GP de EEUU
El madrileño aventaja en 65 milésimas a Leclerc y en 92 al bicampeón, pero el líder de Ferrari partirá decimosegundo por culpa de una sanción. El calor y la gestión de los neumáticos, claves para decidir la victoria.
En las horas previas había mostrado sus preferencias para lo que resta de Mundial, donde prefiere más victorias al consuelo del tercer o cuarto puesto en la tabla. Carlos Sainz, acostumbrado a cerrar cada año a su mejor nivel, dio este viernes en Austin el primer paso para convertir el deseo en realidad. Marcar el tiempo de la pole (1:34.356), con 65 milésimas por delante de Charles Leclerc y 92 sobre Max Verstappen, le otorga también un pequeño desquite. Por una vez, después de tantos sinsabores, esos márgenes casi inapreciables cayeron de su lado.
“Sabía que llegaría”, dijo Sainz por radio, con su tradicional flema, cuando Riccardo Adami, su ingeniero de pista, le confirmó la buena nueva. Cualquiera diría que no había sufrido para meter en vereda al Ferrari durante su asombroso último sector, totalmente teñido de púrpura. O que anda más acostumbrado a estas alegrías los sábados. Se trata, sin embargo, de la tercera pole de su vida. A comienzos de julio, bajo la lluvia de Silverstone, supo capitalizarla en victoria. Casi dos meses más tarde, tras la sanción a Verstappen en Spa, únicamente pudo salvar un podio por culpa de un coche sin el punch necesario.
“No voy a mentir. Red Bull sigue siendo favorito para mañana, porque suelen tener mejor ritmo de carrera, pero haremos todo lo posible para quedar por delante”, valoró un escarmentado Sainz. Claro que Verstappen guarda ases bajo la manga. Y claro que los 36ºC del otoño texano no favorecen precisamente los problemas de degradación de Ferrari.
El calor y la degradación de las gomas
Sin embargo, basten un par de datos para alimentar la esperanza: desde su irrupción en el Mundial en 2012, cinco de los nueve polemen alcanzaron la bandera a cuadros en el Circuito de las Américas. Y nadie venció sin partir desde la primera línea. Asimismo, el cambio de motor de Leclerc, con la consiguiente penalización hasta duodécima plaza, evitará quebraderos de cabeza en esa furiosa ascensión hacia la primera curva.
De modo que Sainz deberá combinar ambición y pragmatismo para contener las embestidas del flamante bicampeón. De un modo similar a como navegó durante un sábado sofocante, donde ya en la Q1 dio el primer aldabonazo: un 1:35.297, medio segundo sobre Leclerc y una pizca más ante Verstappen. Tan madrugador como la eliminación de Daniel Ricciardo y Esteban Ocon, obcecados en llevar a lo personal el pulso entre McLaren y Alpine.
Alonso, decimocuarto tras la sanción
No será sencillo para el equipo francés salvar el tipo en Austin, dado que Fernando Alonso saldrá noveno, justo por detrás de Lando Norris. Se esperaba más del ovetense, que sólo pudo parar el crono en 1:35.876, a 1,5 segundos de la cabeza. Si no hay modo de alcanzar a Mercedes, tampoco convendría perder el paso ante el Aston Martin de Lance Stroll. “Tenemos más ritmo de carrera del que hemos mostrado hoy”, advirtió Alonso.
La penalización del viernes, por cambio del motor de combustión interna (ICE), retrasa al ovetense a la decimocuarta plaza de la parrilla. “Un poco con el pie cambiado”, reconoció Fernando, que podría cazar dos o tres puntos con su proverbial astucia. No hay margen para mucho este domingo más en Texas.