Diseccionando a Lamine, el fenómeno que asombra al mundo: “Estamos ante un jugador en extinción”

Actualizado Miércoles, 10 julio 2024 - 22:59

De un tiempo a esta parte, un sector de los consumidores de prensa deportiva, poco dado a distinguir entre las diferentes opciones, ha decretado que todos son (somos) lo mismo, dejando detrás de ese decreto una clara desconfianza hacia todo lo que lee, escucha o ve. Una sensación de que todo lo que se escribe o se dice está mal, o es falso o, simplemente, viene predeterminado por algún extraño interés. Ese magma, generado por un sector, no pequeñ

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Una maravilla de Yamal obra la remontada ante Francia y conduce a España a la final

Una maravilla de Yamal obra la remontada ante Francia y conduce a España a la final

En una semifinal de Eurocopa, contra el equipo más poderoso del mundo en lo físico, finalista en los dos últimos Mundiales, España salió, vio cómo le metían un gol, se sacudió el polvo de los hombros, silbó, aceleró para marcar dos goles, remontar, y luego decidió que allí, en una semifinal de Eurocopa, con una hora por delante, ya no iba a pasar nada más. Como si fuera su potestad elegir los caminos de los partidos, también los de una semifinal de Eurocopa, como si dispusiera de un mando a distancia para darle al play, y luego al pause, y luego hacia delante, y luego hacia atrás, y luego al stop. España, en una semifinal de Eurocopa, gobernó la noche como le dio la gana, decidió lo que ocurría y lo que no, y agarrada al maravilloso descaro de un niño de 16 años, dueño de un gol estratosférico, le dio la vuelta al tanto francés y echó la persiana. Hasta aquí, dijo. Y hasta ahí. Luis de la Fuente y su muchachada han llevado a España a su quinta final continental, a las puertas de un título impensable hace no mucho, posible, probable, hoy. En una semifinal de Eurocopa, hizo lo que quiso, como quiso y cuando quiso. Esta es España. [Narración y estadísticas (2-1)]

Para saber más

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Una España nacida de la desconfianza, forjada en la ignorancia, cuando no en la mofa, de una parte de la afición, que miraba con displicencia a un grupo de jugadores que permaneció callado, cabizbajo, rumiando, eso sí, algo parecido a una venganza, agarrados todos ahí dentro a la esperanza de darle la vuelta a todo y poner al país a sus pies, un país obligado hoy a reconocer el trabajo y el talento de un grupo humano que, más allá de lo que ocurra en la final, se ha ganado el respeto que hasta ahora no tuvo. Honor para España, finalista de la Eurocopa. Y honor para Lamine Yamal, el niño de 16 años, hijo de inmigrantes, que personifica esta nueva realidad española, tan diferente, tan cambiante, tan rica.

A estas alturas de torneo, los jugadores no entrenan. Ni españoles ni franceses habían hecho nada desde el viernes, cuando obtuvieron el billete a la semifinal. De hecho, se intuía un partido calmo, con los dos midiendo muy bien sus esfuerzos y los del rival. Sin embargo, en este juego de detalles que es el fútbol, y más llegados a este punto del torneo, Francia se puso por delante poco después de que lo hubiera podido hacer España. Fabién envió alto un cabezazo que parecía fácil, pero Kolo Muani sí acertó. No habían pasado ni 10 minutos y Francia estaba por delante casi sin haberse desperezado, y además Jesús Navas con amarilla por frenar una contra con pinta de 2-0.

Como quien se levanta de la siesta

Era la segunda vez que la selección estaba por detrás en el marcador. La otra vez fue contra Georgia. Y claro, Francia no es Georgia. O sí, porque lo que ocurrió desde ese momento es muy difícil de explicar. Cuando encajó, España mantuvo la calma. De hecho, tardó bastante menos en empatar, y no necesitó ni de coraje, ni de empeño, ni de suerte, ni de una jugada maravillosa. Bastó que un crío que acaba de aprobar la ESO cogiera la pelota, levantara la cabeza y pusiese en órbita un disparo maravilloso. Lamine Yamal es un niño, un puñetero niño que juega como un mayor, que levanta la cabeza, que pasa, que centra y que, sí, también regatea, pero que, ante todo, juega al fútbol como los dichosos ángeles.

