Tras una jornada horrible, su reto este viernes será pasar el corte. Fue su tarjeta, 76 golpes, desde 2018
El golf, ese extraño deporte, tan impredecible y a veces tan cruel. Jon Rahm nos tenía tan bien acostumbrados que el duro comienzo de este jueves en el PGA Championship, segundo grande del año, era hasta hace algunas horas, irracional.
Si Rahm hace un mes ganó el British comenzando el torneo con un doble bogey, este jueves, tras el birdie inicial en el hoyo 1, todo parecía en orden para otra sólida actuación. Fue un espejismo. Luego vinieron seis bogeys y un doble bogey que dejaron al español noqueado, con una tarjeta de 76 golpes, seis sobre el par del campo. Y todo pese a un atisbo final de garra que le dio el birdie en el hoyo 8, penúltimo del día y una gran recuperación en el nueve.
Una tímida reacción que solo sirvió para un tenue maquillaje del peor día de golf del año del de Barrika y uno de los peores resultados de su carrera. En el puesto 112 del torneo, un desastre. Rahm saldrá este viernes a un abismo de los líderes y en serio peligro de fallar el corte de este nuevo torneo del Grand Slam, el PGA Championship, siempre esquivo para la historia del golf español.
Cinco años después
Rahm no firmaba una ronda tan alta desde el año 2018 donde arrancó el US Open de Pebble Beach con 78 golpes, los mismos que firmó en la segunda ronda del Open Championship. En ambas ocasiones, el español falló el corte y ese será el principal reto de cara a la segunda jornada.
El turno de este viernes en Oak Hill se resolvió con los 67 golpes (-3) del número dos del mundo Scottie Scheffler, alcanzando una de las primeras posiciones y los 66 de Bryson DeChambeau, el jugador del LIV Golf fue el mejor de los que salieron en las primeras horas del día. La primera jornada comenzó con un retraso de algo más de dos horas debido a las heladas, que provocaron que algunos jugadores no vayan a terminar sus primeros 18 hoyos.
"Había pensado en ello varias veces. En Cuba no tenía opciones de competir, tenía muchas dificultades para entrenar y sabía que ése era el momento. Del 6 de mayo al 26 de julio de este año estuve en París ayudando a las judocas de mi país clasificadas para los Juegos Olímpicos y el día de la inauguración, cuando llegué al aeropuerto para regresar a La Habana, me separé del grupo".
A los 31 años, a la judoca Dayle Ojeda se le escapaba la carrera, la vida. Nacida en La Habana en 1993, entre 2019 y 2020 ganó un Campeonato Nacional, compitió en los Grand Slam de París y Dusseldorf e imaginó un futuro mejor, distinto, próspero. Pero después todo se desvaneció. En su categoría, de más de 78 kilos, Cuba contaba con una leyenda algo mayor que ella, Idalys Ortiz, cuatro veces medallista olímpica, campeona en Londres 2012, y no había dinero para ambas. En cuanto las autoridades escogieron a Ortiz, acabaron los viajes para Ojeda y hasta se limitaron los entrenamientos.
"A los Juegos Olímpicos viajan más, pero al resto de competiciones sólo van las primeras figuras de Cuba, apenas tres o cuatro judocas. No había recursos para nada, no había manera de desarrollar una carrera deportiva y no tenía medios para vivir. Recibía un salario mínimo que no alcanzaba para las cosas fundamentales y me tenían que ayudar mis padres. Sólo había dos caminos: o salir de Cuba o dejar el deporte", comenta Ojeda a EL MUNDO desde Valencia, donde llegó después de todo un periplo. Porque viajar de La Habana a Valencia con escala en París es relativamente fácil, pero desertar de un país es otra cosa.
"No sabía qué pasaría, unas amistades me recogieron"
"Estaba nerviosa, miraba atrás por si me seguían, no sabía qué pasaría. Por suerte unas amistades me recogieron en el aeropuerto. Después cogí un autobús hasta Barcelona, me quedé allí unos días con una amiga y luego llegué a Valencia, donde me esperaba Ayumi".
Subcampeona en los dos últimos Abiertos Panamericanos de Varadero, Ojeda podía haberse marchado a Estados Unidos, a Miami, donde tiene familiares, o podía haberse quedado en Francia, una potencia mundial en judo, pero escogió España porque "nos parecemos en muchas cosas" y por Ayumi Leiva, compatriota suya nacionalizada el año pasado y aspirante a medalla en los Juegos Olímpicos de Los Angeles 2028. Ella le explicó las bondades del sistema español y le introdujo en el Centro Especializado de Alto Rendimiento (CEAR) de Benimaclet, donde entrenan los recientemente olímpicos Salva Cases y Tristani Mosakhlishvili 'Tato'.
"El judo es judo en todo el mundo, pero la preparación en España no tiene ni punto de comparación con la de Cuba por muchos motivos. En primer lugar porque aquí la preparación física es más profesional, está más estudiada, hay más recursos. Y en segundo porque aquí hay muchísima gente de nivel. Hay muy buenas judocas en España y, además, cada semana viene gente de nivel de otros países. Sólo llevo aquí dos meses, pero noto que he mejorado más que nunca en mi vida", reconoce Ojeda, a quien aún le queda un camino largo.
"En mi mente sé que es lo mejor, pero en mi corazón me cuesta porque voy a pasar tiempo sin ver a mi familia. En Cuba tengo a mi mamá y se me hace duro. Hablo todos los días con ella, también hablo con mi hermana, con mis sobrinos, pero no es lo mismo que verlos en persona. Eso es lo más difícil".
Con la añoranza a cuestas, Ojeda ahora intentará destacar en el Campeonato de España que se celebrará en diciembre -en su peso la selección no tiene representantes olímpicos o mundialistas- y poner en orden su situación. La Federación Valenciana de Judo le ha ofrecido una plaza en su residencia y le ayuda con la manutención y el material, pero necesita competir cuánto antes. El proceso de nacionalización es complicado y, más allá del apoyo institucional, los resultados ayudan.
Como demostraron los casos de compatriotas suyos como el saltador Jordan Díaz o el boxeador Enmanuel Reyes Pla, si Ojeda se confirma como una opción de medalla para los Juegos Olímpicos de Los Angeles 2028 el Consejo de Ministros no tardará en actuar. "Ahora mismo mi motivación es trabajar al máximo para estar preparada cuando llegue mi momento. Me encantaría poder ir a los próximos Juegos Olímpicos y devolver a España toda la ayuda que me está dando", finaliza Ojeda.