España, de acero y leyenda, campeona de la Nations League

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Hace 192 días ocurrió un big bang del que nació una España campeona del Mundo pero también un equipo de acero formado por mujeres dispuestas a reivindicar su gesta, a vivirla y a resistir. Por ellas, por todas, por todos. Habían esperado la vida entera para tener un brillante lugar en el fútbol y se pusieron la armadura para pelear por mucho más. Tocó demostrar que lo merecían todo, convencer de que es tan justo como necesario y, sobre todo, ganar. Volver a demostrar que son las mejores futbolistas para engordar su leyenda alzando la primera Nations League, estrenar e palmarés continental, y soñar con otra gesta en París. [Narración y estadísticas: 2-0]

No fue fácil, tampoco difícil. Nadie vio en La Cartuja ni por un momento que el trofeo se pudiera escapar. Como Suecia o Países Bajos, la intratable Francia fue un títere en manos de las españolas a las que el plan le salió casi perfecto.

De combustión lenta, le costó al equipo de Montse Tomé encontrar la chispa en el área, pero se instaló a vivir en las cercanías con todas las comodidades. No dejaron un segundo para la duda. Arrancó el partido con Athenea retando a Karchaoui y con Mariona, con sus medias caídas el genio y la picardía de esta selección, cazando un mal saque de la portera Peyraud-Magnin. Buscó a Aitana para que sacara la brújula y le regalara a Salma Paralluelo la primera oportunidad del partido. Si ante Países Bajos la Balón de Oro brilló poco, con las francesas enfrente se agigantó. Aparecía para inquietar en la frontal y provocar un dolor de cabeza al banquillo de Hervé Renard.

España tenía sujeto el partido, probando cuál era la grieta de las francesas que le iba a llevar al gol pero también amarrándolas. Francia se tuvo que centrar en atascar el juego de las españolas, olvidándose de lanzar a la carrera a Le Sommer y Katoto. Insistió Tomé en que la presión al rival era un trabajo imprescindible e innegociable y sus jugadoras cumplieron a rajatabla, con Laia Aleixandre reinando en el círculo central y Codina y Paredes convertidas en un muro.

Bajo ese control fue apareciendo Jenni Hermoso, cierto es que menos de lo esperado. Su labor era alimentar a Salma, pero la aragonesa estaba bien vigilada por De Almeida y Henry y costaba superarlas. Tardó 20 minutos España en echar mano de otra de sus virtudes, personalizada en Olga Carmona. La goleadora del Mundial, que vio cómo su abuela llevaba hasta el césped el balón de la final, fue apareciendo para afinar con sus centros e ir tirando de la estrategia a balón parado. De ese librillo pudo llegar el primer gol, con un córner de Salma que cabeceó Irene Paredes rozando el poste.

El marcador no estaba inclinado a favor de las campeonas del Mundo porque aún no había aparecido la magia. Enseñaban el peligro por las orillas, pero se oscurecían al pisar el área. Jenni Hermoso no podía acercarse lo suficiente y Aitana, siempre perseguida, tampoco lo lograba con la suficiente ventaja . Tanto era así que probaron a enloquecer a las francesas Mariona y Athenea cambiándose de banda. Pero quien encontró el camino, de nuevo, fue Olga Carmona. Cabalgó hasta la línea de fondo y, sin tener ni que levantar la cabeza, sacó un centro telegrafiado que Aitana, apareciendo desde la segunda línea, sólo tuvo que empujar al fondo de la portería.

España no tenía rival y las francesas, desesperadas, hacían piña buscando cómo reaccionar. El golpe pudo ser mayor si, al filo del descanso, el testarazo que conectó Laia Alexandri no se hubiera escapado por un palmo al lateral de la red.

Cerrojo en la portería

Casi era imposible que Francia siguiera noqueada en la segunda parte. Hervé Renard ajustó a sus futbolistas y comenzó a aparecer el peligro, aunque muy tímidamente. La Cartuja vio a Diani y pisaron área sin sacar nada que inquietara a Cata Coll. España, que concedió goles durante la clasificación, que se vio sorprendida por Italia, se conjuró y echó el cerrojo en esta fase final. Y desde ahí, siempre crece.

Lo hizo cuando, esta vez por el carril izquierdo, apareció Ona Batlle para romper a las francesas. Su centro raso al punto de penalti lo envió al fondo de la portería Mariona en un justo premio a su brillantez en la sala de máquinas de España . La goleada a las francesas se le escapó a Salma, que a la carrera buscó el mano a mano con la meta gala en fuera de juego.

Refrescó Tomé al equipo, que no se guardó ni un newton de fuerza, y trató de acelerar al suyo Renard, pero el partido ya estaba languideciendo. Para Francia era imposible evitar la derrota mientras en España aún buscaba Salma su gol, en otro duelo con la portera que le sirvió Mariona, y dando mirando al futuro con el segundo partido de Vicky López.

Antes de que se haga presente, todas ellas cruzaron sin sobresaltos la pasarela de campeonas e Irene Paredes, con el brazalete que encierra un pétreo liderazgo, alzó un trofeo de estreno al cielo de Sevilla. España ya está rendida a los pies de estas mujeres, que hicieron añicos su techo de cristal y no tienen rival que las pare.

kpd