El Real Madrid espera recuperarlo para la disputa de la Supercopa de España en Riad el próximo 10 de enero.
Carvajal en un lance en el duelo contra el Granada.Jose BretonAP
El español Dani Carvajal, lateral derecho del Real Madrid, sufre una lesión en el sóleo de la pierna izquierda que le mantendrá alejado de los terrenos de juego durante un mes.
“Tras las pruebas realizadas a nuestro jugador Dani Carvajal por los Servicios Médicos del Real Madrid se le ha diagnosticado una lesión en el músculo sóleo de la pierna izquierda. Pendiente de evolución”, informó el comunicado del Real Madrid.
El gran objetivo, según pudo saber EFE de fuentes del club, es que Carvajal esté recuperado para la disputa de las semifinales de la Supercopa de España el próximo 10 de enero en Riad (Arabia Saudí) frente al Atlético de Madrid.
Hasta entonces, el lateral derecho español se perderá los encuentros frente a Real Betis, Unión Berlín -Liga de Campeones-, Villarreal, Alavés y Mallorca.
Carvajal sufrió la lesión en el sóleo durante la primera mitad del partido del sábado frente al Granada después de tres titularidades de forma consecutiva, dos con el Real Madrid y una con España.
La ausencia del español se suma a las otras siete con las que cuenta el técnico italiano Carlo Ancelotti. Luka Modric ha sido baja en los dos últimos encuentros por una una fuerte sobrecarga de la que en el club esperan que se recupere para el encuentro del sábado frente al Betis.
Las otras ausencias son: Thibaut Courtois y Eder Militao, bajas de larga duración por lesiones de rodilla; Vinícius Junior y Arda Güler por roturas musculares; Aurélien Tchouaméni por una fractura en el dedo de un pie y Eduardo Camavinga por la rotura del ligamento lateral externo de la rodilla derecha.
Diez años ha practicado el rugby a alto nivel, entre Argentina y España, Sacha Casañas. Placando y cargando, entregado a las tareas más ingratas para conquistar el balón, avanzar con él. Una década de partidos y títulos que ha simultaneado con los estudios. En febrero de 2020, en un viaje relámpago a Buenos Aires, concluyó la carrera de Medicina que había iniciado allí. Semanas después, en el peor momento de la pandemia, con la sanidad en riesgo de colapso, se presentó desinteresadamente como médico voluntario para "echar una mano" en un hospital de Valladolid, la ciudad donde jugaba y vive.
"Tenía una vocación, ganas de ayudar", relató Sacha a EL MUNDO hace cuatro años. Colaboraba en la primera atención a los pacientes con patologías diferentes al covid. Soñaba con homologar el título, hacer el MIR y especializarse. Hoy se ve atrapado en la intrincada melé de la burocracia.
Su etapa en la élite ha concluido. En mayo de 2023, en las filas del VRAC Quesos Entrepinares, se lesionó en la final de liga la rodilla izquierda. Ya ha sufrido dos operaciones y una tercera le reducirá el dolor "para que pueda tener una vida normal". Adiós al deporte que le trajo a nuestro país. "Siempre jugué porque me gustaba, pero fue un trabajo", dice a modo de despedida.
El delantero preparó durante años la retirada. "Saqué la carrera sin faltar a un entrenamiento", recuerda. De ese compromiso nace su decepción. La pandemia y los cierres de servicios retrasaron la expedición de su título en Argentina. No pudo solicitarlo hasta diciembre de 2020 y no lo recibió hasta un año más tarde. 22 meses de retraso en su país de origen.
Nada más recibir la documentación, el 22 de diciembre de 2021, Sacha Casañas la presentó ante el Ministerio de Universidades. No tuvo noticia hasta abril de 2024. Habían pasado 29 meses. Consultando dos veces por semana el estado de la tramitación. Visitando las ventanillas. Preguntando. "Nadie te da respuestas". Esperando, desesperándose. "Sientes la impotencia de levantarte todos los días sin saber si alguien lo vio, si va a salir". Con el ánimo "por los suelos". Buscando ayuda psicológica "porque el deporte que tanto amé va a ser imposible y porque todavía no puedo trabajar".
Pero no se trata de un problema particular de Sacha Casañas. Un censo de la asociación 'Homologación Justa Ya' estima que el atasco en las homologaciones alcanza a unos 100.000 expedientes; el 80% ellos, de profesionales sanitarios. Sitúa el tiempo medio de resolución en unos tres años, cuando los dos decretos vigentes -de 2014 y 2022- marcan un plazo máximo de seis meses y una recomendación de la Comisión Europea lo reduce a dos. El Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades no ha facilitado los datos solicitados.
