Tamirat Tola, tras vencer en el maratón de Nueva York.TIMOTHY A. CLARYAFP
Cada primer domingo de noviembre, coincidiendo esta vez con el 39º aniversario de Eliud Kipchoge (felicidades), Nueva York se vuelca con su maratón, en el que nunca ha participado el keniano. El maratón neoyorquino, el último de los seis “majors” del
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Acarició el Valencia Basket un triunfo con el que elevar la temperatura de la final ACB, con el que buscar repetir el guion de 2017. Lo tuvo tan cerca que escoció el doble, pues sólo la habitual capacidad de obrar milagros, de llevar a la prórroga (y ahí, un desatado Andrés Feliz) un partido en el que se vio siete abajo a falta de menos de cuatro minutos, rescató a un Real Madrid que ya paladea la Liga de camino a La Fonteta. [102-96: Narración y estadísticas]
Nadie fue capaz nunca de levantar un 2-0. Bien lo sabían todos, bien lo sufrieron en la agonía de un desenlace en el que todo tuvo cabida. La genialidad (Montero, Llull, Feliz, Campazzo...), los errores clamorosos y también la polémica. Más allá de las quejas por el doble rasero que llevaron a Pedro Martínez a perseguir a gritos a los árbitros hasta el túnel de vestuarios, hubo una acción que no pasó el filtro de la tecnología. Un barrido ilegal de Tavares a Montero que los árbitros ni vieron ni revisaron con poco más de un minuto por jugar.
Hubiera sido la única canasta taronja en los últimos cuatro minutos, pues tras el triple de Costello con el que se sintieron poderosos, todo se apagó para ellos cuando Llull llevó la tarde a la prórroga. Peor todavía ahí, a remolque y arruinados por la capacidad blanca de ir a por el rebote ofensivo, ya sea con el omnipresente Andrés Feliz o con el gigante Tavares, que sentenció con un palmeo.
El choque resultó vibrante. El temido Valencia, el equipo que practica el baloncesto más frenético de Europa, el que juega cada posesión como si en vez de 24 segundos tuviera 10, al fin apareció en la final. Lo hizo de la única forma que podía despertar, con una sucesión asombrosa de triples, su seña de identidad. Lo hizo cuando el segundo round parecía una extensión del primero en el amanecer, pura frustración por una defensa del Madrid tan bien ajustada que apenas dejaba resquicio.
Lo hizo cuando marchaba ya 11 abajo (16-5), en un rompecabezas. Un despegue como cuando un boxeador acorralado sale de las cuerdas a base de golpes. Sestina, Costello, Jovic y... un desatado López-Aróstegui, que enhebró tres triples seguidos, 11 puntos de carrerilla cual Larry Bird. Acumulaba ya el Valencia ocho por apenas una de canastas de dos. Había asestado un parcial de 6-23 a todo correr. Y en ese preciso momento Pedro Martínez decidió que el alero vasco necesitaba un descanso.
Hezonja celebra una de sus canastas, en el segundo partido contra el Valencia.MariscalEFE
Coincidencia o no, después de otro par de triples más para la máxima visitante (29-38), el Madrid se sacudió la paliza. Lo hizo con Campazzo abusando de un De Larrea superado por la final, por un Garuba eléctrico y por los puntos de Musa y Hezonja. Lo hizo volviendo a su normalidad para marcharse al descanso de nuevo con ventaja (48-45), la misma que en el primer duelo.
El tercer acto resultó un estupendo toma y daca, con la diferencia de que esta vez el Valencia no se arredraba. Respondía con su descaro habitual, con canastas de muchísimo mérito y con la suficiente confianza en sí mismo para al menos plantar cara en toda un final. Con Reuvers golpeando a un Bruno Fernando mejor en ataque que en defensa, al fin Jean Montero y otro triple de Costello, los de Pedro Martínez se comprobaron incluso lanzados en el acto final (73-82). Más cerquita cuando el propio Costello atinó con su cuarto sin fallo y ya quedaban menos de cuatro minutos (81-88).
Sin embargo, ya sólo iba a anotar un punto más hasta el final, un tiro libre de Aróstegui. Hubo un barrido ilegal de Tavares que los árbitros no vieron y tres acciones maravillosas de Campazzo. Fue Llull, quién si no, el que llevó el partido a la prórroga en la que era su primera canasta del partido. Montero, sacando de fondo por elección del entrenador a falta de ocho segundos, no acertó con el forzadísimo tiro final.