La parábola de su disparo, inalcanzable en diez vidas de Maignan, catapultó a España, un equipo en trance que, cinco minutos después, se adelantaba porque Dani Olmo hizo un quiebro delicioso a Upamecano cazando el rebote de un centro. Su tiro, que iba a portería, lo desvió Koundé por si acaso, como para asegurarse de que entraba sí o sí. Había remontado España como quien se levanta de la siesta. Aguantó a pie quieto los intentos franceses, que no fueron pocos en la primera parte. El equipo de Deschamps trató de hacer daño a España en dos facetas: los cambios de orientación y las jugadas a balón parado.

Olmo festeja el 2-1 en Múnich.

Olmo festeja el 2-1 en Múnich.AFP

Mbappé, sin máscara, fue menos Mbappé que Dembélé. El ex futbolista del Barça molestó a ratos a Cucurella, y Nico Williams tuvo que ayudar lo suyo ahí. Navas, entretanto, en el duelo que se presumía tan desigual, se mantuvo con bastante más que dignidad hasta su lesión. Al equipo, en algún momento, le costó llegar a la presión porque las piernas están como están, y eso permitía a Francia encontrar alguna vía, sin éxito.

Jugar a que no pase nada

De modo que España, la España donde De la Fuente se limitó a poner a los suplentes de los sancionados y lesionados, ni más ni menos, llegó al descanso por delante y confiada, consciente, más que nunca, de la diferencia física con su rival. Era el momento de no ir al choque. Había que jugar a otra cosa. Había que jugar, por ejemplo, a que no pasara absolutamente nada.

Eso fue lo que hizo España a la vuelta del descanso, buscando trastear con la paciencia, y el físico, del rival, y al rival, claro, cuando le toca proponer, suda tinta. No pasaba nada, ni bueno ni malo, así que Deschamps quitó del campo a Rabiot y a Kanté para meter a Griezmann y a Camavinga. Mbappé ya era delantero centro, porque también se fue Kolo Muani para dar paso a Barcola, que se instaló en la izquierda. Para desgracia de Deschamps, siguió sin pasar nada.

España jugó toda la segunda parte como si fuese el tiempo de descuento. No hizo mucho por atacar, pero como tampoco le hacían daño, fue dejando pasar el tiempo en un ejercicio de madurez algo inquietante. Tanta tranquilidad en una semifinal de una Eurocopa asusta. De la Fuente debió pensar que no fueron tan buenos los cambios contra Alemania, y sí, metió a Merino y Oyarzabal, pero dejó en el campo a Nico y a Lamine por si acaso. Deschamps echó mano de Giroud como quien reclama al Cid, pero allí seguía sin pasar nada. En una semifinal de Eurocopa, hasta España pitó el final del partido.

El largo camino de siete semifinales que gestó el antídoto contra Mbappé: "Me he acordado de cuando ganamos en 2013..."

El largo camino de siete semifinales que gestó el antídoto contra Mbappé: “Me he acordado de cuando ganamos en 2013…”

Luis de la Fuente está tranquilo. Sabe que, pase lo que pase esta noche, no le podrán acusar de nada. España ha sido, hasta la fecha, el mejor equipo de la Eurocopa, y caer con Francia esta noche (21.00 horas), finalista en los dos últimos Mundiales, con el mejor jugador del mundo en sus filas, entra dentro de lo posible. Pero Luis de la Fuente, detrás de esa sonrisa y esos 63 años y esa educación y ese llamar a los periodistas por su nombre y esa amabilidad... detrás de todo eso, en fin, hay un animal competitivo que no da por bueno caer con dignidad en Múnich.

