CASO NEGREIRA
El presidente azulgrana no muestra informes de su primera etapa: “Se destruyen a los cinco años”
La escenografía debía ser importante, porque Joan Laporta tenía que explicar por qué el Barcelona pagó 7,5 millones de euros durante 17 años al ex número dos de los árbitros, José María Enríquez Negreira. El máximo mandatario azulgrana hizo más o menos lo de siempre: denunció un “linchamiento mediático”, arremetió con dureza contra el presidente de LaLiga, Javier Tebas, y contra el Real Madrid -“confío en que en el juicio los pongan en su sitio”-, dijo que hay esferas de poder que no soportan “el catalanismo” del Barça, y negó que el club hubiera pretendido un trato de favor arbitral: “No hemos comprado árbitros. Es una hipótesis falsa”.
Aunque, esta vez, trató Laporta de ir más allá. Así que el Compliance Officer del club, Sergi Atienza, sacó junto a otros abogados cuatro cajas que contenían 629 informes y 43 CDs realizados por Javier Enríquez, hijo del ex árbitro (“era el principal prestador de los servicios”). No hubo rastro de informes del padre, ni de la primera etapa presidencial de Laporta (2003-2010). “Porque los informes caducan y se destruyen”. Los colocaron junto al púlpito del presidente y éste se puso en marcha.
“De acuerdo con los hechos acreditados, no se han identificado conductas con relevancia penal vinculadas con delitos de corrupción deportiva, no hay ningún indicio de afectación al fair play de la competición ni se dan criterios para estudiar modalidades delictivas vinculadas al soborno”, dijo Laporta leyendo la investigación que le había preparado Andreu Van den Eynde, ex abogado de Oriol Junqueras (ERC) en el juicio del procés.
“En cuanto a la prestación efectuada por las empresas y personas investigadas, se trata de servicios de asesoramiento deportivo (scouting y asesoramiento arbitral) que son habituales en el sector del deporte profesional”, continuó Laporta, que los calificó de “importantes” pese a que entrenadores como Ernesto Valverde aseguraran que nunca los hubieran visto. Y abundó: “Hay evidencias de la prestación de servicios, de su aprobación y evaluación de acuerdo con criterios del área deportiva. Hay documentación oficial de facturas y pagos , sometidos a aprobación documentada y recepción de la prestación”.
Ante el aumento de los pagos hechos a Negreira durante su mandato, acreditados en la Auditoría de KPMG como ha publicado este periódico, Laporta la excusó así: “El importe de las facturas es variable en función del número de competiciones que se analizaban. La contraprestación podría haber estado pactada anualmente y facturada con periodicidad mensual con variaciones por razón de servicios adicionales como competiciones internacionales”. Por ejemplo, grabaciones de la selección española en la Copa Confederaciones de Brasil o del combinado sub-21.
“El Barcelona no ha cometido ningún delito. El caso Negreira no es ningún delito de corrupción deportiva. Se prestaban unos servicios. Están documentados, Había unas facturas. Unos pagos vía transferencia bancaria y registrados, y habían pasado las revisiones fiscales pertinentes. Queda claro que con la existencia de estos servicios no había ningún delito de corrupción deportiva”, insistió Laporta.
Y volvió a lo suyo: “Nada es casual. Esta campaña llega cuando en el Barça salimos del túnel. Hemos salvado económicamente al club. Nos encontramos que competimos bien, vamos primeros en la Liga. Y veo una razón clara de desestabilizarnos. No sólo eso. Esta campaña estalla casualmente cuando el Barcelona no ha firmado con el fondo CVC de LaLiga. No nos doblegamos a sus intereses. No es por casualidad todo esto”.