GP de Japón
Christian Horner, jefe de Red Bull, admite que hubo un “error” y que ni siquiera ellos esperaban la controvertida decisión de la FIA con el artículo 6.5.
Todo resultó demasiado burdo para ser tomado en serio. La peculiar interpretación de una alambicada norma, que hace sólo ocho meses había sido redactada con rotunda claridad y publicitada a la opinión pública, alfombró ayer el camino de Max Verstappen hacia su segundo título mundial. «Si os soy sincero, no me importa que haya sido un poco confuso. En realidad, lo encuentro bastante divertido», explicó el vencedor. Sin embargo, en ese momento ni en su propio equipo parecían dar crédito. «Es evidente que algo aún sigue mal en el reglamento. En el garaje estábamos convencidos de que sólo se otorgaría el 75% de los puntos en juego», apuntó Christian Horner, team principal de Red Bull, sin reparos a la hora de tildar de «error» lo sucedido. El momento cumbre del año se cerró ayer con aire de farsa en Suzuka.
Casi un año después del GP de Abu Dhabi, cuando el director de carrera privó a Lewis Hamilton de su octava corona, la resolución del campeonato volvió a enturbiarse ayer por una controvertida decisión de los jueces. En la última vuelta, una sanción de cinco segundos a Charles Leclerc por su maniobra irregular en la chicane, apartó al monegasco de la segunda plaza, en favor de Sergio Pérez. Pero ni siquiera así debía ser campeón Verstappen, ya que según el cambio reglamentario aprobado el pasado febrero, el vencedor debería haber obtenido 19 puntos, al completar menos del 75% de las vueltas programadas (28 de 53). Eso era lo que pensaban todos en el paddock.
Sin embargo, ante el estupor general, el organismo presidido por Mohammed ben Sulayem informó que el artículo 6.5 de su código deportivo estipula que la reducción de puntos sólo entra en juego si la carrera queda «suspendida». Es decir, si termina con bandera roja, sin acción en pista, en lugar de bajo la bandera a cuadros. Por lo tanto, si ayer sólo se hubiesen completado dos o tres vueltas, también se habría premiado con 25 puntos al ganador.
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“Es inaceptable que haya una grúa en la pista”
Una absurda paradoja de la que ni siquiera eran conscientes los máximos responsables de los equipos, que estudian al detalle cada línea del reglamento, especialmente tras el escándalo del GP de Bélgica 2021. «Todo resultaba confuso y según nuestros cálculos Max aún no se proclamaba campeón», añadió Mattia Binotto, jefe de Ferrari. «Finalmente nos lo aclararon y lo aceptamos», finalizó el italiano, consciente de la enorme superioridad del neerlandés.
Porque nada debe objetarse al tiránico dominio de Mad Max en este 2022, donde ha conquistado 12 de las 18 victorias en juego (66,7%), con un promedio sólo superado este siglo por Michael Schumacher (72,2% en 2004, 64,7% en 2002) y Sebastian Vettel (68,4% en 2013). La supremacía que ha ejercido ante sus rivales y la calma con la que ha navegado en las situaciones difíciles le alejan de forma definitiva de su leyenda de piloto imprevisible.
Basta un repaso a la lista de sus contadísimos errores (Barcelona, Hungría y Singapur) para entender cómo se las gasta el campeón. Tras su temprana excursión por la grava de la curva 4, reaccionó a lo grande para la victoria en Montmeló. Y aún mayor asombro causaría el triunfo de Hungaroring, partiendo décimo en la parrilla y con un trompo de 360º en la curva 13.
Un Red Bull inabordable
Ayer mismo redondeó en Suzuka una soberbia actuación sobre mojado, con la mayor distancia sobre el segundo clasificado (27 segundos) de las 20 últimas carreras. Nadie tose a Verstappen cuando parte desde la pole. De hecho, cuenta con el mejor porcentaje de acierto de la historia en este apartado (13/18 para un 72%), una cifra que provoca escozores en Ferrari, donde Leclerc sólo ha podido convertir en triunfo dos de sus nueve poles del año. Tras el prometedor arranque en Bahrein y Australia, el monegasco se ha desinflado sin remedio.
La autoridad de Verstappen debe hacerse extensible a la mostrada por Red Bull, que ayer redondeó su séptima victoria consecutiva. Su mejor racha desde 2013, cuando la escudería austriaca alcanzó el cenit con la cuarta corona de Vettel. A bordo del RB18, cuya eficiencia aerodinámica le hacía inabordable en el paso por curva, todo ha resultado mucho más sencillo.
Y esta aplastante superioridad mecánica, en la línea de lo mostrado por Mercedes (2014-2020) o Ferrari (2000-2004), deja asimismo en muy mal lugar al nuevo reglamento. Ross Brawn, padre espiritual del proyecto, abandonará su cargo de director deportivo de la F1 con un legado muy diferente al que pretendiera.