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Por eso estos días, en la tranquilidad el hotel Der Öschberghof, ha estado incidiendo en un mensaje: "Más grupo que nunca". Como proponían D'Artagnan y los Tres Mosqueteros: "¡Uno para todos y todos para uno!". Mejor escrito, y en este caso: "¡Uno contra todos y todos contra uno!" Porque, por mucho que los protagonistas lo nieguen -lo hicieron Deschamps, Rabiot, Rodrigo y el propio De la Fuente-, y al margen de lo difícil que es marcar un gol a los bleus, la semifinal de esta noche es el colectivo español contra la aparición, o no, de un genio. Francia lleva tres goles a favor, dos en propia puerta y uno de penalti, el único que ha marcado Mbappé. España lleva 11, y además repartidos en ocho futbolistas: Morata, Carvajal, Ferran Torres, Rodrigo, Nico, Merino, Fabián (2) y Olmo (2). Lo coral contra lo único, lo colectivo contra una bestia de la naturaleza.

El seleccionador siempre dice que sus jugadores son los mejores, y que su equipo es el mejor. Que eso le deja en posición de competir para ganar. Ganar. La palabra que le obsesiona. De esa competitividad dan fe los datos. En su carrera como seleccionador, desde que llegó a Las Rozas en 2013, ha llegado al penúltimo escalón de todos los grandes eventos en los que ha participado (siete). Comenzó en el Europeo sub'19 de 2013, en Lituania, donde cayó, su primera vez de dos, ante Francia. Luego vendría el sub'19 de Grecia, en 2015. Se enfrentó de nuevo a Francia (la Francia de Coman, Dembélé, Pavard y Thuram, que hoy sobreviven). De España, nueve años después andan por aquí Unai Simón, Merino y Rodri. Cabría contar los Juegos del Mediterráneo en 2018, donde en la semifinal ganó (2-1) a Marruecos.

El seleccionador, Luis de la Fuente.

El seleccionador, Luis de la Fuente.EFE

Subiendo escalones, llegó el Europeo sub'21 de 2019 en Italia. ¡De nuevo Francia! España arrolló (4-1) con Fabián (Balón de Oro del torneo), Unai, Merino, Oyarzabal y Dani Olmo. Dos años más tarde, en el Europeo sub'21 de 2021, De la Fuente contabiliza su segunda semifinal perdida, ante Portugal (0-1), con Zubimendi y Cucurella en aquella plantilla. Luego, los Juegos Olímpicos de ese mismo año, donde se impuso a Japón en la prórroga con Unai, Cucurella, Zubimendi, Merino, Olmo, Oyarzabal y Pedri. A Fabián y a Ferran no les dejaron sus equipos, Nápoles y City respectivamente.

Por último, la Liga de Naciones del año pasado, 2-1 ante Italia, con 14 jugadores que repiten en esta Eurocopa: Unai, Raya, Carvajal, Laporte, Le Normand, Navas, Rodrigo, Fabián, Zubimendi, Merino, Morata, Olmo, Joselu y Nico Williams. Como se puede observar, ha ido horneando en estos nueve años la base del grupo que está hoy aquí.

"Es mérito de la calidad humana y deportiva de los jugadores. Lo que pasa que yo les conozco mucho. Yo elijo a estos porque sé que no me van a fallar. Estoy orgulloso de este grupo de jugadores que quieren siempre competir por ser un poco mejores", decía De la Fuente en Stuttgart, tras eliminar a Alemania. "Me ha dado una alegría extra", insistió, porque "me he acordado de cuando ganamos el europeo en Grecia con Merino, Unai... Luego el europeo sub'21 con Fabián, Dani Olmo... es un orgullo, llevamos casi 10 años juntos. No fallan, quieren seguir ganando y eso nos hace muy competitivos", cerró.

Dani Olmo y Cucurella, en el entrenamiento.

Dani Olmo y Cucurella, en el entrenamiento.EFE

"Es el mismo de siempre, lo más importante es el ambiente que crea en el grupo. Él ha conseguido que tengamos una conexión muy especial", explica Cucurella, uno de sus fetiches. De la Fuente acude casi todos los días a entrenar en bicicleta, atendió a las radios, a todas las nacionales, el domingo por la tarde, como era costumbre hasta Del Bosque. Así las cosas, el mensaje, desde la experiencia de jugar siempre semifinales, desde la consciencia de que la baja de Carvajal es importantísima, ha sido el mismo: "Ahora, más que nunca, tenemos que ser una familia". Porque eso, la unión, el grupo, el colectivo, lo de todos, es lo mejor que puede oponer España a la presencia de una estrella en el otro lado.

