El torneo de fútbol-7 ideado por Gerard Piqué y liderado por ‘streamers’ de referencia abarrota el estadio azulgrana con 92.522 espectadores en la disputa de su Final Four
Un niño que no llegaría a los 10 años, embutido en una camiseta ochentera de Diego Armando Maradona del Nápoles con la publicidad de Buitoni, le pidió su padre que lo subiera a hombros cuanto antes. El hombre, que pasaba por la puerta del hotel Hilton de Barcelona, obedeció sin rechistar ante la verbena que había allí montada. Centenares de adolescentes armados con su teléfono móvil se apelotonaban contra una valla. Justo delante, seis motos de los Mossos d’Esquadra se preparaban para escoltar un autocar que unos minutos después haría camino hacia el Camp Nou sorteando un avispero. El tumulto en nada envidiaba al de las grandes jornadas de fútbol de la Champions. «¿Están esperando al Barça», preguntaba el turista italiano a los allí presentes mientras agarraba con fuerza las piernecitas de su hijo para que nadie le tirara al suelo. La respuesta de su vecina de hombro, una veinteañera con una bufanda rosa con la inscripción “Porcinos” como lema, lo dejó helado:«¡Qué Barça! ¡Estos son los equipos de la Kings League!».
Eso a lo que Jota de Los Planetas, epítome de la antigua modernez, llamó «liga de futbito» en una entrevista a este periódico, se ha convertido en un fenómeno social en el que el espectáculo deconstruye el deporte, y en el que los streamers muestran las nuevas normas de la popularidad a los futbolistas. Un cruce de caminos que vio claro el ex azulgrana Gerard Piqué para dar sentido a su retirada, y que encontró su cénit este domingo en la Final Four de la Kings League, con 92.522 espectadores encajados en el viejo Camp Nou dispuestos a practicar un exorcismo a la industria. Se vendieron todas las entradas.
Piqué llegó a la explanada del estadio en helicóptero y mientras se emitía un vídeo en el que simulaba un secuestro por parte de su amigo Neymar. El delantero, tras un nuevo derrumbe en el Mundial de Qatar, y lesionado otra vez en el PSG, ha decidido comandar el desembarco de la Kings League en Brasil, y fue la particular manera de anunciarlo. En esas, entró Piqué al campo subido a la camilla móvil como un Mesías y con el trofeo del primer split como ofrenda ante un público en trance.
El tirón de generadores de contenido convertidos en tótems y que han ejercido como presidentes de los 12 equipos de fútbol-7 de la Kings League –Ibai Llanos con Porcinos, DjMaRiiO con Ultimate Móstoles, TheGrefg con Saiyans, Perxitaa con Los Troncos, Gerard Romero con Jijantes, Adri Contreras con El Barrio, o el colombiano naturalizado mexicano Juan Guarnizo con Aniquiladores-permitió desde enero medias cada jornada de 500.000 espectadores en los partidos que se disputaban en un pabellón de la Zona Franca de Barcelona. Iker Casillas y el Kun Agüero se implicaron también en sus labores presidenciales al frente de 1K FC y Kunisports. El 26 de febrero, con un Ronaldinho más allá de todo crepúsculo físico y emocional como estrella invitada, hasta 2,1 millones de dispositivos se conectaron en directo. Cifras que los organizadores aspiraban a superar este domingo, sumando Twitch y los canales propios de los diferentes streamers.
Misa oficiada por Cristinini
En una misa oficiada por Cristinini, y con Joan Laporta en las entrañas del estadio -el Barça se quedaba con un porcentaje de la taquilla con precios que oscilaban entre los 10 y los 50 euros, costando 300 euros las VIP-, los espectadores se encontraron con un gran despliegue audiovisual. Dos pantallas complementarias fueron clavadas en los fondos porque debían dar sentido tanto al despliegue de cámaras que apuntaban al recortado terreno de juego -incluso el árbitro lleva una en el pecho-, como a las reacciones de los generadores de contenido, sentados en butacas blancas en la banda y preparados para intervenir cuando hiciera falta.
Porque en la Kings League cada equipo dispone de una carta aleatoria para cada partido con diferentes acciones, como que el presidente tire un penalti -Perxitaa falló el suyo para Los Troncos en la primera semifinal perdida ante Aniquiladores (2-2, 3-2 en una tanda de penaltis lanzados en carrera desde el centro del campo)- hasta quitarle un jugador al otro. Aunque nada como ese dado que se tira en el minuto 18 de cada partido -son 20 minutos por parte- y en el que el número que sale delimita los futbolistas por equipo que deben jugar hasta el descanso. El Barrio y Saiyans disputaban la otra semifinal.
La haka de los enmascarados
Las leyes del fútbol se retuercen ante una hinchada y una audiencia que exige placer y entretenimiento inmediato. Lo proporciona el periodista Gerard Romero, que dejó los medios convencionales para liberarse y crear una enorme comunidad haciendo el paso del fregaíto o ejecutando la coreografía de una haka. También la bailó Romero en el Camp Nou, con los seguidores enmascarados y agitando las manos al unísono. El creador de Jijantes ha admitido que, incapaz de gestionar el impacto emocional de una vida en la que el éxito depende de la constante atención, ha tenido que someterse a tratamiento psicológico.
Pero también están los que juegan, abundando aquellos delanteros barriales en quien nadie reparaba. Edgar Álvaro, que malvivía en la UE Sants de la Tercera Federación, ha tenido que ponerse la camiseta de Los Troncos para que alguien se fijara en él. Hasta convertirse en ídolo adolescente. Y se ha implicado tanto que no pudo evitar el llanto tras perder su semifinal. Lleva Edgar Álvaro la cabeza rapada y un islote de pelo sobre la frente. A lo Ronaldo Nazario en el Mundial de Corea y Japón, pero en azul.
Porque lo de antes es referencia, pero quizá ya no sirva.