El fuera de juego al límite que practica el Barça fue un arma de doble filo en el derbi. Los azulgrana acabaron por imponerse gracias, sobre todo, a un primer tiempo a la altura de lo esperable, pero se vieron dominados en el segundo por un equipo al que, además, le anularon un par de goles por acciones en las que el VAR tuvo un indudable protagonismo. [3-1: Narración y estadísticas]
Dani Olmo, con un doblete, abrió el marcador y lo dejó aparentemente visto para sentencia después de que Raphinha no faltara a su ahora habitual cita con el gol en los primeros 45 minutos. Y Puado, el capitán periquito, fue el encargado de materializar el único tanto para un equipo visitante que se marchó de Montjuïc con un regusto agridulce en el paladar.
Al Barça le bastó con poco más de media hora para prácticamente liquidar el derbi. Recurriendo de nuevo a las armas que más caracterizan al estilo de Hansi Flick, ejercer presión alta en ataque y jugar con fuego con el fuera de juego en defensa, los azulgrana desarmaron a la práctica a un Espanyol que solo pudo aguantar el 0-0 durante 12 minutos. Por mucho que Manolo González, muy consciente tanto de las armas del rival como de las carencias propias, apostara por reforzarse en tareas destructivas, el 1-0 no tardó demasiado en llegar. Olmo, tras recoger una de esas asistencias con el exterior de la bota que ya están empezando a ser marca de la casa de Lamine Yamal, se encargó de inaugurar el tanteo de la tarde.
Once minutos después, llegaría el 2-0. En este caso, por medio de un Raphinha que sigue en un momento dulce de forma y tras asistencia de un Marc Casadó ahora mismo inamovible en el centro del campo azulgrana. De nada le sirvió al Espanyol que Puado, poco después, enviara el balón al fondo de la portería de Iñaki Peña y desatara todo un estallido de emociones para celebrar el tanto. La acción, a instancias del VAR, sería finalmente invalidada por fuera de juego. Un jarro de agua fría que se volvió aún más gélida cuando Dani Olmo, de nuevo, con un duro disparo desde la frontal del área que tocó levemente en Cabrera, se encargó de hacer que el 3-0 subiera al marcador. Y, como a perro flaco todo son pulgas, los blanquiazules abundarían en su desgracia perdiendo poco después por lesión a Kumbulla, un central imprescindible en sus esquemas. Después, además, de que Lewandowski rozara el cuarto de la tarde con un remate que acabó por encontrarse con una buena intervención, en dos tiempos, de Joan Garcia.
Tras el descanso, los visitantes, a pesar de todo, trataron de mantener la compostura. E, incluso, volvieron a marcar. La acción, con todo, sería de nuevo invalidada por fuera de juego a instancias del VAR. Casi, casi al límite. La llegada en uno contra uno prácticamente acto seguido de Puado, además, se encontraría con una muy buena intervención de un Iñaki Peña cada vez más afianzado en la portería barcelonista. Tanto fue el cántaro a la fuente que, al final, el Espanyol acabó por encontrar ese gol que tanto buscaba. El propio Puado, al culminar una muy buena salida a la contra de los suyos, se encargaría de hacer subir el 3-1 al marcador de Montjuïc con poco menos de media hora de tiempo reglamentario aún por delante para, tal vez, meterle de nuevo el miedo en el cuerpo a un rival que se había relajado demasiado en tareas defensivas.
Envalentonado por el gol, el Espanyol trató de apretar arriba, en busca de un 3-2 que lo metiera de lleno en el partido. Para arroparse un poco más en la zaga, Flick acabaría por sacar del banquillo a un Koundé que, en principio, parecía destinado a tomarse un descanso frente a los blanquiazules. Con el francés, el Barça mejoró en defensa, pero mantuvo su aparente desconexión en vanguardia. Casi, como si los torbellinos vividos frente al Bayern y el Real Madrid se cobraran por fin una más que esperable factura. Algo que, sin mucho éxito, trató de cambiar Flick también en ese sentido con las entradas al terreno de juego de Fermín y Ansu Fati.