Carlo Ancelotti mantiene la elegancia en la sala de prensa de Valdebebas. El técnico italiano, que camina hacia sus últimos días como entrenador del Real Madrid, compareció en la previa del clásico de Montjuic, decisivo en la pelea por la Liga entre el Barcelona y el Real Madrid. No anunció nada sobre su futuro, pero deslizó algunas reflexiones hacia su final en el banquillo del conjunto blanco.
“La luna de miel con el Real Madrid no se acaba, sigue y seguirá para siempre hasta el último día de mi vida. Es como en las relaciones, al principio hay mucha pasión, y luego otras cosas. Y nada más que añadir. El Real Madrid, como el Milán, son equipos que se quedan en el corazón más que otros”, declaró el entrenador, cuestionado sobre las últimas semanas. “El Madrid es un club especial que merece una actitud especial, no sólo por el entrenador, por jugadores, asistentes… Es lo que siempre he intentado hacer cada día”.
En esas frases se explican los pasos del club y del técnico estos días, anunciada la salida de Xabi Alonso del Bayer Leverkusen y a la espera del clásico contra el Barça para anunciar de forma oficial su adiós al banquillo del Madrid. Ambos, club y entrenador, querían esperar al partido decisivo de Montjuic para hacerlo público, mientras Alonso espera ya su oportunidad. “He leído que Xabi se va del Bayer Leverkusen, ha hecho un trabajo fantástico. Tiene todas las puertas abiertas, ha demostrado ser uno de los mejores entrenadores del mundo”, elogió el transalpino.
Sobre el encuentro, al que el Madrid llega con cuatro puntos de desventaja sobre el Barcelona, Ancelotti declaró que “Rodrygo y Güler tienen opciones” de ser titulares en Montjuic y que “lo que pasa alrededor no nos ha afectado”.
“No es tan complicado preparar este tipo de partidos, no hay necesidad de motivar. Hay que darles la idea más clara posible de cómo jugar y lo que pasa alrededor esta semana no nos ha afectado para nada, cero problemas. Estamos bien y con mucha confianza”, explicó sobre el partido, que recordó que es “el último clásico de la temporada porque el Barcelona no estará en el Mundial de Clubes”.
Mikel Arteta ha cambiado la realidad del Arsenal. El conjunto gunner no gana la Premier League desde 2004, pero con el técnico donostiarra en el banquillo ha conseguido volver a pelear por ella: segundo en 2023 y 2024 y segundo este año, a 11 puntos de un Liverpool casi inalcanzable. El Emirates disfruta también de la Champions y busca este curso superar la barrera de los cuartos de final por primera vez desde 2009. Enfrente está el Real Madrid, pero en el norte de Londres se confía más que nunca en el liderazgo de Arteta, en sus «juegos mentales», a cada cual más loco que el anterior, en su influencia de la NFL, en lo aprendido con Pep Guardiola y en cómo ha convertido a su equipo en el mejor a balón parado en Europa.
A los 15 años, Arteta dejó el Antiguoko de San Sebastián, donde jugaba con Xabi Alonso, para fichar por el Barcelona. Llegó al filial, coincidiendo con Puyol, Xavi o Iniesta, pero su carrera cogió un camino diferente al de los héroes de Sudáfrica: PSG, Rangers, Everton y Arsenal. Siempre en el filo de las convocatorias de la selección y siempre en suelo británico. Era el raro de su generación y la puerta a la gloria se le cerró constantemente. En los banquillos la tarea no era más fácil: aceptó el reto del Arsenal y si antes tenía a Xavi, Iniesta, Alonso o Fábregas por delante, ahora el destino le ponía al City de Guardiola y al Liverpool de Klopp como dominadores de la Premier.
