«Living the dream». El Aston Villa está viviendo un sueño. Lo transmiten sus aficionados en el estadio, en las calles de Birmingham y en las oficinas de la ciudad deportiva de Bodymoor Heath, el cuartel general de los ‘villanos’. Han recuperado el orgullo de pertenencia a un club con 150 años de historia y una Copa de Europa en sus vitrinas, pero magullado desde hace décadas. Quien le ha devuelto el esplendor es Unai Emery. Todas las sonrisas de satisfacción se dirigen a él. Lo hacen los seguidores, pero también los empleados y los jugadores. No es esta una sensación nueva para el técnico vasco. Desde que se sentó en un banquillo la primera vez el 27 de diciembre de 2004 la ha disfrutado muchas veces. Quien le ha tenido al lado nunca se olvida.
No lo ha hecho Pedro Reverte, el hombre que le dijo por primera vez ‘vas a ser mi entrenador’. Tampoco Bruno Saltor, ex técnico del Chelsea que formó parte de las plantillas del Almería y el Valencia, ni Coke Andújar, con quien ganó las tres Europa League del Sevilla. Ellos diseccionan para EL MUNDO el éxito de Emery, que se está colocando en la historia de la Premier League.
Hace un año y casi dos meses que llegó al Aston Villa y no sólo lo resucitó, sino que a su impulso no se le ve aún el límite. Lo devolvió a Europa, a la Conference League, y empezó a cimentar un proyecto «desde cero» con la confianza absoluta de los propietarios, Nassef Sawiris y Wesley Edens. El resultado ya es visible. 15 victorias consecutivas en el Villa Park, récord histórico, y tercero en la Premier. Además, ha ganado al City discutiéndole el balón con una presión alta asfixiante. Era la primera vez en 14 enfrentamientos que Emery ganaba a Guardiola. Pero también han caído el Arsenal revelación de Arteta, el Chelsea y el Tottenham de Pochettino, con un cambio estratégico en el descanso. ¿Puede ganar el Aston Villa ganar la Premier? «Podemos creer, pero no somos aspirantes. Quizá para el partido 30 o 32, pero todavía no». Es tajante Emery, que repite a su entorno que la ilusión «no puede convertirse en presión».
Cómo no creer si al frente hay un técnico especial, capaz de hacer volar equipos de manera meteórica. «Él ve cosas durante un partido que otros entrenadores, no. Eso es muy difícil y le da ventaja». Lo cuenta Pedro Reverte, director deportivo del Lorca que firmó al vasco como jugador en Segunda B y lo empujó al banquillo. «Había estado lesionado un tiempo y se venía a ver partidos conmigo. Sus análisis eran sorprendentes, porque planteaba soluciones que los técnicos en el campo ni intuían», relata. En diciembre de 2004, el Lorca destituye a su entrenador y Reverte llama a Emery para que colgara las botas. «Se lo dije por la mañana y, por tarde, ya me contestó que sí». No era el único en el vestuario que había visto en él madera de técnico, y no sólo porque tuviera el título de nivel 3, «entonces muy raro en un jugador en activo», resalta el entonces director deportivo. Apenas seis meses después, el Lorca se jugaba el ascenso a Segunda en Irún con un marcador en contra. Remontó y se plantó en el fútbol profesional. Emery había logrado su primer éxito dejando en el camino al Real Unión, el club donde jugaron su abuelo y su padre, del que hoy, en Primera RFEF, es máximo accionista y acaba de conveniarse con el Aston Villa para crecer hacia el fútbol profesional.
En el Artés Carrasco ya empezó a mostrar parte de una identidad que aún conserva. Un ejemplo es la estrategia. «Nadie la trabajaba en Segunda B, pero no sólo era el balón parado sino hasta los saques de banda, que nos dieron puntos», rememora Reverte. Años después, con el Sevilla, uno de Coke para MBia en Mestalla les llevó a la final de la Europa League en Turín, la primera en un palmarés en el que atesora cuatro, tres con los hispalenses y la última con el Villarreal. «Aquello no estuvo preparado, pero las mañanas de los partidos siempre eran para la estrategia. Era metódico, repetitivo hasta que asimilábamos lo que quería de cada uno en el campo, y con el vídeo llegaba a ser pesado. Un día no puso uno de hora y media. Le dije, ‘míster, se ha pasado un poco’ y me contestó ‘¿pero a que luego te sirve en los partidos?‘ Se lo tomaba con guasa, corría por la sala, chocaba contra la pizarra como quería que hiciéramos los defensas… pero, la verdad, en el campo pasaba lo que nos decía», admite Coke Andújar, que compartió sus años en Sevilla.
