Hubo un tiempo en el que el tenis llegaba a tener, por así decirlo, un carácter más asambleario. No existía el abismo que ahora se percibe entre el número dos del mundo, por mucho que se llame Carlos Alcaraz y venga protagonizando una carrera de ensueño, y el número 59, Aleksander Shevchenko, a quien este viernes, sin necesidad de exigirse demasiado, asestó un 6-2, 6-1, en una hora y ocho minutos, en la segunda ronda del Masters 1000 de Madrid.
Entonces, quien más y quien menos podía sentirse coyunturalmente protagonista, ganarse su fecha de gloria y saltar a las cabeceras de las páginas deportivas. Porque el nivel, globalmente, era más alto que el de ahora. En su primer partido de la temporada de tierra batida europea, en su reaparición tras unas semanas lesionado, con menos gente en la Caja Mágica de la congregada para ver el jueves el debut de Rafael Nadal, Alcaraz, fino con el revés, cauteloso con la derecha y menos preciso de lo habitual con las dejadas, se deshizo de un plumazo del tenista kazajo, finalista en Metz en el último otoño, y se las verá este domingo con Thiago Seyboth Wild, 63º, quien, tal vez, sólo tal vez, exhiba una propuesta más alegre y solvente.
Reaparición
El ya penúltimo partido de Carlos Alcaraz databa del 29 de marzo, cuando perdió frente a Grigor Dimitrov en cuartos de final del Masters 1000 de Miami. El español, que venía de llevarse en Indian Wells su quinto Masters 1000, decimotercer título de su carrera, se bajó de Montecarlo y Barcelona por una lesión en el antebrazo derecho que aún le impide competir en plenitud y de la que se protegió durante el duelo ante Shevchenko con un vendaje más extenso que el que lucía en los entrenamientos.
Vencedor en las últimas ediciones en la Caja Mágica y aspirante a convertirse en el primer jugador que gana el título en tres ocasiones consecutivas, Alcaraz llamó a la prudencia en las manifestaciones previas al inicio del torneo, decidido, como todos los candidatos a la victoria en la gran cita de la arcilla, a llegar en las mejores condiciones a Roland Garros, donde el pasado año le pudo la responsabilidad en las semifinales frente a Novak Djokovic, en las que fue víctima de calambres tras el segundo set.
Desde que se llevó en blanco, al resto, el primer juego, Alcaraz vislumbró que no iba a tener complicaciones para ganar su decimosegundo partido consecutivo en Madrid, donde no pierde desde que cayó ante Nadal en la segunda ronda de 2021, en la que es de hecho su única derrota en sus cuatro participaciones en este torneo.