Atlético 0 Brujas 0
Se acentúa el desencuentro con el portugués, que calentó toda la segunda parte pero no salió al campo y lanzó el peto al césped. “La fortaleza en el centro del campo nos podía generar más seguridad. Para eso entró Witsel”, explicó el Cholo
La noche en el Metropolitano dejó tanta esperanza por el ardor recobrado como honda preocupación por el panorama que se le presenta ahora al Atlético en Champions. Resumió Simeone la evidencia, pongan comillas en la primera parte de la respuesta: “Lo único bueno es que tenemos que ganar los dos partidos”. Cuatro duelos, una victoria, dos goles, cuatro puntos. Otra vez el enredo para estar en octavos, tradición en las últimas temporadas.
Pero más allá de las ocasiones falladas, de la avalancha que por momentos fue el Atlético ante el Brujas, la imagen del partido fue la de otro enfado. El enésimo de Joao Félix, quien se empeña en no ocultar su frustración, en no saber gestionar los inconvenientes. Pecados de juventud, aunque su desencuentro con Simeone ya no es un rumor. Si en los últimos tres partidos, titularidad perdida, apenas había aparecido en los últimos minutos, esta vez ni siquiera saltó al césped del Cívitas, a pesar a la necesidad goleadora de su equipo.
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Calentó en la banda casi toda la segunda parte, pero fue viendo pasar las ocasiones de saltar al campo como quien ve los trenes marcharse en el horizonte. El caso es que Simeone dudó evidentemente en ponerle en acción. En el segundo turno de cambios, el portugués fue llamado junto a Cunha, pero a última hora el Cholo paró su aparición. Fue el primer momento de aspavientos.
Después, ya casi en el 80, tras dos estiradas del Brujas en las que Simeone intuyó una derrota que hubiera sido condena, el técnico argentino prefirió dar entrada a Axel Witsel. Entonces, ahí sí, estalló la furia de Joao. Que, camino del banquillo, lanzó el peto de calentamiento al césped. Después, tras el empate, cuando todos los jugadores atléticos saltaron a agradecer a las tribunas, él no apareció.
El Cholo prefirió explicar futbolísticamente el porqué de la no aparición de Joao y no quiso entrar en la polémica de sus gestos, que no son nuevos. “Todo lo posterior… No lo ví. no tengo nada que opinar”, concluyó, aunque antes en los micrófonos de Movistar había dicho: “Pregúntenle a él”. También aclaró sus decisiones: “Veía que seguían teniendo fuerzas para salir a la contra. La ansiedad nos estaba llevando a querer ganar y atacar. Veía que la fortaleza en el centro del campo nos podía generar más seguridad. Para eso entró Witsel. Salió bien, para lo que buscábamos”.
Por la mañana, Cerezo había tratado de poner algo de calma a un asunto que amenaza con enturbiar el vestuario rojiblanco. “No tememos nada, [Joao] es jugador del Atlético, un jugador magnífico y con un contrato muy largo. Estamos encantados con él y hay que tener en cuenta que hay gente que se adapta enseguida y otra que tarda más, pero creo que triunfará aquí con la mucha calidad y categoría que tiene”, pronunció el presidente.
El Atlético, que no consigue finalizar como líder una fase de grupo desde 2017 -“llevamos temporadas que nos está costando estar en octavos. Allí el equipo compite mejor, en los duelos. Pero los números no mienten”, reconoció Simeone-, como siempre hizo en las cuatro primeras temporadas del Cholo, aguardó el resultado del otro partido del grupo. Hubiera preferido el empate, pero el contundente triunfo del Oporto en Alemania (0-3) le deja ahora tercero de un grupo que lidera claramente el Brujas con 10 puntos.
Ganar en dos semanas al Bayer de Xabi Alonso en el Metropolitano es el paso obligado para disputar (otra) final en Do Dragao en 1 de noviembre, aunque matemáticamente ya no puede ser primero de grupo.