Adri Ben se queda a ocho centésimas de la medalla en los 800 metros

Adri Ben se queda a ocho centésimas de la medalla en los 800 metros

Mundial de atletismo

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A sus 25 años, en plenitud, acaba cuarto el Mundial, la mejor posición de un español en la historia, en una carrera inteligente al principio y vertiginosa al final.

Ben, segundo a la izquierda, antes de meta.Martin MeissnerAP

Un mensaje en Whatsapp antes de la final: “Pase lo que pase, yo te quiero igual”. Es Águeda Marqués, la novia de Adri Ben. Y a Adri Ben se le “llena” el corazón y, tan sensible como es, corre de otra manera, feliz, sereno, y se queda más cerca que nunca de una medalla en 800 metros del Mundial. Hace cuatro años, en Doha, cuando era “un pipiolo”, como él dice, terminó sexto. Este sábado, en Budapest, fue cuarto. Inteligente al principio y rápido al final, con esa placidez que te da una vida plena, Ben lo intentó hasta la meta y no pudo.

Como en las series y en las semifinales, hizo su propia carrera, ajeno al resto, consciente de cada uno de sus movimientos, y en la última recta saltó del último al cuarto puesto hasta quedarse a un suspiro de culminar la remontada, a ocho centésimas del bronce (1:44.91). Únicamente entraron antes a meta el canadiense Marco Arop, el keniano Emmanuel Wanyonyi y el británico Ben Pattison, oro, plata y bronce. España se quedó a un suspiro de decorar el mejor Mundial de la historia con una medalla en la pista: ahora sólo le queda la opción de Mo Katir en los 5.000 metros de este domingo.

El ‘casi’ de Ben fue igualmente meritorio: la demostración de que la selección nunca tuvo un corredor de 800 metros como él. Una vez más, entre los mejores, siempre cumplidor, aunque él diga lo contrario. Porque es cierto: el año pasado falló. Falló de verdad. En el Mundial y el Europeo fue eliminado en semifinales y empezó a pensar que quizá había perdido el toque, el orden, incluso la suerte -“Me dio vergüenza la carrera que hice”, reconoció-, pero su entorno, especialmente su entrenador, Arturo Martín, le convenció de lo contrario. Se había pasado entrenando, un exceso de ambición. Sólo le hacía falta volver al plan. Y el plan le llevó hasta el cuarto puesto del mundo.

“Estoy contento porque no estoy contento. No me puedo conformar. Antes de venir lo hubiera firmado, pero podría haber ido con algo al cuello, algo brillante”, proclamó Ben en zona mixta. Estuvo cerca, muy cerca. Estudioso de lo suyo como es, había visto todas las carreras de 800 metros disputadas en los últimos años, conocía las fobias y fobias de todos sus adversarios. Sabía que era el más rápido en los últimos 100 metros y que en la calle 1 “podía encontrar una autopista”. “Veo mil repeticiones y lo peor que podía pasar ha pasado: que tres rivales me taparan y me tuviera que abrir a la calle”, analizaba. Siempre fue inteligente y rápido, pero para conseguir su mejor puesto en el Mundial, el mejor puesto de un español en la historia, necesitaba esa placidez que sólo te da una vida plena. Ahora sólo le sobran ocho centésimas.

kpd