Después de las renovaciones de Vinicius, hasta junio de 2027, y Rodrygo, hasta junio de 2028, hoy el Real Madrid ha anunciado la tercera renovación en su joven columna vertebral. Eduardo Camavinga ha ampliado su contrato hasta el 30 de junio de 2029. Cinco temporadas más para un futbolista que se ha convertido en imprescindible para el cuerpo técnico y la directiva. El francés recibe una mejora de contrato que le situará en uno de los principales escalones de la tabla salarial del vestuario, aunque no a la altura de los mejor pagados, y ve elevada su cláusula de rescisión hasta los 1.000 milllones de euros, la misma que el conjunto blanco ha establecido para sus dos delanteros brasileños.
Camavinga llegó al Madrid en el verano de 2021, en las últimas horas de mercado y cambio de 30 millones de euros. Tenía sólo 18 años y era una promesa del Stade Rennes, pero con el tiempo se ha transformado en un jugador total, capaz de jugar de pivote, de interior e incluso de lateral izquierdo. En dos temporadas ha ganado seis títulos: 1 Champions League, 1 Mundial de Clubes, 1 Supercopa de Europa, 1 Liga, 1 Copa del Rey y 1 Supercopa de España.
Además, ha sido nominado para el Golden Boy en 2021 y en 2022, y para el Trofeo Kopa en 2022 y en 2023. Acumula 114 partidos con el conjunto blanco y 12 con Francia, incluída la final del pasado Mundial.
Ragip Xhaka protestó contra el gobierno yugoslavo en 1986 y terminó recibiendo palizas en una cárcel de Belgrado hasta que su condena terminó. Tres años y medio que su mujer esperó por él para irse juntos a Basilea, en Suiza. Allí, 1992, nació su hijo Granit, hoy capitán histórico de Suiza, una vez más revelación de un torneo internacional.
Inglaterra será la próxima piedra en el camino de Xhaka, al que le dan igual los obstáculos porque los conoce desde la infancia. No olvida su origen albano-kosovar y lo defiende en cada partido contra Serbia como si los Balcanes todavía estuvieran en guerra. Para él sí. "En Suiza no teníamos nada ni conocíamos a nadie. La gente no entiende el efecto de algo así. Es parte de mi carácter porque me hizo una persona fuerte. No escapo de los problemas", admitió él en una entrevista con 'The Guardian'. Por eso cuando se midió a Serbia en el Mundial de Qatar mostró la camiseta de su compañero Jashari, que comparte apellido con el fundador del Ejército de Liberación de Kosovo.
A pesar de que su corazón late por sus raíces y que su hermano Taulant sí representa a Albania, Granit defiende a Suiza desde las categorías inferiores, donde levantó un Mundial sub'17 en 2009. En esa edición venció, entre otros, a la Alemania de Mario Götze. A su lado, parte de la columna vertebral de la generación que ha llenado de orgullo al país: Ricardo Rodríguez o Seferovic. "Jugamos todos juntos desde muy, muy pequeños. Por eso conocemos la parte buena y mala de cada uno. Eso nos permite abordar cosas que nos pueden doler, pero al final nos ayuda a todos", explicó estos días el delantero Steven Zuber.
Tras Iniesta y Cristiano
En Alemania, Xhaka, al que llaman 'Einstein' en el vestuario por su inteligencia en el juego y su interés por la ciencia, está a punto de igualar un récord de Cristiano Ronaldo y Andrés Iniesta, que acumulan seis premios a Mejor Jugador del partido en las Eurocopas. Xhaka lleva cinco, símbolo de su constante importancia.
Contra Inglaterra completará su círculo. Nunca ha sido capaz de ganar a los británicos (se ha enfrentado en cinco ocasiones) y es el equipo ante el que debutó en 2011. Además, es el país que le vio crecer en el Arsenal de Arsene Wenger y Mikel Arteta antes de volar al Bayer Leverkusen de Xabi Alonso, donde es capitán general.
"Siempre quiere aprender"
El tolosarra se reconoce en el suizo , especialmente por los últimos años de su carrera. "Puedo ver en sus ojos que siempre quiere aprender. Y esto me pasó exactamente en la última fase de mi carrera como jugador en activo. Quiere convertirse en entrenador y eso se ve claramente. Creo que será un gran entrenador", declaró el técnico español. El suizo ha compaginado el doblete con el Leverkusen con el curso de entrenador que está realizando en Dusseldorf. "Es un honor que me comparen con Xabi", admite.
