Jon Rahm contra el pasado, el presente y el futuro del Masters de Augusta

Jon Rahm contra el pasado, el presente y el futuro del Masters de Augusta

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El español persigue la chaqueta verde del Masters, un torneo que arranca hoy y que siempre le ha sido esquivo

El español Jon Rahm en el Masters de Augusta.ANDREW REDINGTONGetty Images via AFP

Como los tres fantasmas de la Navidad de Charles Dickens, los del Masters de Augusta confluyeron el martes a las 14.30 horas en el tee del hoyo 10 del torneo que hoy comienza para disputar un particular partido. El primero, que representa el pasado, es José María Olazábal pegando maderas desde todos los rincones del Augusta National, imposible para el doble campeón. Para el veterano jugador vasco, pasar el corte parece un acto heroico.

El segundo es Sergio García, que vive entre las mieles del pasado y la indecisión del presente. Hubo una época en la que el castellonense fue el señor Scrooge del Masters: que si el barro en la bola, que si los greenes… todo le molestaba, hasta que llegó 2017 y el cuento tuvo un final feliz y se vistió de verde. Hoy, desubicado del golf mundial, Sergio se muestra más cercano que nunca, es como si necesitara ese cariño que siempre tuvo, aunque su rendimiento deportivo sea una incógnita. «Siempre tienes muchas ganas de que llegue el Masters, es una semana especial, diferente e icónica», afirmaba el jugador de Borriol.

El tercer jugador del partido, Jon Rahm, representa el fantasma de futuro, y seguro que en sus sueños ha tenido mil apariciones con la chaqueta verde. El Masters no ha sido agradecido en sus seis participaciones. «Nunca he llegado con opciones reales de victoria a los últimos nueve hoyos del domingo», recordaba el campeón de Barrika en su último encuentro con la prensa. En 2018 fue cuarto.

En este 2023, Jon Rahm ha firmado un fulgurante comienzo, con tres victorias casi consecutivas, aunque en las últimas semanas no se ha encontrado tan cómodo con su swing. El número tres del mundo confiesa que es un «jugador de semana en semana», y ahora su juego parece que está en un buen momento. A Rahm le gusta definirse como un yonki del golf, se sabe casi de memoria muchos de los videos históricos emitidos en Youtube, como el Masters de 1980 de Severiano Ballesteros, o el de 1983. La edición que hoy comienza sirve para conmemorar el 40 aniversario de la segunda victoria del cántabro.

Lo que Rahm no sabía es que el próximo domingo, 9 de abril, cuando el Masters corone a su campeón, es el día en el que Seve celebraba su cumpleaños. La última vez que el final del torneo coincidió con el día del nacimiento del genio de Pedreña, Sergio García ganó su único major. Cuando a Rahm se le menciona esta coincidencia se queda pensativo y dice: «No me metáis más presión». Tiger Woods también tuvo palabras de recuerdo para Seve al recordar lo mucho que aprendió en sus primeras vueltas de prácticas al lado de Severiano y Olazábal.

Todos los ganadores del torneo se reúnen en la cena de campeones, convertida este año por Scottie Scheffler en la fiesta del colesterol. Entre los 33 chaquetas verdes confirmados, hay seis jugadores del LIV Gol. «Yo me sentaré con Olazábal», se apresuraba a decir Sergio García, que espera que el ambiente sea «cordial». Fue el propio García el que desmintió que haya algún pacto entre los jugadores de la LIV para en caso de victoria de alguno de ellos organizar algún show mediático, como parece que Greg Norman habría sugerido. Lo cierto es que esta guerra del golf cada vez está más desnivelada en contra de los fondos saudíes. El último golpe es una sentencia que judicial que respalda al Circuito Europeo, por lo que el DP World Tour podría sancionara a los jugadores LIV que participaron en sus eventos. Sergio García, que podría ser uno de los damnificados de esta medida, recibe la noticia de la prensa. «No me había llegado esa sentencia, yo no estoy metido en todas esas cosas, me da igual. Estoy haciendo los que me gusta, donde me gusta», contestó.

Para desengrasar la tensa actualidad del Masters, el partido de los españoles fue, sin querer, cómplice de una petición de mano. Cuando Olazábal, Sergio y Rahm salían del green del 11 y camino del tee del 12, un chico americano hincó la rodilla en el césped y sacó un anillo del bolsillo. Ella asintió de inmediato llorando y se besaron apasionadamente entre la ovación de la multitud. Olazábal y Rahm corrieron a felicitar a la pareja y Sergio se unió el festejo. Una foto inmortalizó el momento. «Nos dijo que éramos sus tres jugadores favoritos y quería aprovechar el momento de estar los tres juntos. Le hemos dado la enhorabuena», recordaba García.

kpd