Quizás por lo aprendido en su carrera como jugador y en las puertas que se le cerraron en su momento, lo que define ahora al Arteta entrenador es la «exigencia». «Es muy exigente en todo lo que hace, con el cuerpo técnico, con el club y consigo mismo. Es la persona que más horas trabaja en la ciudad deportiva, su pasión es constante y te la transmite», admite a EL MUNDO el español Miguel Molina, uno de sus asistentes en el cuerpo técnico del Arsenal, donde ha mezclado al núcleo local con varios españoles que actúan como su mano derecha en el club: el propio Molina, Carlos Cuesta, otro de sus asistentes principales, e Iñaki Caña, entrenador de porteros. Los dos primeros, con pasado en las categorías inferiores del Atlético.
El no a Pochettino
En 2016, justo después de retirarse, esa exigencia le llevó a tomar una decisión clave en su carrera como entrenador. Había colgado las botas como uno de los capitanes del Arsenal, así que el club londinense le ofreció un puesto como uno de los jefes de la cantera, pero lo rechazó. También dijo «no» a Mauricio Pochettino, su «hermano mayor» en sus dos años de cesión en el PSG a comienzos de los 2000. El argentino le quería como parte de su staff en el Tottenham, enemigo íntimo del Arsenal, pero Arteta lo rechazó, convencido del tipo de máster que quería.
El entrenador español se convirtió en asistente de Guardiola en el Manchester City. Máxima exigencia y un curso acelerado en la elite para su gran objetivo: ser uno de los mejores entrenadores del mundo. Estuvo varios años a la sombra del catalán y en cuanto surgió la oportunidad del Arsenal no lo dudó. Los gunners despidieron a Unai Emery en diciembre de 2019 y Arteta lo tenía todo claro. Casi diez años después de esa decisión entre Pochettino, el Arsenal y Guardiola, Arteta está ante su sexta temporada como técnico de un club donde ha conseguido tres títulos (una FA Cup y dos Community Shield), pero lo más importante: compite de tú a tú con City y Liverpool.
De Guardiola mascó la obsesión por la perfección y la innovación táctica, pero lo que ha convertido a Arteta en un entrenador diferente son los «juegos mentales». «Es muy creativo, muy innovador, y te hace estar alerta, mejorando y creciendo constantemente. Entiende muy bien el proceso de los entrenamientos, el análisis de datos... Está capacitado a todos los niveles. Y con el trato con el jugador es muy empático y cercano, sabe gestionar muy bien el vestuario y la relación con los jugadores», asegura Molina.
Arteta y Saka, el sábado, durante el partido ante el Everton.EFE
Esa parte creativa en la gestión del vestuario tiene que ver con poner a sus futbolistas ante el Pictionary (un juego de mesa en el que hay adivinar una palabra haciendo un dibujo), con contratar carteristas para robar a sus jugadores en plena cena «para que estuvieran atentos a los detalles», con realizar presentaciones utilizando colores o dibujos concretos para que los jugadores aprendieran bien la lección (un carril liberado en la defensa rival era un Fórmula 1), con dibujar frases en las paredes de la ciudad deportiva, con pedir a sus jugadores que expriman la mayor cantidad de jugo de limón que puedan en un bote común, con contratar a un freestyler profesional para que hiciera de camarero y les humillara cuando intentaran dar toques al balón durante una cena...
«Todo eso pasa muy a menudo. Cada reunión de Mikel con el vestuario es especial. Está en un nivel similar a Pep y veremos si algún día le pasa. Te das cuenta de la cantidad de cosas que hace más allá de los focos. Siempre nos repite que tenemos que hacer todo a tope. El fútbol, la fiesta e incluso en la habitación con nuestras mujeres», explicaba en su momento Oleksandr Zinchenko, jugador del Arsenal y ex del City. La prensa inglesa los denomina «juegos mentales».
La parte psicológica es clave para Arteta, que no deja de usar símbolos para tratar de mantener a su vestuario alerta. Uno de sus momentos más famosos es un discurso a la plantilla comparándoles con la luz, bombilla en mano y mencionando a Thomas Edison, para que fueran capaces de «compartir la energía y conectar». Incluso contrató a un artista para que creara la canción North London Forever, que el donostiarra quiere que se convierta en el nuevo himno del club.