Kylian Mbappé no está en su prime, como dicen los chavales. Pero es el mejor jugador del mundo. Con máscara o sin ella. No ha lucido todavía en el torneo, y es difícil que un tipo como él se vaya sin, al menos, un buen partido. Ahí estará Jesús Navas, con sus 38 años, como primer dique de contención cuando caiga por su lado. "Tenemos toda la confianza en él", dijo ayer De la Fuente, que no hará experimentos porque nunca los hizo en las otras siete semifinales que dirigió: cinco victorias y dos derrotas. Hoy toca otra.

De la Fuente: “Estamos bien aquí, pero tenemos un problema: queremos más”

Actualizado Lunes, 8 julio 2024 - 20:34

Llegados a este punto, en las puertas de, ni más ni menos, unas semifinales de Eurocopa, a España le sale todo, incluso la puntualidad. A las 19.45 de este lunes apareció Luis de la Fuente en la sala de prensa del Allianz Arena, un estadio brutal, probablemente el que más de esta Eurocopa. El seleccionador está tranquilo, igual que Rodrigo, que habló tras él. España lo tiene claro. Han llegado aquí, pero no basta.

"Pase lo que pase mañana, estaré feliz, porque he visto un crecimiento exponencial del equipo. Estamos bien aquí, en semifinales, pero tenemos un problema: queremos más. Y no nos vamos a conformar. Queremos jugar la final", pronunció, en un discurso ambicioso, lejos del conformismo. Lejísimos, de hecho. "Todos tratamos de plantear partidos para ganar. El espectáculo tiene que ver más con una idea, con un modelo, y el nuestro se acerca al espectáculo si lo hacemos bien. Somos un equipo muy vistoso, pero aquí se trata de ganar".

De la Fuente definió a Mbappé como "un genio", "alguien que no necesita aparecer en el partido para solventarlo en dos acciones", alguien que "con un 50% de su nivel puede dar el 100% de cualquier otro", pero insistió en los suyos. Es más, ¿quién es mejor, Mbappé o Nico Williams?. "Para mí, mis jugadores son siempre los mejores. Me quedo con Nico".

El "injusto tratamiento" a Morata

Dijo Deschamps que, si alguien se aburría viendo a Francia, que lo tenía muy fácil: podía cambiar de canal, y le fueron con el cuento a De la Fuente. "Cada uno se aburre o se divierte con lo que quiere y yo con el fútbol siempre me divierto", zanjó, antes de hablar alto y claro sobre Morata. "Es totalmente injusto el tratamiento que se le dispensa a una estrella, un referente como Álvaro. Es un referente para nosotros".

Por su parte, Rodri dijo que no se fía un pelo del estado físico de Mbappé y mostró la misma ambición que su entrenador. "La generación dorada de España lo es hoy, pero en su día, cuando empezaron, tuvieron que hacer su camino, y en eso estamos nosotros también. Ellos abrieron el camino para ser campeones". "No vamos con miedo, vamos con la seguridad de lo que estamos haciendo, de que podemos ganar a cualquiera", finalizó el mediocentro del City.

Morata: “Es probable que deje la selección tras la Eurocopa; en España no hay respeto por nada ni por nadie”

Actualizado Lunes, 8 julio 2024 - 00:38

Tiene un rasguño en la nariz, seguramente producto de algún forcejeo, pero al capitán de la selección española, Álvaro Morata (Madrid, 31 años), lo que le molestan son otros rasguños, los del alma, pues lleva muchos en su carrera. Está en este torneo con la sensación de que va a ser la última vez con esta camiseta. No lo dice, pero casi. Como tampoco dice, pero se le intuye, que quizá no juegue en el Atlético, que quizá no juegue en España. Porqu

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Mikel Merino, en el nombre del padre: un chico educado, buen cocinero y que está pasando su luna de miel en la Eurocopa

Actualizado Sábado, 6 julio 2024 - 22:53

¿Qué día empezó la concentración de España para esta Eurocopa? El 1 de junio, sábado. ¿Qué día se casó Mikel Merino en la parroquia de San Nicolás, en el casco viejo de Pamplona? El 1 de junio, sábado. Mikel Merino está pasando aquí la luna de miel, separado de su mujer, Lola, a la que sólo ve un rato después de los partidos y el día que De la Fuente concedió libre a la plantilla.

