Entrevista
Barça – Atlético de Madrid
El defensa del Atlético de Madrid analiza la transformación del equipo antes de visitar el Camp Nou y habla sobre el caso Negreira, los árbitros y sus humildes orígenes
Casi sin darse cuenta, José María Giménez (Toledo, Uruguay, 1995), se convirtió en leyenda del cholismo. Sólo Koke y Oblak han disputado más partidos a las órdenes de Simeone, una década ya en el Atlético desde que aquel «gordito» aterrizara en la facultad de Godín y Miranda. Cuando las lesiones, su calvario, le conceden regularidad, el central es indiscutible, como en el momento actual de un equipo que acude lanzado al Camp Nou en busca de la séptima victoria consecutiva en la Liga, de asaltar el segundo puesto, de…
- ¿Si ganan al Barça, hay Liga?
- Llevo 10 años con el mismo entrenador. Sabes como piensa él, como pienso yo… Vivimos el día a día, el partido a partido, el hoy y no lo que pueda llegar a ser. Tampoco en lo que pudo haber pasado y no fue. Lo de hoy en Barcelona, eso sí, es una final.
- ¿Cómo se explica la transformación del equipo tras el Mundial?
- La primera parte de la temporada fue complicada, jodida. No encontrábamos el rumbo. El del año de la Liga, el que ahora sí encontramos. Estábamos yendo a la deriva, desde lo individual. Se veía mucho individualismo y no tanto lo colectivo. Hoy por hoy, cada uno de nosotros juega pensando en cómo potenciar al compañero. Y eso es lo que nos está haciendo crecer y ganar partidos importantes.
- Es como si ahora hasta la fatalidad les esquivara…
- Contra el Almería, aunque casi nos empatan al final, generamos para marcar seis goles. Tuvimos mala fortuna, el portero paró muchísimo. Con el Rayo, con un hombre más, no liquidamos el partido por nuestra relajación. El foco está en que hoy sabemos qué potencia al compañero. Y seguimos la idea del entrenador al pie del cañón. Como lo hicimos siempre que nos fue bien.
- Admiten el «buen ambiente» de ahora en el vestuario. ¿Tanto influye?
- Hay una realidad, cuando ganas, el ambiente es mucho más fácil, más llevadero. Estás contento, feliz, jiji, jaja. Sabiendo que cada fin de semana tienes otro examen y tienes que ganarlo, eso sí. Pero cuando no ganas, te afecta, sentimental y emocionalmente. Vivimos de esto. Llevamos mucho en el club, lo queremos. Pierdes y el ambiente es cabizbajo, triste. No de enfado o mal rollo como dicen acá. Siempre hubo buena energía, pero no ganar te lleva a la tristeza. No te levantas igual por la mañana.
- Viéndose ahora, ¿cuánto se arrepienten de aquel bache?
- Con el diario del lunes, todos podemos ser periodistas, entrenadores… Pero la realidad es la que nos toca vivir. No hicimos una primera parte buena, no competimos bien. Nos llevó a estar fuera de Europa, a que se distanciara muchísimo el primero de la Liga. No podemos pensar en lo que pudo ser, sino en lo que puede ser.
- Se habló del fin de la era Simeone.
- Llevo 10 años en el club, no recuerdo uno en el que algún mes no se haya acabado la era. Siempre se dice. Todos conocen al míster, saben cómo trabaja. Nunca se da por vencido y eso es lo que nos inculca . Y nosotros lo seguimos. Es nuestro timón. A full con él y él con nosotros. Aunque nosotros somos los que tenemos que demostrarlo donde rueda la pelota.
- Hoy se las ve con Lewandowski. ¿Qué delanteros le han llevado más al límite durante su carrera?
- Lewandowski, su calidad es top. Lo sigue demostrando a pesar de su edad. Es uno de los mejores del mundo. Hay varios que fueron complicados. Luis (Suárez) es un bicho dentro del área, si tiene la posibilidad te aniquila. Si me hubiese enfrentando a Angelito Correa…
- Pero entrena a diario contra él…
- Pero no en un partido oficial. Acá al final medimos los contactos… ¿Sabes a quién recuerdo mucho? Nunca supe competirle en un duelo como me hubiese gustado, como cuando me voy satisfecho. Con Lucas Pérez. En el Dépor, siempre fue un jugador que era muy bicho. Te aparecía por todos lados, fuerte, potente, pateaba de todos lados… El típico que cuando me enfrentaba, ya tenía bronca antes del partido. Después tuvimos duelos bonitos. Me gustó enfrentarme a él, siempre me lo puso complicado.
- Acuden al Camp Nou en plena polémica por el caso Negreira. ¿Puede abstraerse un futbolista ante eso?
- Es difícil. Es algo que ocurrió hace tiempo, no hay nada claro. Nosotros como futbolistas lo único que queremos es que todo sea justo, neutral. En este caso, que pase lo que tenga que pasar. Si fue así, hay que asumir consecuencias. Si no fue así, pues lo demostrarán.
- El ambiente arbitral está enrarecido. Al Atlético hace 32 jornadas que no le pitan un penalti.
- Soy de los que piensa que el árbitro es un colega más. Puedes discrepar a veces, pero hay que dejarlos tranquilos. El VAR está para ayudar a que se equivoquen menos. Vivimos en un mundo de excusas y le echamos la culpa a los árbitros de todo lo que pasa en la cancha. Hay que mirar para uno mismo. Ellos tampoco lo pasan bien cuando saben que se equivocan. Cuando fallan, sufren, como nosotros. Lo único que pedimos es que no haya prepotencia dentro de una cancha. Muchas veces las pulsaciones están a mil, pero hay que entendernos. Cuando hay mejor diálogo y ambiente, que se le pueda hablar, se lleva mejor todo. Yo personalmente trato de ser siempre respetuoso. Me enojo, puteo para mí, pero siempre evitando la falta de respeto, porque entiendo lo difícil que es lidiar con 22 personas con las pulsaciones a mil.
- Una década en el Atlético después de esa llamada que le cambió la vida. ¿Ejerce de veterano?
- Uno va conociendo el club, es evidente de que hay que ir enseñanando a los que llegan cómo funciona el vestuario. Porque no es igual que otros vestuarios. Hay que intentar inculcar lo que es la camiseta, lo que es jugar para el aficionado del Atlético.
- Ha hablado de sus humildes orígenes, de la «motito» con la que su padre le llevaba. ¿Ha pensado que sería de usted de no ser por el fútbol, cómo sería su vida?
- Pregunta difícil. Todo el tiempo te preguntas eso… Lo que sí te puedo decir es que hubiese optado por alguna carrera media o corta, porque realmente me llevé bastante mal con los estudios. Sería más una carrera de actuar. No sé, cocina, que me gusta mucho asar. No sabría decirte concretamente. Eso sí, estaría con mi padre, disfrutándolo día a día, con mis amigos, que son de las cosas que más extraño. Y en mi país. El dulce de leche, el mate, ir a la rambla… aquí en Madrid todo eso es más complicado. Nunca se olvida uno de donde salió, de lo que tuvo que pasar para llegar hasta aquí.