"No hay voluntad de resolverlo a pesar de la escasez de sanitarios", sostiene Rami Ahmadi, presidenta de 'Homologación Justa Ya'. Achaca la tardanza a "una discriminación contra profesionales extranjeros", a que hay "muy pocos funcionarios" dedicados a esta tarea y a procedimientos que penalizan al solicitante. "La gran mayoría de expedientes incompletos son por errores del ministerio", denuncia.
Casañas no quiere hablar de mala fe y agradece la atención a los funcionarios que, al menos, le han escuchado. Tras esos casi dos años y medio sin noticias, la primera fue mala. "Cómo puede ser que después de 29 meses me dicen que me falta un papel, me vi llorando como un niño", cuenta. Los certificados que aportaba, donde constaban todas sus notas y que se había licenciado, no fueron suficientes. Aportó el título -con su correspondiente autentificación- de inmediato. Han pasado otros dos meses. "A veces hay esperanza, algo tiene que salir bien", se consuela.
Sacha Casañas, en sus prácticas durante la carreraEM
Lamenta el delantero que estos años le han ofrecido empleos que no ha podido aceptar. Incluso en la sanidad pública. "Como figuro como voluntario me han llamado dos veces porque necesitan cubrir esos puestos", explica. Casado y con dos hijas pequeñas, ha hallado en la familia su fuerza para seguir. "Si mi mujer no estuviese trabajando, no sé qué estaríamos haciendo", admite.
En total, el choque de Sacha Casañas contra la burocracia suma 22 meses en Argentina y casi 32 en España. Casi cuatro años y medio en los que ha obtenido la nacionalidad, ha seguido formándose y ha preparado por temporadas un MIR al que nunca pudo presentarse. Confía en que una homologación antes de septiembre le permita acudir a la próxima convocatoria. Recuerda su vocación como voluntario. "Intentas hacer cosas por la sociedad". Insiste en la justicia de su petición. "No pido que me pongan a trabajar en un lugar, pido que me den la homologación y trabajar donde yo consiga". Su deseo de recuperar el futuro que preparó en el pasado. "Quería ser traumatólogo, hoy sinceramente lo que busco es ser médico".
Comunardo Niccolai, conocido como el rey de los autogoles, ha muerto este martes en Pistoia a los 77 años. Muchos de ellos los pasó explicando por qué siempre hacía goles en la portería equivocada. La suya. Una reputación exagerada, como todos los prejuicios. Comunardo marcó seis goles en propia puerta, dos menos, solo por mencionarlo, que Riccardo Ferri. Pero los suyos eran obras de arte, no simples errores. Remates de cabeza al ángulo que ni Zamora podía parar.
Comunardo Niccolai, que ganó el Scudetto con el Cagliari en 1970, fue un defensa destacado, de los que los delanteros preferirían evitar. Aunque también tenía sus fragilidades: siempre tenía que vendar sus tobillos antes de jugar. La única vez que olvidó hacerlo, sufrió una lesión seria. Desafortunadamente, eligió el día equivocado para esto: Italia-Suecia, debut en la Copa Mundial de 1970. Entró Rosato y Niccolai no volvió a jugar. Se perdió el "partido del siglo" contra Alemania y la final contra Pelé.
Niccolai, originario de Uzzano en Pistoia, luchó para abrirse camino en el mundo del fútbol, donde los mejores no siempre tienen éxito. Sin embargo, terminó ganando trofeos en el equipo más improbable. Ese Cagliari, contra todo pronóstico, lo ganó todo. Porque un Scudetto en Cerdeña valía al menos tres Champions en otros lugares. Había todo un sistema que sortear, incluidos los árbitros.
Con su rostro que mostraba experiencia y sin sorprenderse por nada, Niccolai era un bastión para los que estaban delante. En el límite, era él quien decidía cuándo y cómo se recibía un gol. Una garantía para los atacantes, una pesadilla para los porteros, incluso si se llamaban Ricky Albertosi.
Pero también aquí se mezcla la leyenda, incluso se exagera. La defensa sarda era prácticamente impenetrable. En el año del Scudetto solo encajaron 11 goles. Un récord. Niccolai tenía un lugar asegurado en el equipo. Un defensor tan férreo como él no se encontraba fácilmente. Además, añadía elegancia, una cualidad no buscada en los stoppers de entonces. No se sabe si fue cortejado por los grandes equipos, probablemente sí, pero se quedó en el Cagliari, al igual que Riva, excepto en la fase final de su carrera, que jugó en ligas inferiores.
La muerte de Niccolai llega pocos meses después de la de Gigi Riva. En enero, Niccolai recordó a Riva así: "Nos conocíamos desde siempre. Incluso hicimos el servicio militar juntos en la Cecchignola de Roma. Cuántas travesuras hicimos. Los mejores años de nuestras vidas". Ambos, de manera diferente, sabían cómo marcar goles.