¿Quién marcó en el estadio del Stuttgart un 5 de noviembre de 1991?

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Pedri estará un mes de baja, pero se queda hasta el final de la Eurocopa

Actualizado Sábado, 6 julio 2024 - 17:27

Pese a las declaraciones más o menos optimistas de Luis de la Fuente y de algunos compañeros al término del partido contra Alemania, los pronósticos se cumplieron y este sábado se ha conocido que Pedri sufre un esguince lateral interno, de grado dos, en su rodilla izquierda.

Pese a que la Federación no ha hecho público el tiempo estimado de baja, lo razonable es que el mediapunta del Barça esté sin jugar durante un mes aproximadamente, con lo cual se podrá incorporar a la pretemporada de su equipo poco antes de que comience la Liga, el fin de semana del 18 de agosto.

El canario, según ha informado la propia Federación en un comunicado, se va a quedar junto al resto de sus compañeros durante el resto de la concentración, que podría terminar el próximo martes por la noche, si el equipo pierde con Francia en semifinales, o el lunes siguiente, tras jugar la final.

Durante la mañana del sábado, el futbolista, acompañado por los servicios médicos de la selección, ha pasado varias pruebas en un hospital cercano a Donaueschingen, donde está concentrado el equipo.

También durante la mañana, Toni Kroos ha expresado, a través de sus redes sociales, su pesar por haber lesionado al futbolista español. Y una última cosa que es muy importante para mí: ¡Perdón y que te mejores pronto, Pedri! Lógicamente no era mi intención hacerte daño. Una pronta recuperación y todo lo mejor. Eres un gran jugador".

España llora sangre para eliminar a Alemania y llegar a semifinales tras una prórroga agónica e inolvidable

España llora sangre para eliminar a Alemania y llegar a semifinales tras una prórroga agónica e inolvidable

Pedía a gritos España los penaltis, sangraba, dolorida, maltrecha, achatada primero por unos cambios desafortunados y después por una máquina de armar ruido, Alemania, a la que con de empujones y centros le bastó para acariciar las semifinales. Pedía a gritos España los penaltis, suplicaba por ellos, boqueando tras un ejercicio de supervivencia en la prórroga, olvidada una primera hora más que aceptable. Pedía a gritos España los penaltis, herida de muerte ante un rival enfebrecido, donde hasta Toni Kroos, triste adiós el suyo debiendo estar en el vestuario antes de tiempo, aguantaba los gemelos en la boca. Pedía España a gritos los penaltis cuando Dani Olmo, el mejor, encontró milagrosamente la cabeza de Mikel Merino, que remató de forma inverosímil una pelota maravillosa para sepultar a la anfitriona, primero, y disparar, después, el sueño de España, que pedía a gritos los penaltis, que rogaba por ellos, que imploraba por ellos, pero que estará en semifinales tras una tarde inolvidable y agónica en Stuttgart, donde incluso el árbitro se inhibió en una mano de Cururella que tenía toda la pinta de penalti. [Narración y estadísticas (2-1)]

Fue un partido para mayores, un partido para los papás, un partido donde los niños no terminan de sentirse cómodos, lógico en un proceso de aprendizaje como el de Nico y Lamine, dos chicos algo abrumados por el ambiente y por la magnitud del escenario y del momento, asombrado además el equipo de inicio por la bravura local, personificada en dos entradas bastante feas de Kroos en el inicio del choque. Una mandó a Pedri a la camilla con (seguramente) un esguince de ligamento en su rodilla. Otra, en forma de pisotón, dejó a Lamine cojeando un rato. No vio ni amarilla.

