China fue la triunfadora del día con dos oros y un bronce. Los de, respectivamente, Haiyang Qin (100 braza masculinos), Yufei Zhang (100 mariposa femeninos) y Yiting Yu (200 estilos femeninos). Sigue acumulando metales en la natación mundial. Pero Es
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Lester Lescay es uno de los genuinos representantes de algunas de las más notorias características del actual atletismo español. Joven (23 años), talentoso (8,35 en salto de longitud en 2024, sexta marca mundial del año) y no nacido aquí. Lo hizo en Cuba, en Santiago.
Recién nacionalizado, forma con Jordan Díaz -naturalizado en 2022, plusmarquista nacional y campeón olímpico de triple salto, también cubano, de La Habana, 24 años recién cumplidos el 23 de febrero-, la pareja más notoria por origen y similitud de especialidades atléticas, del espejo deportivo español. El deporte como visible reflejo del paisaje sociológico y ciudadano del país.
Lesionados, ninguno de los dos compitió en el recién finalizado Campeonato de España en Pista Corta (short track), la pista cubierta de siempre, celebrado en el pabellón madrileño Gallur. Pero sus figuras estuvieron latentes, mientras otras, numerosas, pintaban presencialmente el agradecido y agraciado lienzo étnico y generacional de nuestro atletismo. Multirracial en lo físico (pieles en distintos tonos oscuros, tostados, de Latinoamérica y África). Joven en lo cronológico (menos de 25 años).
Desplazados por razones políticas o económico-vitales, hay muchos, hombres y mujeres, de diferentes edades, nacidos o criados aquí, compitiendo en distintas modalidades, incrementando de continuo un fenómeno que empezó hace tiempo. Una característica global, pero más acusada, por razones culturales y geográficas, en España, que ha conducido momentáneamente a que, en pruebas olímpicas, siete récords de España masculinos y seis femeninos los ostenten atletas no nacidos entre nosotros.
Attaoui se proclama vencedor de la final masculina de 1.500 metros.EFE
Es el caso de los actuales plusmarquistas españoles de 800 metros, ambos, de 23 años. El monarca al aire libre, Mohamed Attaoui, quinto en los Juegos Olímpicos de París, nació en Marruecos. El recordman en sala, Elvin Josué Canales, en Honduras. Attaoui ganó en Gallur los 1.500. Canales fue tercero en los 800. Los dos exhibieron su clase en pruebas de gran nivel general.
Entre las mujeres, Tessy Ebosele, de 22 años, lesionada en la final de salto de longitud cuando iba segunda a cuatro centímetros del oro, subcampeona mundial sub-20 de triple salto, y bronce en longitud en el Europeo sub-23, nació en Marruecos, pero de familia procedente de Nigeria. Con año y medio de edad, llegó a España con su madre en una patera y obtuvo la nacionalidad española en 2021.
María Vicente (23 años, Hospitalet de Llobregat), llamada a ser una de las mejores atletas de pruebas combinadas del mundo, con un deslumbrante historial juvenil, vendría a establecer un puente unisex entre las cunas extranjeras y las nacionales. De madre conquense y padre cubano, convaleciente de una rotura en el tendón de Aquiles sufrida en marzo de 2024, tampoco compitió en Gallur. Pero, en la ilusionada impaciencia de volverla a ver en las pistas, su imagen sobrevoló toda la competición.
Ebosele, durante la final de salto de longitud en Gallur.EFE
Noveles atletas de pura cepa española destacaron en Gallur y se proyectan con fuerza hacia el atletismo a cielo abierto. Jaime Guerra (25 años) saltó 8, 14 en longitud. Adrià Alfonso (22) estableció, con 20.65, un nuevo récord de España de 200 metros. Los 200 no se programan en los grandes campeonatos en pista corta, pero el registro de Alfonso es una interesante referencia para la larga de los estadios.
Sin parangón en el pasado, una reciente y nutrida generación femenina de cuatrocentistas siembra esperanzas de éxitos en los relevos 4x 400. El nacional de Gallur fue el aperitivo del inminente Europeo de Apeldoorn (Países Bajos), del 6 al 9 de marzo, y de todo lo que venga después. Lideradas por la veterana Paula Sevilla (27 años), lucen Blanca Hervás (22), Carmen Avilés (22), Daniela Fra (24), Eva Santidrián (25) y la benjamina Berta Segura (21).
Se anuncia una época brillante en los 110 vallas con los consagrados Quique Llopis (24 años, cuarto en los Juegos de París, único europeo en la final) y Asier Martínez (misma edad, campeón de Europa y tercero en el Mundial en 2022, sexto en los Juegos de Tokio). Se les ha incorporado el recién llegado Abel Jordán, 21 años, campeón de España de 100 metros y, en Gallur, de 60. Quedó segundo, tras Llopis, en los 60 vallas, a los que no accedió Asier al tropezar con uno de los obstáculos.
