Cámaras para Youtube, un desprendimiento accidentado, dos grandes barracones y dos meses de retraso: así van las obras del Camp Nou

Cámaras para Youtube, un desprendimiento accidentado, dos grandes barracones y dos meses de retraso: así van las obras del Camp Nou

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El Ayuntamiento de Barcelona todavía no permite construir el nuevo Camp Nou, que iba a empezar a levantarse en julio, mientras la empresa encargada, la turca Limak, instala oficinas, comedores, vestuarios y duchas

El Camp Nou, ya sin tercera gradería, con los barracones de Limak al fondo, el pasado miércolesJoseba RivasAraba

En la Avenida Joan XXIII, frente a la entrada al Museo del Barça, hay un pequeño montículo que termina en el muro del cementerio de Les Corts. Son sólo unos metros sin urbanizar, sequísima tierra esperando a la lluvia, pero como están en altura en las últimas semanas se han convertido en una especie de grada. Curiosos, muchos curiosos se unen allí para mirar qué pasa al otro lado de las vallas. «Un barcelonista», como se define al ser preguntado por su nombre, llega con su propia escalera, se encarama a lo más alto y graba durante un rato un vídeo que luego subirá a Youtube. Delante, siete grúas enormes, mucho ruido, algún desprendimiento accidentado y polvo por todos los lados: es el derribo del Camp Nou.

La construcción del «sueño colectivo de todo el barcelonismo», como definió el nuevo estadio Joan Laporta, presidente del Barcelona, lleva ya más de tres meses en marcha y de momento hay poco que contemplar. Si acaso el enorme agujero abierto que está frente a la tribuna principal, donde antes había el parking. «¿Cómo van las obras?», cuestiona este periódico a un grupo de tres trabajadores de Limak, la constructora turca, se miran y uno responde «bueno…» y gira de un lado a otro la mano derecha. En su caso, son todos marroquíes, residentes cerca de Barcelona desde hace años y trabajadores subcontratados. La mano de obra extranjera que traerá Limak para acabar el proyecto en noviembre de 2024 todavía no está por la zona, se supone. ¿Por qué? Porque todavía no hay nada que construir. El Ayuntamiento de Barcelona aprobó la licencia de obras para el derribo de la tercera gradería, que están llevando a cabo dos empresas españolas, Erri Berri, de Olite, Navarra, y Hercal Diggers, de Terrassa, pero todavía no permite hacer nada más. El plan del club, que contemplaba empezar a levantar las nuevas gradas a mediados de julio, está parado.

Desde el Ayuntamiento advierten que es un trámite complejo y que no hay que apresurarse. El Barcelona, en cambio, pronostica que el visto bueno del consistorio llegará «en las próximas semanas». Ambas partes parecen en sintonía -como demuestra el acuerdo para el traslado del Barça al Estadio Olímpico de Montjuic-, pero la burocracia apunta a un retraso.

Los barracones de Limak

De momento, por las calles colindantes sigue el constante trasiego de camiones de las alturas del Camp Nou al solar en el que había el Miniestadi. Allí se ha organizado una zona de trabajo donde se tratan los escombros del estadio y se envían al Port o a los vertederos del Papiol y Castelldefels. Justo al lado están las eternas obras de la línea L9 del metro de Barcelona por lo que el ruido y la polución son bastante elevadas. Los turistas siguen paseando por la zona como si no pasara nada, entretenidos en la tienda todavía abierta, y fotografiándose ante el esqueleto del estadio construido en 1957 -que no se puede tocar porque está protegido como Bien de Interés Urbanístico-. Algunos de ellos, es más, toman algo tranquilamente en la terraza de Cal Blay, el gastrobar del estadio, con vistas a los grandes barracones que Limak ha montado para los trabajadores.

Joseba RivasAraba

Durante la semana en redes sociales se polemizó con la posibilidad de que allí durmieran los empleados extranjeros contratados por la empresa turca, pero según cuentan los trabajadores se utilizan como oficinas, comedor, vestuarios y baños. Cuando se pueda construir, es decir, cuando las obras del nuevo Camp Nou tomen carrerilla, Limak ha asegurado que contratará habitaciones de hoteles para los obreros venidos de fuera, que serán «unos 300», aunque hay dudas. Jaume Llopis, ex directivo de Laporta, denunció que la compañía había pedido permiso al Port de Barcelona para poder alojarlos en un barco, sin éxito. En todo caso, eso ocurrirá cuando el Ayuntamiento otorgue la licencia definitiva de obras, cuando empiecen a alzarse las nuevas gradas y cuando los curiosos de la Avenida Joan XXIII tengan por fin algo más que ver.

kpd