Para saber más

Era el momento de sufrir. Igualados en casi todo, como anunciaban las estadísticas previas, España miró de frente al partido y bajó al barro propuesto por Alemania en los primeros minutos. También fue fuerte a la pelota y, cuando la cosa se calmó, aceptó el intercambio de golpes. Alemania lo intentó descolgando a Gündogan para meterse a la espalda de Rodrigo y Fabián y, desde ahí, poner la pelota a la carrera de Sané y Musiala, con Havertz por allí pululando. Lo consiguió alguna vez, del mismo modo que España encontró la vía para girarse y encarar a los centrales alemanes. En un lado, fue Unai Simón el que cerró todos los caminos, no con grandes paradas, pero sí con una seguridad infinita en cada balón. En el otro lado, fueron las imprecisiones las que condenaron al equipo de Luis de la Fuente, entregado en esta Eurocopa a unos niños esta vez cohibidos.

Nico no encaró a su lateral ni en la primera, ni en la segunda ni en la tercera. Lamine sí lo hizo, tarde pero lo hizo, y se encontró con dos robos de Raum que le dejaron pensativo. Si Alemania dispuso de un remate de Havertz, España dispuso de uno de Pedri, antes de irse, y otro de Fabián, además de un par de escaramuzas que terminaron en ese nada producto de la precipitación. En el reparto de amarillas le tocó a Le Normand, que se quedó en el vestuario en el descanso para dar paso a Nacho. De la Fuente estaba viendo el mismo partido que los demás, algo que no ocurriría luego. Las piernas debían seguir fuerte y una amarilla era un peligro. Lo mismo pensó Julian Nagelsmann de Emre Can.

LOS CAMBIOS

La segunda parte empezó con el gol, y claro, así cualquiera. Se descolgó Morata de su sitio, con la complacencia de Tah, se giró y encontró a Lamine, que más allá de regatear, sabe jugar al fútbol, y como ayer lo primero no le salía, levantó la cabeza y vio la llegada de Dani Olmo, que la empujó con delicadeza. Sobrevino el arreón alemán, sólo faltaba, y eso era la prueba del algodón de la madurez del equipo. Nagelsmann no esperó y metió a Füllkrug para empezar a tirar centros y buscar el jaleo.

Sufrió España, cómo no hacerlo, pero decidió que, si había que enfangar el partido, pues se hacía. Se dedicó a hacer cosas muy futboleras: perder tiempo, parar el partido, desmayarse, hacer cambios despacio, tardar en sacar... Ese tipo de cosas, tan despreciadas siempre por los estetas y tan necesarias para ganar títulos cuando no se puede jugar bien y hacerlo bonito. Y esa parte estuvo bien, porque era lo que tocaba, pero lo que no tocaba, quizá, era dejar al equipo sin la posibilidad de amenazar al contragolpe. Así se quedó tras los cambios.

Olmo grita el 1-0 en Stuttgart.

Olmo grita el 1-0 en Stuttgart.AP

Sufrió España, cómo no, en algunos centros laterales, pero siguió a lo suyo, remangada, defendiendo, corriendo detrás de la pelota y sudando para llegar a la meta. La estrelló Füllkrug en el poste, sí, y rugió el estadio, sí, y entró Müller, sí, y todo fue un barullo, una guerra, una pelea, una tienda de grillos ensordecedora y de ahí sacó Alemania, en un centro, en el enésimo centro, el empate en el minuto 89, cuando Kimmich le ganó el salto a Cucurella y Wirtz remató en la frontal del área.

Final agónico

Seguramente merecido, porque se echó encima de España y no paró hasta conseguirlo, y seguramente también la selección pagó así las decisiones de De la Fuente, que con sus cambios dejó al equipo sin la posibilidad de amenazar al contragolpe. A falta de 10 minutos quitó del campo a Morata y a Nico para meter a Oyarzabal y a Merino, y el equipo se encogió, sin opciones de estirarse para respirar. Cuando le cayó el empate, el panorama para la prórroga era feo.

Merino festeja el gol de la victoria en el minuto 119.