Blanca Hervás.Europa Press Sports
He ahí un humano mosaico territorial. Un valenciano, un navarro y un gallego. Rica dispersión para una más rica unión. Jordán, además, estudia en California. Personaliza el moderno internacionalismo de una vieja nación que se abre al mundo y, al mismo tiempo, hacia él se expande.
Los números dicen que España obtuvo en el Campeonato de Europa en pista cubierta celebrado en Apeldoorn (Países Bajos) cuatro medallas (un oro, una plata y dos bronces). Por reconocible, el dato arroja certezas. Por analizable, admite matices.
Para empezar, han existido más medallas de bronce que de oro y plata. De hecho, han supuesto la mitad del botín. Todo el bronce ha sumado lo mismo que el oro y la plata juntos. Eso no es favorecedor. Todas las medallas son buenas, pero unas mucho más que otras. A la hora de jerarquizar el medallero, el oro pesa más que el conjunto de platas y bronces. Un país con un único oro irá en el medallero por delante de otros que sólo tengan platas y bronces, por abundantes que sean. España ha logrado, en la historia de los Europeos indoor 35 oros, 50 platas y 40 bronces. El oro, ya se ve, escasea frente a la suma del resto de metales preciosos.
Regresando a la actualidad aún caliente en sus ecos de Apeldoorn, España mejoró el resultado de Estambul2023 (un oro y una plata). Pero empeoró los de Torun2021 (uno, dos, dos), Glasgow2019 (tres, dos, uno) e incluso, a igual cifra, pero menor valor, Belgrado2017 (uno, dos, uno).
Sí mejoró, en cambio, la cantidad de finalistas: 15. Un aspecto positivo, pero que, como todos los demás, en la ausencia de contrastes llamativos (12 en Estambul, 13 en Torun, 13 en Glasgow y 14 en Belgrado), no dice mucho. O dice algo, pero en voz baja. Habla de regularidad, que suena mejor que estancamiento. A Apeldoorn no viajó Jordan Díaz. Ni María Vicente. Y Quique Llopis, con molestias, no pudo correr una final de vallas que le sonreía. Y, en la longitud, Lester Lescay, a pesar de su bronce, y el excelente Jaime Guerra estaban lesionados.
Paula Sevilla, en acción en Apeldoorn.NICOLAS TUCATAFP
Pero, en esencia, presencia y potencia, enviamos a Apeldoorn lo mejor del arsenal, con una figura mundial como Ana Peleteiro, porque Europa se adapta más a nuestras hechuras, y la pista cubierta, aunque nunca faltan estrellas, no es el campo en el que se vuelca la mayoría. En el Mundial de Nangjing (China), los próximos días 21, 22 y 23, habrá más que en Apeldoorn. Pero donde abundarán hasta la saturación será en el Mundial a cielo abierto de Tokio, en septiembre.
La pista cubierta, el atletismo de bolsillo, es un escenario orientativo más que referencial a la hora de extrapolar sus resultados a la pista al aire libre. Dura muy poco y está plantada en unas fechas impropias. Es la versión invernal, recortada en el programa, de una actividad de verano. Y aunque ello exhibe la riqueza de un deporte capaz de expresarse con belleza en cualquier estación y en cualquier marco, sugiere más que afirma.
Y esta vez ha sugerido que el atletismo español sigue siendo, en conjunto, una potencia media europea, lo que se traduce en una pequeña potencia mundial. Es, por esencialmente joven y multirracial, un atletismo atractivo y asomado al futuro. Se reconoce incompleto porque sigue siendo deficitario en numerosas modalidades, femeninas y masculinas: los lanzamientos, la pértiga, la altura (un desierto vertical sin Ruth Beitia)...
Attaoui, durante el 1.500 del Europeo indoor.Peter DejongAP
Pero, tierra de mediofondistas sostenidos y renovables (García, Ben, Attaoui, Canales), va ganando enteros en la velocidad. La existencia de tres vallistas de alta gama, Quique Llopis, Asier Martínez y el prometedor Abel Jordán, también con molestias en Apeldoorn, supone una muestra representativa.
En una mezcla de ilusión y consagración, lo mejor del Europeo, aparte, naturalmente, del oro de Peleteiro, llevó el nombre de Paula Sevilla con una prestación que va más allá de su bronce en los 400. Una recompensa resumen de la magnífica actuación individual y colectiva de nuestra gente, todo un ejército compacto, en la prueba. Procedente de la velocidad, sobre todo de los 200, sus 50.99 igualaban el récord de Sandra Myers de 1991. Esa marca vale, al aire libre, otra por debajo de los 50. Myers mantiene 49.67 desde, también, 1991. Bajar de los 50 segundos es cruzar la gran frontera internacional. Aguarda a Paula.