En el tiempo extra pesó la experiencia y la facilidad del Madrid en esos abismos. También su acierto, tres triples seguidos, dos de Feliz (asumió la responsabilidad por encima de Campazzo, Hezonja...) y uno de Garuba, los tipos que desequilibran desde la segunda unidad. La diferencia.
Si Borja Jiménez (Ávila, 1985) no hubiera seguido su corazón, hoy LaLiga y el CD Leganés no contarían con un gran entrenador y un hombre de fútbol. En su primera experiencia en los banquillos consiguió llevar al Ávila al playoff de ascenso a Segunda B, pero a sus 21 años el fútbol se olvidó de él y casi termina de profesor de autoescuela. Hoy, con 39, es el tercer técnico más joven de Primera División y el que llevó al quinto equipo madrileño a la máxima categoría. Sólo hay una cosa que no le gusta de su trabajo, la Fantasy, uno de los motivos por los que se eliminó los comentarios en redes sociales. Hoy juega en el Metropolitano, sin su Fondo Sur, ante el Atlético de Madrid.
¿Van a ganar al Metropolitano?
De los próximos tres partidos tenemos dos equipos de Champions y en sus campos. Tenemos que convivir con esa dificultad. Creo que es un premio a una muy buena temporada del año pasado, hay que competir, disfrutar y, sobre todo, sentirnos capaces de poder ganar en cualquier campo.
Lo harán sin Fondo Sur.
Las circunstancias por las que no van a estar no nos agradan a ninguno, pero a priori es un hándicap para ellos. No creo que tenga una influencia determinante en el partido, aunque a nivel visual será algo extraño de ver. Intentaremos, dentro de lo que a ellos les pueda suponer no contar con parte de su afición, jugar lo mejor posible nuestras bazas.
Han sido semanas de demasiadas noticias de ultras, ¿estamos volviendo atrás?
Esperemos que no, porque no sería positivo. Desde aquí hago un llamamiento a la coherencia, a la calma, al saber estar, a que al final el fútbol es un espectáculo donde intentamos pasarlo bien, disfrutar. Hay mucha gente que va con su familia, con sus amigos y queremos que los campos del fútbol sean un sitio seguro donde disfrutar de nuestros equipos.
¿Qué o quién le da más miedo del Atlético?
Todos, hablar de un futbolista u otro en equipos de élite mundial, llámese Griezmann, Julián, Sorloth... Son delanteros de muchísimo talento, pero su línea defensiva es parecida. Son jugadores de élite mundial.
Vienen de un calendario más benévolo, llegan los Alpes.
Cada partido, cada salida, parte con una dificultad extra. A nivel personal lo tengo interiorizado, muy normalizado para saber dónde estamos, quiénes somos y cuál es la manera para conseguir el objetivo.
Borja Jiménez en un momento de la entrevista con EL MUNDO.Javier Barbancho
Encajan poco pero también marcan poco.
Por lo general, los equipos de mitad de tabla para abajo suelen tener problemas para hacer gol. ¿Por qué? Porque la diferencia entre Primera y Segunda División es que Primera es una categoría muy del futbolista, donde ellos tienen la capacidad de desorganizar cualquier sistema defensivo. Y Segunda es más del entrenador, donde las tácticas o las modificaciones son menos permeables al talento individual.
Todo ello con una plantilla casi nueva.
Sí, más del 50% son jugadores nuevos y muchos han llegado al final del mercado, lo que supone que ahora estén arrastrando molestias típicas de pretemporada.
¿Ya se han adaptado el entrenador y el Leganés a Primera?
A nivel personal sí, porque hemos detectado qué cosas nos valían del año pasado y ahora no, independientemente de los futbolistas. A nivel colectivo todavía nos queda, porque hemos tenido muy poco tiempo para trabajar.
Lo evidente es que ahora ganan menos.
Sí, y también hay un cambio de roles en los jugadores. Todas estas cosas son difíciles de asimilar y quien diga lo contrario miente. Lo intentas prevenir ayudando a que la gente entienda este tipo de situaciones, pero no es fácil. Hay que cambiar esa mentalidad, pero nosotros, club y afición, porque creo que conocer nuestra realidad nos va a acercar mucho a los objetivos.
A nivel mental, dejar el ascenso para la última jornada tras perderlo en la penúltima les tuvo que ayudar.