Merino festeja el gol de la victoria en el minuto 119.AFP

Con un equipo mucho más pesado, se la había jugado a mantener ese 1-0 y no le había salido bien. Media hora por delante parecía mucho, y encima ya sin la inercia del que viene de atrás, sino con la de quien se ve alcanzado casi en la meta. Con Alemania también cansada, sí, pero con la sensación, en el ambiente del estadio, de que si alguien podía marcar era la anfitriona. Estuvo a punto de hacerlo de nuevo Wirtz llegando al descanso de la prórroga, pero su disparo se fue fuera por poco, igual que uno anterior de Oyarzabal. España pedía los penaltis a gritos. Deshecha, suplicaba por ellos. Los anhelaba. Los hubiese firmado con la sangre que salía de su sudor. Hasta que apareció Mikel Merino.

La fuerza de la España millenial y plural: “Puede ayudar a modificar la percepción de lo que es ser español”

Actualizado Jueves, 4 julio 2024 - 22:37

El devenir de la selección española en esta Eurocopa sugiere diversos análisis. Los más obvios son los puramente deportivos, esos que hablan de, al fin, una selección moderna, vertical, lejos de la nostalgia a la que obliga el juego posicional nacido en 2008. Otros, menos obvios, remiten a la fisonomía social del equipo, a una composición heterogénea, mestiza, reflejo de la sociedad donde nace y espejo de millones de personas que se cruzan unas c

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De la Fuente: “Hemos pensado atarle los pies a Kroos, pero no creo que la UEFA nos deje”

Actualizado Jueves, 4 julio 2024 - 20:41

Luis de la Fuente se presentó en la sala de prensa del Mercedes Benz Arena, que ahora no se llama así porque la UEFA no deja, así que hay que llamarle Stuttgart Arena, de lo más tranquilo. El partido de este viernes (18.00 horas) en Stuttgart medirá el primer semifinalista del torneo entre su España y Alemania, la anfitriona. Ni un pensamiento para esa estadística que dice que España nunca ha ganado a la selección local. Ni un pensamiento tampoco para Lehmann, el ex portero alemán que dijo que la selección era un equipo de juveniles. "Me preocupan poquito esas declaraciones. Nosotros vamos a jugar de igual a igual", dijo el seleccionador.

"Kroos lo definió perfectamente", añadió luego Dani Carvajal, el jugador que compareció después del técnico, aludiendo a las palabras del jugador alemán del Madrid en las que decía que Lehmann no representaba a nadie. Como resulta que De la Fuente ha convertido sus comparecencias en un puñado de lugares comunes, tuvo mucho peso la rueda de prensa de Carvajal, al que preguntaron por el calendario. Él empezó la pretemporada con el Madrid a mediados de julio del año pasado y aquí sigue.

"UEFA, FIFA y las Federaciones de cada país deberían plantearse que un jugador no puede jugar 60 partidos al año", anunció, y se explicó: "A nivel motivacional estoy con mucha energía, deseando que llegue el partido de mañana y salir al campo a comerme al rival. Pero estamos ante un calendario inviable. Esta temporada que va a empezar tendrá una Supercopa fuera de España, y luego un Mundial de clubes con otro mes fuera de casa. Esto es inviable y el nivel de los partidos bajará, porque los jugadores no pueden mantener ese nivel jugando cada tres días un año entero".

El lateral derecho del Real Madrid, al que contemplan seis Copas de Europa, sabe de sobra a qué huele un vestuario ganador en la víspera de un partido como el de Stuttgart. "Tengo buenas sensaciones, veo al equipo bien, con confianza, entusiasmo y con energía", reveló el internacional. Ambos, Carvajal y De la Fuente, se refirieron, cómo no, a Toni Kroos, que si pierde mañana habrá sido su último partido. ¿Qué se puede hacer ante un fenómeno como él?

"Hemos pensado atarle los pies, pero no creo que la UEFA nos deje", bromeó el técnico, que habló luego de ayudas, de impedir que reciba cómodo y todas esas cuestiones tácticas. "Sí, como ha dicho el míster, le podríamos atar lo pies", confirmó Carvajal, que espera saludar al alemán antes y después del partido y que espera, cómo no, que sí sea su último partido como profesional.