Frágil física y anímicamente, con sólo tres victorias en los últimos 11 partidos, se ha quedado fuera de las WTA Finals.
Hace poco menos de un año, pese a perder ante Garbiñe Muguruza, a la postre campeona del torneo, en las semifinales de las WTA Finals, Paula Badosa cerraba la mejor temporada de su vida. Ganadora semanas antes del WTA 1000 de Indian Wells, la española concluía un curso formidable, el primero entre las diez mejores. A sus 23 años, tras el largo proceso que le llevó homologar el triunfo en el torneo júnior de Roland Garros, en 2015, Badosa se postulaba como una de las tenistas candidatas a todo.
Poseedora de un potencial indiscutible, la tenista nacida en Nueva York comenzó bien 2022, haciéndose en Sidney con el tercer título de su carrera, y en abril, después de alcanzar las semifinales en Stuttgart, se encaramó al número dos del mundo. Poco a poco, cuando se esperaba su mejor rendimiento en Roland Garros, donde ya en 2021 caminó hasta cuartos, fue apagándose progresivamente, hasta la retirada el pasado miércoles contra Victoria Azarenka en primera ronda del torneo de Guadalajara, que terminó con todas sus opciones de reunirse de nuevo con las ocho mejores del curso, también en Guadalajara, del 31 de octubre al 7 de noviembre.
El abandono ante la bielorrusa cuando perdía por 6-2, por causas poco explicitadas, fue el cuarto de un año señalado por los problemas físicos. Antes, en cuartos de final de Miami, no pudo terminar su encuentro de cuartos de final ante Jessica Pegula. En tercera ronda de Roland Garros, se bajaba contra VeronikaKudermetova debido a una lesión en el sóleo de la pierna derecha que la tuvo varias semanas lejos de la competición. El pasado verano, en su primer partido en Toronto, frente a Yulia Putintseva, se vio superada por el calor y la humedad cuando perdía por 7-5 y 1-0.
Nuevo equipo
Todo ello se produjo ya con un nuevo equipo liderado por Jorge García, quien rehusó este viernes atender a este periódico. Después de afinar su estado físico de la mano de David Antona, Badosa, cuya fragilidad había sido una constante, decidió prescindir para esta temporada del doble campeón de España de salto de altura. La española confesó a este periódico, en una entrevista antes del inicio del Mutua Madrid Open, que con la vuelta diez años después junto a Jorge García creía haber encontrado definitivamente la estabilidad en su grupo de trabajo. El técnico tomó en septiembre de 2021 el relevo de Javier Martí, quien había ocupado el lugar de Xavier Budó, el hombre que la rescató del ostracismo, ayudándola a salir de un proceso depresivo que amenazó con comprometer su porvenir profesional.
Badosa, que trasladó su residencia a Dubai el pasado abril, sólo ha ganado tres de sus 11 últimos partidos. «No gano ni al parchís», escribió en su cuenta de Twitter tras perder contra Qinwen Zeng en la segunda ronda del torneo de Tokio. Bocado goloso goloso para las revistas de papel cuché y demasiado pendiente de las redes sociales, un lastre desde su adolescencia, ha sentido el azote inmisericorde de algunos haters. Son numerosos los frentes abiertos. A la vulnerabilidad física y las enormes dificultades para gestionar anímicamente el estatus que había adquirido en el circuito, se suma su escasa evolución técnica. «No soy Rafael Nadal ni lo voy a ser», manifestó ante los medios tras caer sin presentar apenas oposición a Simona Halep en octavos de Wimbledon, evidenciando su actitud defensiva, su incapacidad para hacer frente a la presión.