Mundial de Fútbol Femenino
Jugadora del Real Madrid criada en el Sevilla, se empeñó en dejar el flamenco y la natación para jugar al fútbol como sus hermanos. Su gol, como el de Iniesta, tenía dedicatoria
Un zurdazo endiablado. Una carrera enloquecida. Una camiseta con dedicatoria. Un gol, el único, que convierte a España en campeona del Mundo. Si Olga Carmona quiere huir de la comparación con Andrés Iniesta lo tiene complicado. Algo debió moverse en el alma de esta sevillana de 23 años, veloz lateral del Real Madrid, porque saltó al césped del estadio Australia de Sidney pertrechada por si otra vez hacía historia. Si había celebración, tenía que ser recordada. Y la hubo cuando en el minuto 29 puso a España camino del título de campeona del Mundo.
Su mejor amiga había perdido a su madre y, en medio de momento más importante del fútbol femenino español, ella quiso homenajearla mosttrando una camiseta roja donde, a duras penas, podía leerse “Merchi”.Tampoco esta vez se acordó de cumplir con su ritual de besarse el tatuaje de la muñeca que comparte con su madre. No le importó. Se la comió a besos igual, pensando en qué de bueno ha deparado el empeño de la niña por dejar el flamenco y la natación para seguir los pasos detrás del balón de su hermano Fran y de su mellizo Tomás, que estaba en la grada del estadio australiano. Tiempo tendrá de recordarle que el ‘carmonazo’ le costará cumplir la promesa de comprarle un coche a su madre.
Olga creció en la cantera del Sevilla FC, debutó en la Primera Iberdrola y entró en la selección por la puerta grande. Ella es mujer de golazos y en el Europeo Sub-19 de 2018, marcó por la escuadra un tanto que se coló entre los 11 mejores de la temporada. España acabaría proclamándose campeona. En la edición de un año después, pese a caer en semifinales con Francia, se logró la clasificación para el Mundial Sub-20 que debía celebrarse en Costa Rica y que la FIFA suspensión por la pandemia. «Me quedé con la espina de haber podido jugar ese mundial», ha reconocido siempre Olga, cuyo primer recuerdo de una Copa del Mundo es el de Francia 2019 con aquella apabullante selección de Estados Unidos liderada por Rapinoe. Hoy se cobró esa deuda y lo hizo como gran protagonista.
Ante los retos, esta menuda jugadora se crece. En junio de 2020, apenas liberados del confinamiento, Carmona tomó la decisión más difícil de su vida. Su progresión había llamado la atención del Real Madrid, recién volcado en el fútbol femenino, y la sevillana se alejó del confort del entorno familia y del deportivo que se había labrado durante 13 años para apostar por su sueño. «Cuando uno se va de casa, la sensación es que siempre se trata de un hasta luego», firmó en su carta de despedida. En Madrid, la adaptación no fue fácil.
A la vida de la capital le ayudó unos meses su madre, mientras ellas se centraba en ganar cuerpo y aprender a gestionar emociones con una psicóloga que acabó siendo su guía en los momentos más complicados. Uno de sus grandes apoyos fue la capitana Ivana Andrés, que también acababa de llegar del Levante y con quien guarda una gran relación personal. Su gol hizo que la valenciana, de las veteranas de la selección que se mantuvo alejada de las polémicas, alzara el trofeo al cielo de Sidney.