No ha habido tantos elogios de Xhaka a su seleccionador nacional, Murat Yakin, con el que cenó en el mes de febrero para solucionar los problemas internos del combinado suizo. Antes de Navidad, el centrocampista realizó unas declaraciones criticando la forma de entrenar del cuerpo técnico y eso provocó un cisma dentro de la selección. Yakin, sin embargo, consiguió lidiar con la situación, cenó con el futbolista en Alemania en el mes de febrero y "con un vino y un plato de comida solucionamos lo que había que solucionar". Ahora amenazan a Inglaterra.
Ferland Mendy disputó tres clásicos la temporada pasada, por uno de Fran García. En la derecha, todos fueron para Lucas Vázquez. Y en el centro, después de la lesión de Militao, que se lesionó tras el primero, rotaron Asencio, Tchouaméni y Rüdiger. La defensa del Madrid encajó 16 tantos en los cuatro encuentros contra el Barça, pero tiene ahora varias razones de peso para confiar en contener el ataque azulgrana. Álvaro Carreras es una de ellas.
El lateral izquierdo volvió al Real Madrid este verano a cambio de 50 millones de euros y se ha convertido en una pieza clave para el ataque y la defensa de Xabi Alonso. Su temporada ha ido de más a menos, con un arranque espectacular en el que sorprendió por su aplomo y su importancia en la salida de balón, y unos últimos encuentros en los que ha sufrido más en el plano defensivo, especialmente en el 5-2 del Metropolitano y en el último duelo contra la Juventus.
A pesar de todo, el fichaje de Carreras, junto a la llegada de Huijsen y las recuperaciones de Militao y Carvajal, añaden fortaleza defensiva al Madrid. El gallego, canterano del conjunto blanco durante varios años, dejó Valdebebas para pasar por el Manchester United y el Granada antes de llegar al Benfica, donde brilló en las noches de Champions League, circunstancia clave en su fichaje. Algunas de esas noches fueron, precisamente, ante Lamine Yamal y el Barcelona. El lateral fue titular en dos de los cuatro duelos que enfrentaron a portugueses y españoles, uno de ellos en la liga regular y otro en las eliminatorias, y en ninguno de ellos Yamal consiguió anotar un gol o dar una asistencia.
«más que necesario»
En el primero, el loco 4-5 de Da Luz, Carreras sumó una asistencia en uno de los tantos locales y terminó haciendo un discutido penalti sobre Lamine antes de que éste fuera sustituido en el minuto 78. En la ida de los octavos, Yamal, marcado por Carreras, estuvo tan desaparecido que Flick decidió retirarle del campo en el minuto 56 del encuentro. El Barça se acabaría llevando ese encuentro por 0-1, pero la actuación del gallego fue muy seguida y comentada en Valdebebas, donde se valora su potencia física, su recorrido y su buen toque de balón, y aunque se admiten los detalles a mejorar, como guardar su espalda ante balones largos, el cambio en el lateral izquierdo de una temporada a otra se detalla como «más que necesario».
Su aterrizaje en el Bernabéu ha solucionado varios problemas en el juego madridista. Además del aspecto defensivo, en ataque tanto él como Huijsen han asumido gran parte de la salida de balón. Carreras se integra en el centro del campo, por dentro, dejando la banda izquierda para Vinicius Júnior, y mezcla en el interior con Tchouaméni, Güler y Bellingham, siendo casi un centrocampista más. Además, es capaz de jugar como tercer central cuando lo necesite el equipo. Virtudes que le han convertido en el tercer jugador de campo más utilizado por Alonso tras Mbappé y Tchouaméni.
«Le seguíamos desde hace tiempo, pero su personalidad y lo competitivo que es sí que me ha sorprendido gratamente. Comete muy pocos errores, está muy concentrado en el juego, tiene una gran calidad mental, táctica y técnica y es muy completo. Y es sorprendente el impacto tan instantáneo que ha tenido; una grandísima noticia», explicó Alonso hace sólo unas semanas. Ahora, Carreras se enfrentará a su mayor amenaza, una nueva visita de Yamal y el Barça a Chamartín.