A cualquiera le hubiera supuesto un golpe muy duro y a este grupo le supuso una piedra más en el camino. A las 48 horas entendió que la única opción era ganar 6 días después y lo hizo. Es un equipo con una resiliencia muy grande, con una capacidad de trabajo muy buena y que ha entendido desde el primer momento que el éxito del Leganés o el éxito que ellos puedan tener va unido al del resto de compañeros.
Fue uno de sus momentos más duros.
Sí, junto con el no ascenso del Dépor. Semanas en las que no tuvimos que mostrar dudas. Creo que hicimos un esfuerzo muy grande en intentar olvidar eso y que nos sirviera como empujón para poder celebrarlo con nuestra gente.
Los jugadores del Leganés, en la última jornada de la temporada pasada.EFE
Es de los pocos entrenadores que no ha sido futbolista profesional, ¿cómo sienta en el vestuario?
Los futbolistas, aparte de algún matiz táctico, lo que necesitan son personas y no creo que para entrar en un vestuario y conocer sus necesidades hayas tenido que ser futbolista. Habrá casos que les pueda ayudar más y otros menos, porque mis experiencias son diferentes.
Con 21 años empezó a entrenar, imagino que el balón no era lo suyo.
Era atrevido (risas). Lo que a mí me gustaba cuando jugaba era estar con mis amigos. En aquella época había menos cosas y la necesidad de jugar al fútbol o de inventarte juegos era mayor. No me considero futbolista, me considero una persona que ama muchísimo este deporte, que amaba estar con su gente y que ahora tiene el privilegio de vivir cumpliendo un sueño.
¿Llegó a dudar de usted en aquel impasse sin equipo entre el Ávila y la cantera del Valladolid?
Dudas, porque tras llevar al Ávila al playoff de ascenso a Segunda B piensas que lo que has conseguido tiene mayor repercusión y la realidad es que si caminas 50 kilómetros nadie sabe lo que ha pasado. Nosotros vivimos en el entorno del fútbol en el que creemos que todo gira a nuestro alrededor y que cuando has hecho algo importante tiene más repercusión de la que realmente tiene.
¿Qué pensaría Borja Jiménez de sí mismo si hubiera terminado como profesor de autoescuela?
Pues que se equivocó, porque creo que en la vida estamos para tomar decisiones arriesgadas y para hacer lo que nos guste. Trabajamos 50 años y lo tienes que hacer en una profesión donde estés cómodo, que te guste, porque si no es inaguantable. El mayor tiempo de nuestra vida lo pasamos trabajando y es muy difícil hacer algo que no te gusta todos los días de tu vida. Entonces me hubiera arrepentido muchísimo.
Jiménez, frente a los campos de entrenamiento del Leganés.Javier Barbancho
Su otra pasión, por su hermano el productor Selecta, entiendo que será la música.
Sí, además a él le pasa un poco parecido, aunque no tiene ni idea de fútbol. Ahora ya un poco (risas). Entiendo que él tiene también, más que pasión por el fútbol, pasión por su hermano. Y a mí me pasa igual. Y otro de mis hobbies es verle actuar siempre que puedo, me llena de orgullo y lo disfruto muchísimo.
¿Cree que sus padres les hubieran querido a alguno trabajando con ellos?
Ellos se alegran de nuestro éxito, lógicamente, y nunca se hubieran imaginado esto de sus hijos. Lo que lamentan es que podamos pasar poco tiempo con ellos por nuestras profesiones y son ellos los que siguen haciendo el esfuerzo por vernos y van a los partidos o también a las fiestas de Pablo y se acuestan a las 5 am.
¿Cree que el fútbol es complicado para tener familia?
Sí, muy complicado. Cada vez la gente va contando con más naturalidad los problemas. Ya no solo los que sufrimos nosotros como que nos insulten o que nos falten el respeto. Tú estás dentro y lo ves como parte de tu profesión, pero tu familia no. Y a nivel personal, los horarios, los fines de semana, los viajes... para la gente que está a tu alrededor es complicado, porque tienes mucho desorden en tu día a día. La gente me dice, ¿qué día libras? Bueno, pues ninguno, no libras. Como entrenador nunca tienes descanso.
¿Tiene otra pasión que se le parezca al fútbol?
No, mi siguiente pasión son los coches, pero no tengo tiempo. Yo iría dos veces a la semana a montar en kart y a dar mis vueltas, pero no me da. Pero sí que es una pasión que he tenido siempre. Y luego una que es igual que el fútbol, pero que no se puede contabilizar, es mi familia y mis amigos. A eso sí que les dedico más tiempo que al fútbol. No en horas, pero sí en importancia.