Un sistema más equitativo para los marchadores», apunta su ideólogo, Javier Rosell, investigador de Ingeniería Biomecánica y profesor del Departamento de Ingeniería Electrónica de la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC).

0,002 segundos

No es el primer intento de Rosell, aunque sí parece el definitivo. Este domingo en Madrid, al fin, podrá ser testado «en paralelo con las decisiones de los jueces oficiales». Hace ya una década estuvieron aplicando el uso de una plantilla inteligente que detectaba si la marcha de algún participante era irregular. Pero el proyecto se vio interrumpido por la pandemia y por la complejidad logística de introducir plantillas en las zapatillas de los marchadores.

El RWECS no tiene ese problema y por eso esperan que World Athletics acabe por introducirlo. Para eso, el Gran Premio de Madrid, prueba de categoría World Race Walking Tour, será clave. «Después se hará un informe anónimo para no influir en futuras participaciones de marchadores en otras competiciones», dice Rosell, cuyo aparato está basado en una serie de sensores que están en disposición de ofrecer un número que indica el tiempo de pérdida de contacto de los dos pies, que normalmente va de 0,002 a 0,004 segundos, imperceptibles para el ojo humano. «El sistema detecta cuándo la punta del pie deja de tocar el suelo y cuándo el talón impacta con el suelo, lo que llamamos 'tiempo en el aire de cada pie'. A partir de ahí, detectamos la pérdida de contacto con el suelo», explica el investigador.

El Race Walking Electronic Control System.

El Race Walking Electronic Control System.

Precisamente por esos controvertidos 'vuelos' que, entre otras cosas, han puesto a la tradicional marcha en entredicho. «En la marcha nos pueden descalificar por no extender la pierna que avanza (al contacto con el suelo debe estar extendida 180°) o por perder contacto con los dos pies del suelo a simple vista. Ahí es donde nos puede ayudar este sistema, que es necesario para detectar a los que pretenden engañar», asegura José Antonio Quintana, gurú nacional de la especialidad.

Porque hay un instante, aproximadamente 45 milésimas de segundo (a un ritmo de competición), en el que ninguno de los dos pies del marchador tiene contacto con el suelo. García Carrera no sólo elogia esta llegada del VAR a su deporte para resolver dudas, también augura cambios radicales si la Federación Internacional accede en un futuro a adaptar su reglamento: «Los marchadores vamos a ser juzgados de forma mucho más estricta, con lo que nos vamos a tener que apretar el cinturón, incluso plantearnos tener que competir un poco más despacio para hacer la técnica 100% perfecta. Estamos a favor», asegura a EL MUNDO. «Nos va a permitir a los deportistas estar tranquilos porque estamos compitiendo en un deporte justo. No te vas a llevar la frustración de que te ha ganado alguien de quien tienes dudas. Y a nivel general, para eliminar la crítica número uno que tiene nuestra especialidad: que no se pueda determinar al 100% el criterio de los jueces. Todo son beneficios», se felicita.

Una de las ediciones anteriores del GP de Madrid de marcha.

Una de las ediciones anteriores del GP de Madrid de marcha.

«El sistema RWECS, que ya ha sido testado en entornos controlados como competiciones en pista o eventos amateur, necesitaba dar el salto a una competición real con atletas profesionales. Sin embargo, no está exento de complejidad, porque hablamos de un circuito urbano de 1.000 metros, con gran afluencia de público, múltiples interferencias tecnológicas y un número elevado de participantes», añade.

El VAR de la marcha estará el domingo en la Gran Vía en los pies de los mejores del mundo: Perseus Karlström, Yang Jiayu, Antigoni Ntrismpioti, Evan Dunfee, Francesco Fortunato, Caio Bonfim, Alegna González, Raquel González Campos, Paul McGrath, Marc Tur...