El tercer clásico de la temporada encontrará de nuevo al Real Madrid en urgencia médica. Después del 0-4 liguero del Bernabéu y el 2-5 de la Supercopa de España, las últimas lesiones de Camavinga y Alaba obligan a Carlo Ancelotti a improvisar un nuevo puzle justo cuando más quema la mesa. El italiano, perdida la Champions y con la Liga muy complicada (cuatro puntos le separan del Barça), se juega el curso y su futuro en La Cartuja. Si quiere tener alguna opción de continuar en el banquillo de Chamartín, vencer a los de Flick en Sevilla es una obligación... Pero en su bolsillo cada vez hay menos piezas para resolver el rompecabezas.
Ancelotti parecía haber encontrado un once tipo el pasado domingo, cuando aprovechando la vuelta de Ceballos a la titularidad probó a Valverde y a Camavinga de laterales, acumulando seis centrocampistas en total (dos en los carriles y cuatro en el rombo) y dejando a solo dos delanteros en punta, Vinicius y Rodrygo. Fue un equipo compacto y con más sentido en la ocupación de espacios y a la espera de la recuperación de Mbappé, era el once de gala.
Con Valverde y Camavinga el técnico solucionaba así dos de los principales lunares del equipo esta temporada. Lesionados Carvajal y Mendy, el nivel de Lucas Vázquez, Alaba y Fran García en las bandas no le había convencido ante los grandes equipos. Situar ahí al uruguayo y al francés, físicos, verticales y con recorrido, le aportaba mucho al juego del equipo.
Pero el paso por Getafe dejó K.O. a Camavinga, descartado para la final por una rotura en el aductor de la pierna izquierda y para el resto de la temporada. No podrá estar ni tan siquiera en el Mundial de clubes. El galo, de hecho, había salido en el descanso por Alaba, que se retiró con molestias, y ninguno pudo terminar el duelo.
La duda de Ancelotti
Las dos lesiones y la eterna irregularidad física de Ferland Mendy darán una opción única a Fran García, confirmado su billete a la final por el propio Ancelotti: "Jugará Fran", dijo en la sala de prensa de Getafe.
Será la primera vez que el italiano apueste por el ex del Rayo de inicio ante el Barça, porque en los dos primeros clásicos del año se la jugó con Mendy. Fueron dos desastre para el Madrid, que perdonó en el Bernabéu y lo acabó pagando y que se deshizo en Arabia. Siempre, eso sí, limitado por las lesiones.
En el duelo liguero, Ancelotti no pudo contar con Courtois, Carvajal ni Rodrygo. Mbappé erró varias ocasiones y en la segunda parte el Barça le pasó por encima, sufriendo Lucas por la velocidad de Raphinha. La baja de Rodrygo facilitó el rombo del centro del campo, pero entre Valverde, Tchouaméni y Camavinga no tuvieron demasiada creatividad en la construcción. Faltó un timón.
Ancelotti, el miércoles, en la zona técnica del Coliseum.EFE
En Arabia, Lucas repitió en el lateral, con Tchouaméni de central (ya lesionado Militao) y con las cuatro estrellas en el ataque secundadas por Valverde y Tchouaméni en el doble pivote. El Madrid estuvo roto, partido en dos por el poco compromiso defensivo de Bellingham, Rodrygo, Vinicius y Mbappé. El 2-5 final lo dijo todo.
Ahora, Ancelotti parece convencido de enviar a Valverde al lateral y de incluir a Ceballos o a Modric en el once. Ambos fueron titulares contra el Athletic junto a Tchouaméni, cuajando uno de los mejores partidos del centro del campo madridista este año, y el técnico debe tomar la decisión más comprometida de la final: estando Mbappé de vuelta tras su lesión de tobillo, aunque veremos a qué nivel, ¿jugará con los cuatro delanteros o reforzará el centro del campo?
Los resultados de la temporada y el nivel del mediocampo del Barça invitan a pensar que la idea más lógica es sentar a Rodrygo o a Mbappé (si no está al 100%) y meter más hombres por dentro, volviendo al 4-4-2 en rombo que tan buenos resultados le ha dado en los últimos años. El puzle, eso sí, está cogido con pinzas. Demasiadas urgencias médicas.