Eurocopa 2024
El capitán de la selección, que marca cada 70 minutos en este arranque de temporada, sorprende en Las Rozas por su determinación dentro y fuera del campo.
Esto no es fácil de escribir. No es fácil describir una broma de esas que circulan por las redes sociales y que es muy utilizada por los amantes de las rimas. A ver cómo explicarlo…
Alguien pregunta: ¿Sabes lo que me han proponido?
Y el otro responde: ¡Se dice propuesto!
Y encontes se viene una rima de trazo grueso que provoca hilaridad en quien la hace y estupefacción en el receptor.
Pues esta broma era la favorita de Álvaro Morata la noche del 18 de junio en los pasillos del estadio del Feyenoord, en Rotterdam, donde España se acababa de proclamar campeona de la Liga de Naciones venciendo en los penaltis a Croacia con un panenka de Carvajal. Bromista siempre, también buen encajador de chanzas, lo intentó varias veces con varios interlocutores. Ese día, el hoy capitán de la selección (Madrid, 30 años) era uno de los más felices del grupo, o al menos uno de los que más lo exteriorizaba. Pese a haber ganado dos Eurocopas (una sub’19 y otra sub’21) ese título con la absoluta, dijo, era uno de los momentos más felices de su carrera, adornada, entre otras cosas, por dos Champions (2014 y 2017) con el Madrid.
Para saber más
En esa Liga de Naciones de junio no llevó el brazalete porque Luis de la Fuente reclutó a Jordi Alba, pero la renuncia del ex lateral del Barça le dejó a él como jugador con más internacionalidades (hoy 67). Y debutó por todo lo alto, en septiembre, debiendo leer un comunicado de rechazo al comportamiento de Luis Rubiales que firmaba toda la plantilla, pero que debió leer él. En ese episodio también le ayudó su ‘coach’, Adriá Carmona, un ex canterano del Barça con el que Álvaro trabaja desde hace más de un año. Será eso -el ‘coach’-, será la madurez de la treintena, será una buena racha… Será lo que sea, pero en la Federación asisten atónitos al crecimiento de Morata como capitán dentro y fuera del campo.
“No sé si la gente es consciente de lo que es Álvaro como persona. Me ha cogido desde el primer día y es como mi padre”, decía el jueves por la noche Bryan Zaragoza, el último en llegar a Las Rozas. “Sí sí, ha asumido su papel de una forma alucinante”, confiesa alguien que le conoce desde que empezó a venir a la selección (2014, después del fracaso en el Mundial de Brasil). En estos nueve años, siempre dentro de la irregularidad que ha marcado su carrera, ha amasado 34 goles en 67 citas, y está a uno de Silva, a cuatro de Torres y a 10 de Raúl, todos ellos alcanzables. Más difícil será llegar a Villa (59 aciertos).
UN GOL CADA 70 MINUTOS
Presume en este arranque de temporada de un gol cada 70 minutos, 11 en 11 partidos (incluyendo la selección), no siempre completos. Números inalcanzables para nadie en Europa salvo para Bellingham, la sensación del Madrid (11, pero en 12 citas, incluyendo la selección también). Haaland, por ejemplo, al que se mide mañana en Oslo, lleva también 11, pero en 14 partidos.
“Ahora tengo confianza”, suele repetir él estos días, solventado un verano donde rechazó una oferta mareante de Arabia por dos motivos: uno familiar, y es que su mujer, Alice Campello, no veía con agrado irse a vivir a ese país, y otro, deportivo, pues tras una charla en verano con Simeone y Andrea Berta, también con Miguel Ángel Gil, el dueño del Atlético, sintió que este año sí iba a ser importante. Y como eso para alguien como él es lo fundamental, consintió en renovar su contrato y olvidó una frase que deslizaba a sus íntimos meses atrás y que aludía a la monotonía de los entrenamientos en su equipo.
Morata, alguien que ha movido 179 millones en traspasos durante su carrera (sólo superado por Neymar, Cristiano y Lukaku) ha estado estas semanas muy pendiente de los trabajadores de la Federación, sacudidos por el caso Rubiales. Se ha preocupado de primera mano por quienes más cerca están de los futbolistas en las concentraciones, e incluso ha hecho gestiones con el presidente, Pedro Rocha, para tratar de ayudar a esos trabajadores, en una labor de capitanía, lejos del césped, que sigue asombrando en Las Rozas. Fijo para Luis de la Fuente, mañana ante Noruega volverá a ser titular y capitán en busca de cerrar la clasificación de España para la Eurocopa, donde llegará con 31 años y en el momento más feliz de su carrera. Y de su vida.