Mutua Madrid Open
Vivi Ruano, que la vio ganar el pasado verano en El Espinar, analiza a la jugadora rusa de 16 años, sensación de los primeros días de competición
Cuando el pasado verano se llevó el título en el torneo Open Castilla y León Villa del Espinar tras pasar por la fase previa, Mirra Andreeva tenía poco más de 15 años. «Me sorprendió ya entonces su profesionalidad, lo ordenada que era en todas sus rutinas, en el calentamiento, entrenando, jugando… También destacaba tácticamente», comenta a este periódico Virginia Ruano, doble medallista olímpica y ganadora de diez títulos del Grand Slam en la especialidad de dobles, además de directora del torneo segoviano.
La rusa cumplió el sábado los 16 imponiéndose en la tercera ronda del Mutua Madrid Open a Magda Linette, 19ª del mundo y semifinalista del Abierto de Australia, por un doble 6-3. Andreeva está en octavos de su primer WTA 1000 sin haber cedido un set y este lunes (alrededor de las 13.00 h., Teledeporte) se las verá con Aryna Sabalenka, número dos del mundo, vigente campeona del Abierto de Australia y ganadora hace dos años en la capital.
Andreeva, que vive en Cannes y tiene como entrenadores a los franceses Jean-René Lisnard y Jean-Christophe Faurel, está representada por IMG, empresa propietaria del Mutua, donde juega gracias a una invitación. Finalista en el último Abierto de Australia en categoría júnior, suma 16 victorias consecutivas en los últimos 21 días, porque ganó los torneos ITF (organizados por la Federación Internacional de Tenis, de rango inferior a los de la WTA) de Chiasso y Bellinzona antes de su asombroso trayectoria en la Caja Mágica.
«Ahora se pega mucho y a veces se piensa poco. Ella tiene otras armas», apunta Ruano, que destaca las habilidades de una jugadora que tiene un punto contracultural en relación con el modelo imperante. Nacida en Krasnoyarsk, Siberia, en el mismo distrito federal que Maria Sharapova, se trasladó a Moscú para entrenar antes de asentarse en Cannes. Con su victoria en la primera ronda del Mutua frente a Leila Fernández, finalista del último Abierto de Estados Unidos, se convirtió en la tercera jugadora más joven en ganar un partido de un WTA 1000, tras Coco Gauff y Cici Bellis.
«Tiene cuerpo de niña y aún no posee demasiada fuerza. Le ayuda la altura de Madrid. Lee bien los partidos, se maneja con bolas altas, posee un buen revés y es hábil con las dejadas. Ya en El Espinar me sorprendió lo lista que era», añade Ruano, quien, a la hora de establecer analogías, la asocia, por su inteligencia, con Martina Hingis. «Ojalá yo hubiese jugado como ella a su edad. La vi un poco en el Abierto de Australia y me llamó la atención lo bien que se mueve y la cantidad de bolas que devuelve», comentó Sabalenka.
Andreeva llegó a Madrid como 194ª y ya tiene asegurado salir al menos como 150ª. Siempre viaja acompañada de su madre y suele jugar dobles con su hermana Erika, de 18 años, finalista júnior de Roland Garros en 2021 y que entró en el cuadro final del último Abierto de Estados Unidos, además de ganar su primer partido WTA 1000 la pasada primavera en Miami. Educada y humilde, le gusta mucho ver tenis, algo tampoco demasiado frecuente entre los tenistas de su edad. «A veces, otras jugadoras, influidas por su entorno, van un poco más crecidas. Ella siempre está en su sitio», valora Ruano.