¿Puede/debe Ayuso atacar a su compañero Del Toro? Los Dolomitas y rivales peligrosos para decidir el Giro más imprevisible

Actualizado Lunes, 26 mayo 2025 - 23:02

Acude el Giro al Valle del Adigio, con el Lago Garda como testigo de una ruta ya sin mentiras. Con todo por resolver, como en una novela de Agatha Christie. Hasta ahora, 15 etapas y dos semanas y media de carrera desde el amanecer en Albania, se desveló que el gran favorito, Primoz Roglic, no es el más fuerte. Y se intuyó que uno que ni siquiera aparecía en las quinielas se ha postulado de una forma tan osada que pone claramente en peligro la candidatura de Juan Ayuso. "Es el más fuerte, está de líder por méritos propios y defenderemos y ayudaremos para que se mantenga esta situación. Seremos obviamente coherentes con la posición que ha demostrado", se rendía el lunes Josean Fernández Matxin a su pupilo Isaac del Toro. Porque, ¿cómo va a atacar el español a su compañero? ¿Quién sería capaz de hacer añicos uno de los códigos sagrados del ciclismo, no proteger a quien porta la maglia rosa?

Porque Del Toro ya se siente el más fuerte. "Soy una persona lógica, y pienso que después de la etapa del domingo he demostrado que tengo piernas, y eso me da confianza. No obstante, me pongo en el punto de mi equipo, los demás intentarán atacar y me tengo que defender. Para mí será una experiencia nueva, pero tengo gente buena alrededor que me orienta. Tenemos equipo para estar al frente".

Ayuso, que ayer, en la jornada de descanso, no compareció en la rueda de prensa del UAE Team Emirates junto a Del Toro y Matxin como sí hizo la semana pasada, necesita varios elementos para que el próximo domingo en Roma pueda alcanzar lo que vino a buscar, el trofeo Senza Fine. Lo primero es que los infortunios le dejen de perseguir. Acumula dos caídas, tres puntos de sutura en su rodilla derecha que ayer mismo le fueron retirados (tras el accidente en el sterrato). Pero también tiempo perdido involuntariamente por el atasco que provocó un corte en el pelotón en la etapa del pasado sábado con final en Eslovenia (del que se libró Del Toro, como tocador por una varita mágica). Y hasta la lluvia inoportuna en la contrarreloj que le impidió más restar tiempo (y hasta ponerse de rosa) a su joven compañero.

Lo siguiente que necesita el español es terreno de verdad exigente. Y eso lo va a tener sin duda a partir de este martes. De Piazzola sul Brenta a San Valentino, cuatro señores puertos (Carbonance, Candriai, Santa Barbara y el final en San Valentino, una subida de casi 20 kilómetros). Casi la cuarta parte de la etapa será en ascensión (unos 50 kilómetros de los 203), con un desnivel acumulado de 4.737 metros por el Parque Natural del Monte Baldo.

El miércoles, con el Stelvio como testigo en lo alto, otros tres puertos con meta en Bormio. Entre ellos el Mortirolo en mitad de la etapa, aunque no se asciende por su mítica y feroz cara. Aun así, casi 13 kilómetros al 7,6% de desnivel.

Etapas decisivas de la ultima semana

El jueves llegará una pequeña tregua bordeando el lago Como, para afrontar un viernes-sábado demoledor. Primero, cinco puertos con final en Champoluc, 5.000 metros de desnivel acumulado en menos de 170 kilómetros por el Valle de Aosta. Y el sábado la guinda, el Colle delle Finestre. Una de las subidas más fascinantes de Italia con sus 18 kilómetros de carretera que suben por el bosque entre Val di Susa y Val Chisone, primero por asfalto y luego, en los últimos ocho, por grava donde Chris Froome dejó una hazaña para la historia en 2018. Ningún escalador puede tener queja.

Pero, para que las montañas sean propicias, Ayuso necesita que, como se dice en el argot ciclista, alguien mueva el manzano. Si él no puede/debe atacar, necesita aliados. Y ahí emergen cuatro nombres propios, candidatos y rivales también. En primer lugar, Richard Carapaz y Egan Bernal, reyes de la altitud, los más descarados y valientes. Atacan seguro. Después, Simon Yates, segundo de la general, el tapado. Y, por último, un Roglic que pese a sus flaquezas puede ser un elemento desestabilizador si logra recuperarse.

Por último, Ayuso necesita la mejor versión de sí mismo, despejar todas las dudas que ha ido sembrando. Él se defino y se siente como un corredor de grandes vueltas. Para eso se preparó a conciencia en un invierno como nunca para él. Pero, más allá de esa precoz y asombroso podio en la Vuelta con 19 años, todavía no ha tenido ocasión de demostrar que está hecho para ganar una (o varias) grandes, que debe ser el líder del UAE siempre que no esté Pogacar presente. A partir de hoy, su oportunidad.