El mejor equipo a balón parado
La obsesión de Arteta es ganar un gran título y no deja nada al azar para conseguirlo, tratando de extrapolar las virtudes de otros deportes al fútbol. Por ejemplo, de la NFL ha sacado la idea de tener diferentes entrenadores tácticos para diferentes situaciones, como la presión alta o la transición defensiva, pero sin duda algo diferencial y que tiene mucho que ver con el rugby y el fútbol americano y la revolución que ha logrado a través del balón parado.
Uno de sus grandes fichajes es Nicolas Jover, el gurú del balón parado gunner. El asistente francés trabajaba para Guardiola, pero Arteta coincidió con él unos meses en el Etihad y se lo llevó a Londres. Con 10 goles este curso, es el equipo que más tantos anota a balón parado en las cinco grandes ligas europeas.
Es su gran fuerte y aunque no puede contar con Gabriel, uno de sus centrales titulares junto a Saliba, el poderío aéreo del Arsenal es de lo que más preocupa a Carlo Ancelotti. El Madrid, débil en ese aspecto, ha encajado cinco goles a balón parado este curso, el segundo peor dato de la Liga tras el Leganés. El Emirates le espera esta misma noche.
Quedan 24 horas para el encuentro del Real Madrid en Lille, el segundo en este nuevo formato de la Champions League, pero el runrún alrededor del conjunto blanco sigue derivando hacia el derbi del pasado domingo en el Metropolitano y a los incidentes provocados por los ultras del Frente Atlético. El técnico italiano se mostró muy contundente sobre los comentarios de Simeone, que pedía una sanción para Thibaut Courtois por provocar a los radicales que lanzaron objetos hacia su portería.
"Yo respeto la opinión de todos (en referencia a Simeone", pero el tema está claro. En el partido hubo actos violentos y los violentos no pueden estar en el fútbol ni en la sociedad. Lo que pasó lo han visto todos. Y sólo quiero decir eso: los violentos no deben estar en el fútbol ni en la sociedad", reflexionó Ancelotti, que no quiso responder sobre Courtois porque consideró que centrarse en la actitud del portero es "desviar el tiro".
Hablar de otras cosas cuando le cantan "Courtois, muérete" es desviar el tiro. El tiro es que los violentos no pueden estar en el fútbol. El fútbol no los necesita. Que se queden en otro lugar que no sea peligroso para nadie. Y hablo en general, sea un violento del Atlético, del Madrid, del Barça o del Villarreal, da igual. Que los violentos nos dejen en paz", insistió, y finalizó el tema: "No hay más que hablar".
El Madrid llega a Lille después de vencer en su primer encuentro ante el Stuttgart y con la necesidad de sumar en este nuevo formato de liga. "En este formato hay que sumar puntos. Ahora en el fútbol todos los partidos hay que lucharlos y competirlos", declaró, y reconoció que "se puede mejorar nuestro nivel".
El sustituto de Kroos
Sobre eso, el entrenador admitió que "no estamos encontrando quién puede sustituir a Kroos". "Es la verdad y tenemos que adaptarnos a su ausencia. Es insustituible y tenemos que encontrar otra manera de jugar. Y la encontraremos, sin duda", advirtió. "Puede ser que de momento no hemos mostrado todo nuestro potencial, pero estoy convencido que lo mostraremos".
Ancelotti también se refirió a Kylian Mbappé, que se perdió el derbi por una lesión muscular y parecía seguir en la enfermería hasta después del parón de selecciones, pero ha entrado en la convocatoria para el duelo en Lille. "Ha tenido una sobrecarga, que ahora con las tecnologías hablan de grado 1 o 2, pero es una sobrecarga. Ha recuperado bien y ha querido viajar, y viajar para jugar", matizó. "Se encuentra bien y vamos a ver el entrenamiento de hoy para ver cómo se encuentra". Eso sí, el italiano no quiere riesgos: "No vamos a tomar riesgos, si no hay riesgo jugará desde el primer minuto"
ABRAHAM P. ROMERO
Enviado especial
@AbrahamRomero_
Nápoles
Actualizado Miércoles,
4
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