Alcaraz y Sinner firmaron un espectáculo sublime: nunca vi nada igual

Alcaraz y Sinner firmaron un espectáculo sublime: nunca vi nada igual

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Tomemos el manual básico del tenis y apliquemos las enseñanzas a una velocidad supersónica, nunca vista. Eso es lo que sucedió este domingo en la final de Roland Garros, con un partido que agota todos los calificativos. Calidad, intensidad, poder de anticipación… No se puede pedir más. Lo que ofrecieron Carlos Alcaraz, brillantísimo campeón, y Jannik Sinner, dignísimo oponente, fue un espectáculo de cinco horas y 29 minutos que en ningún momento decayó. Y lo que nos espera, gracias a la juventud de ambos, porque van a ir a mejor a medida que adquieran experiencia, la que pudo faltarle al español para haber dejado resuelto el partido con un poco más de orden sin necesidad de apelar al heroísmo, levantando dos sets y neutralizando tres puntos de partido. Nada que objetar, en cualquier caso. Demostró mayor capacidad para revertir situaciones adversas y no pagar el peaje de la dificultad para hacer buenos los breaks.

Experiencia de la que pudo adolecer también el italiano para cerrar el encuentro en ese cuarto set. Cada uno con su patrón coprotagonizaron un encuentro inmenso, Alcaraz, buscando el ángulo de derecha para cerrar con la pista abierta. Sinner, construyendo los puntos en busca de su paralelo de revés, manejando los tiempos para elevar su nivel. Admirable el descaro del ya bicampeón del torneo y ganador de cinco títulos del Grand Slam, con tan sólo 22 años. Resulta insólita la determinación para mantenerse fiel a sus principios tenísticos incluso en los momentos más delicados, presto a sacarse la dejada de su generosa chistera. Va siempre con todo. Y posee un arsenal. Nunca especula. Sabe lo que quiere y va en su busca sin detenerse en nada. Menos aún en los torneos donde escriben su propia historia los grandes jugadores

Pensábamos que Djokovic, Nadal y Federer habían llevado el juego a una dimensión inalcanzable, pero estamos en un tiempo nuevo, mejor, quizás no tanto estratégicamente pero sí en cuanto a intensidad y ritmo, ese frenesí sin descanso en el que son capaces de moverse estos dos jugadores.

Sinner también demostró su extraordinaria capacidad competitiva y será un oponente a la altura de Alcaraz. Ha de andarse con cuidado el jugador español, pues la arcilla ofrece posibilidades de rectificación que no conceden otras superficies. Seguro que lo hará, pues es cada día mejor y no cesa de crecer.

kpd