El éxito en Lorca, al que metió en la pelea por el ascenso a Primera, le hizo aterrizar en el Almería al que sí que llevó a la máxima categoría. Allí tuvo a Bruno Saltor como lateral derecho. «Veo en él la misma pasión que tenía entonces y el mismo nivel de exigencia, al que ha unido los conocimientos de todos estos años. Es así como consigue resultados y todos de manera rápida. Ahora en el Aston Villa ves un enorme trabajo táctico, tanto a nivel individual como del equipo», cuenta desde Brighton.
Coke rememora cómo cambió al Sevilla cuando lo cogió en enero de 2014: «El equipo dio un cambio de imagen brutal, sobre todo en el Sánchez Pizjuán».
Una de las claves del éxito de Unai es, sin contar con plantillas de máximo nivel, haber sabido hacer mejores y más competitivos a sus jugadores. «Yo sé todo lo que se crece bajo sus órdenes. Tiene la capacidad de maximizar las habilidades futbolísticas de sus jugadores», destaca Bruno, que le siguió a Valencia para jugar tres campañas consecutivas en Champions League.
«Conoce muy bien a los futbolistas. Es capaz de buscarle nuevas ubicaciones. En unas semifinales de Europa League ante el Betis me dijo que iba salir en la segunda parte… de mediocentro. Es tan persuasivo que salí de la charla creyéndome el mejor de la plantilla en esa posición», revela entre risas Coke que fue también lateral derecho, izquierdo y extremo. «Su mensaje te llega».
La capacidad de ver más que los demás le permite ser muy efectivo en las eliminatorias y darle la vuelta los partidos, y no sólo con argumentos técnicos. «En la final ante el Liverpool, en la primera parte nos dieron un meneo y recuerdo que hizo alguna modificación táctica en el descanso pero, sobre todo, cerró los ojos y nos dijo que imagináramos que estábamos en el Pizjuán, que nuestra gente gritaba más que los ingleses, que sólo nos quedaban 45 minutos de temporada. En la primera jugada de la segunda parte, llegó el empate de Gameiro. Eso consigue», dice Coke, que marcó dos más para el 1-3. «Mi crecimiento como futbolista es en gran parte culpa suya», admite.
Pero no sólo es el rey de las eliminatorias – «salvo aquella con el Barça que le condenó», lamenta el ex del Sevilla-, ahora explota en los campeonatos de regularidad. Esta temporada, una de sus armas es el fuera de juego, que le ha colocado como cuarto menos goleado de la Premier. Ha disciplinado a Konsa, Diego Carlos, Pau Torres y Álex Moreno para que aprendan a vivir lejos de su portería y eso ha convertido al Dibu Martínez en el meta que más intervenciones tiene fuera del área. «Siempre le ha gustado asumir riesgos», aclara Bruno.
Después de mirar de tú a tú a los grandes entrenadores de la Premier e s la hora de preguntarse si con Emery se fue injusto en LaLiga. «¿Y con quién no? Hasta a Guardiola se le critica con el City. Pero es verdad que ahora, visto con perspectiva, se valora mucho más lo que hizo con el Sevilla o con el Valencia, al que dejaba siempre detrás del mejor Barça de la historia y del Real Madrid». Es la opinión de Bruno. Reverte, que presenció en Villa Park las victorias ante City y Arsenal, es más tajante. «No sé cómo no ha estado mucho más cerca de los banquillos del Real Madrid o del Barça, porque es de los mejores técnicos del mundo. Se ha tenido que ir a Inglaterra para que todos los vean. Yo lo veo al nivel de técnicos como Guardiola, Ancelotti o Simeone. Eso sí, ha ganado títulos con plantillas que no son las de esos equipos».
De eso Emery aún no quiere hablar. Sabe que es pronto para postularse ante presupuestos que le superan en mucho y que le queda mucho por construir. Está en el ecosistema que siempre soñó. Toma el 100% de las decisiones deportivas en el club, ha construido una residencia, reforzado el área médica e impulsado que Mochi -su mano derecha junto al CEO del primer equipo, Damià Vidagany-, reestructure todo departamento de scouting.
Nadie le ve en otro lugar. «Pero va a ser interesante ver las llamadas que tiene», advierte Saltor. «Me gustaría ver hasta dónde puede llegar con un grandísimo equipo», lanza Reverte. Tras sacudirse años de frustración, lo que quieren los ‘villanos’ es que lo construya en Villa Park, y en ello está.